domingo, agosto 31, 2008

CVR: ¿por qué tanto odio?

El fujimorismo irrumpió por enésima vez, el jueves, contra el Ojo que Llora y la Comisión de la Verdad, mientras personajes tan solventes como Giampietri, Rey, Flores Araoz y Cipriani, volvían sobre la cantaleta de que el Informe de ese organismo agravia a los militares.

Raúl Wiener
Unidad de Investigación

Ninguno de los vándalos que interrumpieron con gritos, patadas y puñetes, el discurso de Salomón Lerner, ha leído siquiera las conclusiones del Informe Final de la CVR, pero saben que está contra su chino. Tampoco el vicepresidente y los ministros que han hablado en estos días han aportado alguna idea inteligente al debate. Pero todos participan de una misma idea: el Informe sólo sirve para enjuiciar militares que combatieron el terrorismo.

Obviamente lo que están diciendo estos personajes es que no aceptan el enjuiciamiento de ningún uniformado por cualquier hecho de la guerra, ya que ellos fueron los ganadores, y por extensión que tampoco están de acuerdo con procesar a los políticos que definieron políticas que tuvieron como consecuencia graves crímenes. Si lo quieren más claro: Giampietri, Rey y otros están abogando, sin decirlo, por la exculpación de Fujimori, y de paso de García, Mantilla y otros involucrados en actos de guerra sucia.

El Informe en sí mismo no les interesa –donde seguramente hay mucho que discutir, lo que hubiera sido profundamente sano para la sociedad peruana como acto de catarsis de los fantasmas de la guerra-, sino el principio que parecía un sentido común el año 2000, después del final de la dictadura, que era la necesidad de pasar a una etapa de posguerra, con una mirada más equilibrada de lo que realmente pasó y sobre una base de justicia en la que se establecieran responsabilidades reales, como una cura de la violencia, y para que nunca más se repitan masacres de pueblos, asesinatos selectivos, ejecución de rendidos y prisioneros, desapariciones, torturas, violaciones de mujeres, etc.

El Perú ha cambiado mucho desde el 2000 y grandes ilusiones se han diluido en el tiempo. Una de ellas era que habíamos aprendido la lección y empezábamos a imaginar una sociedad menos enfrentada. Pero justamente a los promotores de la concertación, o el acuerdismo como se le llamó al concepto de reunir sectores diferentes para intentar entenderse, es a quienes más palo les está cayendo en su intento de ir desmontando por partes la herencia de sociedad colonial y opresora que llevamos dentro.

La CVR y los organismos de derechos humanos han tomado la representación de lo que se llama genéricamente las víctimas y sus familiares, que involucra el más diverso conglomerado de personas, con un dolor común, que es el de la pérdida al que se agrega el de la falta de justicia. Contra ellas se han alzado los fujimoristas, siguiendo la pista de kerosene que les dijo en su cara que eran una mancha de terroristas y de Montesinos que se burló de la majestad de la Corte Suprema. Contra ellas opera Flores Araoz al negar nuevamente la información para establecer responsables concretos de las masacres. Y sus compadres en el gobierno, empezando por Giampietri y llegando hasta García que guarda ominoso silencio, tras haber cumplido el papel de reciclador del fujimorismo.

El odio a la CVR es un símbolo de lo que se cocina en el Perú: un autoritarismo implacable del poder, sostenido por militares que aspiran a la impunidad, con fuerzas de choque para encarar opositores y una batería de prensa para construir los miedos. Hay sectores de la derecha democrática que han tomado distancia de este proyecto, como se ve en estos días. Así como hay cada vez más empresarios medios y pequeños que se diferencian crecientemente del neoliberalismo vendido a las multinacionales. Tal vez por allí haya una esperanza de reconciliación del verdadero pueblo.

31.08.08
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La Vero Zavala

Poco faltó para que la ministra Zavala, recordara al Congreso que la principal causa de muerte en el país son las enfermedades trasmisibles y algunos tipos de cáncer, y no los accidentes en las carreteras. Porque ese era el sentido de su alusión a que en las áreas urbanas los carros se chocan más, o que en las vías fuera del plan “tolerancia cero” no han disminuido las muertes, como si lo habrían hecho en las zonas bajo control ministerial. Pero el hecho es que ella fue interpelada para que respondiera por una impresionante racha de siniestros producidos entre julio y agosto, teniendo como escenario reiterado la carretera Panamericana, la más importante del país, y alguna otras rutas troncales a cargo de los agentes que no deben tolerar nada, pero que se les pasa cada cosa, como chóferes embriagados, con sobre-trabajo, vehículos con deficiencias técnicas, buses informales, etc.

