sábado, noviembre 30, 2013

Limpiando la casa

Alguna razón debía existir para que alguien tan irrelevante como el señor Garrido K, se convirtiera en director de uno de los diarios del grupo ”los Comercios”. Ni en sus titulares ni en sus columnas se podía encontrar una respuesta. Pero el caso Giacosa parece estar dejando claro que el encargo es preparar a Perú 21 para la operación política del año 2016.

Dice Garrido que los sistemas con que ahora cuenta la Corporación permiten detectar los porcentajes de copia o plagio que contienen los artículos que les son enviados para su publicación, y que debido a esto pudieron saber que Giacosa se apropiaba de ideas ajenas.

Me he tomado el trabajo de leer las notas que Perú 21 señala como copiadas y las columnas del periodista argentino, y llegó a dos conclusiones: (a) hay textos de redacción parecida que describen hechos (realización de reuniones, asistencia, estadísticas); (b) hay textos entrecomillados en los que a veces no se ha mencionado la fuente.

¿Puede derivarse de allí que Giacosa es un inmoral o delincuente (como dice el editorial de Garrido) y usar el peso de la maquinaria mediática de los Miró Quesada para intentar aplastarlo? Pienso que no. Perú 21 ha evitado citar las ideas robadas por el periodista y ha hecho publicaciones en letra chica para evitar el contraste de textos.

Pero en lo que sí ha insistido es en el porcentaje que dicen les están botando su software milagroso. Entonces nadie vaya a pensar que el cese de la columna donde se explicaba la ley de medios argentina (que enfrenta la concentración de propiedad) en una posición claramente opuesta a la de El Comercio y sus satélites, haya tenido ingredientes políticos.

Por ahí se menciona además que a Rosa María Palacios la echaron de un portal de Internet, también vinculado a la gran familia, en coincidencia con ser una de las firmantes de una demanda reclamando que los jueces establezcan cuándo se incurre en “acaparamiento de medios”, que la Constitución dice que no está permitido.

Otra versión que llega es que uno de los diarios chicha del grupo Epensa, dejaría de publicarse, obviamente por estar en situación redundante. Y es posible que necesiten otro Garrido para eliminar personal sobrante. Esto, por supuesto, es sólo el comienzo de la etapa más avanzada del cuasi monopolio mediático que hemos empezado a vivir desde hace algunos meses.

A dos años de las elecciones presidenciales, que al decir de Fritz Du Bois son el motivo de fondo de las grandes movidas mediáticas y empresariales del 2013,  se insinúa una tendencia a aumentar el control sobre el paquete de medios que ahora se centralizan en una misma mano. El tema principal por ahora es, sin embargo, que no se hable de la concentración en la casa de los concentradores. 

30.11.13

viernes, noviembre 29, 2013

Bicameralidad

El Congreso no sirve para nada.
No sé por qué no lo cierran
Oyente de RPP responde sobre el tema de la bicameralidad

En los años 80, el Perú asistió a una profunda crisis del sistema político. Los partidos que ocuparon la escena después del fin del régimen militar, enfrentaron una suma de crisis que parecían imposibles de resolver en el marco de un juego democrático en el cual las distintas fuerzas pugnaban por el poder.

Para muchos, la idea fue que a ninguno de los actores políticos les interesaban los problemas de los peruanos y que la razón de sus enfrentamientos era controlar los recursos del Estado. Que el gobierno de Alan García fuera señalado como corrupto cuando el país pasaba las peores penurias marcó un punto de profunda ruptura del país con su llamada clase política.

Es fácil entender desde esa perspectiva el “voto a la mala”, a través del cual una fracción importante de los electores se desinstitucionaliza y despartidariza votando por aquel que expresa de la manera más directa y elemental su descontento.

Fujimori fue el primer representante de la desinstitucionalización, pero a su vez el arquitecto de una nueva institucionalidad autoritaria, vaciada de ideas y de sueños, que se presentaba como eficiente, por dura e inescrupulosa, a la que la bautizaron como pragmática. El modelo de economía abierta y grandes negocios favorecidos por el Estado (neoliberalismo) que no había logrado consolidarse en el país por falta de consenso social, vino de la mano con el autoritarismo y contribuyó a la despolitización.

