Una conclusión trasparente del último mitin de García en el
Campo de Marte, es que lo que resta del viejo partido de Alfonso Ugarte ha
pasado a depender, para tener un rostro de masas, del aporte que puede darle el
amigo Alex Kouri, trayendo gente de los barrios marginales del Callao. Es un
obvio achoramiento en la composición de sus seguidores, como que esa es la base
social de Chim Pum, el bastión del hombre de los peajes, que alguna vez se
sintió delfín de Fujimori y ahora acaricia la idea de ser lugarteniente de Alan
García.
No hay ni que dudar que AGP, sabía que el APRA no está en
condiciones de llenar por si sola la avenida Alfonso Ugarte como se hacía
antes, y mucho menos la pista grande del Campo de Marte. Pero todo indica que
en sus reuniones con Kouri, Castañeda y el caricaturista Marcos, se discutió
cómo hacer de la fraternidad del 2014, un lanzamiento adelantado del ego
colosal. No se olviden que en los días previos al Fallo de La Haya, el grandote
estuvo en el primer puerto en un mitin directamente armado por Kouri, con
cerveza y teteo incluido, donde anunció que estaba siendo tentado para las
siguientes elecciones. Parece que de ahí salió la idea de mover una gran
portátil a Lima para febrero.
Quizás haya que preguntarse con qué dinero se pagaron 100
buses y la enorme propaganda del último mitin, porque por ahí debe estar la
respuesta sobre a quién puede interesarle que García se anticipe tanto al 2016.
Pero el otro detalle también es importante y es que el partido del
martirologio, de las familias que son leales por generaciones, de los sufridos
militantes que aceptan que sus líderes se burlen de ellos, ya no existe. Ahora
tenemos un partido bluff, como los que crea cada tanto el fujimorismo y que se
basan en tres principios simples: el caudillo con fuerza electoral, la masa
arriada con propinas y movilidad contratada que muestra que se mueve gente, y
mucho dinero para aguantar una actividad de largo plazo.
Toledo y Humala, le copiaron el modelo al “chino”, y Kouri y
otros se lo han heredado localmente, pero lo que no estaba escrito aún era si
García lograría suplantar al APRA histórica por un membrete con militancia
ajena, que ni siquiera por eso logró un lleno que pudiera impresionar a
alguien. Ninguno de los medios que más cobertura le brindan colocó en primera o
en sus páginas interiores, fotos que dieran cuenta del tamaño de la
concentración, que era la idea a vender y para la que se invirtió tanta plata.
Apenas imágenes del estrado en la que ahí sí, todos los que desfilaban olían a
naftalina. Es decir nada nuevo que mostrar. Como que tampoco hubieron ideas
significativas en los discursos. Sólo faltaba el ritmo del chino.
24.02.14
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