Verónica Zavala, como sus colegas de gabinete, encara su función como una eterna explicación de los avances y logros, que muy pocos ven, y como una evasión de responsabilidad por los resultados negativos. Como Alva Castro, ella no es la que mata; en este caso porque no maneja buses o camiones. Pero ella es la responsable del sector donde hay otro tipo de carne, que son los suculentos contratos de carreteras “público-privados”, las concesiones de infraestructura, y grandes empresas de servicios como la Telefónica. Esto es mucho dinero, muchos intereses y demasiados amigos cercanos que ya han tomados sus puestos como promotores, coordinadores, gestores, consultores y asesores de estos negocios. Se puede apostar que la ministra se aferra al cargo por todo lo que eso significa, y todos los que le piden en privado que no suelte ese ministerio, clave en esta fase del modelo económico.

Frente a ello, los buses estrellados, los cadáveres en las pistas, las empresas que se clausuran y se reabren al día siguiente, los chóferes mal pagados y cansados que nadie defiende, los familiares de las víctimas que piden justicia, importan poco o casi nada. Por eso se fue de viaje en plena escalada de accidentes. Y se enteró a miles de kilómetros de varios de los más sangrientos episodios, y no cambió su rostro impasible y su distraída manera de hablar. La ministra Zavala, escogida para el cargo, por su habilidad privatizadora, debe pensar que este asunto de regular el tráfico carretero es de monta mínima, y que ella no está para renunciar por un asunto colateral a lo que le realmente le interesa.

Otras cosas que la cargan deben ser las revisiones técnicas que permitió que se las agarrara la municipalidad de Lima, al margen de la ley, con las consecuencias del despelote que hoy existe. Debe tratarse de un negocio demasiado pequeño como para interesarle. El Congreso por supuesto no ha podido con la Verónica, a pesar que ella no dijo nada y una situación que todos dicen que es crítica, queda sin soluciones. Y es que este Congreso es incapaz de cualquier cosa, salvo que le pongan una lanza en la espalda.

31.08.08
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martes, agosto 26, 2008

No entienden

El gobierno en verdad no entiende porque los amazónicos no quieren tener la posibilidad de transferir sus tierras (vender, concesionar, alquilar, etc.), a empresas trasnacionales, con el menor número de votos posibles.

Nótese que el gobierno ha pasado de la fórmula “50% de los miembros asistentes a la asamblea…” (DL 1015), a la de “voto a favor de no menos del 50% de los comuneros posesionarios con más de un año de antigüedad”, (DL 1073), y a la fórmula que se aplica en los comunicados oficiales: “el voto del 51% de sus miembros, podrá alquilar, hipotecar, parcelar, etc., sus tierras” (que no aparece en ninguno de los dos decretos, pero que se usa en la polémica)

Puede decirse que es el propio Alan García el que no termina por entenderse a sí mismo, lo que se refuerza con la propuesta de volver al 66% para casos de venta e insistir en el 51% para “joint venture” (asociación de explotación), alquileres y otras. No comprende, en primer lugar, que ha dado pie a una terrible confusión, que empieza en sus artículos sobre el “perro del hortelano”, y que han convencido a los comuneros que lo único que interesa son las opciones para los grandes inversionistas.

¿O creía que no se habían dado cuenta?

Hoy mismo, con su nueva propuesta, da la impresión de estarle rogando a las comunidades que cedan un poco y le otorguen una facilidad a las madereras, petroleras y mineras por las que aboga. Y, como quién quiere convencer de sus buenas intenciones, advierte que no entiende cómo es que una propuesta serrana se le hizo amazónica, porque supuestamente en la sierra los campesinos sí están dispuestos a rematar sus territorios.

O sea, de veras, no entiende. Porque en la sierra el rechazo es tan o más fuerte, que en la selva. Y, además, porque una porción demasiado grande de sus tesis perrunas han estado dedicadas a los bosques, ríos y tierras amazónicas, como para que ahora se haga el sorprendido.

García y Del Castillo tampoco entienden porque las protestas de los pueblos indígenas han abarcado tan vastos territorios petroleros y gasíferos, amenazando los tubos que transportan estos valiosos recursos. Pero no se han molestado en mirar el mapa de las concesiones que muestra que el 73% de la inmensa selva está lotizado entre empresas petroleras extranjeras. O sea que por donde uno camina, choca con esa actividad. Pero esos lotes infinitos están superpuestos con los territorios indígenas. Sólo exterminándolos u obligándolos a salir de allí, podría evitarse que este sea el escenario de un constante conflicto.

Y si de entendederas se trata, también está el tema de quién unificó y dirigió la lucha de los pueblos amazónicos. Como el gobierno no entiende, culpa a Chávez, Humala y hasta Lourdes Flores. Pero los pueblos indígenas llevan años coordinándose y definiendo programas comunes. Tienen una estructura que desborda las fronteras. Y están cada vez más convencidos de que deben jugar un papel propio en la política de cada país (véase Bolivia y Ecuador). Mientras más tiempo le cueste entenderlo al gobierno, tendrá que pagar un mayor costo político.