En un esquema en el que la política depende de una élite hermética de tecnócratas, militares y operadores de inteligencia, era obvio que el espacio parlamentario careciese de todo significado como se expresó francamente en el primer diseño del llamado “gobierno de reconstrucción nacional” a partir de abril de 1992, que eliminaba (disolvía) el parlamento, luego reajustado bajo presión externa con el CCD de 1993, que nunca fue un Congreso superior o “más barato” que sus predecesores.

El fujimorismo siguió siendo, sin embargo, antiparlamentario a pesar de dirigir el Congreso de manera hegemónica durante casi ocho años, en los cuales pervirtió la institución al hacerla una caja de resonancia de la dictadura encubierta del Ejecutivo. Pero, tras la transición del 2000, tampoco ha habido una reforma política y constitucional que restablezca el equilibrio de poderes y el control entre órganos del Estado. La crisis de la repartija fue una buena muestra de eso.  Como lo ha sido reiteradamente la forma como los caudillos definen sus listas en cada elección.

Por eso la gran masa desconfía, de que le añadan parlamentarios y organismos, para que todo siga igual. Y responde como si 21 años hubieran pasado en vano y todavía no supiéramos que democracia es la que queremos para el Perú.          

29.11.13

jueves, noviembre 28, 2013

Algo más sobre la votación del domingo

A Aldo M, sinceramente le asusta la votación de la izquierda en Lima el último domingo, al revés de sus compadres que escriben en “los Comercios”, que hoy saturan los puestos de periódicos de la ciudad, y se protege con el argumento de que los que votaron por Tierra y Dignidad tienen alguna patología que no acaba de entender.

Analicemos su miedo. Los 305 mil 906, votos por una izquierda más bien descolorida, o de color extraño (verde con negro), sin campaña, sin consignas nuevas, con candidatos jóvenes y poco conocidos, en una ciudad a la que la pintan como el bastión conservador del país, tal vez sean efectivamente más significativos de lo que se piensa.

Respecto a la votación que Ollanta Humala obtuvo en Lima en el 2011, que alcanzó una cifra de 993 mil 998 votos, que se supone contabilizaba los votos propios del candidato y sus aliados izquierdistas de esa época, la cosecha de noviembre representa el 30.7%. Algo debe querer decir este dato. Es verdad que en el 2010, Susana Villarán llegó al 38.3% de los votos, pero esto se produjo en una votación polarizada prácticamente entre dos postulantes (Lourdes Flores logró 37.5% y 700 mil votos más que su lista más reciente).

Podría decirse que el voto del último domingo ha sido mil veces más frío que las elecciones del 2010 y 2011, y que la revocatoria de marzo, y por eso hay que estudiar cada votación en el tipo de racionalidad que representa. Así por ejemplo, las votaciones relativamente altas de Somos Perú y Siempre Unidos reflejan opciones municipalistas (una a nivel metropolitano y otra en el ámbito del cono norte); en tanto el PPC, Perú Posible y AP, parecen responder a ciertas tradiciones políticas.

En cambio Tierra y Dignidad, que muchos no pudieron relacionarlo con la alcaldesa y otros con la misma izquierda, encarna un voto con elementos más militantes. Indica en buena cuenta que hay izquierda, pero también que no está para ganar por si sola. Esto plantea un tema de alianzas que no se quiso discutir al lanzar la lista, tal vez porque estaba el peso de las denuncias de corrupción sobre otros partidos que intervinieron en la campaña del No, o porque se quería mostrar perfil propio y acumular espacio, lo que es legítimo, aunque dejaba sin continuidad el esfuerzo de marzo.

Mirando las cosas serenamente: un simple acuerdo con los Humanistas de Simon, hubiera probablemente colocado en el tercer lugar a una propuesta de centroizquierda. ¿Tan difícil era dar un paso de este tipo? Precisamente en el gobierno que se viene para el último año en la Municipalidad, la alcaldesa va a tener que producir alianzas en el Consejo con fuerzas disímiles. Habrá que ver lo que de ahí resulta.  

