sábado, julio 30, 2011

Las cuentas de Alan García

Salió apresurado en su camioneta Jeep verde y ni siquiera se percató de los dispositivos de seguridad que estaban dispuestos en diversos puntos de la plaza, así que tuvo que dar varias veces la vuelta de manera errática, como si huyera de algo y le ocurriera que al dejar la banda presidencial en manos del edecán que debía llevarla al Congreso, se hubiese sentido súbitamente desnudo y de pura vergüenza hubiese querido salir del lugar donde ya nadie estaba pendiente de su persona.

Por la puerta trasera de Palacio también fugaban sus ministros. Los hasta unos minutos antes tipos del fajín, que llegaban con chófer y escolta, ahora eran simples mortales que tenían en la mano su pedazo de tela blanca y roja, un a sonrisa de circunstancia y un sorprendente apuro por abandonar la escena de sus principales decisiones por las que deberán rendir cuentas en los próximos meses. Una versión radial circulaba en esos momentos indicando que el ahora ex presidente García saldría en los siguientes días rumbo al exterior.

De cualquier modo quedaba flotando su frase más repetida de la semana: “Mi consejo a mis adversarios es no se metan conmigo y yo no me meteré con ustedes, porque si se meten con migo tendré que volver a la política con todas las fuerzas que pueda” O sea que nadie lo investigue, porque si quieren rebuscar sobre lo que ha hecho, hará política justamente para no ser investigado. ¿Tanto tiene que ocultar?

Tantas obras

En los años 50, el Perú tuvo un presidente que cuando lo acusaban de tirano, corrupto o entreguista, contestaba que ahí estaban sus obras. Más aún pretendió volver al poder en los 60 con el eslogan “Obras y no Palabras”. Pero no fue finalmente electo. Por la forma como García se despidió el 27 de julio en un inusual discurso de balance, y por lo que ha venido diciendo desde hace varios años, el 2016 podríamos volverlo a tener como candidato con la fórmula modificada. “Obras y Palabras, para todo el mundo”.

Dice que han sido 151 mil obras que van desde la refacción del local del programa “Sembrando” de Pilar Nores, supuesta entidad privada de ayuda social, ahora convertido en Centro Cultural de Alfabetización (una obra pequeña), hasta el tren eléctrico que está inaugurado pero no funciona, el túnel de Olmos y otras de gran envergadura. Ciertamente, el Perú es un país con múltiples déficits y viniendo de un largo período de baja inversión estatal. Nadie podría condenar al presidente por construir carreteras, tender líneas férreas, aumentar el número de hospitales y colegios, irrigar tierras erizas, etc.

Pero todo eso se vuelve problema, si el gobernante entiende que él puede decidir las obras de acuerdo a su conveniencia política, buscando impactos y cubrir su ego, lo que ha llevado a concentrar el gasto en Lima (donde está el mayor electorado), establecer prioridades ampliamente discutibles, imponer su mirada estética al buen gusto y la tradición arquitectónica. Pero, más allá de todo eso, saltarse los controles, forzar las normas, escoger a las unidades ejecutoras, sobrevaluar las obras, permitir alteraciones gruesas en los términos de los contratos, etc.

García nos quiere convencer que como la obra es imponente y hace tiempo no teníamos tantas, hay que ser concesivos con sus excesos y disculpas las decenas o cientos de millones en exceso, las trampas en los concursos, las excesivas amistades del presidente con los constructores, los atropellos a la legalidad, la destrucción del sistema de control, etc. Lo que en la despedida de Alan García se podía percibir era sin duda nostalgia no sólo porque se le acabaron las inauguraciones y los discursos, sino porque ya no será el anfitrión de los contratistas. Pero quizás en la expresión también haya algo de preocupación por las cosas que le irán descubriendo.

Inversionistas

Como los subordinados del presidente usaban hoteles y suites especiales para negociar contratos, y eso saltó a la luz con los petroaudios, García no tuvo mejor manera de atenuar el cargo advirtiendo que él usaba los salones de Palacio para atender a eventuales inversionistas y que recibía un promedio de mil al año (casi tres diarios). Esto quería decir que a pesar del mal gusto de los encuentros de sus ministros con Canaán, eso no tendría mayor importancia en medio de una multitud de visitantes palaciegos. Claro que era una excusa. Pero a la vez una ocasión para traslucir el método de “relación directa” con los eventuales socios del Estado en diversos proyectos.

Este procedimiento que García sugirió repetir a los presidentes regionales y alcaldes, introdujo prácticas distorsionadas favorables a la corrupción. Para empezar una completa falta de transparencia, cuyas consecuencias deberían verificarse a saber en las preferencias otorgadas a determinadas empresas en el conjunto de las obras realizadas y en los principales valores; en la promoción indebida de inversionistas medianos como si fueran grandes, o de falsos innovadores y otras cualidades publicitadas desde Palacio; en las asignaciones directas (sin concurso) o el amañamiento de concursos (se adecuaron las bases a los favoritos). Es casi seguro que cuando se coteje la información se encontrarán muchas sorpresas.

El gobierno de las inversiones encabezado por Alan García deberá explicar por la forma como se modificó el diseño técnico del proyecto Olmos, que representó una extraordinaria ventaja para la empresa brasileña Odebrecht; y sobre la forma como esta misma empresa se hizo de dos etapas sucesivas del tren eléctrico de Lima, con cuestionamientos para ambos casos. También sobre la participación de Graña y Montero en sociedad con Odebrecht, en el tren, y su intervención en la remodelación de los colegios emblemáticos, el Estadio Nacional y el proyecto de vivienda de Collique. Otra favorecida es la firma COSAPI. Y más reciente, el caso de DH Mont, que empezó en el proyecto Collique, y luego se expandió a los colegios emblemáticos y el estadio.

Estas empresas y otras por el estilo, son las constantes ganadoras de las obras en las que el Estado pone la mayor cantidad de dinero y una investigación cuidadosa indicará el grado de concentración de recursos así como otras perlas, como las ampliaciones de presupuesto y los cambios en el diseño original.

Caso Canaán

La historia de la conspiración de Rómulo León, Químper, el dominicano Canaán, con los ministros Del Castillo y Garrido Lecca, el secretario Nava y otros, ha ido precisándose a través del tiempo y pasando de la categoría de un oscuro lobby para favorecer contratos con el Estado, a un plan para extorsionar a una empresa pirata y quedarse con valiosos activos petroleros. Hay muchos indicios que apuntan a que los complotados estaban buscando mucho más que una ventaja en una serie de inversiones de mediano tamaño. Hay una famosa frase de León que resume su posición ante Del Castillo: “resuelve la campaña le dije (…) Ok, mira, acá tiene para ayudarte todo lo que se pueda, lo otro no, Jorge, lo otro la resuelve”.

Se refería a las ambiciones del “tío George” de ser presidente, pero al concepto parece ir mucho más allá. Es la idea de que estaban hablando ya no de una simple comisión sino de un zarpazo en grande. Y hay suficiente evidencia para pensar que la participación de la empresa Discovery de Noruega en este caso no era sino la cobertura para hacerse del negocio de Petrotech, a la que tenían acorralada sobre la base de diversas irregularidades detectadas. La culpabilización a esta empresa de las actividades del chuponeo por parte de toda la cúpula aprista reflejaría de acuerdo a esto la reacción ante el hecho de que se les volteó el negocio. Todo el mundo supone que en este tramado estaba implicado Alan García, pero todas investigaciones judiciales, fiscales y judiciales, han tratado de protegerlo y manipular las pruebas.

Pero es evidente que García mantiene temores al respecto.

BTR

Aquí también habrá mucha cuerda por desatar hasta tener la noción exacta de los alcances de la sociedad de García con las empresas de intercepción de comunicaciones. El juego sucio de adelantarse al otro apropiándose de su información a través de los chuponeos, ha sido practicado por el gobierno de García (2006-2011) con mucha mayor intensidad y complejidad que durante gobiernos anteriores. Parece evidente que Alan García estaba del lado de los que chuponeaban, pero que resultó afectado por sus propios chuponeos.

También ha sido claramente demostrado que el presidente manejó la captura y las investigaciones del caso, oscureciendo la comprensión de las relaciones tendidas entre BTR y otras empresas con el gobierno aprista. El acusado como jefe del chuponeo, Manuel Elías Ponce Feijoó ha prometido poner al escrutinio público materiales de las intercepciones que comprometerán gravemente al anterior gobierno.

¿Debemos prepararnos para tremendos destapes?

De hecho García carga con una grave responsabilidad por haber conducido operaciones clandestinas e ilegales abusando de su posición de poder.

FORSUR

Otro caso que merece una investigación severa, es el brutal fracaso de la reconstrucción del sur chico, tras el terremoto del 2007. Se trata de responder por la metodología establecida para la reconstrucción; el dinero que invirtió el Estado y las prioridades con qué fue utilizado; los proveedores que fueron favorecidos con las adquisiciones, contratos y concesiones; la responsabilidad de García en la formación del FORSUR; el destino de las donaciones; etc.

Es impresionante que el gobierno de García haya concluido su gestión tratando de inaugurar el hospital regional de Ica aún no terminado de reconstruir y que se haya encontrado con el repudio del pueblo que se sintió burlado por lo que estaba pasando.

De todos los males y abusos causados por el gobierno que acabó el 28 de julio, y que pos supuesto quedaron olvidados en el discurso de despedida , lo más doloroso e inaceptable es el caso de la zona del sismo, donde la corrupción conspiró contra las víctimas. Se burló de su dolor.

31.07.11
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Principios y valores del 79, se contraponen al neoliberalismo salvaje de los 90

La realidad es que hoy estamos con la Constitución de 1993. ¿Quiénes son los padres políticos de esa Constitución? El respaldo para aprobarla fue fujimorista. ¿Cree usted que Keiko Fujimori va a dar un golpe de Estado contra la Constitución del 93, que es la razón de ser del fujimorismo?

La Constitución del 93 es en el fondo el programa de gobierno del fujimorismo, es el eje de la política fujimorista, ahí está la doctrina. Obviamente, cualquier medida inconstitucional implicaría la destrucción de esa Constitución, de tal manera que sería un atentado contra ella misma, un absurdo. Por eso la garantía del orden constitucional está con Keiko, no con Humala.
Entrevista a Francisco Tudela, 4 de Mayo 2011
“En política hay que saber perdonar y olvidar”

La recuperación del colapso económico de la década de 1980 y el crecimiento promedio de 7 por ciento anual experimentado por el Perú en los últimos cinco años son el resultado directo del modelo económico de la Constitución de 1993.
Plan de Gobierno de Fuerza 2011

Durante la campaña electoral, los “líderes de opinión” de la derecha centraron una parte de su ofensiva en la propuesta nacionalista de impulsar el cambio de la Constitución, afirmando que al declarar esa intención se generaba inestabilidad y se asustaba a las inversiones. Asimismo los políticos del período post-fujimorista (Toledo, PPK, Castañeda) asociaron maliciosamente la discusión constitucional con una no confesada intención de introducir un artículo a favor de la reelección presidencial, obviando que precisamente el documento de 1993 fue un ticket para el reeleccionismo, hasta que fue modificado sobre la marcha en los días de la transición a finales del año 2000.

