jueves, abril 30, 2015

El gobierno no quiere despedirse

Cuando vamos entrando al último año de gobierno, a Humala y Cateriano se les ocurre pedir facultades para legislar sobre todo, desde asuntos policiales, de “inteligencia” y judiciales, economía (“destrabar las inversiones”), corrupción, terrorismo, narcotráfico, espionaje, etc. Es decir casi no deja escapar un sólo campo, en lo que para muchos será una sorpresa después que nada de esto estaba insinuado durante el gabinete de Ana Jara.

El pedido solo tiene un antecedente que es el del fujimorismo en 1991, que botó más de 100 decretos que ponían de cabeza el país y que fueron parte del camino al golpe de Estado en 1992, porque evidentemente una autorización como la dio el Congreso de entonces (de mayoría vargasllosista), era una invitación a que se le pasase la mano y se generara una mayor tensión entre Ejecutivo y legislativo. Por si no lo saben, Cateriano estaba en ese Congreso que dio facultades (la izquierda se negó) y que luego le reprochó al gobierno por sus “excesos”.

Todo indica que hay algo más o menos enredado en marcha, que se cocinó en los días en que Jara estaba de salida y todavía no se había anunciado el nombramiento de Cateriano. Me imagino que para un Humala picón (no por Jara, sino por él mismo), la necesidad más alta es la de humillar a la representación parlamentaria que lo desafió, y eso empezaba haciéndoles votar la confianza, que  no había en un ministro que no les gustaba pero que se había puesto “dialogante” para las circunstancias, y continúa en el tema de la facultades que podría ser volteado por el gobierno con una denuncia de que no se le está permitiendo cuidar la seguridad y mejorar la economía.

En fin, Humala no quiere sacar al gobierno de escena como normalmente ocurre a 15 meses de su retiro oficial. ¿Qué hay detrás? Solo se puede especular que de pronto haya aceptado disfrazarse de alguna opción centrista, del mismo programa económico,  pero con programas sociales, y que por eso se las vaya a buscar en el tiempo que queda al fujimorismo y el aprismo, como ya lo había empezado a hacer Urresti. Los puntos de las facultades requeridas tienen un sonido a plan de gobierno, o algo así como: o nos dejan hacerlo ahora o iremos a pelear nuevamente el gobierno para poder hacerlo.

Evidentemente el pedido es una audacia. Y de ser aprobado dejaría a los partidos del Congreso como unos perfectos sonsos. Pero la negativa no les resuelve exactamente el problema porque vamos a estar ante la supuesta urgencia de que se de alguna solución a lo que se requiere. El sistema de la facultades extraordinarias es una trampa antiparlamentaria que una representación fragmentada como la que tenemos, va a tener un montón de dificultades para eludir en las actuales circunstancias. Vamos a ver.

30.04.15

miércoles, abril 29, 2015

Facultades para legislar

¿Le daría a los autores de la ley pulpín, la facultad de legislar sobre diversos temas en las oficinas del MEF y otros ministerios y presentarnos luego el hecho consumado de normas completas? Seguro que no, pero no porque los tipos y tipas del Congreso sean más inofensivos, ya que le dieron el voto casi unánime a la ley de marras, aunque se arrepintieron a las pocas horas cuando vieron que los jóvenes se rebelaban masivamente.

De esto se trata realmente. De que ni Ejecutivo ni Legislativo (menos el Poder Judicial) son confiables, pero se están armando modalidades de participación ciudadana, que pueden determinar lo que finalmente se decida en el país. Y esto es lo que Humala y Cateriano quieren burlarnos, evitando que los debates maduren y desaten reacciones en la población.

Fujimoristas y apristas, vestidos ahora de oposición, tienen una historia particular cada uno sobre facultades legislativas para el gobierno, de donde han salido las peores cosas, como los más de 100 decretos de 1991 que anticipaban el golpe de Estado, o los decretos sobre el TLC del 2008-2009 que arrastraron hasta el baguazo. Pero ahora, claro, dicen que atender ese pedido sería una abdicación al poder del Congreso.

Bueno, el hecho es que parecería no haber consenso suficiente para las facultades que Cateriano adelantó que pediría en su discurso de investidura, por lo menos de la boca para afuera. Vamos a ver como se pinta la cosa, porque la intención que se desprende de las palabras del primer ministro es de que recién van a empezar un plan de reformas cuyo eje es la inversión privada por la que juró en el Congreso. Esta es una propuesta que ha sido vapuleada durante el debate de la confianza, pero que haya confianza real, tal vez a Cateriano, pero no a Humala ni a Nadine.