27.08.08
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García en su peor momento

De Toledo pueden decirse muchas cosas terribles, pero no que a la hora de la derrota, después del arequipazo de 2002, hubiese querido insistir en la decisión que ya había fracasado. No sólo fue capaz de retroceder la privatización de las eléctricas que ya había sido firmada, sino que se detuvo todo el plan de traspaso de las últimas empresas públicas. Si hubiera intentado negar lo que había pasado hubiera precipitado una situación de ingobernabilidad que difícilmente le hubiera permitido llegar al 2006.

García está ante un dilema semejante, con la desventaja que representa su carácter y la fuerza de su compromiso con las grandes empresas. Sin duda la batalla ya estaba perdida cuando la comisión de Amazonía del Congreso votó por unanimidad la derogatoria de las leyes anticomunales. Si García fuera el animal político que se dice que es, habría entendido que le tocaba guardar silencio y dejar que las normas fuesen derogadas, no sólo porque no tenía la mayoría para ello, sino porque ya no podía doblegar la insurgencia de los nativos.

Pero se jugó a presionar agónicamente por una no derogatoria, que tenía todos los visos de derrota anunciada, obligando finalmente a su partido a morir con él, mientras sus aliados fujimoristas aparecían al otro lado de la cancha y sus amados tránsfugas quedaban borrados del mapa. De esta forma aseguró que la votación 66-29, se interpretara directamente como un voto contra García, y que la celebración en Bagua y otras partes de la selva fuese una sonora cachetada en el rostro.

Con la amargura de la derrota, los dirigentes del APRA han dicho que todavía cabe la observación de la ley de derogatoria por el Ejecutivo. Pero eso sería algo muy cercano al suicidio político. Equivaldría a afianzar la mayoría de circunstancia que se manifestó el viernes y probablemente marchar hacia una nueva derrota cuando tuviese que volverse a votar en el Congreso. Pero, sobretodo, lo convertiría en enemigo jurado de las comunidades, no se sabe con qué consecuencias.

La que se le viene a García tiene que ver con el rechazo a muchos otros decretos del TLC, como ocurre con el resto del paquete agrario, minero y amazónico, la ley de las cuotas de pesca, la de puertos y empresas públicas, la que establece como “pequeñas empresas” con derechos laborales reducidos hasta el nivel de los 100 trabajadores, etc. Pero también con la radicalización de las protestas, la baja aún más profunda en las encuestas, el aumento de los problemas económicos. Y en el otro lado, por la quiebra de una mayoría parlamentaria construida con arte de tahúres, el aumento de la capacidad fujimorista para chantajear al gobierno, y la ruptura definitiva del bloque de derecha que eligió a García contra Humala.

24.08.08

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viernes, agosto 22, 2008

El gobierno y la rebelión de la selva

El Convenio 169 de la OIT ordena a los Estados, consultar previamente con las representaciones de los pueblos indígenas cualquiera decisión que pudiera afectar sus condiciones de existencia y sus principios culturales. Es una obligación, no una recomendación que podría aceptarse o dejarse de lado. Así que si sólo fuera por esto, los DL 1015 y 1073, serían directamente anticonstitucionales al violar el mandato explícito de un tratado internacional.

Pero García debe haberse preguntado ¿qué hago yo consultando a perros del hortelano que quieren vivir en el atraso porque tienen metidas ideas anacrónicas y no comprenden la modernidad porque no han sentido el toque de la presencia del capital? No es entonces que no consulta por autosuficiente, que lo es, sino ante todo porque se trata precisamente de enfrentar los criterios que ya sabía que tienen las comunidades amazónicas y serranas sobre su relación con la tierra y el entorno natural. En cambio, claro que consulta y recibe opiniones todos los días, de parte de las empresas interesadas en “poner en valor”, como se dice ahora, aprovechar los recursos que se consideran desperdiciados en manos de personas, pata al suelo.

¿De dónde van a tener las comunidades nativas para explotar bosques, petróleo, gas?, se pregunta el presidente cuando intenta convencer al país de que tiene la razón con los decretos que rebajan los requisitos para adoptar decisiones de venta y transferencia de tierras comunales. Pero esa sola pregunta desmiente de cabo a rabo la propaganda oficial que indica que no hay intención de quitarle la tierra a nadie y que lo único que se ha querido hacer es darle facilidades para adoptar decisiones.

Por un lado el presidente afirma que la tierra y sus riquezas están en las manos equivocadas, porque sobre ellas se encuentran grupos de población que por generaciones han sido dueñas, sin poderles sacar el provecho económico; y, por otro, habla la ministra de Justicia y el Premier para contar la historia de que los comuneros si quieren venden y si no, no lo hacen, y que lo único que les preocupa es que la costa pueda vender sus tierras con 50% de los votos, y la sierra y selva requieran de dos tercios.

O sea el gobierno tenía que legislar para implementar el TLC y de pronto descubrió que la ley de Fujimori que agilizó el trámite de venta de tierras en la costa, y que entonces se dijo que era porque éstas eran más comerciales y habían menores tradiciones culturales colectivistas, era insuficiente porque las realidades eran comunes y no había porque tener sistemas distintos. Es decir hace diez años la dictadura quiso abrir de prepo el mercado de tierras costeras, y ahora se busca lo mismo en el resto del país.