La constitución y los programas de gobierno

En las versiones reajustadas del programa nacionalista efectivamente el tema de la constitución quedó silenciado, con una expresión pública de que las reformas se propondrían directamente al Congreso (renuncia a la idea de la Constituyente) y se someterían al procedimiento de modificación del propio documento: votación calificada en dos sesiones legislativas; y una privada, que indicaba que no había suficiente comprensión de la gente sobre este asunto por lo que no ayudaba a la victoria electoral. El hecho es que la derecha que se consideró vencedora en este y otros aspectos puntuales del debate de plan de gobierno, ignoró a su vez el mensaje fujimorista sobre la Constitución de 1993, definida por Francisco Tudela como “la razón de ser del fujimorismo”,… el fondo el programa de gobierno del fujimorismo… el eje de la política fujimorista… la doctrina…”, y ensalzada en su plan de gobierno como la madre del crecimiento económico y de todas las supuestas virtudes del modelo económico.

En otras palabras no se podía siquiera considerar la posibilidad de la reforma de la Constitución, pero sí se podía permitir que un sector político, que encarnó un poder dictatorial corrupto, nos refregara en el rostro que fujimorismo y la carta inamovible del 93, eran la misma cosa. La derecha mediática que pretendía ser “pragmática”: esta es la Constitución de hecho y no tenemos otra; nació de manera espuria, pero funciona; es más liberal en lo económico que la anterior y eso es lo que importa; etc.; ignoró el significado de las reivindicaciones de identidad que hacían todos los del color naranja, desde el atildado ex canciller, hasta las destempladas Chávez y Salgado.

Razón tenían, sin embargo, los del partido de la DIROES, ya que ellos fueron los únicos que redactaron, votaron y aprobaron el mamotreto del 93. Por tanto la defensa actual de su contenido es el reflejo de la situación de poder de hace casi veinte años. Los fujimoristas se impusieron con un golpe, una negociación tramposa con la OEA, un referéndum fraudulento; y una reelección en la que todos los partidos se integraron al nuevo sistema. Esa fue una victoria estratégica que no se canceló por el efecto de la crisis del año 2000 y la fuga de Fujimori a Asia. Lo que nos acaba de recordar la grita de 28 de julio de las fujimoristas más avezadas, es que el orden político peruano está amarrado al culto de la Constitución del crecimiento, que es la que garantiza el engrampe entre el fujimorismo fundador e inspirador, el poder económico dominante y la derecha que no puede proponer nada diferente.

El discurso de Ollanta

A Ollanta Humala le ha bastado una aguda frase recordatoria de que la Constitución del 79 y el Perú de esa época tenía principios y valores que luego fueron puesto de lado, sin nada de principio o de valor que lo reemplace, para revelar la trama de un país que requiere reformas estructurales que tocan el meollo de la Constitución, pero al que hasta hoy le han amarrado las manos. Traición, golpe de Estado, han gritado los traidores y golpistas de los 90, ante una simple invocación a la superioridad moral de un orden constitucional sobre el otro. Retórica, simbolismo, falta de oportunidad, ha apuntado la derecha que se da cuenta que su juego está a punto de quedar al descubierto. Pero Ollanta ha puesto un punto clave sobre la mesa: no hay transformación profunda del país, inclusión social y sociedad viable, sin un camino de principios y valores. Uno puede mejorar o enriquecer los que se declararon en 1979, pero no se puede negar que tras ellos había un consenso democrático y no una hegemonía avasalladora impuesta por un golpe de Estado. El Perú de 1979, como el mundo de esos años tenía sueños de libertad y justicia que la Constituyente recogió en su texto y que venían apuntalados por un pueblo que se había levantado contra la dictadura militar. Nada de eso hubo tras el documento de 1993.

El punto es lo que viene ahora que se han deslindado los campos y que se ha visto que los derrotados del 2000 y el 2011, se sienten tan fuertes como para desconocer al presidente de la república e invocar abiertamente a las fuerzas armadas para que restituya el orden, tal como lo entienden. Este golpismo incorregible del fujimorismo coloca a los supuestos garantes de la democracia en una delicada posición. Ahora tendrían que detener a sus primos fujimoristas y aislarlos como un brote golpista, pero eso equivale también reabrir la cuestión constitucional. Y es que el problema es cuál es el consenso que crea país en el Perú de hoy. No es el del 93, definitivamente. Lo que urge es una discusión abierta. Sin fantasmas y chantajes.

31.07.11
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Mitos constitucionales

Uno: que las constituciones de 1979 y 1983 tienen, origen dictatorial, así qué tanto lío por la forma como Fujimori nos arrimó la carta neoliberal, con golpe de Estado y acuerdo con la OEA. Mentira: la de 1979 nace contra una dictadura, a partir de un movimiento social que arrincona el poder militar y le obliga a buscar una vía de escape. La de 1993, nace del golpe cívico-militar del 92, impuesto con los tanques, fue una vía de continuidad y legitimidad del golpismo que ya había “reorganizado” al país en base a decretos leyes, y sirvió para legalizar las reelecciones posteriores y colocar los candados para inmovilizar al país.

Dos: en ambas constituciones participaron fuerzas disímiles y por lo tanto representaban un cierto grado de consenso político. Falso. En la carta del 79, no tomó parte la dictadura, mientras que en la del 93, el grupo dictatorial hegemonizó la asamblea y fue el único que votó a favor de sus contenidos. La mayoría de partidos: APRA, Acción Popular y la izquierda no participaron del CCD que elaboró la constitución, y aún los que lo hicieron (PPC y otros) se opusieron a su contenido y votaron en el referéndum contra su ratificación.

Tres: la constitución del 1993 es democráticamente superior porque se convalidó en un referéndum. Pero la validez de esta consulta nunca terminará de discutirse, por la falta de garantías en el conteo en un país bajo control militar, y por sus resultados: diferencia de apenas dos puntos; la suma de votos por el No, blancos y viciados era superior al Si; el Sí ganó en 10 departamentos y perdió en 14; etc.

Cuatro: la constitución de 1993 garantizó el crecimiento económico. Pero si fuera así, también sería responsable de las recesiones del 95-96, 98-2001, 2008-2009, que forman parte del mismo período. El hecho es que crecimiento y decrecimiento han dependido del factor externo mucho más que antes por la elevada exposición de la economía a las fluctuaciones del mercado mundial. Actualmente, cuando la situación empeora en Estados Unidos y Europa, y se debilita China, la perspectiva no es buena para el Perú y no habrá constitución que la proteja. El problema del documento del 93, es que amarra al país (los famosos candados), lo somete a las presiones del capital y sujeta las manos del Estado para orientar y participar en la economía (artículo 60).

Cinco: la constitución del 93 es liberal y atrae la inversión. Falso. El documento de Fujimori es corrupto, porque dispone de los bienes públicos como si fueran privados (artículo 62) y por eso atrae inversión corrupta. Es depredadora porque no defiende los recursos naturales, ni los derechos del Estado y las comunidades sobre estos recursos (artículo 66).

Seis: quién invoca la Constitución del 79, está fuera del sistema y se convierte en “presidente de facto” que debe ser enmendado por las fuerzas armadas, como pedían a gritos Chávez y Salgado. Pero fue Fujimori el que violó su Constitución para la re-reelección con la “interpretación auténtica” y la destitución del tribunal constitucional. Y los partidos de la mesa de la OEA que después fueron gobierno, los que la modificaron fuera de sus procedimientos, para permitir la transición del 2000 (redujeron los mandatos, anularon la reelección) y posibilitar el gobierno de siete meses de Paniagua. O sea que tampoco es un texto virgen, que merezca tanto escándalo como ocurrió el último 28 de julio.

31.07.11
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viernes, julio 29, 2011

El espíritu de 1979

¿Qué significado debe asignarse a la invocación de Ollanta Humala al espíritu y los principios de la Constitución de 1979?

Para el fujimorismo, lo que ha hecho Ollanta es prácticamente un golpe de Estado.

Para la derecha que ha dirigido el país durante la década anterior, incluido el APRA, es un gesto retórico de reivindicación, tal cual podría ser juramentar por cualquier otro espíritu. Después de todo la beligerante Martha Chávez lo había hecho por su líder preso.

En los sectores populares, las bases nacionalistas y de izquierda, en cambio, el juramento de Ollanta es una bandera de esperanza, que nos hace recordar que todavía estamos prisioneros en la constitución golpista pero no sometidos a ella.

Demuestra que el tema constitucional no quedó zanjado con las cartas al pueblo peruano, las hojas de ruta y los juramentos de campaña. Porque Ollanta nunca negó la necesidad de una nueva Carta Constitucional, aunque convino que no había aún condiciones para ese cambio por una vía democrática.

Salgado, Chávez, Chacón, han dicho que el juramento de Ollanta es una provocación. Si fuera así, cayeron redonditas. Porque el país las vio pelear por el documento que en campaña no tuvieron reparos en declarar “su programa”, reclamando que el presidente se someta a él.

Que conste, Ollanta no ha derogado la Constitución del 93, ni la ha desconocido. Pero le ha opuesto una idea democrática. No olvidar que el artículo 307 de la Carta del 79 decía: “¬Esta Constitución no pierde su vigencia ni deja de observarse por acto de fuerza o cuando fuere derogada por cualquier otro medio distinto del que ella misma dispone. En estas eventualidades todo ciudadano investido o no de autoridad tiene el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia”.

Ollanta ha recogido este espíritu, como no lo hicieron Toledo y García. Recién ahora se puede creer que los crímenes contra la Constitución y la democracia, no prescriben.

28.07.11
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Corte de Chimbote desafía al CNM

No hay forma. En el Perú, un juez corrupto siempre encontrará un grupo de amigos que lo saquen del fondo del pozo y los restituyan contra la razón y la ley. El ex presidente de la Corte del Santa, Nicolás Ticona Carbajal, fue destituido “definitivamente”, por el Consejo Nacional de la Magistratura, el organismo creado para evaluar a los magistrados y sancionarlos, y a mayor abundamiento, a pedido de la OCMA, por haberse probado la recepción de un soborno de parte de funcionarios del ex Banco República, por un monto de 15 mil dólares, pero he aquí que la Primera Sala Superior del Santa, ha decidido en votación 3 a 1, acoger un recurso de amparo del sancionado, que en buen romance equivale a una desautorización del CNM y la OCMA, por cuenta de los colegas de Ticona. Casi como para decir: ¿y ahora, quién nos defenderá?

Ticona ha batido todos los récords, al haber sido destituido hasta en dos oportunidades por el CNM, por el mismo caso, y dos veces reincorporado mediante recursos de amparo. En una primera oportunidad fue la Cuarta Sala Civil de Lima, presidida por el también destituido y después repuesto vocal superior, Ángel Romero Díaz durante el año 2006; y la segunda ocasión con el fallo recientemente emitido por la Primera Sala Superior de Chimbote con los votos de los vocales Miguel Sánchez Cruzado, Bernabé Zúñiga Bocanegra y Nixon Espinoza Lugo, que trabajaron con Ticona y fueron en algún momento sus subordinados.

En su desafiante fundamentación los vocales chimbotanos apuntan que el CNM se “equivocó” al destituir a Ticona, lo que de paso implica también a la Oficina de Control que estudió el caso. Pero si eso fuera cierto, ¿quién será el encargado de aplicar las sanciones correspondientes a las instancias superiores que supuestamente fallaron a sus funciones? ¿Será este un comienzo de rebelión de los jueces de cualquier nivel a las determinaciones del Consejo, que perderá así su condición rectora y sancionadora del ejercicio de la magistratura? Y los litigantes, ¿cómo quedan?, ¿qué garantía hay en los casos de quejas contra jueces corruptos que son destituidos por órganos teóricamente inapelables, pero que pueden ser restituidos por su propia corte, que corrige así al CNM.

