domingo, enero 31, 2010

El diálogo de los derrotados

Un día el ministro Rey afirma que “ojala que sea cierto” que Artemio está pidiendo un diálogo de paz. Al día siguiente corrige: si está pidiendo diálogo es porque está acorralado así que no queda más que rendirse o ser capturado.

De veras se trata de un pensamiento complejo. Salvo que lo que haya querido decir es ojala que el pedido diálogo sea cierto para probar que ya estamos cerca de capturarlo, o sea que no se necesita ningún diálogo.

La línea original de Sendero Luminoso se resumía allá por los finales de la década de los 80 y comienzos de los 90, en una sola fórmula: ciertamente dialogaremos cuando nuestros enemigos nos pidan conversar los términos para rendirse.

Pasó el tiempo y la ecuación se ha volteado contra ellos. El Estado está repitiendo desde hace nada menos que 16 años que el único acuerdo que ofrece a los que siguen en armas es que las entreguen y capitulen. Lo que por supuesto ha servido para prolongar el conflicto en el Huallaga y a radicalizarlo, mezclándolo con el narcotráfico en el VRAE.

En 1994, los maestros de Rafael Rey, Fujimori y Montesinos, anunciaron con gran bombo que Abimael Guzmán y Elena Iparraguirre habían solicitado un Acuerdo de Paz, lo que derivó en una insólita presentación televisada en la que los dos jefes de Sendero en uniforme de guerra, leyeron una declaración sobre la nueva situación y la necesidad de un cambio en la orientación política.

¿Qué hizo el gobierno? ¿Acaso empezó a tratar los puntos que podrían componer un acuerdo así: cese de hostilidades en todo el país, entrega de armas, alternativas para los combatientes que se desmovilizan (campamentos de trabajo, rebajas de penas u otras), políticas hacia los presos, etc.? Nada que ver. Lo que hizo fue celebrar la derrota, que obviamente estaba implícita en el documento, pero para no sacar de ahí nada más que una ganancia política con vistas a las elecciones que ya se venían.

Un montón de años más seguimos teniendo gobiernos a punto de ganar la guerra a los remanentes que resultaron mucho más resistentes que los originales. A falta de opciones de diálogo, acuerdo o alguna vía de salida, lo que quedaba era la batalla hasta la victoria final, como fue la operación “excelencia” en el VRAE, que terminó en un excelente fracaso.

Ahora otra vez se ha planteado la oportunidad. ¿Qué problema hay en tomarle la palabra a Artemio, nombrar un comisionado y hacer alguna oferta que represente que el que se desarma saldrá ganando respecto a los que siguen en rebeldía? Si se hiciera esto y se pacificara definitivamente el Huallaga, estaría más a la mano una solución en el VRAE. Pero el error se reiterará si se cree que dialogar es debilidad y le hace perder la oportunidad de vencer en el campo de batalla, donde en realidad no se ha ganado nunca nada.

01.02.10
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El presidente optimista

A cuatro días del desastre del Cusco, Alan García viajó hasta el aeropuerto Velasco Astete en la capital de la ciudad y sobrevoló el área afectada. Fue su respuesta a las críticas por su súbito silencio y su esfuerzo de un día antes de señalar con su presencia en Tumbes que las prioridades del gobierno, estaban en otra parte. Pero lo que dijo es aún más importante: “no se deben magnificar las cosas, no se debe alarmar”, “se ha perdido apenas un 0.04% de los cultivos”, “ha sido un gran éxito sacar 4 mil turistas en unos cuantos días”, todo lo cual, traducido al idioma oficial peruano de estos tiempos quiere decir más o menos lo siguiente:

- No vamos a afectar las metas de crecimiento (6% para el 2010) porque eso depende de las inversiones que van a seguir viniendo;
- El gobierno tiene que cuidar la imagen en el mundo y que prosigan los negocios internacionales en el Cusco, lo demás es un porcentaje demasiado bajo de la economía;
- Salvados los turistas ya no existe nadie importantes aislado y en riesgo inminente;
- La inversión pública no tiene que reorientarse;
- La emergencia ha acabado y podemos volver donde estábamos, aunque sigan las lluvias y se prevean nuevos problemas para febrero;
- En dos meses todo estará reconstruido como corresponde a un país que es casi del primer mundo, envidiado en todas partes;

Son los mismos reflejos que mostró García cuando dijo que felizmente lo del terremoto de Ica no había sido un desastre y horas después en medio de los escombros habló de una reconstrucción y relanzamiento de la región en un año, y alardeó de un nuevo esquema de gestión de desastres naturales con la conducción del sector privado. También lo que dijo a cada paso sobre la crisis internacional, que a nuestro país no le afectaría y que no había que hacer ningún cambio en la política económica, que es lo que se sigue repitiendo hasta ahora en medio de felicitaciones por el resultado del año 2009, tan cercano al cero por ciento.

Los peruanos ya sabemos que el presidente ha inventado el optimismo como la solución a las angustias; que tiene tan fuertes compromisos con los grupos económicos, que hará lo posible para mover lo mínimo sus recursos económicos y técnicos ante eventos inesperados; que seguirá haciendo declaraciones para la prensa internacional y Lima, sin importarle lo que estén pensando los del territorio afectado; que dará un plazo cualquiera para que volver a la normalidad, sin que después se acuerde de su promesa; y que insistirá en su idea de “modernidad” que entraña una radical indiferencia ante las desgracias de los más pobres, que por supuesto tienen una baja incidencia en los circuitos económicos centrales.

¿Por qué estos conceptos que a estas alturas podrían haber sido anticipados casi por cualquiera, le han tomado tres días de desaparición pública, al presidente que tanto admira a los mudos pero que se pasa el santo día hablando en cuanta ocasión se lo permita y por qué además se equivocó de ruta y se fue al norte cuando debía ir al sur? Simplemente porque calculó que pasara la atención de prensa. Por eso ahora en varios diarios Cusco es una noticia perdida en las páginas interiores.

31.01.10
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Nacionalismo

En el 2005, hacían 15 años, que en el Perú estaba prohibido hablar de nacionalismo.

Uno de los sentidos comunes generados por la crisis era que no había salidas hacia dentro de la economía y que nuestro destino no iba más allá que ser parte de las corrientes de la globalización.

Las propias izquierdas no escapaban al sentido de las mareas. Y de allí tanto afán de encontrar aliados hacia el centro del sistema político. Y de sustituir banderas que creían desgastadas por discursos más modernos sobre la inclusión, la descentralización y la democracia.

Pero ya en junio del 2005 circulaba entre sectores políticos y periodísticos una encuesta[1] que señalaba que el 31% de los peruanos se definía políticamente como nacionalista, por encima de otras categorías como derecha, izquierda o centro, y más del 60% creía necesaria la nacionalización de los hidrocarburos y una cifra semejante la de la minería.

En esa misma consulta se veía por primera vez un avance del precandidato Ollanta Humala hasta un 10%, que contradecía a las estimaciones públicas que lo daban por debajo del 5%. Pero iban a pasar algunos meses para que la ecuación Humala-nacionalismo se revelara más claramente. Y algunos más para que la relación con lo que estaba pasando en el continente apareciera evidente.

En abril de 2006 el nacionalismo obtuvo la primera votación en la vuelta del descarte y en junio del mismo año llegó un poco más arriba del 47% contra todos los partidos políticos.

Algunos dicen que esta era una votación de protesta (antisistema) que equivalía a ningún planteamiento. Pero si se mira seriamente lo que realmente pasó, el voto ciego, con narices tapadas, a lo que venga, fue el otro, que ungió a García presidente por segunda vez.