El ejemplo reiterado de que en los sindicatos y asociaciones se decide por 50 más uno, y se quiere que las comunidades lo hagan por dos tercios, es impertinente. En la comunidad como en otras organizaciones se decide por mayorías simples los asuntos cotidianos. Pero para afectar el patrimonio común o poner en riesgo los derechos de los demás, se requiere obviamente algún tipo de calificación. Simplificar desde el poder, es aquí una invasión de los asuntos internos de la organización.

Conflicto

Lo que ha pasado en la selva no debería extrañar a nadie, menos al gobierno que puso la dinamita y los detonantes. Las comunidades han entendido muy bien que quieren que sus tierras sean explotadas por otros, que sus bosques pasen a manos privadas, que las petroleras impongan su ley. Si dejan pasar el 1015 y el 1073, sufrirán de inmediato la presión para formar mayorías que decidan el traspaso.

Esto es lo que explica la intensidad de la rebelión que se ha producido de norte a sur del espacio amazónico. Beligerancia que el gobierno achaca a ideólogos, asesores, financistas, a los que les asigna responsabilidades imaginarias. Con lo que refuerza su concepto básico: que los pueblos amazónicos son ignorantes, atrasados, que no tienen ideas propias y sólo pueden actuar por manipulación. Una mirada que conduce a profundos errores, como los que hemos estado viendo en estos días.

22.08.08
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García en su tercer año

En el discurso por el inicio de su tercer año de gobierno, Alan García redujo la realidad peruana a los siguientes elementos:

Crecimiento excepcional de la economía;
Aumento de la Obra Pública;
Reducción de la pobreza;
Desajustes de origen externo;
Malestar justificado de las amas de casa, a pesar de los esfuerzos del gobierno.

Ciertamente en el país pasan muchas otras cosas:

Fracasos del gobierno y marchas y contramarchas: reconstrucción del sur chico y FORSUR; oficina anticorrupción; sierra exportadora; pacto social; etc.
Crisis y descomposición de instituciones, por manipuleo y corrupción: Congreso, Tribunal Constitucional, Consejo de la Magistratura, Poder Judicial, Ministerio Público, Contraloría, BCR, otros.
Fraccionamiento político, alianzas corruptas.
Paro Nacional, el más amplio desde la década de los 80, con apoyo mayoritario de la población.
Convulsión social: Moqueguazo, Madre de Dios y otras.
Caída vertical del gobierno y el Congreso en las encuestas.

Alan García quiere hacer como que estos hechos no existen. Y que si hay descontentos se disiparán con el paso del tiempo. El año próximo volveremos a ser el país con menos inflación y mayor crecimiento, ha dicho para advertir que realmente no hay problema. Pero el país no piensa como el gobernante. El 20% de aprobación que ahora le dan las encuestas (4% en el sur) y que de acuerdo a la tendencia seguirá hacia abajo en los próximos meses, no representa un malestar pasajero, y más bien indican que se ha producido una ruptura profunda entre el proyecto del gobierno y la mayoría del país, incluidos una franja muy grande de los que votaron por el actual presidente en primera o segunda vuelta.

Hay un elemento adicional para explicar lo que está pasando y ese es la profunda sociedad establecida entre el gobierno y la gran empresa nacional y extranjera. García y sus ministros han perdido la vergüenza para explicar la forma tan profunda como los tipos del dinero influyen en las decisiones de su gobierno, y cómo es que han tenido que ver con el contenido de los decretos legislativos que son asumidos como una agresión profunda por otros sectores sociales. Es evidente que la cúpula de la clase empresarial a la que García, califica constantemente como sus “amigos”, está de acuerdo con el crecimiento que no paga impuestos; las asociaciones público-privadas donde el Estado pone la plata y ellos se llevan las ganancias; el despojo de tierras, el reparto del mar, la concesión de los puertos y empresas públicas, etc.

La visión que García transmitió en su mensaje de 28 de julio es la de estos ganadores de toda la vida que ahora sienten que están consiguiendo aquello que quedó pendiente del período fujimorista. Y claro, si estos poderoso amigos tienen rodeada la presidencia, el efecto final es que el gobierno hiperpresidencialista de García no puede moverse hacia una mayor atención a otros sectores de la sociedad. García parece creer que lo que falta a su modelo es la fórmula mágica para seguir creciendo y atrayendo inversiones, y frenar al mismo tiempo la estampida de los precios. Para eso trajo al ministro Valdivieso, que no habla porque no resuelve el problema.

Pero el asunto es que la crisis del Perú actual es mucho mayor que la de un crecimiento que se acompaña con precio al alza. Hay una ira profunda que brota por todas partes. Y que el gobierno quiere explicar como obra de infiltrados y manipuladores. No entiende que el Perú de las grandes empresas, no es el Perú de la mayoría. Hay un equívoco de fondo en el país que se resume en un discurso en la estratosfera y un conflicto social agudo en el que la consigna que más se repite es que se vaya García y todo su gobierno.