¿Es la corte de Chimbote un extra-territorio del sistema de regulaciones de la justicia peruana?

28.07.11
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miércoles, julio 27, 2011

Arroz con mango

Como si todavía estuviéramos en la segunda vuelta, Mariela Balbi intentaba el último lunes acorralar a Marisol Espinoza, recordándole que ella había denunciado al gobierno aprista de desacelerar deliberadamente la economía para hacerle más difícil la entrada a los nuevos gobernantes, y que ahora había un gabinete que incorporaba en su seno a uno de los principales responsables de la desaceleración. ¿Cómo se podía digerir una contradicción tan flagrante?

A lo que la vicepresidenta electa contestaba, más o menos incómoda, que ahora el señor Castilla iba que tener que acelerar lo que desaceleró. El va a ser el que se encargue de devolvernos a un nivel de crecimiento de por lo menos 6%, apuntó. Claro que el crecimiento y el decrecimiento dependen de muchos más factores que de los ministros y viceministros.

Pero ahí fue que Chehade, que también tomaba parte en la entrevista, añadió otra reflexión. ¿No era que ustedes querían una garantía contra los grandes cambios económicos? Ahí les hemos dado Velarde y Castilla, y se siguen quejando. Pero la Balbi no cambió el tono: ¿y cómo van a satisfacer a la gente que votó porque no está de acuerdo con la política económica de estos años, si para atender sus demandas tienen como ministros y altos funcionarios a algunos de los operadores principales de esa política?

Era cómo cuando se satanizaba el programa económico de Gana Perú hasta que Ollanta producía ajustes para bajar la presión: no se recurrirá a una Asamblea Constituyente y los cambios constitucionales se realizarán a través de los procedimientos contenidos en el documento de 1993, y si no se logra la mayoría calificada no habrá cambio; no se revisarán los TLC y los contratos, salvo cuando hayan evidencias de corrupción; no se hará una reforma tributaria integral, y las reformas sociales se financiarán con impuestos especiales a la minería, etc.

Retrocesos para salvar las principales reformas se dijo por entonces, gestos para recuperar la confianza. Pero el peor ataque de la derecha vino justamente por el lado de que no había un plan, sino varios planes, y ninguno al cual referirse como definitivo. Y la versión de que se había priorizado lo principal de la propuesta y cedido en otros puntos para hallar consenso, no calmó las aguas, porque lo que la derecha quería era que se les dijera que la propuesta original del equipo presidido por Félix Jiménez, era el anatema de la buena economía y debía ser enviada a la hoguera de los textos herejes.

Ahora también quieren que se afirme que Castilla y Velarde están ahí, porque Jiménez, Iguiñiz, Campodónico y otros, hubieran provocado el pánico de los mercados. Es decir que aquí no hay ninguna concertación, sino un reconocimiento de que la derecha es la única dotada para manejar la economía peruana. Por eso, la forma de tomar el encargo hecho a Burneo es que se trata de un cargo fuera de las grandes decisiones de la economía, una especie de premio consuelo a la tarea cumplida de acercar las posiciones originales que recusaban el modelo neoliberal, a una que puede interpretarse como el mismo modelo pero con inclusión social.

La derecha no se está comprando eso que este gobierno los “incluye” por ser incluyente y concertador. Ellos (y ellas) sienten que le están doblando el brazo. Pero Ollanta confía en que al final se impondrá. Corren las apuestas.

27.07.11
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domingo, julio 24, 2011

La gran transformación frente a la gran concertación

Finalmente los anuncios ministeriales y sobre la presidencia del BCR, desplazaron el caso Alexis. Y algunos incluso creen que eso era lo que buscaba el presidente electo con sus medidas revelaciones del domingo que fueron incrementándose a lo largo de la semana.


El presidente electo ha explicado la inusual –y, para algunos, incomprensible- conformación de su gabinete con la fórmula de la “concertación”. Algunos analistas han observado que esta concertación tiene algo del sancochado ofrecido por PPK, con la peculiaridad de que este no viene bajo iniciativa de la derecha que colecta tránsfugas de izquierda y una variedad de independientes, sino que se origina en el lado opuesto pero incluye entre sus ingredientes a algunos connotados derrotados de las elecciones, parte de los cuales estuvieron en el campo del enemigo, hasta la última hora del último día de la votación. Pero eso qué importa ahora cuando estamos en otra etapa, que es como se explican estas cosas.

Un arte culinario sin precedentes se debe desarrollar para armonizar, aunque sea por un cierta tiempo, sabores realmente opuestos entre sí, y que Ollanta asegura poder manejar a partir de la hoja de ruta que le propuso al país en las elecciones como síntesis y adecuación de su programa de gobierno original y que, según apunta, todos los que van al equipo de ministros conocen claramente que es lo que se tiene para hacer de aquí en adelante. Y si no están de acuerdo pues que se bajen de esta combi que inicia su marcha el 28 de julio.

Uno de los datos claves de la “concertación” es que un Ollanta más bien dado a rechazar tratos con la vieja política, sus partidos y sus corrupciones, ha variado su perspectiva. Pero no sólo es su caso, sino que algunos de sus adversarios más enconados parece que a estas alturas ya están decididos a agregar la palabra “inclusión” a todos sus discursos sobre el crecimiento, como si quisieran dar a entender que al mismo crecimiento extractivo exportador, trasnacional y centralista, le faltaba un poco más de tema social, que por algún motivo se había olvidado en las últimas administraciones, incluida la del actual aliado peruposibilista.

Ciertamente en la misma mesa en que esto se discute, van a estar los que han dicho siempre que la exclusión está en la naturaleza del modelo que no genera mercado interno (es decir productores y consumidores conectados entre sí); no incrementa las posibilidades de empleo a la suficiente velocidad que requiere el país por el crecimiento de su población y para reducir la brecha entre el trabajo decente y el precario; no crea un potente sector capitalista nacional ni integra el territorio nacional.

El reflejo de esta ambigüedad es que Ollanta sigue declarando que el cambio, denominado además “gran transformación2, comienza el próximo 28 de julio y adelanta algunos indicadores como la recuperación del Lote 88 (enajenado por el gobierno del amigo Toledo en la primera mitad de la década pasada), la rebaja en el precios del GLP y el nuevo trato tributario con las mineras; mientras apristas, fujimoristas y los “técnicos neoliberales” se felicitan de que el modelo de los 90 y los 2000, se haya salvado con la presencia de Castilla en el MEF y Velarde en el BCR. ¿A quién creemos en estas circunstancias?

El mandato electoral

Es evidente que el dato de la primera vuelta de abril era que la opción de un gobierno nacionalista dependía de ampliar la base política y social de Gana Perú y ese fue la justificación de los ajustes en el programa, la incorporación de nuevos “técnicos” y las aproximaciones políticas que en los días anteriores parecía imposibles. La idea era que la propuesta se movía al centro en un espíritu de “concertación”, en el que se respetaban los puntos esenciales de la oferta original y se postergaban los asuntos de menor consenso. Con algún sentido se puede afirmar que este fue el contenido del voto del 5 de junio, en el que los hinchas incondicionales de Ollanta ya estaban advertidos que todo no podría conseguirse en el primer momento, y los nuevos adherentes que se habían hecho concesiones para ellos.

Lo que se ve en el gabinete que empezó a definirse esta semana va más allá de todas estas explicaciones. Porque si no se puede discutir que la presencia de Lerner, Mocha García Naranjo o Ricardo Giesecke, está en coherencia con el equipo original, y que Burneo, Mora, herrera, son parte de la sumatoria de segunda vuelta, lo que es más difícil de aceptar es que la “concertación” llegue hasta algunos puntales de la política económica que ha creado la resistencia social que finalmente se expresa en la elección de Ollanta Humala. Ciertamente resulta poco digerible la noción de un alzamiento contra un pasado opresivo que se realiza con actores de ese mismo pasado. Pero Ollanta cree que eso es posible o inevitable en la actual correlación de fuerzas.

Las reformas

El punto decisivo es el programa. Ese es el santo y seña del momento actual. Y quizás una manera de entender lo que significa estos sea ponerse a pensar cuánta inclusión social: pensión 65 y otros programas sociales, ajuste tributario y minero, revisión de contratos, política anticorrupción, sueldo mínimo, fortalecimiento de Petroperú y otras decisiones se aguanta en el “modelo de crecimiento”, sin estremecimientos empresariales y fugas serias de capital. El famoso “lulismo” de Ollanta parece depender de que la fórmula liberalismo social sea realista.

El 28 de julio debe dar las primeras respuestas a este dilema. Pero como dice “Siomi” Lerner, el gobierno no es lo que se pueda expresar en el discurso inicial y en el primer gabinete, ni en los 100 o180 días. La gran cuestión es que pasará en el Perú en cinco años. Si empezaremos a cambiar realmente el rostro del Perú y si el país hace de la victoria electoral de Ollanta el comienzo de un nuevo tiempo. No será nada fácil, por lo que ya estamos viendo.

24.07.11
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Complicada concertación

Parece que a la propia derecha empresarial y mediática le cayó mal el spot anti-impuestos de los mineros en la misma semana en la que celebraban el nombramiento de Luis Miguel Castilla en el MEF y la ratificación de Alberto Velarde en el BCR. Un error más que evidente, que de alguna manera trasluce que aún el grupo más poderoso del capital se había preparado para otro tipo de pelea en el pase de julio a agosto.

Pero ahora, ¿contra quién era el golpe?, ¿cómo tratar con el nuevo titular de Economía?, ¿buscarlo en su despacho o enfrentarlo con una campaña de avisos? De pronto, la clase capitalista peruana empezó a vivir una crisis de identidad. Luego de haberlo reclamado tantas veces, los puestos centrales de la economía quedaron en manos de personas de su confianza.

Pero si estos tipos ya conversaron con Ollanta para llegar adónde han llegado y han aceptado, aunque sea desde sus particulares criterios, que se van adecuar a la hoja de ruta e impulsar las reformas de las que dependen la viabilidad del presidente, el problema va a ser si los distintos sectores de la derecha se considerarán implicados en este compromiso.

Con los empresarios vamos a tener, por cierto, todas las idas y venidas que sean necesarias. De repente, si hay impuestos mineros el 28 de julio, el resto de la clase capitalista diga que se lo merecen por haber “metido la pata”. Ya el designado ministro de Comercio Exterior, procedente de ADEX, ha hecho declaraciones antimineras que parecen una disputa entre sectores privados que empieza a atravesar el nuevo gobierno, como si existiera efectivamente un germen de crisis en los grupos del dinero, con algunos dispuestos a asociarse con el nacionalismo y otros que se espantan de dar un solo paso en dirección distinta a la que hemos venido siguiendo en veinte años.

La prensa ligada al poder económico ha tenido ciertamente una semana de alivio después de los sinsabores de la derrota en las urnas. Pero no parecen estar pensando en la “gran concertación” de la que habla el presidente, sino en sobre quién deben estar dirigidas sus primeras batallas para ir aislando al gobierno. Estoy convencido que el blanco escogido es la izquierda a la que hay que separarla de Ollanta.

Por izquierda hay que entender todo el sector de la propuesta original del ollantismo, nacionalista-izquierdista, que se encuentra en minoría y en posición incómoda en el esquema de equilibrios establecidos para el inicio del gobierno. Sobre el flanco de los ministros y altos funcionarios progresistas van a caer los primeros obuses de los que tampoco se creen que eso de la concertación de todos con fines de hacer las reformas y seguir creciendo.