En cambio hay una línea de continuidad entre los conflictos y movilizaciones sociales, de los últimos años y los temas que estaban en la campaña 2005-2006: recursos naturales, derechos comunales y regionales, concesiones y privatizaciones, apertura de mercado y producción nacional, servicios públicos e infraestructura económica, Constitución de 1993 y capítulo económico.

Tiene razón el director de El Comercio[2] cuando dice que el nacionalismo, aquí, en Venezuela, Ecuador o Bolivia, es una reacción al neoliberalismo. El punto es saber de qué sirve constatar esto si lo que sigue es una afirmación en el sentido de que hay una contraposición entre nacionalismo y universalismo, en un mundo que tiende a la globalización.

¿Quiere decir que no hay salida al neoliberalismo porque prevalecerá la globalización?, ¿o es que existe algún universalismo que nos salve del imperio de las grandes finanzas y de la imposición de las empresas transnacionales?, ¿cuál sería esa?

El contenido desnacionalizador y privatizador del neoliberalismo ha generado la reacción nacionalista en América latina. Y como es evidente que nadie puede existir en esta época al margen del mundo, lo que se está produciendo es una convergencia de diversos proyectos. Eso significa que no hay posibilidad de autarquías. Lo que está en juego es si se cambian las relaciones entre las dos partes del mundo.

27.01.10
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[1] Encuesta del North American and Research Incoporated de Estados Unidos-Venezuela; junio 2005.
[2] “El destino del nacionalismo” Francisco Miró Quesada Rada. “El Comercio” 23.01.10

sábado, enero 23, 2010

Tremendo juez

1) En la semana, el ex premier Jorge del Castillo, pidió ser incluido en las investigaciones del caso petroaudios. Lástima nomás que lo hizo al final de la etapa instructiva, cuando se supone que las investigaciones preliminares han sido concluidas, y cuando ya hace casi dos meses de la fugaz visita al Perú de Fortunato Canaán, el único que podría explicar lo que conversaban en privado en las numerosas citas en la suite del Hotel Country, cuando el dominicano iba extendiendo su poder como una mancha de aceite, sobre el Estado peruano.

2) También en la semana se conoció el texto de un mail de Rómulo León a su querido Lucho (Luis Alva Castro) cuando era ministro del Interior en el que le trasmite el “sufrimiento” de su amigo Carlos José Motte porque el ministerio había comprado equipos de interceptación de celulares por un millón de dólares a otra firma, a pesar de haberle ofrecido el mismo producto de origen israelí. Frente a ello, LAC ha aclarado que no recordaba haber recibido la visita de Motte, posteriormente involucrado en la protección del “rata” durante los días en que permaneció en la clandestinidad, y relacionado con empresas de Fortunato Canaán y con la compañía Elbit System, que en el 2009 vendió al Estado, equipos de comunicaciones por varios millones. Pero no negó las gestiones.

3) De estos dos hechos debería concluirse: (a) que efectivamente el juez Barreto se ha olvidado de “investigar” a los ex ministros y altos funcionarios implicados en el caso de los petroaudios y está de lo más tranquilo; (b) que los tentáculos de la corrupción han abarcado interminables operaciones estatales, y que increíblemente el “chuponeado” Romulín, estaba también intermediando para la compra de equipos de interceptación de conversaciones privadas. ¿Con qué cara, su abogado, sale a defenderlo arguyendo que ha sido una pobre víctima de malvadas violaciones a su privacidad?

4) Pero ninguno de estos hechos conmueve al juez Barreto cuyo objetivo es cada vez más evidente: destruir las pruebas que conducen a señalar la existencia de una red organizada para manejar los contratos y concesiones del Estado. Un año y medio después del escándalo, el juez pro-corrupción ha conseguido: (a) que se retire de la acusación la denuncia por delito de “asociación ilícita”, que no sólo tiene que ver con la severidad de la pena, sino con la definición del tipo de actividad en banda de Canaán, León, Químper y los miembros del Estado que trabajaron con ellos; (b) que se ponga a un lado el Informe de Contraloría que cuestiona la adjudicación de los lotes petroleros, lo que apunta a definir que tampoco hubo delito en el manejo del concurso; (c) que se mantenga en el proceso un paquete reducido de mails seleccionado por el juez y el abogado del principal acusado, lo que no permite tener garantías de que no ha habido ocultamiento de evidencias; (d) que se descarten los audios como prueba legítima, que equivale en realidad a decir que el caso no debió abrirse ya que los audios fueron sus desencadenantes; (e) que Canaán (el verdadero jefe de la banda), quede como un angelito que vino, declaró y se fue a República Dominicana; (f) que del Castillo tenga que decir que porqué no lo investigan si todos están saliendo regio.

24.01.10
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miércoles, enero 20, 2010

Un general revolucionario

El general Miguel Ángel de la Flor ha muerto. Me enteré durante mi estadía en Chile y no pude hacerme presente en su velorio y despedirme de este entrañable amigo. El embajador Manuel Rodríguez Cuadros lo ha recordado hace algunos días explicando su inmensa contribución a cambiar el rumbo de la política exterior peruana. Y por cierto no ha faltado la puya gratuita sobre las supuestas razones familiares o laborales que existiría para hacer este recuerdo.

Yo conocí a De la Flor fuera de su condición de ministro y general, como uno de los directivos de un instituto que dirigía sus esfuerzos a apoyar y sostener a las empresas administradas por los trabajadores. A la cabeza de este proyecto se encontraba el general Jorge Fernández Maldonado, el “rojo” del gobierno militar, y en la gestión administrativa, cuidando cada centavo estaba Miguel Ángel.

Viéndolos a los dos, yo no podía asociarlos con la imagen de poder que lucían unos años antes. Pero de lo que si puedo dar testimonio es que sin el fajín de ministros y sin las estrellas del ejército, los dos generales seguían comprometidos con algunas de las ideas más fuertes de la revolución de Velasco. No eran políticos de ocasión, o militares que se hicieron políticos porque recibieron una orden para ello.

No importa a estas alturas, la verdad, que los ajustes económicos y las políticas neoliberales llegaran finalmente a barrer con todo lo que fueron cooperativas, empresas de propiedad social y empresas administradas directamente por sus trabajadores. Fernández y de la Flor se pararon sobre el fracaso y se dedicaron a apoyar a la PYMES, mediante asistencia técnica y financiera, durante los siguientes diez años, porque ahí vieron que estaba la continuidad de sus proyectos. En 1998, la llamada crisis asiática creó una iliquidez brutal que impidió recuperar los créditos otorgados y que llevó a la institución a un paso del colapso que tuvo que vender su local y reducir su personal para seguir existiendo.

La reflexión de los generales en esos días fue conmovedora: no podíamos ejecutar las garantías porque hubiéramos hecho quebrar miles de microempresas, para las que estábamos trabajando. La sacrificada fue la institución. Y los dos ex ministros de Velasco iniciaron desde ahí su retiro definitivo, entregando la posta a los técnicos más jóvenes que se habían formado junto con ellos. En el año 2000 un ataque violento al corazón se llevó a Jorge Fernández, el hombre de la expropiación de la IPC, y diez años después se va el fundador de la diplomacia independiente en el Perú. Claro que hay los que no entienden nada de esto. Son aquellos a los que la palabra dignidad los confunde en extremo y los hace preguntar ¿qué es eso?