21.08.08
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Un país de perros

Ya sabe el gobierno que el perro del hortelano también muerde. Se lo demostraron los pescadores y los armadores pequeños y medianos, y se lo están mostrando los amazónicos. Pero es sólo el comienzo. También las comunidades de sierra se rebelan contra el DL 1015 y el 1073 (facilita la venta de tierras) y las aledañas a los denuncios mineros que deben agregar la amenaza del 1064 (retira a las comunidades capacidad de decisión para la ejecución de proyectos mineros en sus territorios).

Y en la lista siguen los trabajadores de las empresas públicas contra el 1031 (privatización), los portuarios contra el 1022 (concesión a operadores privados), las organizaciones de productores lecheros contra la 1035 (Ley Gloria), las poblaciones de la selva contra la 1090 (sobre fauna silvestre y explotación forestal, conocida como ley de la selva), y seguramente se unirán en algún momento los trabajadores de las medianas empresas convertidas en “pequeñas” para reducir los derechos laborales (DL 1086) y otros que recién van tomando conciencia de que han sido atropellados.

El “síndrome del perro del hortelano” era una verdadera epidemia en el Perú, a pesar del ajuste y las reformas de los 90 y la persistencia en el modelo neoliberal los últimos 18 años. Y sus expresiones principales eran –como quedó estampado en artículos presidenciales publicado en “El Comercio”- la informalidad, la pequeña propiedad, la dispersión poblacional, los grupos laborales con acceso a derechos, las tradiciones comunales, etc., que son los blancos escogidos por más de cien decretos legislativos de los que la mayoría del país todavía no toma conciencia.

¿Quiénes no eran perros en esta tremenda purga lanzada por el poder político? El presidente nunca dejó dudas que los buenos eran aquí las grandes empresas y multinacionales que por el dinero que tienen pueden hacerse cargo de inmensas explotaciones, comprometerse en inversiones ambientales, otorgar mayores derechos laborales, introducir tecnología de punta, pagar más impuestos y realizar gasto regional y local. Estos comen (¡cómo comen!), pero dejan comer, a diferencia de los peruanos hijos de la crisis y de los modelos fallidos de nuestra historia, que bloquean la modernidad. Por lo menos eso es lo que cree el presidente y lo que está en la base de los nuevos conflictos que apuntan a extenderse.

Cuando alguien hace el análisis y llega a la conclusión que el 80% del país está equivocado y es una manga de perros, y que se puede gobernar para beneficiar al 1% y mantener la ilusión de una estrecha minoría, se produce un desequilibrio grave. Eso estamos viendo. Pero el gobierno quiere hacernos creer que Chávez, Humala y las ONG son los culpables de lo que está pasando.

20.08.08
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sábado, agosto 16, 2008

Ira en el rostro

En Pisco estaban todos en la Plaza. Es decir no estaban las autoridades del gobierno, la región y el municipio, pero no faltaba realmente nadie. Para expresar el dolor, la frustración y la ira, se bastaban las mujeres, los hombres, los ancianos, los jóvenes y los niños de esta sufrida ciudad. A esos que nadie va a convencer con un spot cargado de cifras imaginarias, o con porcentajes de avance a partir de los bonos y títulos que se han venido repartiendo apuradamente los últimos días. Después de alardear sobre la envidia que otros países sienten sobre nosotros, bastaba ver el rostro de los pisqueños para saber que nadie en el mundo desearía recibir esos sentimientos de su propio pueblo.

Pobre Cornejo, que debe inventar explicaciones sobre dificultades legales para distinguir propietarios formales e informales, inquilinos y gente que no tenía techo antes del terremoto. Pero no es que necesitaban un año para sanear esta situación y que han estado a tiempo completo arreglando el problema. Falso. Lo que querían era sacar a los pisqueños del centro de la ciudad y las playas, para armar un plan de “puesta en valor” que atrajera inversiones turísticas y comerciales con la idea que la reconstrucción se pagaba sola. Por eso Favre puede tener aún la sinvergüencería de hablar y decir que no se está siguiendo su proyecto y los bonos están alentando la autoreconstrucción que ellos frenaron tanto tiempo.

El FORSUR partió de la ilusión de que el país en crecimiento sería capaz de hacer de una devastación un modelo de ciudad moderna, a través de una asociación público-privada que facilite los negocios. Lo que estos días ha salido a luz es el fracaso total de esta intentona que puso al Estado en el limbo frente a sus responsabilidades, retrasó las decisiones, no sólo sobre casas, sino sobre escuelas, hospitales, comisarías, iglesias, etc., y que terminó un día para otro cuando el pollero descubrió que nadie lo acompañaba (no consiguió inversionistas; se peleó con Kuczynski y Chlimper; no pudo trabajar con los gobiernos regionales; nunca fue para Ica; etc.)