Pero tal vez lo que vaya a pasar es que estemos entrando a una dimensión de la política que no hemos vivido anteriormente, sobre todo en estos veinte años de pensamiento único, tecnocracia autosuficiente y corrupción de las elites políticas. Intuyo que va a haber mucho más política, pactos y rupturas en el curso de los siguientes cinco años. Esta sería la película que no hemos visto, de la que habla Ollanta que sus críticos van a tener que ver para convencerse. Para el análisis político, cada día y cada movimiento va a ser un desafío. No puede ser de otra forma.

24.07.11
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miércoles, julio 20, 2011

Gobernar con reflejos electorales

Si Ollanta finalmente cede en los puestos claves del premierato y el Ministerio de Economía, acabará el caso Alexis. Es decir si al perdedor le damos las llaves de la casa recuperaremos la confianza, las inversiones volverán, y la prensa canalla callará hasta la siguiente ola de ataque.
La transferencia y el Caso Alexis

Raúl Wiener
LA PRIMERA
13.07.11

Bueno, ¿qué decir?

Tal vez contar cómo me sentí el día lunes cuando oía a Daniel Córdova (varias veces fracasado “nuevo líder” de la derecha económica metida a la política), a Pablo Bustamante (que decía que el candidato que más les convenía en segunda vuelta era Keiko porque le ganaba con pobres y ricos a Ollanta) y Raúl Vargas, comentando la ratificación de Julio Velarde y extrayendo dos conclusiones:

- Ollanta ya se está dando cuenta de lo que es manejar la economía.

- Y lo bueno es que se está distanciando del equipo que elaboró el primer plan de gobierno.

Rosa María Palacios ha sido aún más cáustica en su programa por Radio Capital:

- Si la crisis de Alexis ha sido suficiente para que entregue el BCR y tal vez el MEF, ¿qué pasará con otras crisis en el futuro?

Obviamente me afectan estas celebraciones adelantadas de los doblemente derrotados del 10 de abril y el 5 de junio, que reafirman las ideas de los últimos veinte años: la economía es nuestro dominio; los intelectuales y economistas de izquierda no son gente de gobierno, y son en el fondo la misma cosa que Aduviri, Patria Roja o otros, que asustan empresarios; y no hay presidente que gobierne contra los medios que representan a “los mercados” (es decir al poder económico).

Pero, entonces, ¿ante qué estamos? Hay tres respuestas que circulan entre personas que votaron por Ollanta y ahora están medio desconcertadas:

Fujimori II, que entrega el gobierno a la derecha, para mantener la presidencia.

Toledo II, que intenta combinar derecha económica con izquierda social y termina en privatizaciones entrampadas (arequipazo), reformas declarativas (acuerdo nacional, mesas de pobreza, plan nacional de educación, plan de reparaciones, etc.,) que no se ejecutan, y menos de dos dígitos de aprobación.

Ollanta I, que cree que las tácticas de primera vuelta se pueden proyectar al mecanismo de gobierno, y que puede ceder algunas posiciones estratégicas a la derecha que luego recuperará, mientras avanza en otras decisiones que consoliden su popularidad y control de los instrumentos de poder más importantes.

Con el problema de que, para mala suerte, se empieza a la defensiva, por el bendito problema Alexis y el síndrome de “reclutada” de todo el nuevo gobierno, que no supo resolver una crisis que no era crisis, pero que permitió se convirtiera en una sospecha de corrupción, desorden y faltas a la verdad, que se ha traducido en desgaste automático y pérdida de iniciativa.

Yo pienso que estamos en el tercer escenario. Y que el presidente electo sigue pensando que sus amigos que tuvimos resistencias a su táctica electoral, no entendemos que la política es como la guerra, donde hay que avanzar por partes. Pero la cuestión es que mientras esto ocurre Ollanta debilita sus lazos con los que podrían apoyarlo y no entienden ni aceptan los movimientos que toma solo y para los que no escucha la voz de los demás.

Y recibe el abrazo del oso, de los que creen que él tampoco está para ser gobierno. Y que la cuestión es hacerle la camita. Como a Susana Villarán.

20.07.11
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domingo, julio 17, 2011

Para llegar a la desestabilización hay que pasar por la desfiguración

Los planes de la derecha al comienzo del nuevo gobierno nacionalista y popular.

La derecha que debe gobernar siempre el país (según ella), pero que perdió las elecciones y percibe que no va a tener el poder de torcer la voluntad popular de otras ocasiones, tiene un plan B que ha estado ensayando en estos días y que consiste en ir construyendo poco a poco un muñeco de varias cabezas, al que poder pegarle cada vez más fuerte y que la gente identifique como si se tratara del gobierno de Ollanta Humala.

El tema económico

Para la derecha el pueblo peruano debe creer que:

(a) El plan original de gobierno de Gana Perú era un desastre, estatista y controlista, y que es eso lo que ha espantado a los inversionistas, aunque la primera mayoría del país (31%) haya vota por él, desechando los otros planes precisamente por su disconformidad con la manera como se ha venido manejando la economía.

(b) Los compromisos de Ollanta Humala durante la segunda vuelta, que buscaban ampliar la base social y política de la propuesta de transformación, retirando algunas aristas sobre loas que no había consenso y supuestamente eran las que más alarmaban a los mercados, han resultado siendo precisamente los que han aumentado la incertidumbre y la desconfianza, ya que significarían que los ganadores de las elecciones pueden cambiar de idea en cualquier momento.

(c) Lo que los grandes inversionistas y sus intérpretes políticos, académicos y periodísticos están esperando es que se nombre un ministro de Economía que no responda ni al plan original, ni a los compromisos posteriores, es decir que convierta la “gran transformación” prometida, en la gran continuación, manteniendo el programa económico que ha regido al Perú los últimos 20 años, que es el de los que perdieron las elecciones en primera y segunda vuelta.

(d) La crisis de la Bolsa de Valores de Lima, al día siguiente de la victoria electoral de Ollanta Humala, apuntaba a arrodillarlo en 24 horas e imponerle condiciones. Como no lograron, han continuado con la segunda campaña que es la del ajuste de inversiones y su impacto sobre el crecimiento. Lo que está pasando puede definirse como una “tercera vuelta” post elecciones, en la que los grandes grupos de inversión nacional y extranjera votan con su dinero o con su capacidad financiera, para expresar su disconformidad con la elección del 5 de junio, en la que fueron mayoría los que no tienen plata.

(e) Los economistas neoliberales como el presidente del BCR y las consultoras privadas, y los banqueros economistas (como el actual titular del MEF), consideran muy seriamente que son los únicos que saben de economía y del arte de atraer las inversiones (que es lo mismo), por tanto no tienen ninguna disposición a discutir las ideas de otros. Como son ellos los que han construido un monstruo del programa nacionalista, de ello mismo derivan que sus autores y defensores no saben nada, y mucho menos la gente que los apoyó en las elecciones, que por ese motivo no merece ser tomada en cuenta cuando se trata de asuntos de gobierno.

(f) La actual desaceleración de la inversión pública que se ha realizado en un contexto en el que aumentan las preocupaciones sobre el futuro de la economía internacional, y en el que las incertidumbres electorales y las acusaciones del gobierno de turno contra el programa del candidato que finalmente ganó la elección, debían afectar el ritmo de la inversión privada, no correspondería a un complot o mala intención como se afirma, sino a un simple cronograma de reducción de la inversión estatal. Las regiones y los municipios, así como todos los proyectos que no tuvieran que ver con las inauguraciones presidenciales de despedida del mes de julio, fueron afectados por el Decreto de Urgencia 012. Pero García y Benavides siguen hablando de reservas, inflación y del crecimiento de cinco años.

(g) El Alan “neo-keynesiano” del 2009, que aumentó dramáticamente el gasto estatal (sin controles), para contrarrestar la caída de la inversión privada, cambió de disco en el 2011, y aplicó un ajuste fiscal al mismo tiempo que ocurría una retracción del sector privado. Irónicamente hemos estado discutiendo sobre cómo repartir el crecimiento, mientras las grandes empresas y el gobierno lo estrangulaban culpando al candidato que ofrecía un programa de reformas sociales de ser el culpable por ocurrírsele hacer reformas en un país que ha pasado dos décadas en el inmovilismo económico.

(h) En resumen vamos a entrar a agosto oyendo decir que los conceptos básicos del nuevo gobierno, avalados por el voto, son el nuevo factor de crisis; que el ministro de economía, como no es de la confianza de la derecha política y económica, tendrá un fracaso garantizado; que las inversiones que dejan de hacerse es culpa de querer hacer nacionalismo económico; que la tasa de crecimiento del fin del año que necesariamente será más baja que la del año pasado, se deberá al tremendo error de los peruanos de haber votado por Ollanta Humala. Si esta revisión del resultado electoral se asienta y se convierte en sentido común, la derecha ya no sólo irá por la neutralización del proceso de cambios, sino directamente por la desestabilización. Ya en la Municipalidad Lima estamos viendo el pase de la caricaturización de la alcaldesa a la confrontación directa, como se aprecia con el primer paro patronal del transporte metropolitano.

El tema político

Hace una semana el director del diario emblemático de la derecha más dura, escribió que el presidente electo no debía sentirse aludido por la campaña contra la alcaldesa Villarán, que era un caso separado, y que debía dejar que la “tía bacán” se caiga sola. Poco después se abrió una rendija en el gobierno aún no juramentado con el caso del viaje a Rusia de Alexis Humala y se desató una batahola aún más feroz que la que desarrolla en relación a la actual administración municipal.

Sin tener una sola prueba de alguna trasgresión moral, aprovechamiento de la representación pública o daño al interés del Estado, el tema se ha vuelto una inmensa bola de nieve que ha agarrado desprevenido a los responsables de Gana Perú y ha creado una crisis política a una gobierno que aún no existe. Este es un hecho inédito que anuncia una etapa de duras confrontaciones que todos sabíamos que se iba a producir, pero no esperábamos que se iniciara con tanta ventaja para el adversario.

Lo que la derecha está queriendo demostrar en estos días son supuestas características del gobierno que se viene que van a ser la base de un ataque en crescendo en la medida en que puedan empezar a debilitar al nuevo gobierno:

(a) Mostrar un liderazgo dubitativo, que retrocede a la presión mediática y que se asusta ante el escándalo, que no dice toda la verdad y que ofrece demasiadas explicaciones a sus enemigos.

(b) Paralizar la maquinaria política de Gana Perú y el nacionalismo a partir de la concentración de las decisiones críticas en pocas manos, lo que puede conducir a que se abran períodos de crisis sin respuesta inmediata que son altamente desgastadores, como se ha visto en estos días.

(c) Debilitar la cohesión interna de las fuerzas políticas y sociales en torno a Ollanta, por la tendencia a sancionar a priori a los que son acusados por la derecha.

(d) Desmoralizar a la gente que tenía esperanzas de un gobierno diferente, especialmente con el eje de la honestidad y la anticorrupción, al avanzarse acusaciones sobre faltas éticas que no son respondidas a tiempo.

(e) Preparar un “efecto Toledo”, que es el de los ganadores electorales cargados de promesas, que llegan al poder para convertirlo en su propiedad, incluyendo amigotes y familiares, lo que le costó caer rápidamente en los índices de aprobación.