Muchos se interrogan de dónde salieron generales como Velasco, Fernández, De la Flor y varios otros, propugnando un país más independiente, más participativo y más justo socialmente. Se pueden contar muchas historias sobre la evolución del pensamiento de estos hombres. Pero lo que queda claro es que hay un espacio para las ideas progresistas en nuestros militares. Esa es una gran noticia para el pueblo. Y un temor muy grande, para otros.

19.01.10
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domingo, enero 17, 2010

Ganó la derecha en Chile

Era lo más probable y se cumplió. El final electrizante que se anunciaba no fue tal. La diferencia que había impuesto el candidato de la derecha, el magnate Sebastián Piñera, en la primera vuelta: 15 puntos porcentuales y un millón de votos, no pudo ser revertida por los esfuerzos de la Concertación gobernante que intentó a último momento movilizar la popularidad de la presidenta Bachelet, y por la adhesión contra el cierre del candidato sorpresa Marco Enríquez Ominami.

Siendo las 6 de la tarde (hora de Santiago de Chile), el ministerio del Interior dio los resultados oficiales al 60% de los votos, con un 51.87% a favor de Piñera y 48.12% para Frei, una diferencia de 3.75%, que el mismo ministro consideró irreversible y que para un peruano evoca lo que fue la cuenta final de la segunda vuelta del 2006 que ganó Alan García. A las 4 pm se habían cerrado las mesas y en los puntos de votación los miembros de mesa empezaron a contarse las balotas en voz alta en medio de aplausos y abucheos.

Poco a poco se vieron cuáles eran las tendencias: (1) Frei subía sobre su votación de primera vuelta pero no llegaba a endosarse sino un 50 o 60% de los votos de los candidatos que fueron a los candidatos que no llegaron a la segunda vuelta; (2) Piñera, incrementaba su votación, mucho menos que su competidor, pero lo suficiente como para conservar la ventaja inicial; (3) no se registraron muchos votos en blanco o nulos. Luego del informe oficial, el comando de campaña de Frei aceptó su derrota. A las 6.45, el candidato perdedor realizó un breve discurso en el estrado levantado en la Alameda Bernardo O Higgins, en el que saludó a su rival y a la vez llamó a mantener la unidad lograda por los sectores de centroizquierda y progresistas para defender las libertades políticas y los derechos sociales.

A su vez, el comando de Piñera, respondió al gesto adoptando un tono de conciliación que pretendía insistir en el tono de la campaña del multimillonario que en todo momento ha buscado desligarse de la imagen que lo liga a la dictadura de Pinochet y del temor que muchos expresan por el regreso al poder de una derecha dura y agresiva. Ciertamente lo que va a pasar en este país está todavía por escribirse.

17.01.10
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Ganó la derecha en Chile

Era lo más probable y se cumplió. El final electrizante que se anunciaba no fue tal. La diferencia que había impuesto el candidato de la derecha, el magnate Sebastián Piñera, en la primera vuelta: 15 puntos porcentuales y un millón de votos, no pudo ser revertida por los esfuerzos de la Concertación gobernante que intentó a último momento movilizar la popularidad de la presidenta Bachelet, y por la adhesión contra el cierre del candidato sorpresa Marco Enríquez Ominami.

Siendo las 6 de la tarde (hora de Santiago de Chile), el ministerio del Interior dio los resultados oficiales al 60% de los votos, con un 51.87% a favor de Piñera y 48.12% para Frei, una diferencia de 3.75%, que el mismo ministro consideró irreversible y que para un peruano evoca lo que fue la cuenta final de la segunda vuelta del 2006 que ganó Alan García. A las 4 pm se habían cerrado las mesas y en los puntos de votación los miembros de mesa empezaron a contarse las balotas en voz alta en medio de aplausos y abucheos.

Poco a poco se vieron cuáles eran las tendencias: (1) Frei subía sobre su votación de primera vuelta pero no llegaba a endosarse sino un 50 o 60% de los votos de los candidatos que fueron a los candidatos que no llegaron a la segunda vuelta; (2) Piñera, incrementaba su votación, mucho menos que su competidor, pero lo suficiente como para conservar la ventaja inicial; (3) no se registraron muchos votos en blanco o nulos. Luego del informe oficial, el comando de campaña de Frei aceptó su derrota. A las 6.45, el candidato perdedor realizó un breve discurso en el estrado levantado en la Alameda Bernardo O Higgins, en el que saludó a su rival y a la vez llamó a mantener la unidad lograda por los sectores de centroizquierda y progresistas para defender las libertades políticas y los derechos sociales.

A su vez, el comando de Piñera, respondió al gesto adoptando un tono de conciliación que pretendía insistir en el tono de la campaña del multimillonario que en todo momento ha buscado desligarse de la imagen que lo liga a la dictadura de Pinochet y del temor que muchos expresan por el regreso al poder de una derecha dura y agresiva. Ciertamente lo que va a pasar en este país está todavía por escribirse.

17.01.10
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Hoy será la definición electoral en Chile

Cae el telón de las elecciones chilenas. Y lo que está en juego no es sólo la presidencia, sino la sobrevivencia de un sistema político basado en dos grandes bloques electorales.

Esta nota se escribe a pocas horas de abrirse las urnas para la segunda vuelta electoral en Chile. Una disputa para subir unos 400 mil votos a Piñera para hacerle pasar el 50% y un millón 415 mil a Frei para convertirlo en ganador final. A primera vista la suerte parece echada. Y es lo que hace decir a los taxistas consultados que aquí todo está resuelto y que por gusto le han malogrado las vacaciones a la gente que tiene que venir a votar desde sus lugares de descanso. La única encuesta publicada en este tramo de la contienda ha anunciado sin embargo un resultado eléctrico en el que el democristiano aparece a una distancia de 1.5% del favorito y en pleno ascenso. Lo raro es que eso no se siente en la calle en forma de alguna inquietud o cambio de ánimo.

Es verdad que si se sumaran directamente los votos de la Concertación, con los de Marcos Enríquez Ominami y los de Arrate, el conteo sobrepasaría por cuatro puntos el 50%, por lo que habría que decir que un campo más o menos progresista o no derechista es mayoritario. Pero eso no es igual a traspasarlo íntegramente a Frei. Los gobiernos de la Concertación no provocan adhesiones fuertes salvo quizás en un quinto de los votantes chilenos. Y la pregunta es si esta vez volverá a funcionar la cuestión automática que hacía votar a mucho contra los pinochetistas en la definición final. Da la impresión que ya nada es automático y que la credibilidad es lo que más se ha resentido en estos años.

Un abogado derechista opina que las elecciones del 17 de enero van a probar si en Chile se instaura después de 20 años una efectiva alternancia entre los dos bloques mayoritarios. Curiosamente los herederos pinochetistas han sido la otra pierna del sistema político post dictadura, con fuerte presencia en las cámaras y en las decisiones, controlando los medios de comunicación y las representaciones empresariales. Los grupos económicos que hicieron fortuna con el dictador, nunca ganaron más dinero que con la Concertación. Pero una caución moral mantenía aún una línea de resistencia para que el bloque RN-UDI pasase directamente a gobernar. El fenómeno MEO se puede explicar mejor si se entiende que una parte importante de los chilenos decidieron apostar a un tercer candidato que tuviera ganas de vencer y de sacar a las dos oligarquías políticas y a esta utopía se plegaron una fracción de la derecha descontenta con sus propios partidos.