28.11.13
www.rwiener.blogspot.com 

miércoles, noviembre 27, 2013

Tío George miente al país


¿Qué es lo que tratan de ocultar los apristas del copete respecto a la relación López Meneses, Mantilla, Gonzales Posadas y otros el año 2001? 

Dicen ellos que son los nacionalistas los que quieren salvarse de su actual enredo con el llamado “operador montesinista”, trayendo asuntos del pasado.  Puede ser. 

Pero aún si se trata de una maniobra defensiva, hay que convenir que la cuestión de las relaciones entre el APRA y los fujimoristas en los cruciales momentos de la transición 2000-2001, se mantiene en un oscuro limbo sobre el que nunca se ha querido hablar con claridad.

Aparentemente apristas y fujimoristas empezaron un noviazgo en el año 2006, cuando los votos naranjas se volvieron importantes para dotar de una ajustada mayoría al gobierno. A partir del 2011, el APRA compensa su carácter superminoritario con la insolencia de Mulder y Velásquez, que hace juego con la Chávez y Gagó.

Pero ¿qué tal si nos planteamos la hipótesis de la existencia de un entendimiento del gobierno fujimorista con el partido de la estrella por lo menos desde el año 2000? Abona a este criterio justamente el tema de la visita de Mantilla, el 13 de marzo del 2000, oficialmente jefe de campaña, del candidato Abel Salinas, para el que gestiona un monto entre 50 y 100 mil dólares.

Agustín,  aunque estaba en una misión clandestina que le costaría 5 años de cárcel, habla como si estuviera en representación del partido.

En enero del 2011 ya en plena transición, se producen varios intercambios verbales que son grabados por terceros, en los que López Meneses muestra su compromiso (y no sólo de él, sino un más amplio “nosotros”) con la candidatura de García. En esas conversaciones se refiere a su trabajo con Mantilla para la campaña y luego a su presencia en el aeropuerto para recibir al “caballo” que estiman ganador.

Un audio aún más elocuente muestra a López hablando con su padrino Gonzales Posada, sobre el terreno despejado para la llegada, a lo que el cabezón responde con una interrogante crítica recibida desde París: ¿y no hay videos?

El 27 de enero García aterriza en Lima como candidato. Nueve días después se difunde el video Mantilla-Montesinos, el 8 de febrero López Meneses fuga del país. El APRA, expulsa unos días después  a su exsecretario general y ministro del Interior de su primer gobierno.

Ahora, Del Castillo aduce que Mantilla no pudo llevar a López al aeropuerto porque estaba expulsado desde 1999 y que no hubo relación con el “operador montesinista” (¿y el audio con Gonzales Posada?) El Tío George miente porque trata de ocultar que probablemente había un acuerdo entre el partido y el fujimorismo, para regresar a García al poder y detener las investigaciones de la corrupción..

Y lo hace con el desparpajo que García uso para repudiar a su exhombre de confianza, como después haría con Rómulo León.   

27.11.13

martes, noviembre 26, 2013

Pírrica victoria del PPC

Tal parece que lo único simpático de una votación antipática como la del último domingo es que perdió Villarán. Es lo que dice la prensa de la gran familia, que luego de ignorar el proceso hasta las siguientes horas de la votación, ahora ha empezado a presentarlo como la revancha por la derrota de la revocatoria en marzo.

El partido que ha ganado los comicios, con menos de la tercera parte de los votos es, sin embargo, uno que estuvo antes por el No y que era criticado violentamente por los revocadores usando la batería de medios de comunicación a su servicio. Si lo han adoptado es porque es el que luce más distante de la gestión actual y con mayores posibilidades de obstaculizarla.

El propio Aldo M describió, con su bocota de siempre, que en las complementarias de noviembre había un sólo partido de oposición y seis oficialistas. Si fuera así, el resultado “opositor” sería más bien magro y no definirá una mayoría absoluta en el Consejo para los seguidores de Lourdes Flores.

Pero mucho más grave es la situación en la van quedando los que nos llevaron al actual desorden municipal. Por un lado Marco Tulio tuvo que ser protegido al votar para que no lo apanaran y Castañeda se fue de viaje para no confrontarse con los electores. Como tampoco se pronunciaron por alguna alternativa: PPC, voto viciado, voto en blanco o abstención, han quedado diluidos en los resultados.