(f) Alentar el malestar social por la desmejora económica, las promesas que puedan dejar de cumplirse, las acusaciones de corrupción, a lo que se irá sumando directamente el sabotaje patronal como se ve en el tema del transporte urbano en Lima. Nunca olvidar que las huelgas del transporte, especialmente el interprovincial fue un factor decisivo en la preparación del derrocamiento de Salvador Allende.

(g) Confrontar con la prensa como LA PRIMERA que ha apoyado la candidatura de Ollanta Humala, acusándola indistintamente de “no deslindar” por tener un manejo equilibrado del caso Alexis, o de ser la “oposición de izquierda” al presidente electo y la dirección de Gana Perú por no renunciar a una actitud vigilante y crítica que otros nunca mantuvieron respecto a Alan García o Fujimori.

(h) En síntesis, desgastar, manchar, irritar a la población respecto al gobierno que nace de una elección marcada por la esperanza. Pero ante todo quitarle la iniciativa, hacerlo dudar y luego acusarlo de indeciso. Provocarlo todo lo que se pueda, para ver si se desordena o si se rinde a la presión de sus adversarios.

Estamos, no nos cabe la duda, en el camino de un proyecto de desestabilización y de crisis política y económica permanente. La derecha ha evaluado y está dispuesta a pagar el costo, porque mucho más peligroso es un gobierno que coloque al país en un nuevo rumbo y que pueda recibir respaldo popular en este esfuerzo.

La clave de todo está en la relación con las masas. Ollanta es invencible con el pueblo a su lado. Convertir la fuerza electoral en fuerza política es la tarea. Pero eso sólo se consigue con un fuerte engarce con las masas y en ese punto el aspecto clave es que Gana Perú no se paralice sino que asuma la tarea de organizar a millones que quieren la transformación del Perú.

En estos últimos días hasta la juramentación de 28 de julio y en los primeros del nuevo gobierno, se va a jugar el futuro. Para enfrentar la desfiguración y no dejar pasar a la desestabilización se requiere mucha fuerza. Ollanta la tiene. La cosa es echarse a caminar.

17.07.11
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Mamita los rusos

Mientras Gana Perú sigue enredado en el asunto Alexis y no encuentra la manera de salir del mismo, alimentando la impresión de que hay algo que merece ocultarse, la derecha entra en confianza y empieza a dar lecciones de gobierno: hay que ser institucionales, dicen, los que no se despeinaron después de conocer los trajines de Del Castillo, Garrido Lecca y otros, por la suite de Canaán y les pareció la mejor respuesta a la alarma causada por estos tratos clandestinos, la declaración de presidente de que él recibía más de mil empresarios por año y qué importancia podía tener que a uno de ellos se le conversara en su hotel.

Tampoco la informalidad de Kuczynski de integrar los directorios de las empresas que favoreció desde el poder (caso de LNG, Backus y otras), merece comentarios de los profesores de economía que hacen de columnistas en Correo u otros diarios, ni que como ministro haya mejorado las condiciones contractuales de las empresas que antes integró como alto ejecutivo (LAP, Edelnor y otras). Esa no es la institucionalización de la que debemos preocuparnos. ¿Y quién no recuerda que se dijo de los audios de Remigio Morales haciéndole los contactos a Lourdes con los contratistas de la municipalidad a la “futura alcaldesa”? Ahí si, era de lo más normal estos relacionamientos, pero no los que se hacen de manera abierta en las oficinas oficiales.

Pero efectivamente el Perú merece un trato más formal y abierto de sus relaciones comerciales y financieras, y sobre todo un sinceramiento de lo que realmente pasó en los últimos cuarenta años en los que se han impuesto una serie de sentidos comunes que no corresponden a la realidad, pero que ahora hasta los repiten miembros del nuevo gobierno que se supone viene sin compromisos con el pasado, que incluye no ser esclavos de la falsedad. La frase “nacionalista” de la Sociedad Nacional de Pesquería: “nada con los rusos”, es un buen ejemplo.

Los empresarios peruanos – y no tan peruanos, como que hay chinos, noruegos y de otras nacionalidades entre los principales inversionistas-, que han depredado la anchoveta, la sardina y cuando pueden van sobre el jurel y la caballa para convertirlos en harina, que se niegan a estructurar una actividad pesquera para la alimentación popular, en un país con uno de los mares más ricos del mundo y con mayores índices de desnutrición; que se han orientado a quitarles el negocio a los medianos y pequeños pescadores, y que amenazan sistemáticamente a los extractores artesanales sobre las 5 millas, arrebatándoles el recurso con enormes redes que cargan todo lo que pueden, pero que son incapaces de competir en alta mar con los barcos extranjeros de diversas nacionalidades que actúan sin controles sobre las 100 millas, llevándose el atún, jurel y otras variedades para los mercados de sus países, nos quieren hacer creer que el gran peligro es el regreso de los rusos que andaban por aquí en la época de Velasco ((¡!)

Como si no estuviéramos ante el fracaso glorioso del “ordenamiento” dictado por el ex ministro Rafael Rey, que ha creado más desorden y depredación en nuestras costas, y no debiéramos pensar en compromisos de Estado a Estado, con la participación de inversionistas privados interesados en la alimentación, para explotar toda la extensión de las 200 millas (por las que estamos disputando en La Haya), para descargar alimentos en nuestros puertos y someterlos a sistemas de conservación para alimentar al pueblo. ¿Quién se opone a esto?, ¿quiénes quieren que el mar siga siendo arrasado para enviar a los peces a los molinos y vender harina en el extranjero?, ¿por qué no hablamos claro en este tema, como en el del gas, y dejamos de mentirle a la gente?

17.07.11
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jueves, julio 14, 2011

La trasferencia y el caso Alexis

Si Ollanta finalmente cede en los puestos claves del premierato y el ministerio de Economía, acabará el caso Alexis. Es decir si al perdedor le damos las llaves de la casa recuperaremos la confianza, las inversiones volverán, y la prensa canalla callará hasta la siguiente ola de ataque.

Lo que no se logró con la movida de las bolsas de los primeros días, está volviendo con el tema del viaje a Rusia, que nadie puede demostrar que fue más allá de la aproximación diplomática y de la exploración de temas de interés comercial, pero que ya se ha convertido en el “afán del hermano de Humala por enriquecerse rápidamente” y en “ustedes qué pensaban que iba a hacer esta clase de gente”.

Pero como –a pesar de todas las idas y vueltas para explicar lo que ha pasado-, Gana Perú sigue manteniendo la intención de controlar el MEF, como se vio en la conferencia de prensa sobre la transferencia del sector, la ofensiva va a seguir adelante mientras pueda. Aldo M ha escrito que hablar del frenazo que Benavides y García le impusieron a la economía los últimos meses es una maniobra para desviar el gran tema que es saber para qué fue a Rusia, Alexis Humala.

Aunque podría ser exactamente al revés: que el desvío para velar el campo minado de la transferencia sea este debate sobre un crimen en el que no hay cadáver, donde se discute la presunción de que todo encuentro con empresarios extranjeros apunta a un proyecto corrupto, que es algo que habla más de lo que han sido las prácticas gubernamentales hasta ahora de lo que se sabe que pasó en Moscú.

Que el tour ruso de Alexis ha tenido una secuencia errática, no cabe ninguna duda: presentar una representación indebida; aceptar que un encuentro informal adquiera un rango de reunión de Estado; pretender ignorar la denuncia y dejar que se acreciente; no añadir a la suspensión precautoria una presunción de inocencia; dejar que flote lo de los negocios oscuros; etc.; todo eso ha dado una muestra de debilidad que no ha servido más que para agrandar el problema.

Y sigo pensando que esta es una consecuencia de una línea política que recomienda al presidente electo evitar el choque con sus enemigos políticos y mediáticos, creyendo que con los silencios o las declaraciones de investigación sobre su propio entorno va a calmar a la jauría reaccionaria. Nada que ver. Lo que pudo ser útil en la campaña para borrar la imagen de un Ollanta que venía a provocar un incendio, puede dar el resultado totalmente contrario cuando se trata de fijar el nuevo escenario en el que debe comenzar no sólo un nuevo gobierno, sino una nueva época para los peruanos.

Al gobierno de Ollanta lo quieren debilitar por cuanto medio esté a disposición de la derecha revanchista. Y ya sabemos adonde apunta esto. Basta ver el caso de Villarán para darse cuenta como la ofensiva va contando sus diversas etapas hasta imponer una situación en la que no se puedan tomar decisiones. Por eso es preciso defender a Alexis de la acusación moral que flota maliciosamente en el ambiente y al mismo tiempo delimitar el gobierno de la relación familiar. A partir de allí hay que recordar adonde vamos y quién ganó las elecciones, que recién va a empezar a gobernar. El país espera una palabra.

13.07.11
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sábado, julio 09, 2011

El pecado de Alexis

Sí que había resultado trasparente este Alexis Humala, al punto de sorprender a todo el país reunido con altas autoridades rusas en nombre de su hermano. Si creyó que esta última condición le daba alguna representatividad metió las cuatro en un solo acto: recordó el tema de la relación directa con empresas trasnacionales como forma de “atraer inversiones” que ha sido el método de gobierno de los últimos 20 años; removió la memoria de la actuación de los familiares en recientes gobiernos; quebró la tregua que el presidente electo había logrado con sus adversarios a la espera del momento del anuncio del nuevo premier y su gabinete, entregando la iniciativa a la derecha parlamentaria y mediática; dañó los vínculos con un gobierno que podría ayudar a hacer el balance geopolítico en el que deberá moverse la nueva administración.

En fin un desastre perfecto. Pero nada que ver con Santiago Fujimori o Víctor Aritomi manejando discretamente bancos mafiosos o conexiones internacionales para obtener beneficios para ellos mismos y la familia del presidente; o Margarita, Pedro y otros hermanitos de Toledo, intermediando compras públicas, contrataciones y otros asuntos de dinero, como representantes informales, a la vez del gobierno de su pariente, y de las empresas interesadas; o Alan Simón García Nores, usando sus apellidos para reclamar derechos sobre proyectos agroindustriales en el norte e intermediar en la gestión de licencias irregulares para la pesca. La diferencia con Alexis, es que estas intervenciones siempre fueron invisibles para la opinión pública y sólo se supo de ellas por denuncias de terceros. El otro distingo es que los presidentes siempre cubrieron los desarreglos de sus familiares, con el extremo de Toledo protegiendo a su sobrino violador y a su hermana falsificadora de firmas, y Alan García presionando para que los jueces condenen a los periodistas que informaron sobre las tropelías del mayor de sus hijos varones.

Como se sabe, el presidente electo no ha actuado así, lo que debe haber sido muy doloroso tratándose del hermano que le ha sido más cercano y leal. Gana Perú ha suspendido a Alexis Humala y lo ha desconocido como representante en el exterior. Con esto lo ha colocado como usurpador de una función que no le correspondía y que tampoco existe. Para que esta falta exista no es necesario que haya buscado algún beneficio de ella, como parece que no lo hizo. El faenón que no hubo y la sanción que ejemplariza para que nadie en el nuevo gobierno se sienta en condiciones de hacer tratos tomándose atribuciones indebidas. Claro que eso no va a calmar a la jauría mediática. Pero el país juzgará estos hechos en otra perspectiva.

