A mediados de agosto del año 2000, el coronel Germán
Jaramillo, director del DAS (Departamento Administrativo de Seguridad), central
de inteligencia estatal de Colombia le presentó un informe “ultra-secreto” al
presidente Andrés Pastrana Arango sobre un caso de contrabando de armas a las
FARC, que comprometía al gobierno peruano de Alberto Fujimori.
Según lo cuenta el libro “Memorias Olvidadas” de Pastrana
Arango, en el capítulo “Los fusiles que tumbaron a Fujimori”, las palabras del
coronel Jaramillo habrían sido las siguientes: “Los cincuenta mil fusiles y un
lote de granadas soviéticas… fueron comprados por el gobierno peruano al de
Jordania y ya ha traído diez mil en cada vuelo (dos mil quinientos en cada
uno). La guerrilla le entregó un cargamento de cocaína al narcotraficante más
poderoso de Brasil (Luiz Fernando da Costa, alias “Fernandinho”) y este a
cambio dio el dinero con el que las FARC le pagaron al gobierno de Perú…”
Pastrana asegura que Bogotá sabía del contrabando antes del
21 de agosto del 2000, cuando Fujimori y toda la batería militar y de
inteligencia de su gobierno, quisieron sorprender al mundo con una conferencia
de prensa asegurando que era el infalible SIN de Montesinos el que había
detectado el contrabando e incluso interceptado el último envío, comprobando
que los autores eran militares en retiro y civiles que habrían realizado una
compra clandestina en Jordania. La audacia fujimorista era extrema y daría
origen a protestas de Colombia, que desmentiría abiertamente la versión
peruana, y de Jordania que confirmaría que la compra había sido oficial, de
gobierno a gobierno, con participación de altos mandos militares en
actividad.
Con el paso de los meses se descubriría además que los
principales acusados del delito, los hermanos José Luis y Luis Frank Aybar
Cancho, habían sido unos típicos “operadores montesinistas”, que habían servido
al Doc en varias de sus oscuras intervenciones a partir de entidades
financieras controladas por la mafia para arrebatarle su propiedad a
empresarios privados, como fue muy frecuente en la década de los 90. Además
para saber cómo era la cosa, los hermanitos contrabandistas no sólo mantuvieron
la versión de que actuaron a cuenta del gobierno, sino que la presidenta de la
comisión de defensa del Congreso, Martha Chávez estaba al tanto de sus
actividades. Y ahora se escandalizan cuando se asocia el nombre de Fujimori con
el de Montesinos.
Si algo salta a la vista, sin embargo, en la versión del
coronel Jaramillo del DAS, recogida por el expresidente Pastrana, es que
muestra el poder fujimorista como brutalmente inescrupuloso y corrupto. El
centro de la operación que se cuenta no era evidentemente dotar de armas a las
FARC (aunque no tuvieran remordimientos en hacerlo), sino la conciencia de que
este servicio sería pagado con dinero del narcotráfico. Fernandinho está
actualmente preso en Brasil, después de haber sido capturado en Colombia.
Fujimori y Montesinos están presos en el Perú.
06.02.14
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