En el año 2010 conocí a una señora militante del PPC en San
Borja, que había hecho una denuncia fulminante contra el congresista, Javier
Bedoya de Vivanco, al que acusaba de intento de violación. La mujer afectada
aseguraba que el “tucancito” le había pedido sus servicios como profesional en
sicología para el tratamiento de uno de sus hijos. En realidad lo que le pedía
era orientación para saber qué hacer como padre, lo que es una variante de la
asesoría sicológica.
Cuenta, además, que cuando le hizo llegar sus recibos por
honorarios por el trabajo realizado, Bedoya se resistió a cumplir con su
obligación, dando por sentado que por su condición de dirigente tenía derecho
de requerir servicios gratuitos de los militantes. La discusión se hizo tan
exasperada que la sicóloga acudió al patriarca de la familia que hizo una
invocación para que su vástago cumpliera con la señora y se acabaran las
discusiones. Esto condujo a una citación en el estudio un día sábado por la
mañana, para recoger el pago, que se convirtió en una celada y un forcejeo fallido.
El tema apareció en El Comercio, La República, Ojo, La
Primera, en el portal www.perú.com y otros
y puede buscarse en las ediciones de marzo de ese año. Pero no pasó nada.
Bedoya negó los hechos y pretendió que la mujer lo extorsionaba para sacarle
dinero. Pero lo más importante es que Lourdes Flores declaró apenas hecho
público el caso, que ella le creía al congresista y no a la militante de base. Así,
sin ninguna investigación seria quedó zanjado el asunto, Bedoya volvió al
Congreso y Lulú siguió dando lecciones de ética, aunque en el caso que
reseñamos la moraleja es que siempre hay un límite para aceptar una imputación
grave. Depende del acusado y no de la acusación se podría decir.
Vienen a mi mente estos recuerdos ahora que veo crucificado
a quién encarnaba la promesa juvenil del PPC. Un canal de televisión que
organiza intrigas por encargo, disparó al regidor y precandidato, Pablo Secada,
presentando partes policiales de dos mujeres que lo denunciaron en distintas
épocas por agresión verbal y física (empujón). De inmediato, Lourdes Flores
sacó la cara por el denunciado que es, según aclaró, una de las mejores
promesas de su partido para los siguientes años, lo que puede ser, pero no
excusa que el PPC haga una investigación del caso y luego fije una posición
colectiva.
A su vez, el presidente del partido, Raúl Castro, se expresó
en el sentido de que Secada sería enviado a la comisión de ética y si sobrevive
tendría que someterse a las internas para definir su candidatura. Un tono
absolutamente distinto, que indica no sólo la diferencia de opiniones en un
punto concreto, sino la distinta valoración de los militantes según su
ubicación en los cargos y las argollas del partido.
12.02.14
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