¿Cómo se viene el año final del actual gobierno? Pienso que inestable, probablemente fallido en las apuestas oficiales (Tía María es una de ellas), incertidumbre entre las personas a las que se les dice que esto va a salir y no sale, intenso en denuncias sin fair play para el gobierno que deja la cancha.  Imagino que todo el Ejecutivo estaba consciente que iba a disparar una controversia al mencionar lo de las facultades extraordinarias. Pero eso parece hallarse en línea con la propuesta de Cateriano que era como un petardo que muchos se tragaron para no ahondar la crisis.

Ahora las facultades llegaran al Congreso y cuando los puntos que aparezcan, que pueden ser económicos, políticos e institucionales, estén sobre la mesa se verá la calidad de una oposición que en verdad tiene demasiadas cosas en común con el gobierno con el que se trata a gritos. Detrás de todos habrá la sombra del año electoral. Porque el que se equivoque en las siguientes semanas y meses, pagará su error en las urnas.   

29.04.15

martes, abril 28, 2015

Una serie de desafortunadas casualidades

Alguna batalla del hampa se ha iniciado y de resultas el Apra de Alan García ha sido salpicada por las balas y la sangre de los grupo en disputa. La explicación oficial es que nadie puede saber quién se inscribe en el partido y en que cosas oscuras anda metido. Oropeza y su madre han sido expulsados como quién espanta un nido de avispas y en Alfonso Ugarte a todos les han dicho que ahí acaba todo. 

Pero mientras en las calles se siguen matando, aparecen cada vez más conexiones entre el Apra de alto nivel y el pata de los Porsches y Ferraris, que hacía una vida delirantemente ostentosa, mientras mantenía su carnet de la estrella, como legítimo hijo de aprista que continuaba una tradición familiar. Ahora, ¿quién va a explicar la relación entre Miguel Facundo Chinguel, el jefe de los narcoindultos, al que Alan García calificó de “hombre probo”, haciendo de abogado y socio del aprista aficionado a los carros de lujo, que según dicen nadie lo conoce?

Más curioso aún. Hace muy pocos días, García nombró otro hombre probo, que conoce muy bien, a Luis Nava, su exsecretario de Palacio, con antecedentes en estafas en cooperativas, y volvió a poner la mano al fuego. Y resulta que la campaña electoral del personaje en el 2011 usó un estudio de Facundo, en una casa de Oropeza, para impulsar su candidatura que finalmente no tuvo éxito. Nadie querrá a partir de ahora que AGP lo santifique, no solo por la mala suerte que conllevan, sino sobre todo porque el ego colosal ha demostrado que no tiene reparos en anular sus afirmaciones.

También al grupo Renovar, el más activo en los días de las banderolas contra la “reelección conyugal” y los que abrieron la ruta para la nueva presentación electoral del grandote, usaron propiedades del joven y exhibicionista narcotraficane. Y por si tanta casualidad no fuera suficiente, la mansión de los bacanales de Oropeza y sus amigos, era de José Enrique Crousillat, el indultado de Pastor y Facundo Chinguel. ¿Cómo se tejían estos lazos mientras el entonces presidente estaba escribiendo los nueve libros que han sido lanzado como sus “obras completas” y que superan el número lo tomos de Haya de la Torre, lo que algo querrá decir, mientras estudiaba los expedientes de por lo menos tres indultados o conmutado cada día, como dicen los promedios que son únicos en el mundo.

En el universo de Alan García caben todas estas casualidades y muchas otras más. Como haber sido padrino de la promoción de un juez que después vería su causa, o tener el número necesario de conferencias pagadas en el exterior para pagar la última casa que compró, o tener un traficante de armas mundial entre sus invitados a su primera juramentación y luego salir en el mismo vuelo hacia el exterior, antes que se triangularan los Mirages.  Y muchas cosas más. Y algunos le creen.  

28.04.15

lunes, abril 27, 2015

Antiagro

Para la gran prensa, un agricultor indignado porque le abren un inmenso tajo en el cerro encima de su chacra, es un antiminero súbito que es contrario al desarrollo del país. Es tan malvado que merece que le metan una bala y lo maten, y para que los papagayos de la prensa y de la Internet echen las culpas a las propias víctimas de que estaban buscando un muerto, pero los que dispararon fueron ellos.

Tal vez los antimineros habían tenido todo previsto para que un policía le pusiera un arma punzocortante a un activista para retratarlo como peligroso, como ha sido probado documentadamente. O los antimineros inventaron el anuncio de un alto funcionario de la Southern de que se iban por el asedio de los “terroristas antimineros”, y en la misma tarde la ministra de Minas conversaba con el presidente de la empresa y le ofrecía que iban a pasar por encima de los enemigos de la inversión.