Ahora que todo volvió a la normalidad, pero todo está a su vez tambaleando y a punto de quebrarse, los chilenos no se muestran muy dispuestos a decir abiertamente si como en el pasado correrán a darle un voto de salvación a la Concertación o la dejarán caer para siempre. En otros escenarios remontar una ventaja de quince puntos, con el rival a sólo seis de lograr la mayoría absoluta, hubiera significado un inmenso esfuerzo de movilización y convencimiento, pactos políticos rotundos y hechos conmocionantes. Aquí no. La Concertación ciertamente ha movido fichas hacia la izquierda en los programático, ha recurrido a lo mejor de su vitrina (Bachelet, Lagos), ha hecho bailar a Frei en programas juveniles, ha recibido un apoyo frío de MEO, pero nada de esto va a decidir el triunfo. El secreto está en el corazón de cada uno d elos votantes.

17.01.09
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Chilenos votan bajo la sombra de dos pasados

Como expertos en la teoría del mal menor que domina cada proceso electoral desde hace veinte años, los peruanos estamos seguramente mejor equipados que nadie para entender un escenario en el que se calcula que más del 50% del voto por Frei es voto contra la derecha y no por el candidato de la nariz que no levanta mayores esperanzas.

La bandera más importante de Sebastián Piñera, conocido cariñosamente en Chile como Tatán, es la del cambio. Algo así como decir que la Concertación representa un duro continuismo de más de dos décadas, y en cambio la derecha moderna que él encarna viene a ser a renovación que se estaba reclamando. Frei y su campaña, retrucan a este argumento señalando que Piñera es el candidato de un pasado aún más oscuro, y que su eventual victoria vendría a significar la restauración de las fuerzas políticas que acompañaron a Pinochet durante la dictadura de los 70 y 80, tiempo durante el cual el actual candidato hizo una enorme fortuna y en la que varios de sus partidarios y aliados ocuparon decisivas posiciones de gobierno.

En resumen es un pasado contra otro pasado. Algo que puede explicar la apatía existente. Y eso es algo que nos diferencia a los peruanos de los chilenos, porque nosotros nos tomamos mucho más en serio los “males menores”, aunque después nos rompamos la cara con nuestras determinaciones. Sin duda Frei es el candidato que más puede sonar a viejo en estos momentos, no sólo por que tiene la bandera de un oficialismo que viene dirigiendo al país desde el referéndum del 88, sino porque él mismo ya fue presidente y antes lo fue su padre. Así que su nombre está asociado mucho a lo que se llama política tradicional. Sin embargo, el Frei de estas elecciones ha hecho esfuerzos que parecen sinceros por producir cambios reales en sus propuestas.

No sólo ha aceptado algunos de los reclamos claves de la izquierda: impulsar la idea de una nueva Constitución e impulsar la reforma del sistema de elecciones; sino que ha conformado un equipo de plan de gobierno independiente de los partidos de la Concertación, que critica el continuismo neoliberal de los últimos gobiernos y propone que el Estado tenga una mayor participación en la economía, se fortalezcan las regulaciones y se maneje de otra forma el excedente generado por la explotación de los recursos naturales. Por su lado, Piñera ha preferido poner el énfasis en la parte populista de un discurso que no ofrece variantes sobre el modelo neoliberal que viene desde los años 70, impuesto con las bayonetas del régimen militar. Como si se tratara de una grabación ha insistido en que su proyecto es crear un millón de empleo, dotar de bonos para la atención de salud de los más pobres en las clínicas privadas, crear 50 liceos de excelencia, etc., dando a entender que si pudo hacer la fortuna personal que hoy exhibe (una de las mayores de Chile), también podrá tener éxito en acabar con la pobreza de los chilenos antes de concluir su mandato. Sustancialmente este programa significa que le dejen el país a la gran empresa, que ellos se encargarán de distribuir hacia abajo como no lo han hecho los políticos.

Los electores, sin embargo, no dan la impresión de estar muy convencidos de estas diferencias. Para la mayoría la votación sigue estando referida a escoger entre cual ha sido el peor de dos pasados. Y, por supuesto, que, a primera vista, entre dos neoliberalismos totalmente comprobados, lo que termina sopesándose es el desgaste indudable de la Concertación y la herencia de sangre de la dictadura de la que Piñera trata de desligarse pero no llega a convencer. El punto es que esta ha sido la disyuntiva de varias segundas vueltas anteriores, y es la reiteración lo que ha empujado a que la mucha gente busque “algo nuevo”, orientándose al voto de protesta que encarnó principalmente Marco Enríquez Ominami (MEO) y en menor grado Jorge Arrate, siendo que ninguno de los dos era propiamente lo que en el Perú llamamos outsider político, ya que hasta mediados del año 2009 eran militantes del Partido Socialista y de la Concertación. La caída de Frei hasta 29% en la primera vuelta, es efecto de la corrida de votos hacia el hijo del fundador del MIR que se ofrecía como representante de los descontentos (20%) y hacia la izquierda dura (Partido Comunista y otros) que se agrupó en torno a un intelectual socialista como Arrate que fue el verdadero ariete contra la derecha. A todo esto, además, se debe sumar el fuerte voto en blanco y viciado de casi dos millones de chileno, que se negaron a optar entre todo el abanico de primera vuelta.

Ahora, todos estos factores que configuraron la significativa derrota de Frei, podrían serle paradójicamente favorables, si se asume que para muchos de los votantes perdidos por la Concertación, sigue siendo la peor de las alternativas que el magnate pinochetista se haga del poder. El balance que se hace en Chile, es que Piñera sacó en primera vuelta todo lo que podía ganar (44%) como expresión de los dos bloques clásicos de la derecha (UDI y Renovación Nacional) y la suma de un sector de derecha de la Concertación que se plegó a su candidatura. Lo que le quedaría es una pequeña bolsa de los votantes de MEO que se corrieron de la derecha al centro y que ahora están de regreso. Por su lado, Frei ganaría casi todos los votos de “Juntos Podemos”, la mayoría de los votantes de Enríquez y una parte de los blancos y viciados de primera vuelta. Todos ellos “con los ojos tapados”, como se dice aquí, recordando la frase que se usaba en el Perú para votar por García “tapándose la nariz”.

En fin. Los analistas consultados señalan que este sentido pasatista que pesa sobre la segunda vuelta y que baja el entusiasmo, no es en verdad un síntoma de que el Chile político, se haya anclado y que no se vaya a mover. Al contrario, significa que el sistema político que la dictadura creo para controlar los cambios está en trance de muerte. Eso se ve en la crisis dentro de los partidos, las tensiones entre los aliados de los bloques principales, el desplazamiento de los votantes, los cambios en los programas y el inicio de un debate sobre el Asamblea Constituyente y la nueva Constitución. Es el momento previo al giro. Y es no depende de los resultados. El cambio de todas maneras se dará.

17.01.09
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La columna de Raúl Wiener en "Primera Voz"
"Analísis de las elecciones presidenciales en Chile" (Enlace telefónico desde Chile)
Radio San Borja (91.1 FM)
Emsión: 16 de enero del 2010

Lo que dijo Varguitas

El escritor peruano Mario Vargas Llosa anunció hace algunos días en Santiago de Chile, que la victoria de Sebastián Piñera en las elecciones de este domingo, que da por seguras, significará un “hito” en la historia de la democracia latinoamericana. Reconociendo que hasta hace muy poco su corazón estuvo del lado de la Concertación gobernante, que salvó el Chile neoliberal en el período post dictadura, Vargas Llosa decidió divorciarse públicamente de Bachelet y Frei, con el argumento que lo que ofrece Piñera es una derecha moderna y amiga de los pobres.

