No sé con exactitud lo que los ministros, encabezados por el
de Economía, acompañado por el Premier (que no encabeza nada) y el de Justicia,
habrán dicho en el Congreso durante su presentación de ayer. Pero hay temas que
están sobre la mesa desde la decisión de duplicar los sueldos de ministros,
viceministros y secretarios generales que vale la pena discutir abiertamente:
a) No es verdad que se pueda comparar un gabinete
de ministros con un staff de ejecutivos y gerentes de la empresa privada.
Imaginar que el presidente se disputa los técnicos de primer nivel con los
bancos o las grandes corporaciones, no sólo es estúpido, sino deliberadamente
mentiroso. Ningún alto funcionario de empresas top se iría a un cargo de
gobierno por mejor sueldo que se le ofrezca (¿cuánto podría ser?) y si lo hace
es porque tiene algún interés político, bueno o malo, pero lo tiene.
b) No es verdad, tampoco, que la primera condición
para ser ministro sea la de tener títulos académicos o recomendación del mundo empresarial
y financiero. El principal problema del actual gobierno no ha sido el
currículum de sus ministros, sino su falta de liderazgo real, su fragilidad
política y su afán de quedarse (no de irse) a cualquier precio, a pesar de las
incomprensiones, las órdenes cruzadas de los distintos centros de poder, etc.
c) No es verdad que haya existido un problema de
sueldos con los cuatro gabinetes de Humala, ya que no se encuentra un solo caso
en que alguno de los enfajinados haya mostrado síntomas del “síndrome de Bayly”
(la plata no me alcanza) y se haya ido por ese motivo. De dónde entonces, el
brusco descubrimiento de que si no les duplicábamos el sueldo se nos iban las
estrellas del régimen.
d) No es verdad, además, que tengamos un gabinete
que anda con un pie en el Estado y otra en el sector privado, cuando si se le
observa de cerca se verá que en su abrumadora mayoría se trata de personas que
provienen de esferas burocráticas, algunos de los cuales, como Merino o
Cornejo, estaban en el MEF cuando se hacían las privatizaciones de Fujimori, y
otros más jóvenes han ido llegando después pero adaptándose a la misma batuta
que establecieron Boloña y Camet hace más de veinte años.
e) No es verdad, finalmente, que el gobierno haya
sido honesto con sus intenciones de subir violentamente sus propias
remuneraciones. El año pasado el presidente criticaba a los congresistas por
elevar sus “gastos de representación” y les anunciaba el severo juicio del
pueblo. Hoy dicen que es demagogia y populismo criticar el aumentazo de los
ministros. En el presupuesto de 2014, elaborado por el MEF, ocultaron este
nuevo egreso que representa varios millones soles adicionales por mes.
Finalmente nos mintieron con el discutible Fallo de La Haya y usaron el
jolgorio en su beneficio. Y eso es una burla imperdonable.
13.02.14
1 comentario:
el ministro (CONCHAN)Castilla dice que comparar el sueldo mínimo con el de los que asumen altos cargos en el estado está fuera de lugar ¿qué no entraban a servir al pueblo?
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