Dentro de los columnistas de la derecha el único que dice la verdad de lo que piensan es Aldo M, que abiertamente desprecia la pequeña agricultura de El Tambo (y de cualquier otra parte), porque no mueve la millonada de dólares de un profundo hueco minero. Los demás se escudan en la ideología antiminera y sus promotores, la supuesta ignorancia de los agricultores, el violentismo, etc. Pero en el fondo, así como una agricultor puede ser antiminero porque rechazan que lo invadan, un prominero es un antiagro, no solo porque hace análisis de costos beneficios, entre dos actividades, una antigua y otra inminente, sino porque tiene una vocación por vender al país repartiendo recursos naturales.

Si el agricultor o el industrial crean riqueza nueva, que no había, el inversor extractivo saca lo que puede del suelo, del mar o de los bosques, sin crear nada permanente. Esto lo sabemos. Pero ahora lo que hemos tenido claramente a la vista es la grosera mentira sobre la acusación de violentismo. En todo el país hay una molestia tremenda porque se haya descubierto que las autoridades mintieron sobre la muerte por herida de bala, y la policía armó un tinglado para empapelar a un detenido que estaba con las manos vacías. ¿Puede el Perú seguir en esta historia de minería que llega de repente y agricultores que se consideran amenazados?

No olvidar que Humala ganó en el 2011 con un discurso casi antiminero, según los estándares de la gran prensa y que luego lo convencieron de hacer una alianza con las trasnacionales que dizque le daría dinero para sus programas sociales. Así Humala dio la espalda a los cajamarquinos y arequipeños que le dieron su voto por sus promesas, después traicionadas. Hoy a la víspera de una nueva elección se ve que el próximo gobierno tendrá que hilar fino en el tema minero sino quiere llenarse de pequeños campos de batalla que lo paralizarán.    

27.04.15
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domingo, abril 26, 2015

No es un cambio de gobierno sino de contexto

En el Perú, la proximidad de las elecciones del 2016, se presenta como la de la inminencia de un proceso de importantes cambios. Pero no como los que suelen prometer los candidatos, sino como tendencias profundas de modificación de un contexto en el que no hemos movido durante muchos años y que parecían que se iba a mantener así por mucho tiempo. El primer giro corresponde, por cierto, al agotamiento de los factores de crecimiento que han marcado al país por casi una década y que correspondían a un mundo que aumentaba su demanda de materias primas.

Nadie puede decir que esto nos llevará necesariamente a un “cambio de modelo”, y existe una alta probabilidad de que a lo que entremos es a una fase dos de “ajuste del mismo modelo”. Todos sabemos que desde la mitad de la década de los setenta existió un liberalismo de crisis que nos hizo pasar por tremendos desajustes económicos, que se resolvieron con una reducción drástica de las condiciones de vida, el empleo y la participación estatal en la economía, en la época de Fujimori. De esto, por cierto no se habla en la fase electoral, y lo que está apareciendo a la vista son neoliberales que critican a otros neoliberales como si existieran versiones (a), (b), (c) y más de una misma política económica.

La intervenciones, según Alan García, totalmente free lance, de Luis Carranza, su exministro de economía acusando a Humala de haber creado un “modelo” populista de programas sociales para mantener clientela social y no haberse jugado por el “crecimiento”, es un tema que busca proyectar que habían dos formas de hacer la misma cosa, con lo que lleva implícita una crítica a sus pupilos del MEF que manejaron la economía después de él. Asimismo, Galarreta se ha mandado a decir que Castilla fue un pésimo ministro y que Segura no es más que lo mismo. Todo en un ambiente en que el debate se va caldeando y ya no se va a poder reducir a los espías de la Dini y los ingresos de Nadine cuando no era primera dama.

El segundo cambio que se viene es la tensión en torno a la reforma del sistema político. Evidentemente el Congreso y los órganos electorales, han sido incapaces de elaborar una propuesta integral de mecanismos que permitan canalizar las corrientes políticas y sociales. Al contrario, el sistema se ha ido cerrando sobre sí mismo, para que sólo subsistan las viejas elites políticas, de las que la gente quiere deshacerse, como si todo lo malo del sistema es que permite sorpresas como las de Fujimori en el 90 o Humala en el 2006-2011, y fragmentaciones parlamentarias. El ordenamiento político actual nos está llevando como un tubo hacia callejones sin salida como la elección de Castañeda en Lima el 2014, o la baraja cerrada de candidatos de derecha del 2016. 