Esa derecha parece haber sido la que costeó su presencia en Santiago, donde Varguitas no tuvo empachó de hospedarse en casa del magnate-candidato, ni en acompañarlo a una premiación literaria de la Fundación “Futuro”, de la que es propietario. Tampoco en lanzar frase como estas: “Piñera tiene el dinamismo que la democracia necesita”; “"representa una centro derecha moderna, liberal, idealista que va a consolidar mucho la democracia y va a dar un impulso a Chile", “es un hombre profundamente democrático y un liberal en el mejor sentido de la palabra”. Y que finalmente haya decidido exponerse al abucheo en la inauguración del Museo de la Memoria (al que no podía dejar de asistir, por la responsabilidad que ha asumido en el Perú para una obra similar), por la gente que considera una traición a las víctimas de la dictadura su visible adhesión a su heredero.

Muchos se han preguntado si en todo este periplo, que le ha costado en imagen e independencia, Vargas Llosa ha actuado como cándido o es que no entiende un carajo de manejo político. ¿Puede alguien seriamente separar a Piñera y al bloque político que representa, en el que están incluidos los más recalcitrantes reaccionarios del Opus Dei (UDI), del pasado dictatorial y su marca de sangre, y postularlos como modernos y futuristas? La opinión que hay en Chile, es que no ha habido candidez ni desorientación política. Vargas Llosa, como otros, está viendo a Piñera como parte de una operación internacional. Lo dijo con todas sus palabras: “Piñera representa el anti-Chávez".

La idea es que un eventual triunfo derechista en Chile implicará un refuerzo al cerco sobre Venezuela sumándose a Colombia, Perú, Honduras, Costa Rica, Panamá, a la espera de los resultados de Brasil y Argentina, sobre los que también ya se hacen cálculos. Varguitas es el director de orquesta de la movida que consiste en transformar los gobiernos de centro-izquierda, más de centro que de izquierda, en derechistas, y acabar con políticas internacionales que a pesar de todo son demasiado independientes para Washington. Para trabajar por este nuevo alineamiento hay que apostar a la derecha-derecha, e impulsar nuevos mitos como el del empresario de los pobres, o del pinochetista idealista y democrático a carta cabal. Algunos dicen que este es el verdadero hito. Vargas Llosa cerrando el círculo y pasando a la condición de pope santificador de sectores dictatoriales convertidos a la democracia, amablemente rebautizados como derechas modernas, democráticas e idealistas.

17.01.09
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sábado, enero 16, 2010

El voto joven

Una estadía de algunos días en la capital chilena me ha puesto un poco más cerca de las singularidades del proceso político en este país y me ha servido para darme cuenta que si bien vivimos coyunturas diferentes en muchos sentidos, también tenemos algunos temas comunes que tenemos que encarar ineludiblemente. Uno de ellos es el del voto juvenil. Se calcula que poco más del 10% del padrón electoral actual está compuesto por personas que no eran adultas cuando concluyó la dictadura y para los cuales el derrocamiento de Allende y la etapa más sangrienta de la dictadura son lecciones de historia remota que poco tienen que ver con la vida como hoy se vive. Se calcula, además, que hay una cantidad similar de jóvenes que simplemente no están inscritos para votar porque no se sienten parte del sistema político.

Se dice que la candidatura de MEO captó algo de la atención juvenil por varios rasgos distintivos: (a) era el rostro más próximo a la condición de ser joven y a la idea de no estar contaminado con la vieja político, que también puede expresarse como los “políticos viejos”; (b)no aparecía relacionada con el pasado y no quería rescatarlos tópicos de dictadura y antidictadura de los debates políticos; (c) inventaba un espacio que se imaginaba por fuera de los partidos, de la izquierda y la derecha, del neoliberalismo y el socialismo, que seguramente no existe en ninguna parte, pero que era tan desafiante como cualquier incursión en las nuevas tecnologías, donde toda experimentación parece válida.

Ciertamente esta burbuja ha durado lo que debía durar, y a pesar del inmenso logro de captar un 20% del electorado (un millón 400 mil votos), se desinfló al no conseguir su objetivo de colarse en la segunda vuelta. Y ahí MEO quedó atrapado en la real-politik, es decir en la obligación de optar dentro de lo que había repudiado tan ferozmente, y si bien se puede entender que no haya querido ser señalado como responsable de un posible triunfo de Piñera y que tampoco haya querido perder la posibilidad de subrayar su participación decisiva en el incremento de los votos de Frei que lo han acercado tanto al favorito que podrían significar una sorpresa para la cátedra, la verdad es que debe estarle doliendo en el alma haber tenido que jugar dentro del sistema que decía repudiar tan profundamente.

La ilusión del lugar político incontaminado de cualquier pasado ha muerto. Enríquez ha tenido que recordar para votar por Frei, que los pinochetistas con los que lucraba Piñera, asesinaron a su padre y que no puede haber equidistancias cuando existen estas deudas de sangre. Lástima que este discurso tardío contradiga al candidato estrella de la primera vuelta. En la noche del viernes muy cerca del cierre de campaña, la televisión chilena mostró un Frei con peluca punk, zarandeándose con un ritmo metalero, ante un auditorio de cientos de jóvenes que vitoreaban su nombre. Era otra vez el esfuerzo por atraerse el voto de la juventud, disfrazando de joven a un hombre de 67 años.

Me pregunto: ¿cómo enfrentaremos los peruanos el reto del voto joven a 11 años del fin del fujimorismo y en medio del hastío con los viejos políticos? ¿Se inventará un MEO criollo, bailarán los candidatos con peluca, o habrá otra manera de pactar con las nuevas generaciones?

17.01.10
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jueves, enero 14, 2010

Masacre de la razón

No hay que mentir tanto, señor García. Es lo menos que puede respondérsele, con su propia máxima, después de sus increíbles palabras del domingo señalando que había un plan paramilitar en Bagua para asesinar policías. Como si el plan no hubiera sido el suyo, que escogió el lugar donde debía desalojarse con toda la fuerza disponible a los indígenas que llevaban dos meses ocupando diversos puntos de las carreteras de la selva; el que le ordenó a Cabanillas que cambiara al general Uribe, que había dialogado demasiado con las comunidades, por un relevo de Lima que no tuviera ninguna empatía con los que iban a ser reprimidos; que aprobó un plan de ataque que incluía la acción desde el aire, la ocupación de la altura de la Curva del Diablo, y el despliegue del máximo de fuerzas por la carretera cuando empezaba el día, para sembrar el terror y la dispersión entre los nativos.

Fue usted señor García al que no le importó que hubieran policías retenidos por la fuerza en la Estación 6 de Petroperú, cuando se lanzaba al ataque, como tampoco tomó en cuenta a los guardias rehenes de Sendero Luminoso cuando ordenó bombardear El Frontón. De quién fue la consigna de matar que usted menciona. ¿De los indígenas?, o ¿del que ordenó atacar con fusiles a los que sólo contaban con lanzas y flechas, pero que no las habían usado hasta que fueron atacados? Una cosa es que el presidente, la ministra, el alto mando de la Policía, diseñaran pésimamente la intervención y que los atacantes fueran reducidos por el número en varios puntos, en medio del caos armado por las bombas y los disparos, y que esto derivara en actos de venganza injustificables, por la creencia de que los estaban matando a todos, y otra muy distinta declarar que lo que pasó estaba planificado.