A este diario y a este columnista nos acusan de haber combatido a Favre como la peor elección para un cargo de esta naturaleza, y haber recordado su pasado que lo liga con las bolsas que crearon grupos empresariales en el norte chico para financiar sicarios que eliminaran supuestos colaboradores de la subversión, incluyendo periodistas, alcaldes de izquierda y otros. Vamos a decir aquí que estamos orgullosos de eso que hicimos, aunque haya significado recibir los peores insultos de un personaje que parece que perdió el negocio de su vida con la caída de Julio Favre. Obviamente que el tipo no se fue por lo que decía la prensa, sino porque resultó un completo incompetente. Porque podía haber sido un promotor del paramilitarismo y un concertador de precios monopólicos del pollo, y aún así haber hecho algo por los que estaban con sus casas derrumbadas.

Pero era incapaz porque nunca fue solidario con ellos. Como tampoco lo ha sido Aldo M, para el que Pisco es un pretexto para atacar a sus enemigos (¿dónde está el hermano Chávez?, llegó a escribir, desconociendo el esfuerzo venezolano y cubano; pero jamás preguntó por el Tío Sam). Claro que el pueblo ya entendió como reaccionan el gobierno, la derecha económica y periodística a su tragedia. Una lección dura, pero inolvidable.

17.08.08
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viernes, agosto 15, 2008

Reconstrucción fallida

Hace pocos días el ministro de Interior inspeccionó el sur chico para ver el estado de las comisarías de la zona y ordenar su reconstrucción. El de Salud puso la primera piedra para el nuevo Hospital de Pisco. El de Educación visitó colegios que están funcionando en esteras y dijo que se seguiría invirtiendo en infraestructura educativa. El ministro de Vivienda empezó a repartir títulos de propiedad a las familias, para que puedan obtener un bono especial para invertir en volver a levantar sus hogares.

Todo esto en los días previos al primer aniversario del terremoto y cuando ya se sabía que la población afectada iba a hacer sentir su protesta a través de un paro. Por cierto la gente no se conmovió con que el gobierno calificara de “injusto” el reclamo de más esfuerzo; ni se intimidó cuando García volvió a impacientarse y los culpó por lo no hecho. Mucho menos tomó en serio la alucinante cifra que repite la propaganda oficial sobre la cantidad gastada en la zona de desastre, que no se corresponde con la realidad, y si fuera verdadera debería conducir a muchas personas a la cárcel por robo agravado.

El hecho es que el país, en el sentido más amplio de la palabra, estima que la reconstrucción es un fracaso que el gobierno no quiere admitir. Es lo que lleva hasta los días iniciales de la crisis, cuando en medio del desorden, la ineficacia y la corrupción, empezó a discutirse la estrategia para Pisco y el resto del área siniestrada. Y ahí hubo quiénes (puedo sospechar sus nombres) le vendieron la idea al presidente de una reconstrucción diferente, moderna, pública-privada, hecha por gente de éxito, sin complejos, etc. De donde salió el FORSUR, dirigido por un pollero con antecedentes de financista de bandas paramilitares.

Si llevamos tanto tiempo transcurrido en la inacción y la confusión, se lo debemos a ese torpe esquema del que hoy nadie habla. Iban a hacer de Pisco una ciudad modelo, un centro turístico, un hub de conexiones de transporte, un emporio agroindustrial, y mover a la población donde no estorbe, al lugar que sería decidido por los diseñadores. Cuántas veces le preguntaron a Favre porqué del estancamiento, respondía que era porque estaba haciendo planes, lo que le permitía veranear en Punta Sal o atender a sus pollos, mientras los damnificados seguían a la intemperie. Y García añadía que eran perros los que advertían el disparate.

Hay, sin embargo, algunos datos que acreditan la puntería del proyecto FORSUR: el aeropuerto se concesionó; las agroindustrias tuvieron luz y agua antes que la ciudad; muchas familias fueron prohibidas de iniciar la autoreconstrucción de sus viviendas por estar fuera del plan; Chlimper y Kuczynski se pelearon con Favre; el presidente de Ica rompió con el gobierno; etc. Con razón el pueblo está tan amargo.

17.08.08
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jueves, agosto 14, 2008

El caso boliviano

El gobierno de Salvador Allende ganó su última elección poco tiempo antes de ser derrocado. Y lo ganó contra toda la oposición unida, demostrando que ya no era el tercio y un poco más de la votación presidencial, sino más de la mitad del país. Pero su victoria no hizo que la derecha retrocediera, sino que acelerara los preparativos del golpe. Por ello Pinochet no sólo derrotó a un presidente legítimo, sino que torció la voluntad del pueblo. Arrasó la democracia, que se suponía que era el sistema en nombre del cual combatían al presidente socialista.

Evo Morales acaba de vencer por 65% la consulta sobre la revocatoria de su mandato, luego de haber sido elegido con 54% hace dos años y de haber triunfado en la votación para la Asamblea Constituyente, que las derechas de Santa Cruz y la media luna se han negado a aceptar. Hoy después de ratificado se dice que ha habido un “empate”, porque los prefectos de los cuatro departamentos más levantiscos también se mantienen en su puesto (en el Perú esto hubiera significado que en el 2006 se hubiera producido un “empate”, con García en Palacio y las regiones en manos de fuerzas fuera de su control).