Pero, vamos, dirán Fritz y sus muchachos (Slocovich y Garrido), el partido de Villarán quedó penúltimo con 7.6% de los votos. Puede ser. Pero esta no fue una votación en la que la alcaldesa pudiera haber dicho esta es mi lista, apóyenla, porque si lo hubiera hecho habría sido colgada por el JNE, que ganas no le faltaban, y que hasta la castigó por publicar avisos con los horarios del Metropolitano y de los parques zonales que la mencionaban como alcaldesa de Lima.

Tierra y Dignidad, a su vez, era un logo lamentable, con una campaña sin muchas ideas y sin mayor atención de los dirigentes nacionales. Que ese haya sido el inicio del Frente Amplio, que es como lo concibieron sus gestores que descartaron alianzas con otros sectores, y que con eso hayan alcanzado 7.6%, no parece tan mala performance.

No creo que nadie en Lima haya sentido que el dilema del 24 de noviembre fuera cómo se liquida a Tierra y Dignidad. Por tanto no es un voto contra la gestión el que acaba de producirse, como lo era la propuesta del Sí hace ocho meses. Que de este resultado se termine con un Consejo fragmentado y una inestabilidad en las decisiones, es una consecuencia de cómo se ha jugado con el futuro de Lima. Y se sigue jugando. Por puro sectarismo político.

26.11.13

lunes, noviembre 25, 2013

Fujimontesinismo


El caso López Meneses ha hecho aparecer un debate sobre la capacidad de algo llamado montesinismo para infiltrar diferentes gobiernos y desatar escándalos en los que unos y otros se acusan de tener lazos con la organización mafiosa. Pero ¿existe posibilidad de separar fujimorismo de montesinismo?, en otras palabras: ¿dónde ubicaría a Blanca Colán, Martha Chávez, Caso Lay, Kenji Fujimori? ¿en el fujimorismo o el montesinismo? 

Durante la redacción de mi libro “Fe de Ratas”, tuve una sorprendente revelación: en una discreta calle de Chacarilla del Estanque había, allá por los años 90, una sastrería conducida por un señor de nombre Jhony Vargas Ayerbe, que era conocido en los círculos del poder como “el sastre de Montesinos”.

Este caballero era recogido en su negocio por un automóvil enviado por Vladimiro y conducido hacia las discretas instalaciones del SIN, donde cada mes tomaba las medidas del asesor para hacerle un nuevo terno. Otras veces hacia el servicio a Fujimori, Hermoza y otros, a la cuenta de Montesinos.

Vargas Ayerbe, hizo los famosos ternos de la entrevista de Álamo Pérez Luna en 1999, en la que presidente y asesor lucían idénticas tenidas y corbatas intercambiables, lo que consolidó la idea de que los dos eran uno, o como se solía decir eran siameses.  Años después, en una visita a Lima, George W. Bush luciría un terno del mismo color que el que usaba Toledo al recibirlo, y sus esposas tenían vestidos muy parecidos.

En el protocolo de Estado de los Estados Unidos, existe la indicación de que autoridades del mismo nivel deben vestirse en forma similar para reuniones bilaterales en las que se quiere transmitir entendimiento. Pero no se utiliza el mismo sastre y no se conoce algún caso en el que la vestimenta iguale a la principal autoridad nacional con un asesor nombrado por ella.

Pero así era la cosa. Montesinos ordenaba a su sastre uniformarlos y Fujimori aceptaba dar fe que eran dos en el gobierno del país. Algo parecido ocurrió en agosto del 2000, cuando se hizo una conferencia de prensa para anunciar que se había capturado una banda de contrabandistas de armas que habían usado cobertura oficial para hacer negocios con las FARC.

En realidad lo que había pasado era que el contrabando era una operación gestada por Montesinos que había sido descubierta por Colombia y para limpiarse se estaba echando la responsabilidad a una organización formada por varios hermanos que hacía tiempo hacían trabajos sucios para el gobierno. Lo decisivo ahí, sin embargo, era que el presidente estaba presemnte para avalar la farsa.