Veamos las cifras: 24 policías muertos y 10 civiles; pero 20 policías murieron estando retenidos y sólo cuatro en el enfrentamiento, mientras que los civiles cayeron en las acciones. Asimismo, en cuanto a heridos: se reportaron 35 policías y 200 civiles, de los cuales 82 eran por herida de bala. ¿Qué quiere decir esto? En primer lugar que no es cierto que no se usaron armas para el desalojo; en segundo lugar que sobre el terreno del enfrentamiento prevaleció la superioridad de fuego de la Policía, como es lógico; en tercer lugar, que el mayor número de policías caídos no se debe a que los atacantes fueron los nativos, sino a que estos lograron desarmar a los efectivos en dos puntos claves y luego se desbordaron en violencia.

Se suponía que la Comisión Especial iba a intentar explicar este brote en un contexto histórico cultural y de errores políticos. Pero García ha zanjado: aquí no hay más que asesinos nativos, seudoizquierdistas que quieren adueñarse de la memoria y el gobierno pobrecito que manda policías a desalojar que terminan asesinados. Esa es la interpretación García, del hombre de los Penales y Bagua, a la que el nuevo “Panorama” de Cayetana Aljovín (la vendedora de Paita y Collique) le prestó tribuna. Un notable inicio. No cabe duda.

13.01.10
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domingo, enero 10, 2010

Después de la condena

Al dictarse la sentencia de la sala del juez San Martín contra Alberto Fujimori, condenándolo, sin atenuantes, a 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad, el Perú se enfrentó a una paradoja: de un lado se hablaba del carácter ejemplar e histórico del fallo que era pionero en el mundo y que serviría para enviar un mensaje definitivo a los responsables de crímenes de Estado; y por el otro, las encuestas de opinión elevaban las preferencias de una candidata cuyo único mérito en la vida, intelectual, social y política, era la de ser hija del ex dictador, y el gobierno del país reforzaba su alianza con el fujimorismo, cuya fracción parlamentaria ha compartido su tiempo entre las visitas y acompañamiento a su líder preso, con su intervención en las votaciones críticas en el Congreso salvando al régimen de Alan García en las cada vez más numerosas situaciones comprometidas en que se ha ido metiendo.

Durante el 2009, además, el abogado Nakasaki recomendó a Fujimori aceptar todos los cargos sobre corrupción que se le hicieron para evitar un debate sobre los hechos, asumiendo que los años de prisión que iban a imponérsele no se sumaban a los 25 que ya le habían caído anteriormente. Y como para que el país no se diera cuenta sus partidarios levantaron la especie de que este reconocimiento se debía a que ya no había confianza en la justicia peruana y lo que habían hecho es ahorrarse molestias. Por supuesto que en el baldón de corrupto que Fujimori se colgó el mismo en el pecho, no había ni siquiera la fórmula entre líneas de que las matanzas de La Cantuta, Barrios Altos y otras, habían sido “necesarias” para la lucha contra el terrorismo y que siempre ha ocurrido eso en todas las guerras internas. La corrupción no tenía más pretextos que decir que todos los gobiernos lo han sido, o volver a aquello de que Montesinos hizo cosas que el distraído de Alberto Kenya no se daba cuenta, aunque fuese el directo beneficiado de sus maniobras. El hecho es que consagrado de corrupto, el APRA gobernante no se arredró de seguir apareciendo en la foto con sus cómplices.

Como si el mundo de lo judiciable y de los político no tuvieran relación, el gobierno actual reforzó su concepto de que entre los partidos de la democracia y el sistema se encuentra el fujimorismo, cuyo patriarca e inspirador está condenado por asesinatos, secuestros, robos, extorsiones y otras finuras por el estilo. Más aún, nadie en el poder parece haberse conmovido lo suficiente por la sentencia definitiva en el caso de violación de derechos humanos, donde acaba toda posibilidad de revisar el balance de la década de los 90. Si Alberto Fujimori, al margen de la discusión sobre un posible indulto (que promete su hija de llegar a la presidencia y Alan García no ha descartado personalmente…), ha quedado de cualquier modo para la historia como la expresión de un poder terrorista, disfrazado de antiterrorista, y profundamente corrupto, con delitos que fueron mucho más abundantes que los que llegaron finalmente a juicio, ¿qué significado tiene para la cultura política del país que el partido que encarna esa etapa oscura de nuestro pasado se encuentre virtualmente cogobernando y que tenga alguna chance de regresar al poder?, ¿a quién hay que culpar por este desencuentro trágico?

En el Perú existe el delito de apología, que se aplica, de un lado, como una restricción de prensa para que los medios no justifiquen el llamado delito de terrorismo y a sus ejecutores, y en sentido más amplio para que nadie pretenda hacer política propugnando la abolición o adulteración del orden democrático. La pregunta es ¿cómo se califica la pretensión de Keiko Fujimori, seguida de Carlos Raffo, Souza, Cuculiza, Moyano y otros de conformar el 2011 un gobierno que restituya el régimen que prevaleció en el país hasta el año 2000? Cuando el fujimorismo afirma que el principal problema del Perú es el rebrote del terrorismo y que ellos aplicarán la política que llevó adelante Alberto Fujimori, ¿cómo queda el principio de que nada justifica el terror de Estado y las ejecuciones sumarias a cargo de operadores estatales como eran el Grupo Colina y el Comando Rodrigo Franco? Si alguien tiene alguna duda puede buscar los archivos del diario más abiertamente fujimorista que tiene varios editoriales pidiendo condecoraciones para Martin Rivas y que últimamente afirmó que las investigaciones sobre “escuadrones de la muerte” en Trujillo, desmoralizaban a la policía.

Obviamente se trata de personas que no han cambiado y que se afirman en lo que hicieron, por ejemplo en el golpe de Estado de 1992 que les permitió controlar las instituciones y desfigurar el juego democrático, o la corrupción generalizada que compró votos de parlamentarios, medios de comunicación, refugio para el ex dictador y que ahora les provee los fondos para la campaña. Pero lo que debería preocupar no es eso, sino que haya gente dispuesta a decir que a pesar de todo ello Fujimori hizo obras, estabilizó la economía y acabó con el terrorismo, sin llegar a hacer la relación entre sus actuales descontentos con las carencias nacionales, la profundización de las desigualdades, el dominio del país por pequeños grupos adinerados y empresas trasnacionales, la debilidad de las instituciones y la desconfianza hacia la democracia, y la subsistencia de diversas formas de violencia crónica, con la herencia de los diez años fujimoristas. Es evidente que Alan García parte de este colchón social para aproximarse al partido del prontuario. Después de todo es el presidente al que más fácilmente se le podría procesar por crímenes equivalentes (en algunos casos peores) que los de su aliado no declarado.

Y que uno haya sido sentenciado y el otro reelecto en la presidencia, no parece ser un gran distingo moral para ambos.

10.01.10
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Mentir pero no tanto

Está bien mentir, pero no tanto. Esta frase la lanzó el presidente García al referirse a los transportistas que se quejan del alza de los combustibles. He leído por ahí que un diario considera que esta declaración es “sorprendente”. Pero lo que debería decirse es que si bien nadie imagina a un presidente recomendando mentir con cierto límite, eso no es lo mismo que sorprenderse con las mentiras de Alan García que son cosa de todos los días. Es la diferencia entre hacer algo ilícito y admitirlo, que es tan frecuente en la política. Lo que pasa es que García tiene tanta calle, como el mismo dice, que puede darse el lujo de poner a la vista su filosofía: la clave es no sobrepasarse.