Todo esto viene en el envoltorio autoritario de los que dicen volvemos y ahora nadie nos para. Sin  embargo el mismo ejemplo del mudo nos advierte que el sistema está más perforado de lo que parece, con la marea de descontento que se ha desatado en estos pocos meses de gestión que parece el camino a un hundimiento irreversible. Pero antes estuvo el asunto de la repartija en el 2013 y el de la ley pulpín del año pasado. Es decir no hay resignación, aunque las intenciones de voto den la idea de lo contrario. Lo que los electores no tienen son alternativas. Y para declararse en resistencia hay etapas que ninguna corriente política, incluida la izquierda, ha logrado codificar.

Lo tercero que ya estamos viendo, es el cambio del clima político en América Latina. Hace diez años un número cada vez mayor de países se inclinaba hacia la izquierda y se alejaba de la hegemonía norteamericana. Precisamente en 2005, una combinación entre masas en las calles y presidente encorajinados ante George Bush, liquidó el ALCA y dio impulso a formas de asociación entre países del sur y del conjunto de América Latina y el Caribe, que arrinconaron a Washington donde siempre había mandado.  Ahora de esa época que parecía arrastrarnos a todos, y que impulsó a Humala, que después se desenganchó como si nada, quedan mucho desgaste y una dura polarización política que nos atraviesa de un lado al otro del subcontinente.

En el año 2014, las derechas locales esperaban algunos resultados electorales distintos de los que finalmente se produjeron, especialmente en Brasil, Uruguay y por cierto Venezuela. Pero lo fallido del intento trasladó la disputa a las calles en varios países y empezaron a sonar tambores golpistas en las demandas de las clases medias descontentas en Brasil, Argentina y Venezuela. Nuestras derechas acostumbradas a conspirar con la complicidad y el financiamiento de Estados Unidos, han subido actualmente un escalón más, al coordinar sus esfuerzos y campañas con sus congéneres de países vecinos. Una internacional de las derechas latinoamericanas se está forjando, teniendo como elemento articulador los grandes medios de comunicación que han hecho de la SIP un cuasi partido político.

El Perú es un eslabón clave para la contraofensiva en el subcontinente. Con su aparente neutralidad que le critican pepecistas, apristas y fujimoristas, Humala ha permitido que el país sea un lugar de concentración de fundaciones y brigadas de activistas para intervenir en terceros países. Pero lo que se espera es que cuando alguno de los candidatos, que nos dicen que no tienen competencia, se adueñe del poder, el alineamiento peruano con la reacción latinoamericana será abierto y ocuparemos el lugar que tuvimos en la fase final de la colonia como bastión del poder imperial.

Lo que se puede ver fácilmente es que lo que se discute a un año de las elecciones pretende ignorar esas tendencias de fondo que pueden cambiarnos la vida a todos. Lo que los votos resolverán finalmente durante el próximo año, no es si nos vamos un poco más a la derecha dónde hemos circulado durante 25 años, y que las cosas sean básicamente iguales. A lo que el aparato preparado por los grupos de poder (medios concentrados, candidatos posicionados con anticipación por las encuestas, falsa polaridad entre el gobierno y la oposición de derecha que recién se despertó hace unos meses, outsider prefabricado), apunta es a algo así como “todo el poder”, llevándose de encuentro el precario sistema pluralista que admite a duras penas una izquierda moderada y algunos resquicios de libertad de prensa, para imponer el hegemonismo de un solo proyecto.

Esto nos lo están refregando en la cara y hay una actitud muy extendida en los liderazgos que funcionan como si fueran a una elección cualquiera. Si nos vamos  a un cambio del contexto general, tenemos que plantearnos como podría ser una opción diferente y no solo una declaración de buenas intenciones hacia los trabajadores y los pobres, y algunas ideas de lo que sería un modelo alternativo, después de una lección de buenos principios. Entre las cosas que están en juego tenemos la muerte o sobrevivencia de poderosos mitos que nos han movido en estos años: que con la energía de mucha gente trajimos abajo el autoritarismo fujimorista y apostamos por una democracia anticorrupción que hasta hoy es una tarea pendiente y que quedaría desmentida; y que con la intuición de los más pobres y excluidos derrotamos en las urnas a la enorme maquinaria tradicional del poder, victoria que luego Humala traicionó desde el gobierno, y que nadie más podría poner en marcha.

¿Qué le contaremos a nuestros hijos y nietos sobre este período, si los peores pronósticos se confirman?, ¿o daremos una buena pelea para que esto no ocurra y todos entendamos cuál es el verdadero enemigo que confrontamos?   

26.04.15
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