Una manera de hacerlo es preguntarse por la vehemencia de la denuncia de Aurelio Pastor, que puede ser capaz de pedir el enjuiciamiento de Alexis Humala por una reunión pública con los rusos, pero le pareció de lo más provechoso y justificado los encuentros en la suite de un hotel del ex premier Del Castillo y otros con el empresario mafioso Fortunato Canaán. O Rospigliosi que fue en nombre de Toledo a pedirles a los yanquis que intervengan en las elecciones peruanas para que no gane Humala, lo que se supo sólo por los Wikileaks, pero ahora le parece terrible que el hermano de Ollanta se reúna públicamente con funcionarios de otro país. Tanto el uno como el otro parecen querer decir: ya ven, todos somos iguales.

10.07.11
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García digitó la investigación de BTR para ocultar su responsabilidad

En una saga de cuatro entregas hemos analizado sucesivamente las mentiras de García respecto a su relación con Ponce Feijoó y BTR; los vínculos del actual presidente con la inteligencia de la Marina que vienen desde el primer gobierno aprista y la época del Rodrigo Franco; la conformación de los grupo privados de seguridad integrados por personal de la Marina de Guerra. Ahora cerramos la seria con el asunto de la manipulación de las investigaciones.

Apenas se había conocido la detención de Giselle Gianotti en el paquete de los chuponeadores de BTR, Hernán Garrido Lecca se comunicó con Wilson Gómez-Barrios Rincón, ex propietario y aún gerente de Forza (actualmente Securities). Y siguió llamándolo insistentemente en los días posteriores. ¿Qué podía significar este marcado interés por el tipo que fundó la primera empresa de inteligencia y seguridad operada por personal de la marina de guerra?

Difícil de creer que lo hiciera para expresarle su preocupación por la situación legal de la madre de dos de sus hijos. Pero quizás esta misma circunstancia lo hacía más vulnerable a las presiones. ¿Qué podía hacer Gómez-Barrios por el ex gordito, embarrado hasta los tuétanos en diversos asuntos registrados en las conversaciones interceptadas? ¿Tenía algún control el hombre de inteligencia sobre parte de la información acumulada?

No se debe olvidar que luego de ser señalada como la analista estrella de Business Track, Giselle Gianotti fue dejada en libertad, mientras Ponce y Tomasio eran encerrados en un penal de alta seguridad, aislados de los demás presos, con visitas restringidas y prohibidos de declarar. Una norma especial alargó la fase instructiva del proceso (que obliga a la reserva de las pruebas) durante 36 meses, lo que congeló el caso hasta después de las elecciones. ¿Casualidad?

Gianotti por su lado salió con comparecencia restringida y con la pata alzada, denunciando las diversas manipulaciones producidas durante la etapa de la investigación, acusando directamente a Hidalgo, Del Castillo y Garrido como responsable de adulteración y secuestro de pruebas. Enigmáticamente dijo además: “Yo no tengo ningún motivo para decir cosas falsas sobre el material que me fue incautado. Me sorprende que él (Del Castillo) diga eso porque así está invalidando lo que yo también he dicho: que el presidente Alan García no aparece en ningún archivo, ni Rafael Rey, ni ningún magistrado. El señor Del Castillo va a ser esclavo de sus palabras” (entrevista 14 de abril 2010).

Fácil se puede colegir que hay un trato implícito: se acepta como cierta una parte de la declaración de la chuponeadora, para que ella se mantenga en la afirmación de que no hay audios del presidente, de los magistrados (sí había) y de Rafael Rey (también había). Nítidamente se puede notar que el tema de comprometer a García era la clave de todo. Igual cuando Ponce Feijoó dice que se detuvo la escucha cuando se oyó la voz que todos identificarían y al día siguiente niega que eso fuera cierto, tan sólo para que dos días después el suboficial Fernández Virhuez que trabajaba a su lado apuntara que el comandante Ponce no debía mentir porque sí había grabaciones presidenciales.

Lo que se puede concluir es que la Marina que sintió el golpe de la captura del grupo de BTR (marinos en retiro y en actividad), siguió cumpliendo un papel directo o indirecto en los hechos posteriores. Se recordará que el almirante Giampietri se internó en el hospital naval cuando se destaparon los nombres de los chuponeadores y que luego quedó colocado a cierta distancia del presidente, al punto que en las elecciones recientes se reagrupó con la organización de Alex Kouri que decidió caminar por su cuenta sin alianzas con el partido de gobierno.

Desconfiando de todos

En estos días del proceso, el general Miguel Hidalgo ha vuelto a mentir, al decir que su participación en las investigaciones referidas al chuponeo y la captura de Ponce Feijoó y su gente, se realizó por pedido fiscal al que no podía rehusarse. Esta es una versión calculada para cubrir el papel del presidente García, del que antes se dijo que había sido el inspirador de la poderosa alianza entre la DINANDRO (antidrogas) y la Fiscal de la Nación (Gladys Echaíz) que se cerró con la espectacular captura de las verdaderas ratas que estaban detrás de los teléfonos.

Ahora no. García ya no fue el que se pasó por encima del ministro del Interior, el jefe de la Policía y el encargado de delitos informáticos, que era la coartada de Hidalgo frente a Hernani; sino que Echaíz por su cuenta saltó todas las instancia policiales y ordenó que antidrogas fuera el que buscara a los interceptores. ¿Por qué? Hidalgo seguramente confía en que Echaíz no será llevada a la audiencia y que si Alan García llega ante el juez lo envolverá con su irrefrenable palabreo.

Pero la verdad es que era García el que no confiaba en nadie. A pesar de que pudiera haber sabido de los audios unos días antes (probablemente a través de sus amigos de El Comercio), no había como contener el huaico que se venía. Lo único que quedaba era primeramente separarse de los que caían, incluso del primer ministro si no podía defenderse. A continuación controlar los daños y empezar a bajar el tono de las revelaciones. Luego enfocar sobre el “verdadero delito” que era el de los chuponeos y nos las conspiraciones de sus compañeros. Finalmente caer sobre los chuponeadores.

El problema era que el vicepresidente era su propio nexo con las empresas de los marinos interceptadores y su ministro del Interior había pasado de la Contraloría al gobierno regional del Callo en plenas investigaciones sobre el asunto del peaje de la avenida Faucett, lo que confirmaba cercanías con Alex Kouri y sus amigos marinos. ¿Cómo iba a encargarle a su ministro una investigación que podía tocar a personas cercanas a Giampietri y que éste no resultara enterándose?

Por eso hubo dos investigaciones paralelas sobre los chuponeos, la oficial, de Hernani y la policía especializada, que se movía hacia la nada, y la “especial” de García-Hidalgo, que para darle una aparente legalidad involucró a la Fiscal de la Nación, la que seguramente se sintió muy alagada de haber sido parte de una operación exitosa que colocaba a los policías y fiscales peruanos casi como unos magos, capaces de descubrir a puro olfato de dónde se habían hecho las grabaciones. Esto, si no era que el presidente ya sabía desde el principio el tipo de tareas que cumplían Forza, BTR y otras, porque él mismo recurría a ellas.

Es decir, si esto era cierto, lo que se le dio a Hidalgo no fue sólo una orden de investigar sino una lista de nombres y direcciones de los que debían ser investigados y detenidos. Esa es la verdad que ahora quieren escamotearnos.

Los otros

Es casi un hecho comprobado que mientras García había puesto claramente la puntería en BTR, Del Castillo estaba más que perdido respecto a lo que estaba pasando. Lo comprueba que buscara el contacto precisamente con Ponce en las semanas siguientes al escándalo de los petroaudios para pedirle que lo ayudara a descubrir a los chuponeadores, adelantarse a sus acciones y lograr que no salgan nuevas y más comprometedoras revelaciones.

“Entre octubre y noviembre, llegó una persona… que dijo que tenía trabajar para ver como avanzaban las cosas, después de la reunión con el señor Del Castillo … Entonces han visitado mi oficina, y han vigilado las unidades, tan es así que han ido cuatro veces, cinco veces.” Es lo que dice Ponce que ocurría mientras los diarios sacaban a luz cada vez más audios, con revelaciones cada vez más sonoras, y Rómulo León todavía dudaba en entregarse a su propio gobierno.

Del Castillo había encargado a su hombre de mayor confianza, Luis Castañeda Neira, para que asediara a quién reputaba como el especialista que podía sacarlo del apuro. Y no se le ocurría que este podría ser exactamente el chuponeador y que Alan García estuviera tras sus pasos. En el colmo de la ingenuidad el tío George solicita chuponear a Rospigliosi para ver si llega al extremo de la madeja donde estarían los que le habían puesto la puntería.

Parece que Garrido Lecca estaba a su vez tan desorientado como el ex premier y que eso es lo que se refleja en sus llamadas a Gómez-Barrios, que era algo así como el BTR en tamaño grande.

Petrotech

La empresa del señor Kallop, tiene tremendas sombras en su trayectoria peruana, que es además su sede más rentable y la que justifica el negocio. Vienen desde que se adjudicó los campos que eran de Petromar y antes de la Belco a un precio de regalo y sin cumplir los requisitos mínimos para hacerse cargo de la operación, y continúan con su inconducta tributaria y laboral. Por mucho tiempo diversas voces reclamaron contra esta situación y pidieron la intervención del Estado, la SUNAT y el Poder Judicial. Pero nunca fueron escuchados. En el Congreso, una mayoría de la que siempre participó el APRA impidió investigar y sancionar a la empresa pirata.

Existen pruebas, documentadas por este diario, que Kallop se involucró en las elecciones del 2006 a favor de Alan García y con la intermediación de los fujimoristas. El punto es que hasta el 2008 no se conoce una sola expresión pública de los líderes del APRA contra las malas prácticas de Petrotech. Pero lo que se sabe ahora es que bastante antes de la noche de los petroaudios, Canaán, Rómulo, Bieto, Saba, Del Castillo y García, estaban ejerciendo presiones cada vez más fuertes sobre la petrolera estadounidense para hacerla salir del país y transferir sus campos.

Eso es lo que se escucha en los primero diálogos en la suite que han sido reproducidos en la televisión. Entonces sólo queda concluir que las altas vulnerabilidades de la empresa Kallop propiciaron una operación mafiosa para quedarse con sus activos. Todo lo que viene después para chantarle a la empresa estadounidense la responsabilidad de “haber pagado el chuponeo”, responde al acto reflejo de saber que en algún momento se podía terminar de saber que lo de Discovery no era una simple ayudita para ganar un concurso público y que en todo este enjuague habían casi mil millones de dólares en juego (recuérdese a qué precio se vendió finalmente esta empresa en el mercado internacional.

Como explican los de BTR a ellos les dieron la oportunidad de limpiarse o reducir sus penas si decían que Petrotech era la única mala de esta historia. Y como este asunto sigue siendo el talón de Aquiles del régimen que termina, se pueden esperar muchas más mentiras y manipulaciones. Pero como van las cosas se puede tener fe en que la verdad saldrá adelante. Como ya está ocurriendo.

11.07.11
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Chuponeo privado siguió después de BTR

Los que han accedido a los expedientes del caso BTR, indican que la lista de los chuponeos es interminable: centenares de páginas señalando los nombres de los interceptados y de la persona con la que conversan, la fecha de la grabación y los códigos de archivos donde se encuentran almacenados, y los casos donde se han hecho las trascripciones; cuatro o cinco páginas dedicadas exclusivamente a la Embajada de Venezuela, y una clara prioridad de personajes políticos o vinculados a la política entre los chuponeados.