Tendría que llegar el vladivideo Kuori-Montesinos, que puso en evidencia el poder corruptor de Vladimiro para que Fujimori se sintiera acorralado y después de dos días de pensarlo mucho decidiese disolver el SIN, que era el orgullo de su gobierno y el centro de donde habían procedido las disoluciones previas.  Ahí la historia no había terminado porque vendría la resistencia del asesor, la indemnización de 15 millones de dólares, el viaje a Panamá en avión de los Romero, el regreso a Lima, la persecución de Fujimori y la fuga en el yate Karisma.

Pero para fines de este artículo habría que retener solamente una idea: si Montesinos adquirió poder aún antes del comienzo formal del gobierno de Fujimori, cuando el líder de Cambio 90 todavía no tenía claro lo que iba a hacer con el poder que le cayó en las manos, y si fue el poder en la sombra, no paralelo sino complementario al presidencial durante muchos años, hacia fines de la década ya era un personaje con ansias de figuración pública y de blanqueamiento du su figura hasta entonces marcada por la turbiedad.

Origen de un concepto


Fujimori inventó el fujimorismo a falta de una manera como definir el movimiento de sus seguidores y que él mismo se encargó de hacer pasar por múltiples denominaciones sin mayor significado: Cambio 90, Nueva Mayoría, Vamos Vecinos, Perú al 2000, Alianza para el Futuro, Fuerza Popular y otros, que lo que tenían en común era la adhesión al llamado “chino” que luego se convirtió en respaldo a la sucesión familiar. Fujimorismo quiere decir en síntesis perteneciente a la mancha de Fujimori.

Y, claro, los críticos de tal propuesta se encargaron de puntualizar que el pragmático de los 90, jamás venía solo; que si había Fujimori es porque había Montesinos, y si había fujimorismo es porque existía el fujimontesinismo. Nunca había que olvidar eso. Pero no que hubiese un fujimorismo y un montesinismo separables, sino que el fujimorismo, no se podía desligar de los métodos de Montesinos, con el que había funcionado tantos años.  

Y esta “no separación” no sólo tenía un aspecto político, sino que alcanzaba una dimensión personal.  O alguien podría señalar si la exfiscal de la Nación, Blanca Nélida Colán, no era una fujimorista de número, que trabajaba día y noche para el gobierno y la reelección, y al mismo tiempo una protectora del asesor en cada uno de sus problemas con la Justicia, como en el caso Vaticano y de las cuentas del Banco Wiese.

O sobre Martha Chávez, que fue la presidenta fujimorista del Congreso, y la encubridora montesinista de los crímenes de Montesinos; o Caso Lay, que era el encubridor de los pases de dinero secreto hacia las Fuerzas Armadas y el SIN para financiar operaciones encubiertas, y el propagandista de la supuesta “honestidad ejemplar” del gobierno  fujimorista ante los foros internacionales; o Kenji, el siempre engreído de papá y sobrino favorito del asesor. El mismo López Meneses era el coordinador parlamentario de la bancada oficialista, que tenía que hacer el puente con Palacio de Gobierno, pero que por disposición del presidente también conectaba con el SIN en Las Palmas, adonde llevaba los tránsfugas que iba recolectando para formar una mayoría oficialista que no había nacido en las urnas.

“Operador montesinista”


Martha Chávez exigió a gritos que se retirara la palabra fujimontesinista que había sido pronunciada en el debate sobre la vigilancia indebida al domicilio de López Meneses. Gagó aseguró que el gobierno tenía tratos con delincuentes. Mulder, que Humala estaba desarrollando las mismas relaciones que le criticaba al APRA y al fujimorismo. En resumen nadie quiere nada con los “montesinistas”, pero todos se acusan de buscar operadores clandestinos y corruptos como manera de hacer política.

Tal vez la lección de todo esto es que el Estado peruano que existe hasta hoy sigue siendo el que construyeron Fujimori y Montesinos, y que la gente que trabajaba con ellos es todavía la guia para manejar esas estructuras maleadas, lo que hace que haya tanto “operador” en actividad y afán por negar estas relaciones insanas. Limpiar de fujimontesinismo el Estado es una tarea pediente en la que han fracasado sucesivos gobiernos que han mentenido no sólo un continuismo económico sino también político.

25.11.13
Publicado en Hildebrandt

en sus Trece