Veamos el caso de las encuestas. Totalmente cómodo en la entrevista con Raúl Vargas, el inefable se empezó a despachar en valoraciones sobre los candidatos, totalmente impropias para su cargo, pero no quiso quedarse en lo cualitativo: administra su silencio (Keiko), me gusta su frialdad política (Castañeda), hace declaraciones demasiado duras (Ollanta), le falta esquina (Lourdes), va a ser candidato aunque lo niegue (Toledo), sino que añadió la idea de que estaba manejando encuestas más confiables que las que publican, que es más o menos como decir que puede opinar sobre la realidad con datos que el resto no tiene.

Obviamente se había ido de boca. Por todos lados le dispararon exigiéndole que diga a quién contrató para la encuesta, cuánto le pagó, cómo se licitó, cuál es su garantía técnica, etc. Y mientras el presidente trataba de evaluar el lío en que se había metido, sus segundos iban sumando contradicciones: Velásquez Quesquén juraba que no habían contratado ninguna encuesta, Del Castillo no había oído hablar de ella, Mulder estaba desaparecido. Hasta que otra vez el presidente recurrió a su amigo Vargas para aclarar las cosas: el encuestador estrella había sido el partido aprista, que es una institución privada, y no se hable más del asunto. Entonces se desató el coro: no tenemos que mostrar la encuesta porque es nuestra (Vargas); el contralor no tiene porqué investigarnos (Mulder); un partido con tantos comités y militantes puede ser mejor encuestador que las empresas especializadas (Cabanillas); todo aprista sabe pintar paredes, ¿por qué no va a saber encuestar? (Pastor); etc.

La oposición por su parte ha seguido insistiendo que se diga quién pagó el estudio y ha acusado al gobierno de estar tendiendo cortinas de humo para ocultar el “contrato”. La asociación de encuestadoras ha dicho que ninguna de sus afiliadas ha trabajado una encuesta como la que dice el presidente. E Idice, la empresa no afiliada y amiga del gobierno, afirma que lo que entregó hace poco en Palacio es otra investigación y no una encuesta. Es decir un lío de envergadura a partir de unas declaraciones disparatadas y gratuitas, que medio mundo quiere tomar en serio. Claro que oficialmente no se puede admitir que el presidente nos mintió y qu no hay ninguna encuesta que mostrarnos. Y por eso estamos viviendo este sainete, cuya única enseñanza nos las acaba de dar el propio García: hay que mentir, pero no tanto.

10.01.10
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jueves, enero 07, 2010

Outsider

El fenómeno de los outsider está asociado por definición a la crisis de los partidos políticos. Tiene que ver con el hecho de que una porción sumamente grande de los electores dejó de sentirse representada por las organizaciones constituidas y decidió apostar a lo que más se parecía a un proyecto ajeno y contrario a ellas. Es un voto subversivo, insolente y aventurero, que se enraíza en la falta de confianza hacia todo lo existente. En el año 1990 se juntaron los fracasos de la derecha AP-PPC y del APRA en diez años, y la división y autoeliminación como opción electoral de la izquierda, para que emergiera el outsider emblemático que terminó ganando las elecciones al unir el voto de la protesta con el de los partidos que veían a Vargas Llosa y el FREDEMO como el mal mayor.

En el 2000, los peruanos que ya no querían a Fujimori y se sintieron heridos por la manipulación electoral, pero que tampoco habían regresado a los viejos partidos inventaron al segundo outsider, también sin partido ni historia política, que finalmente atrajo apoyos de distintos lados y puso en crisis el proyecto de segunda reelección del sátrapa. Fue la resistencia contra el resultado electoral que se desató el día de la primera vuelta y que se extendió las siguientes semanas y meses hasta la marcha de los Cuatro Suyos, lo que hirió de muerte al régimen que tardaría unos cuantos meses en caer. Pero el 2001 Toledo era mucho menos outsider, que el año anterior, lo que no le impidió recoger parte de la imagen de novedad y cambio que traía consigo. Eso le hizo llegar a la segunda vuelta contra García con un voto propio y uno añadido de sectores de la derecha y la izquierda que veían el más grave riesgo en el regreso del aprismo.

El 2006, estábamos nuevamente en el dilema de elegir entre la derecha y el APRA, como si después de tantas vueltas los partidos tradicionales hubieran simplificado el campo para dominar los resultados y repartirse el poder. Pero había una gran bolsa de electores que no se sentían identificados con lo que querían mostrar las encuestas como la fotografía adelantada de lo que iba a pasar. Y así nació y se desarrolló a la velocidad de la espuma la candidatura de Ollanta Humala, el tercer outsider en menos de veinte años. El que ya no venía con la bandera del “no shock” o la “democracia” de sus precedentes, sino que simbolizaba la protesta por la traición a la transición post dictadura y el continuismo neoliberal. Este voto ganó sólo la primera vuelta, como ocurrió en los casos anteriores, pero siguió por su cuenta en la segunda vuelta (lo que no pasó en los otros casos) y estuvo a punto de vencer sin aliados.

Obviamente lo que se va a tener que resolver en el 2011 es el balance que hace la parte del país que votó casi a ciegas por García por los miedos que se sembraron contra Ollanta, y si tienen la suficiente mayoría para imponerse. O si lo que fue 47.5% el 2006 madura como mayoría nacional. Díganme ahora: ¿dónde cabe aquí el outsider aprista del que habla Alan García?

06.01.10
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lunes, enero 04, 2010

Un fraude en tres letras: LAP


La historia de la privatización del aeropuerto Jorge Chávez: ¿a quiénes se les entregó la puerta de entrada del país?, ¿cómo se cambiaron las bases de la concesión en perjuicio del Estado?, ¿quiénes son responsables?, ¿los peruanos no podemos administrar nuestros propios aeropuertos?, ¿por qué el público y las empresas se quejan de las altas tarifas de LAP?, ¿qué pasó en el área comercial del aeropuerto?, ¿dónde se fueron los comerciantes que tenían contrato con CORPAC?, ¿a quién se le ocurre ahora privatizar los aeropuertos de provincias?, ¿es anulable el contrato con LAP? [Ver libro completo]

domingo, enero 03, 2010

Informe de Bagua afirma que no hubo ataque policial

En el telón de fondo de la violenta crisis de Bagua está la aplastante pobreza de la selva y específicamente de las comunidades nativas; la exclusión en sus diferentes expresiones (económica, social y étnica cultural), que afecta a los amazónicos; el nulo impacto de la bonanza y el crecimiento económico de los últimos años en la vida de los pueblos de la selva; la experiencia negativa de las comunidades con las empresas extractivas y la desconfianza de la palabra oficial que pretende que ya no se repetirán los crímenes contra el ambiente y la vida de la gente de otras oportunidades; la falta de respeto de la autoridad hacia los derechos indígenas reconocidos nacional e internacionalmente.

Asimismo entre los desencadenantes políticos concretos están la ilegitimidad de los decretos legislativos referidos a la selva que no fueron consultados a las comunidades como era la obligación del Estado; la falta de diálogo; las maniobras del congreso sobre el tema de los decretos. Todo esto es admitido punto por punto por la Comisión Especial de Investigación (CEI) de los hechos de Bagua y debería derivar en responsabilidades concretas. Pero no. La CEI constata como si fuera un notario y de ahí no sale nada. Otra cosa es en cambio cuando hace la pregunta que considera la clave de todo: “¿por qué si la protesta fue en toda la amazonía sólo generaron sucesos luctuosos… (en) Bagua? O dicho de otro modo: ¿qué particularidades se dieron en Bagua que originaron las muertes…?” Parecería una interrogante pertinente para llegar a las responsabilidades directas de la matanza. Pero ahí la CEI postula que “a diferencia de otros lugares”, se dio la participación de “otros actores” como: congresistas nacionalistas con “acalorados discursos” ante los nativos anunciando que los decretos servirían para quitarles las tierras; ronderos con poca voluntad de diálogo y demandas políticas; reservistas del ejército, no indígenas e indígenas; Sutep; Frente de Defensa de Bagua; medios de comunicación locales y nacionales que difundieron información distorsionada y falsa; diversidad de Apus que dificultaban los acuerdos.