Sin embargo, lo que se dijo muchas veces es que la empresa de Ponce Feijoó estaba dirigida básicamente al espionaje industrial y que de pura casualidad se había encontrado con los temas políticos. La famosa pregunta ¿y quién pagaba los chuponeos?, buscaba subrayar la idea de que algún capitalista había estado persiguiendo a sus competidores y financiando chuponeos que por casualidad habría llegado a enganchar con conversaciones de gente del gobierno. Igualmente, la consigna aprista repetida por todos sus voceros, que aseguraba que el asunto de los petroaudios era el de un pelea entre empresas petroleras por el control de los lotes de concesión, apuntaba a convencernos que el gobierno y sus pandillas lobistas eran víctimas circunstanciales del feo vicio de las trasnacionales de chuponearse entre sí.

Pero si esto fuera así, cómo se explicaría la reunión del candidato García con Ponce Feijoó en plena campaña del 2006; el papel de Giampietri en la vicepresidencia aprista sin aportar votos propios; los contratos de BTR con el Congreso y otros organismos del Estado; la presencia misteriosa de Gianotti entre Forza y BTR; los préstamos de personal en actividad, equipos e información para los chuponeadores, por parte de la Marina de Guerra; etc. ¿Cómo se explican tantas curiosas coincidencias?

Antecedentes

En el año 1991 se constituye la empresa Forza S.A., dirigida por marinos en actividad y retiro, que ofrecía “servicios integrales de seguridad corporativa”, que en realidad quería decir trasladar métodos militares y de inteligencia a la protección de grandes empresas ubicadas en zonas de conflicto armado o en áreas potenciales de expansión subversiva. Las concesiones mineras que se multiplicaron en el país generaron la necesidad y los marinos empresarios aparecieron como los especialistas más indicados para asesorar en este sensible campo. Forza S.A. podía ofrecer no sólo el prestigio de los marinos como eficaces perseguidores de terroristas, sino la colaboración de la institución con sus medios técnicos y archivos de información.

Forza S.A. resultó con el tiempo un excelente negocio logrando facturar alrededor de 20 millones de dólares por año, teniendo como sus principales clientes a Minera Yanacocha, Newmont Perú Limited, Sociedad Nacional de Minería y Minera Perú Cooper Sindicate. Una anécdota que se cuenta sobre sus andanzas es que en el contrato con Yanacocha el gerente de Forza, Wilson Gómez-Barrios, capitán de fragata todavía en servicio, estableció que la empresa minera le entregaría un avión particular para sus desplazamientos.

Claramente Forza SA representaba un modelo de asociación de grupos empresariales con militares que iban dejando sus instituciones por razón de edad pero que veían que la coyuntura les había abierto una veta para enriquecerse. No debe extrañar por ello que entre sus asociados aparecieran Julio Favre y Ricardo Vega Llona, hombres de empresa con fuerte inclinación a los temas de guerra. Pero, como es evidente, la información que necesitaban Yanacocha y otras era eminentemente política: políticas del gobierno y formas de llegada al poder; situación de la oposición; autoridades regionales y locales; dirigencias sociales y comunales; ONG; subversión; etc. Esto fue convirtiendo a los marinos en una bisagra clave en la nueva configuración de Estado socio de la gran inversión que ha regido durante 20 años.

Siempre chuponearon

A comienzos de 2009, el general Hidalgo, jefe de la Dirección Antidrogas de la Policía (DINANDRO) y la Fiscal de la Nación informaron lo que parecía imposible: la captura de todo el equipo de chuponeadores que habían estado detrás de la intercepción, registro y difusión de conversaciones telefónicas que desataron el escándalo de los petroaudios. ¿Cómo lo habían hecho?, ¿una unidad orientada a intervenir el tráfico de drogas, cómo se transforma en capaz de seguir a operadores de alta tecnología?, ¿quién les dio la pista?

Enterado de que los detenidos eran marinos, el veterano líder del PPC Luis Bedoya Reyes, hizo el siguiente comentario: "Ese es un secreto conocido a voces desde hace décadas. La Marina siempre ha sido muy reconocida en su enorme capacidad para ejercer servicio de inteligencia en todo gobierno". Siempre fueron espías. Pero esta vez actuaban desde dentro y desde fuerza de la institución, desarrollando diversas alianzas con empresarios y políticos. Todo parece indicar que Giampietri había convencido a muchos de sus amigos que la llegada de Alan García al gobierno abría la mejor perspectiva para los intereses navales.

Su inclusión en la presidencia representaba así un pacto político, de dos actores institucionales (APRA y Marina), en el que el intercambio era un espacio de actuación política mayor para los uniformados y el retorno era información sobre todo lo que podía ser informado y asesoría en seguridad. En el 2006, los marinos adquirieron un enorme poder sobre García y su entorno, reflejado en los contratos de Forza, BTR y otras empresas con diversos organismos del Estado; la participación de los directivos y analistas de estas entidades en presentaciones sobre seguridad en Palacio de Gobierno y otros auditorios gubernamentales; la intervención de Giampietri en diversas instituciones como la Contraloría, el gobierno regional del Callao y otras, que luego se revelarían como centros de actuación de los chuponeadores.

2007-2008

El segundo año del gobierno aprista se fueron definiendo las líneas de actuación del segundo gobierno aprista. A comienzos del año 2007, aparecen en escena Peggy Cabral y Fortunato Canaán con su mensaje a favor de los grandes negocios concordados con el Estado y se organiza el plan de lobby de Rómulo León al que luego se incorporaría Bieto Químper. Al parecer muchas de estas movidas no fueron compartidas con Giampietri, que terminó enterándose de ellos por la forma como se ejercía la actividad de las empresas de seguridad, que conseguían información para sus contratantes, pero al mismo tiempo guardaban archivos de las conversaciones y actividades de estos mismos.

Como Montesinos que retenía información sobre sus aliados más cercanos, los chuponeadores tenían su mayor seguro en conocer y poder documentar sobre los más cuidados secretos del presidente, los ministros y otros altos funcionarios del régimen. De esta manera lo que habría pasado es que García demoró en descubrir que mientras ordenaba chuponear, él mismo era chuponeado. Entre el final del 2007 y comienzos del 2008, El Comercio fue contactado y empezó a recibir información seleccionada orientada a convencer a su equipo de investigación que algo gordo se estaba cocinando detrás de las conversaciones grabadas. Curiosamente la persona que hizo el enlace y se convirtió en la proveedora del material era Giselle Gianotti, vinculada al jefe de Forza, Wilson Gómez-Barrios.

En el informe Luizar sobre la comisión investigadora de las intercepciones telefónicas se hace la siguiente anotación: “Existen 105 llamadas del periodista Pablo O Brien al teléfono de Giselle Gianotti, 80 a la empresa Forza y uno al teléfono de Ponce Feijoó en enero del 2008”. ¿Qué quiere decir esto? Que el encargado de la investigación periodística no estaba detrás de BTR sino de Gianotti y Forza, y sólo recurre a Ponce en los días previos a su detención cuando este le alcanza un paquete adicional de audios y trascripciones. Puede decirse entonces que lo que sabían los investigadores del diario decano no llevaba a descubrir a los espías, o tal vez que O Brien anduvo vinculado a la otra parte del espionaje que no ha sido denunciada.

Un giro inesperado

Todo parece indicar que los chuponeadores habían tomado la decisión de colocar en problemas a algunos de los ministros claves de García. La puntería podría haber estado puesta en Hernán garrido Lecca, metido en asuntos de cemento, banca de consumo, FORSUR y obras del sector salud. Es posible que la idea fuese presionar a García y Del Castillo, tumbándole uno de sus alfiles. Pero las cosas ocurrieron de otra manera. La investigación de El Comercio se interrumpió por el cambio abrupto del directorio y de la conducción del diario. Versiones del poder judicial anotan que la luz roja contra una denuncia explosiva, que se trató de enterrar con el insólito argumento de que no valía usas pruebas ilegales para denunciar un delito. Fuentes del poder judicial opinaron en ese momento que la nueva dirección del viejo periódico supo que había grabaciones que los comprometían junto con otros miembros de la familia.

Miró Quesada Rada y su directorio no se habrían quedado sin embargo en el archivamiento de la investigación de O Brien y Ampuero, sino que se comunicó con el presidente García para ponerle al tanto de lo que estaba pasando y consultar su opinión. O sea que el presidente ya sabía lo que se estaba cocinando. Precisamente este dato desató el pánico y la urgencia de sacar el caso, ya sin investigación o reflexión política, simplemente como una evidencia de que había turbias relaciones políticas y comerciales en nombre del gobierno. Así reventó el escándalo y el gobierno que se preparaba para ponerle la mano a los de BTR tuvo que detenerse por unos meses y hacer declaraciones de repudio a los lobistas deschavados que habían sido escuchados en todas sus expresiones de desvergüenza.

Todos recordarán que García pasó de calificar de ratas a León y Químper, a subrayar que los verdaderos delincuentes eran los chuponeadores. Ya estábamos en camino de la captura de “Chito Ponce” y su banda. Y nadie mejor que García y Giampietri podían saber quién era este hombre. Justamente por ello a fines de enero del 2009, García era un vencedor ocupado en manejar las pruebas incautadas, y el almirante era un enfermo súbito internado en el hospital naval, evadiendo dar cualquier explicación sobre su relación con Ponce y los demás marinos del chuponeo. Aunque no haya sido dicho, muchos piensan que ahí estaba muriendo la alianza de García con la Marina y la familiaridad con el almirante. En adelante el hombre de mar prepararía sus maletas para buscar un nuevo espacio político y si no lo conseguía (no lo consiguió), volverse a su casa.

10.07.11
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La increíble y triste historia de Ponce Feijoó y sus lazos con Alan García

El almirante Giampietri intermedió entre García y Ponce para reconciliarlos y asegurar que la información que había sobre el Grupo Rodrigo Franco no fuese entregada a los medios.

En el año 1997, el capitán de navío Manuel Elías Ponce Feijoó, andaba buscando al “soplón de mierda” que había filtrado a la prensa la información que acreditaba que Inteligencia Naval había detectado los pagos que Demetrio Chávez Peñaherrera “Vaticano”, hacía regularmente a Vladimiro Montesinos para poder usar la pista de aterrizaje de Campanilla para el despacho de la droga a Colombia. Y entre los samaqueados de esos días se encontró el entonces capitán de fragata, Juan Castro Barreda, que había elaborado el informe y fue conminado a negar ante el Fiscal que dicho documento procediera de la Inteligencia Naval.

En la investigación interna que inició la Marina, se responsabilizó a varios miembros del personal subalterno y bajo la batuta del “Chito Ponce” se confiscó toda la información referida al asesor Montesinos y a oficiales de las Fuerzas Armadas con el narcotráfico. Así el subjefe de inteligencia de los blancos de las Fuerzas Armadas, había ganado un reconocimiento del tipo más poderoso de la época, que se tradujo en una mejora económica y recomendación de ascenso.

En octubre de 1997, en el Salón Huáscar de la Escuela Naval en La Punta, el doctor Vladimiro Montesinos fue condecorado con la Cruz Peruana al Mérito Naval, en una ceremonia con todo el alto mando de la Marina, entre ellos, el capitán de navío Manuel Elías Ponce Feijoó. Quedaba así sellada una alianza entre el sector más autónomo de las Fuerzas Armadas y el gran manipulador.