Hay quiénes leen el resultado como que el mandato de los bolivianos ha sido por el “diálogo”. O sea que casi dos tercios responden sí a la pregunta de si desean que siga adelante y se profundice el proceso de transformaciones, y se pretende que lo que eso quiere decir es que hay que hacerle más concesiones a los que se están armando y buscando militares golpistas para echar al presidente.

El diálogo, sobre bases reales, de respeto a la voluntad popular, siempre será mejor que la violencia. Pero si la democracia en América Latina significa algo, lo que se tiene que admitir es que aunque Evo Morales no le guste a la Chichi, Aldo M. y otros, es el presidente que han escogido los bolivianos por abrumadora mayoría. Las estupideces que han sido repetidas hasta el hartazgo: que es un pelele de Chávez, que es un presidente débil, que no es inteligente, etc., han caído por el suelo.

Obviamente que hay ahora una oportunidad, que fue diseñada por el presidente en su discurso de victoria: ratificar la nueva Constitución Socialista y buscar incorporarle elementos de los estatutos autonomistas. Esa sería la base de un diálogo real. Lo demás es atizar la guerra civil. Y de paso brindar una lección a América Latina de que la democracia que se pregona tiene límites decisivos. Si el pueblo vota por afectar los grandes intereses oligárquicos (propiedad de la tierra) y por nacionalizar los recursos naturales (multinacionales), entonces su voto no vale, las autoridades que intentan cumplir el mandato con el que están comprometidas pueden ser desconocidas, y la reacción se puede sentir en la libertad de tomar las armas.

A los peruanos nos debe interesar vivamente lo que va a ocurrir en el antiguo Alto Perú.

10.08.08
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lunes, agosto 11, 2008

Al final, les va a gustar

Las pocas veces en las que el alcalde habla nos hace saber que eso que nos está molestando tanto, que es la destrucción de cada vez mayor número de calles y los planes de desviación que no funcionan y producen formidables atoros de tránsito, son dolores que luego le vamos a agradecer cuando veamos los puentes, anillos, estaciones, alamedas, que tiene pensadas para la ciudad.

Somos impacientes y tontos, que no nos damos cuenta que nos están haciendo sufrir por nuestro bien, y que después, además, se lo vamos a agradecer, incluidos los de San Marcos que se darán cuenta que es mejor un by pass que pone a la misma altura el tercer piso de su facultad y la vía por la que pasarán los vehículos que se mueven entre Callao y Lima. Tremenda perspectiva para la modernidad.

El asunto es que siempre tenemos que quejarnos. Por eso nuestro alcalde ni nos habla. Sigue haciendo la obra de las que está absolutamente convencido y que no hicieron sus predecesores, porque al final nos va a gustar. Es decir aquí se gobierna para los burros y por eso no tenemos opinión sobre las cosas, o no necesitan nuestra opinión, y si discrepamos (como los sanmarquinos) es porque somos terroristas o agitadores. Participación, consulta, vigilancia ciudadana: ¿de qué tonteras están hablando?

Fujimori tenía el mismo estilo de Castañeda, al que le añadía su propia frase emblemática: primero hago y después hablo. Por esos nos preparaba emboscadas de madrugada y era capaz de sacar normas que permanecían en el secreto. Estaba convencido que mientras menos supiera la gente, mejor saldrían las cosas y al final lo terminarían aplaudiendo. Que fue lo que hizo durante la crisis de los rehenes en la que hizo creer a todos que estaba negociando, para caerles por sorpresa a los secuestradores cuando nadie lo esperaba, y eliminarlos a todos.

Al final, a mucha gente le gustó el detalle, sin hacer la relación que el chino nos trataba a todos como al MRTA, haciéndonos creer que trabajaba dentro de la reglas democráticas cuando preparaba un golpe de Estado; que no haría shock, cuando nos metió el más duro de la historia mundial; que estaba juzgando a los Colina, cuando preparaba su amnistía.

García se está asimilando al método con sus discursos anodinos de 28 de julio, donde se ocultan las intenciones políticas, pero se presenta largas listas de obras, kilómetro por kilómetro de carretera, pueblo por pueblo con luz eléctrica, etc., para que entendamos, por la implícita, que nos estamos quejando en vano, mientras sigue la política de favorecer a la gran inversión, concentrar la propiedad y abrirse al capital extranjero. Seguro que piensa que al final nos va gustar. Aunque eso no digan las encuestas.

10.08.08
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martes, agosto 05, 2008

Alberto Gálvez Olaechea

Aguinaga: la ministra de Justicia no debió entregar el premio del concurso que su propio ministerio había convocado para promover el desarrollo de la literatura entre los presos.