Así que a una agenda indígena que más o menos se reconoce como justa y dialogable, se le añade una intervención externa que aparentemente sólo habría ocurrido en Bagua. Pero en varios otros puntos las carreteras estuvieron tan bloqueadas como en Amazonas, hubo tomas de instalaciones y movilizaciones. A esos lugares llegaron parlamentarios cumpliendo su responsabilidad, hubo SUTEP, radios, iglesia progresista, etc. Pero no hubo desalojo. ¿Hubiera muerto algún policía o civil si no se produce el ataque del día 5 de junio en la Curva del Diablo, en un punto que fue seleccionado por el gobierno para golpear toda palucha amazónica y hacerla retroceder?, ¿quién demuestra que en otros lugares no hubiera habido resistencia si eran agredidos?

Pero esta comprobación elemental no sólo es obviada por la CEI, sino que se corona con la siguiente conclusión sobre lo que pasó en la curva del diablo: “la policía estuvo a la defensiva y no al ataque como pretendieron mostrar los medios de comunicación y algunos testimonios”. Es decir, los comisionados ordenan los hechos y en ellos se registra una preparación de varios días para tomar el objetivo (aunque se oculten las actas del Consejo de Ministros), con reuniones en el Comando Conjunto para disponer los roles, se ordena traer refuerzos y se cambia al comenzar la operación al jefe de la zona que era el que había llevado el diálogo con los nativos. Se ordena tomar las alturas con un destacamento de 60 hombres, y salir un helicóptero para gasear desde arriba a los nativos y una fuerza principal que se desplazará por la carretera. ¿Eso es defensivo? Otra cosa es que descubiertos los ocupantes de la colina hayan sido rebasados en número y puestos a la defensiva. Eso puede ser mala planeación de la acción y no defensismo.

Respecto a la calidad de la información que disponían los nativos en la Curva del Diablo y la Estación 6, cuando ocurrieron los sucesos, las conclusiones de la CEI insisten en que las remisoras locales exageraron cifras y dieron datos falsos, lo que enardeció a la turba. Pero en el mismo informe se asegura que las únicas señales que llegaban a los puntos críticos eran Radio Programas del Perú, radio Marañón (cobertura regional) y televisoras locales y nacionales. Sin embargo la radio que se clausuró y se culpó de azuzar a la violencia fue la Voz de Bagua. Claro lo que todos vieron en un primer momento fue la gran desproporción de armas y la potencia del ataque policial, lo que informaron como era su tarea. La sensación que se desata en los nativos es que venían a matarlos y por eso reaccionan como lo hicieron. Pero eso no dice la Comisión porque no quiere admitir que el gobierno provocó la violencia.

En el balance víctimas por lesiones uno puede ver lo que realmente pasó sobre el terreno del enfrentamiento: 200 civiles (82 por herida de bala) y 35 policías heridos. Igual sobre los desaparecidos que se reclaman hasta hoy y de los que ya no se habla. Los muertos reconocidos en los choques fueron 10 civiles y 4 policías. Lo que implica que si hubo un número alto de bajas mortales policiales eso se produjo efectivamente contra elementos que estaban retenidos, por la idea que se hicieron sus captores de que lo que se quería era exterminarlos a todos. Esta fue una reacción, que puede parecer absurda a cierta distancia, pero que la CEI debía haber ayudado a entender como parte de los miedos y los mitos de la población nativa, en vez de imaginar que estas son reacciones generadas por discursos incendiarios o informaciones irresponsables.

En realidad la Comisión nos ha hecho una trampa: ha aceptado hasta cierto grado las razones indígenas, ha colocado un diagnóstico que suscribirían muchos críticos, ha recogido testimonios valiosos y ha sacado las conclusiones que le convienen al gobierno. ¿Cómo lo ha hecho? Pasando por encima de la lógica y de la ética. Este documento debe es un monumento a la tramposería del actual gobierno. Pero igual debe ser discutido a fondo para poder rebatirlo.

03.01.10

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El honor de LAP y el deshonor del TC

“Este trabajo es un documento denuncia sobre la estafa organizada en la última etapa del gobierno de Fujimori y completada durante los dos gobiernos siguientes, en relación a la concesión del aeropuerto… Jorge Chávez… Un fraude que puede llegar a lindar con lo criminal si se confirma, en uno o dos años, el grave estado de deterioro en que se encuentra la pista y que podría ocasionar un accidente durante las operaciones de vuelo, con impredecibles consecuencias. Pretextando la falta de dinero para construir una nueva pista y permitir la reparación de la principal, se entregó el primer terminal aéreo del país a la administración de un consorcio extranjero. Pero antes de hacerlo se varió las bases del concurso y se trasladó al Estado la carga del gasto, precisamente cuando se decía que no tenía dinero. Más aún, el ganador de la licitación, sin competencia, se disfrazó de prestigio internacional, pero actuó como una empresita informal y tramposa, con amigos en el gobierno, para lograr lo que se proponía. Este libro también trata del proceso vivido desde que se inició la concesión, de los abusos sufridos por mucha gente, del arrasamiento a los empresarios nacionales que tenían derechos de exhibición y venta dentro del aeropuerto, de cómo las artesanías peruanos son ahora fabricadas en China, y como Burger King simboliza la comida peruana. Y de la impunidad, a prueba de balas, con la que funciona el agente de la privatización, por los lazos que lo unen a ministros como Kuczynski, Silva Ruete y otras autoridades. Este libro es finalmente un alegato para detener las privatizaciones de los aeropuertos regionales que se preparan para muy pronto... Y, a su vez, una formulación de alternativas para salir del serio enredo creado por la concesión mafiosa del aeropuerto Jorge Chávez que hasta ahora nadie se atreve a corregir.”

Lo que he transcrito es una parte de la introducción de mi libro del año 2005 que hoy es materia de una insólita resolución del Tribunal Constitucional que pretende que un trabajo de investigación sobre un contrato del Estado con un grupo privado para la administración de un servicio público de la magnitud de nuestro primer aeropuerto, puede constituir un faltamiento a la “buena reputación”, la “imagen” y hasta al “honor” de la empresa beneficiaria.

Léase bien: no es que el tribunal esté diciendo que yo he usado mi libro para dañar a LAP, porque eso es precisamente lo que debe discutirse en los proceso regulares sobre delitos de prensa, sino que la sola existencia del libro podría estar afectando a los quisquillosos dueños y gerentes de la empresa del aeropuerto.

LAP pidió que lo “amparen” retirando mi libro de circulación y prohibiéndome tratar el tema (a más de requerir que escriba otro libro contradiciéndome) y los jueces le contestaron que eso no procede y se vaya a otra parte. Pero el tribunal que debería saber más que los magistrados de los fueros comunes, ha dicho que sí se puede amparar el honor de una empresa frente a un investigador impertinente. Con lo que se han ganado un monumento propio, como enemigos de la libertad de expresión.

03.01.10

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