Disculpen, pero la movilización de protesta del jueves 13,
no pertenecía ni a la izquierda o al APRA, y ninguno de los dos sectores tenía
derecho a sectarizarla.
Se había convocado a todos los que estuvieran indignados por
el aumentazo y las declaraciones del ministro de Economía que dice que si
aumenta a otros trabajadores del Estado habrá inflación, mientras el presidente
evade el tema y se larga de viaje creyéndose protegido porque no recibió su
parte en el asalto de la caja pública por la banda de “mechoncito” Castilla.
Un llamado de este tipo no puede incluir la opción: aquí no
caben apristas, fujimoristas o cualquier otro partido que no nos gusta, porque
está es la protesta de los puros. En realidad la plaza y las calles son de
todos, y si no nos agrada estar al lado de un partido corrupto y pendenciero,
lo que cabe es un cordón de seguridad y una política atenta a las
provocaciones, no terminar provocando uno mismo.
Todos hemos visto como la noticia que esperábamos: la gente
salió a las calles y rechazó el aumentazo, se convirtió en la penosa
izquierdistas y apristas se mechan en las calle. La radio y la televisión, por
supuesto, puso el foco en los apristas que se despacharon como víctimas de los
“intolerantes rojos”.
Mal por todos lados: (a) porque se convirtió un movimiento
ciudadano en una disputa de partidos, que
sirve para que Castilla, y otros puedan decir que el tema de los sueldos
se ha vuelto político, lo que los refuerza en la posición de no revocarlo; (b)
porque publicitariamente ha creado una imagen de una izquierda que se cree
dueña de la calle, y que está supliendo el déficit de ideas por violencia
callejera (c) porque ha echado a perder la posibilidad de armar una corriente
sostenida como la que se produjo en los días de la repartija, donde nadie
expulsaba a nadie, y los partidos acompañaban y no mandaban a los activistas.
Lo peor es, sin embargo, que está aflorando un concepto de
izquierda que solo hace frente con los “buenos”, es decir no con los que existe
una coincidencia concreta y limitada, que dura hasta donde sea necesario, sino
con los que se supone que se parecen a nosotros, porque no tienen un pasado
pesado. El problema va ser encontrar dónde están esos. Y es que la cuestión
elemental del Frente Único es que nos unimos los que no somos iguales, como
ocurrió en el año 2000 contra Fujimori, y luego nos separamos cuando las
discrepancias pasan al primer plano.
Respóndame alguien si lo que se quería el jueves era aislar
a la cúpula del MEF y a la dirigencia política del ollantismo que la sostiene,
ante el pueblo peruano. O me equivoqué y lo que había que probar era que
izquierda pega a apristas, lo que también es un cambio en los tiempos.
15.02.14
No hay comentarios.:
Publicar un comentario