Gutiérrez: se debió establecer entre las condiciones para inscribirse que no podrían participar los condenados por delito de terrorismo, o sea que este concurso era para todos los presos, pero no para todos.

Morales: ¡Cómo se le ocurre al INPE dar oportunidad a personas que han hecho tanto daño al país!, cuando seguramente los demás presos se caracterizan por no haber hecho ningún daño a los peruanos.

Los tres vicepresidentes de la Mesa de Velásquez Quesquén han opinado en un medio tan representativo como “La Razón” sobre la premiación al ex dirigente del MRTA, Alberto Gálvez Olaechea por un cuento que el jurado calificó como el mejor de los presentados. Y lo han hecho en el contexto de una polémica sobre el derecho de un sujeto acusado de crímenes de lesa humanidad y corrupción agravada, de recibir baladistas, brujas, financistas, publicistas, etc., en su celda, donde hasta el presidente de la república ha metido su cuchara para decir que es de lo más normal, y no hay pacto bajo la mesa.

Alberto Gálvez Olaechea, ha cumplido veinte años en prisión, sin haber matado, secuestrado o hecho volar algún coche bomba, y siendo autor de los más importantes estudios de balance y autocrítica sobre la guerra interna en el Perú. No estoy seguro que haya llegado a conocer a su hijo que nació en prisión. Pero nunca ha llorado por un privilegio carcelario que no fuese para todos los que comparten la prisión con él. Y es por sus méritos propios que su cuento fue calificado como el mejor.

Pero, ¿por qué le siguen teniendo tanto miedo a alguien que no está haciendo ninguna apología de la violencia y que ha mantenido una postura casi estoica frente a un largo castigo? Tengo la impresión que los irrita precisamente que no se haya quebrado con el régimen que le impuso el fujimorismo y persiste en lo esencial bajo el alanismo; que les molesta sobremanera su plante, su serenidad, su capacidad de ironizar, desde la posición en que se haya; que los saca del quicio reconocer alguna superioridad intelectual en personas a las que habían motejado de “irracionales”, etc.

Aguinaga, Gutiérrez y Morales, no son sólo oportunistas sino mediocres o menos que eso. No ganarían un premio a nada. Por eso les irrita Gálvez. Es fácil de entender.

06.08.08
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lunes, agosto 04, 2008

La mesa sucia

Al fujimorismo y a Del Castillo les interesa mantener viva la idea de que el oficialismo actual y los herederos de la dictadura no son la misma cosa. Eso, mientras hacen las mismas cosas. Keiko puede pedir la cabeza del premier, y este último decir ante el Dr. San Martín, que el papá de Keiko persiguió a García y quiso eliminar a su carnal Coquito. Pero cada vez que hay que votar una censura a Alva o definir la conducción de la mesa directiva, los votos orientados desde Palacio y la Diroes van en la misma dirección. Y el Jorge y la Keiko aplauden sin tapujos.

A esta dinámica recurrente el profesor Tanaka la ha descrito como una “coincidencia de objetivos”, que no significaría necesariamente un pacto entre las partes, ya que habría muy poco que ofrecerse de unos a otros. Lo que es casi como afirmar que no hay nada en el juicio del Fundo Barbadillo en lo que el gobierno pudiese influir. Lo que es por lo menos discutible. Digamos, sin embargo, que en lo que va del régimen los hijos de la dictadura han ganado una enorme legitimidad como sector válido de la política peruana y aliado estratégico del bloque que se enfrenta a los antisistema. Ya nadie los abuchea o excluye.

Y el punto adicional que han acumulado en este mes de julio es que se han convertido en el fiel de la balanza para una nueva mayoría de gobierno que incluye al grupo de Castañeda, los evangelistas de Lay, el Opus Dei político de Rafael Rey y una creciente lista de tránsfugas, que no son, por si acaso, simplemente los que cambian de bando, sino los que venden sus posiciones por prebendas del poder o por perdones a sus corruptelas personales. Esto es lo que celebraban, con los Iracundos, el círculo más íntimo del chino, el último 28 de julio.

O sea que sí ganan. Y están por ahora en camino a una alianza de gobierno para el 2011, que probablemente se pueda calificar también como una mera coincidencia de objetivos y que no impida las puyas entre el “demócrata Coquito” y la gorda hijita de su papá. ¿Qué consigue el APRA, con esta coincidencia sistemática y de escasa higiene política? Simplemente que le dejen las manos libres a García y al Ejecutivo, para el verdadero pacto que interesa que es el del gobierno con la gran empresa. Estamos ante una ofensiva de neutralización de instituciones, que puede pasar por el copamiento y/o por el empobrecimiento radical de su imagen, pero cuyo efecto final es generar el vacío para que se imponga la voluntad del presidente.

Algo para lo que Fujimori requirió un golpe de Estado, el SIN de Montesinos y el Ejército de Hermoza Ríos. Y con lo que estableció el terreno de la antipolítica y la desideologización que es donde actualmente nos movemos. Y que explica la mesa podrida que hoy dirige el Congreso.

03.08.08
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