Leía a un dirigente de la izquierda analizar la situación
política y planteando como disyuntiva de 2016, el continuismo de derecha,
incluido Humala (precisión suya), y el cambio que encarnaría la izquierda, para
lo cual tendríamos que unirnos para ganarles las elecciones. Me puse a pensar
si no era un resumen demasiado simple, y al mismo tiempo me di cuenta que a
pesar de que otros no lo cuentan así, en el fondo hacen el mismo razonamiento:
neoliberalismo desde Fujimori y nueva elección con más de lo mismo.
La primera pregunta que queda en el aire, es si el paso del
régimen re-reeleccionista y claramente autoritario de Fujimori, al gobierno
provisional de Paniagua y a los primeros meses de Toledo, era solamente una
forma de seguir adelante con el neoliberalismo y su marco la Constitución de
1993, o tuvo un significado más profundo, que de alguna manera nos advierte de
lo que se jugará el próximo año. Para algunos, es verdad, la rebelión de Toledo
contra la primera vuelta del 2000 y los Cuatro Suyos, fueron casi nada, y las
cosas se resolvieron por el azar de la Pinchi Pinchi y el video de Kuori
Montesinos, que Iberico quisiera ahora que nunca hubiera existido.
Pero lo que ocurrió el 2000 fue una victoria popular
democrática, que nadie anticipó ni preparó, que desmontó una parte importante
del sistema político imperante. Desde entonces en el Perú se cruzan líneas
autoritarias y democráticas, demandas de cambio y miedos al cambio, y en lo que
parecía que se había establecido un límite: ni una vuelta atrás con el
fujimorismo, como se evidenció en forma nítida en la elección de 2011.
En quince años post dictadura, y sobre todo, en los cinco
últimos, la corriente del viejo régimen ha ido recuperando terreno poco a poco,
las resistencias han bajado y se ha ido convirtiendo en “más natural”, que
tipos que tuvieron papeles destacados en alguno de los episodios que llevaron a
su desmontamiento, luego se hayan ido sintiendo cada vez más próximos a un
fujimorismo que dizque que se ha convertido ya en una fuerza democrática, y que
partidos políticos hayan seguido aún con más fuerza ese camino. La reciente
alianza fujiapropepecista, para la mesa del Congreso y que está reflejada en el
funcionamiento de la llamada Comisión Belaúnde Lossio, demuestra qué clase de
maquinaria se está armando para el siguiente período.
Estamos a punto de dar una vuelta en redondo en la historia,
para regresar a un pasado que tiene que ver con la economía y la política, pero
también con la ética y la limpieza en el ejercicio del poder. Entonces el
dilema es más complejo que el de los procesos anteriores, porque ahora sí las
mafias, las corrientes conservadoras y los neoliberales de diversos matices, se
están colocando frente a nosotros, para encarnar un cambio al revés. Esta será
una gran responsabilidad de Humala, pero también de los que no logren captar lo
que está realmente en disputa.
28.07.15