Montesinista

En el segundo semestre del 2000, el presidente Fujimori recibió la carpeta de ascensos propuestos para el fin de año, con apuntes y recomendaciones de Vladimiro Montesinos, entre los cuales se incluía a Ponce Feijoó para que avanzara del grado de capitán de navío a contralmirante. El presidente aprobó la lista y la dejó para su publicación en el momento debido. Pocos días después, sin embargo, estalló el escándalo del vídeo Kouri-Montesinos, el viaje y el retorno de Panamá del ex asesor, y, casi inmediatamente, la supuesta persecución del presidente para ubicar el escondite de Vladimiro.

En el grupo de persecución, Fujimori integró a Manuel Elías Ponce Feijoó, no se sabe si por la conocida habilidad del marino para operaciones de este tipo, o porque era uno más de los participantes de una persecución que buscaba no hallar al perseguido. En noviembre de ese año, Fujimori se convirtió en el segundo gran fugado del régimen, llevando la crisis política al extremo y forzando la conformación de un nuevo gobierno encabezado por Valentín Paniagua. Apenas unos días después, el ministro de Justicia, Diego García Sayán, elevó un informe al presidente transitorio, recomendando dejar sin efecto el ascenso de Ponce a partir de informes recibidos de parte de organismos de derechos humanos que lo vinculaban con la desaparición de dos jóvenes estudiantes de la Universidad del Callao en los años 92 y 93.

Ponce fue degradado sin haber asumido aún su nueva graduación y se fue inexorablemente al retiro. La caída de Fujimori-Montesinos fue fatal para su ascendente carrera. En 1994, la primera sala penal del Callao había, sin embargo, archivado el caso de las desapariciones, por falta de pruebas y posteriormente la Corte Suprema ratificó el fallo. Para el año 2000, los organismos nacionales de derechos humanos habían elevado el proceso por el caso Roca-Anzualdo, ante la Corte Interamericana, cuando llegó el gobierno Paniagua. Más tarde, sin embargo, ha crecido una nueva lectura sobre el caso, que indica que en la desaparición de los estudiantes de economía Martín Roca Casas y Kenneth Anzualdo ocurrida entre agosto y noviembre del 93, en los alrededores de sus respectivos domicilios en el Callao, no intervinieron elementos de la marina como se presumía, sino efectivos del ejército vinculados al grupo Colina que se llevaron a los jóvenes al Pentagonito, donde los torturaron, asesinaron y cremaron sus restos en los hornos del sótano de ese edificio.

En una conversación sobre el tema, Jesús Miguel Ríos Sáenz, el “Chito Ríos”, líder del Comando Rodrigo Franco en los años 80 y más tarde asesor del Grupo Colina, bajo el gobierno Fujimori, se felicitó de haberle “sembrado dos muertos”, al bacán de la Marina y haberle “cagado la carrera”. Se supone que era la venganza por lo sucedido durante la década anterior.

Chito frente Chito

Era el comienzo daño 1989, cuando llegaron a los despachos de Alan García y Agustín Mantilla, sobres lacrados con los sellos de secreto y de la dirección de inteligencia naval, conteniendo el informe de una investigación de varios meses sobre el llamado Comando Rodrigo Franco, sus integrantes, acciones y conexiones con el partido aprista y el gobierno. Era un aviso que la Marina sabía lo que el gobierno quería que nadie supiera. De inmediato el ministro del Interior se comunicó con el almirante Arriarán, jefe de la DINTEMAR, para buscar un arreglo, lo que dio lugar a una cita de negociación a la que asistirían un representante por cada lado.

El segundo civil de Mantilla, el dirigente operativo del Comando Rodrigo Franco, Miguel Ríos Sáenz, “Chito Ríos” armó el encuentro con el capitán Elías Ponce, “Chito Ponce”, bajo la premisa que ninguno de los dos acudiría con escolta. Efectivamente la reunión empezó como una cita de a dos, pero unos minutos después ingresaron al lugar cuatro hombres armados del Rodrigo Franco que rodearon a Ponce. El “Chito” de Mantilla dijo entonces: date por secuestrado. Unos segundos después ingresaban varias decenas de marinos mostrando sus armas. Estás derrotado, contestó el otro “Chito”.

La tensión se había resuelto en una victoria de los marinos que tenían capturados a la cabeza de la temida banda paramilitar del gobierno. El acuerdo final sería doloroso para Mantilla, que acabaría capitulando para recuperar a su gente y aceptando que Inteligencia Naval retuviera la información estratégica, con el compromiso de no difundirla.

García 2001-2003

En febrero del año 2001, Alan García arribó al Perú como improvisado candidato presidencial para disputar con Alejandro Toledo. Antes de su llegada Gonzales Posada preguntó a diversos contactos que mantenía con el montesinismo, si no había ningún video que pudiera complicar la campaña. López Meneses y Fernán Altuve, le aseguraron que no había problemas. Pero los había. Ese mismo mes se difundió el video de Mantilla recibiendo dinero del asesor que según se indica en el diálogo grabado eran para el partido aprista. A García no le quedó sino ensayar otra de sus escenas de jefe herido en su confianza por personajes que antes tuvo muy cerca y que se vendían por unas cuantas monedas. Mil veces miserable y traidor, le dijo a su ex secretario personal, ex ministro y viceministro, ex secretario general del APRA, etc., y armó como lo haría tantas veces en los siguientes años, una profunda zanja entre él y el caído, para no cargar con sus responsabilidades.

Mantilla fue preso y se calló en mil idiomas sobre lo que realmente motivó su presencia en el SIN para recoger los 30 mil dólares de su desgracia. García a su vez no ganó la elección, pero quedó bien colocado y proyectado hacia los nuevos comicios del 2006. Fue entonces que buscó al almirante Luis Giampietri para asegurarse que la información que la Marina había reunido doce años antes no fuera a afectar su futuro, sobre todo teniendo en cuenta que Mantilla había vuelto al centro de la noticia. Es por esta vía que el ex presidente y ex candidato llega a Ponce Feijoó, por entonces en un retiro prematuro y tratando de rearmar su vida como civil. El contacto debe haberse producido entre el 2001 y 2002, y tiene que haber servido para cerrar el capítulo de los “chitos”, asegurar la reparación a futuro del honor del marino dado de baja y des-ascendido, y garantizar que la información sensible no se movería.

El año 2003, se crea Business Track, empresa de “servicios de asesoramiento”, como indica su ficha de SUNAT, con domicilio fiscal en Avenida Salaverry 2007, y que declara como objetivo en su página Web: “elevar el nivel de seguridad de la empresa a través de la implementación de un efectivo sistema de gestión de seguridad de información". Lo interesante es que ni Ponce que se constituye como gerente general, ni su socio Tomasio, tenían ningún capital para formar empresa alguna y menos para comprar los equipos sofisticados que se requieren para las labores de interceptación y trascripción de grabaciones. ¿Cómo lo hicieron y cómo consiguieron los clientes para financiar sus actividades?

Dos nombres pueden ser las pistas para saber como nace el “exitoso negocio” de Business Track: uno de ellos el del empresario Luis Favre, ligado a García y conectado desde la década de los 90 con actividades de inteligencia y operaciones encubiertas. El otro, el capitán de fragata en retiro, Wilson Gómez-Barrios Rincón, creador de la empresa Forza (actual Securities), que venía funcionando desde los años 90 con notable éxito en la asesoría de seguridad de grandes empresas (una de ellas Yanacocha), a las que se le ofrecía información clave sobre diversos riesgos: conflictos laborales y sociales, terrorismo, delincuencia; y también sobre competidores, actuación del Estado, autoridades locales, medios de comunicación, etc. Favre habría sido el puente entre Gómez-Barrios y Ponce, convirtiendo a la novísima empresa de este último en una subsidiaria de Forza.

No olvidar, por cierto, que Gómez Barrios fue pareja de Giselle Gianotti, con la que tiene dos hijos, y que ambos estuvieron en Palacio de Gobierno en diciembre del 2006, cuando el falso caso del atentado del grupo Todas las Voces. Gianotti, efectivamente circulaba entre las dos empresas chuponeadoras dando a entender que no había competencia entre ellas. Y no debe ser casualidad que ella haya sido la única puesta en libertad de los integrantes del grupo intervenido. También es claro que Forza no fue investigada en relación a los petroaudios ni tomada en cuenta en el proceso, a pesar de las marcadas semejanzas entre una y otra empresa, de supuesta seguridad.

09.07.11
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viernes, julio 08, 2011

García miente: conoció a Ponce antes de 2006

En opinión reiterada de Alan García, sólo los ingenuos pueden creerles a los políticos. El caso del chuponeo y los descargos del presidente, son una confirmación de esa filosofía.

En su primera declaración ante el Tribunal que lo juzga, el capitán de navío Manuel Elías Ponce Feijoó, confirmó la versión de que entre los audios que escuchaba el coronel Morán, por encargo del general Hidalgo, durante la intervención de BTR, se oyó una voz grabada que todos identificaron como la de Alan García, lo que obligó a detener el procedimiento y acallar las reproductoras, en medio de llamadas telefónicas de emergencia para saber lo qué había que hacer con la evidencia, que finalmente desaparecería de los archivos del caso.

Pero en la siguiente sesión, el marino se retractó de lo dicho indicando que no oyó la inconfundible voz del presidente, sino que se confundió con otra, aunque mantuvo el resto de sus declaraciones, entre ellas las que comprometen a Jorge del Castillo, Hernán Garrido Lecca, Luis Nava y otros. De inmediato la prensa alanista y “georgista” (que no son lo mismo), subrayaron la incoherencia, llevando la cosa hacia un concluyente: no se le puede creer nada; que abarcaba también las revelaciones de todos los demás acusados: Tomasio, Giannotti y Fernández Virhuez, que no se habían contradicho y que en el caso de Fernández, no sólo mantuvo la afirmación de que sí habían grabaciones de Alan García que fueron eliminadas del paquete de las pruebas, sino que emplazó a su antiguo jefe militar para que dijera la verdad. Muchos pensaron entonces que Ponce estaba actuando bajo presión o canjeando sus palabras por algún beneficio.

García, por su parte, esperó unos días y como en un guión ensayado volvió a la cantaleta de los delincuentes que lo quieren involucrar para darle sabor político a sus procesos, reeditando lo que hizo con la famosa declaración sobre las ratas de los petroaudios, los miserables del SIS, y otros epítetos con los que se quiso librar de las pesadas sombras de Mantilla, Rómulo León, Químper, Barrios, Espinoza, Crousillat y otros. Que sigan hablando y digan lo que quieran, desafió el presidente con la temeridad que todos le conocemos. Pero no pudo evitar admitir que efectivamente había tratado con Ponce Feijoó durante la campaña del 2006, en una sesión de media hora, tiempo que le bastó para saber que el tipo vendía humo, y desecharlo como interlocutor válido, en la cara del presentador que todos suponen que era el almirante Giampietri. Antes había negado toda relación y pretendido que el periodista Gustavo Gorriti era en verdad un novelista, en referencia a la mención que realiza en su libro “Petroaudios” de las conversaciones García-Ponce en las que el candidato encarga al marino chuponear al comandante, mientras él se encarga de la gorda. O sea, García también cambia de versión de una declaración a otra.

Nada encaja, todo acusa

La colosal soberbia y grandilocuencia de García no le permite ver, por cierto, la serie de cabos sueltos que está dejando con sus palabras, enredándose cada vez más en la maraña de elementos que lo involucran como el animador principal del chuponeo masivo de los últimos cinco años, y paradójicamente como la pieza principal de los descubrimientos de BTR, lo que explica tantas idas y vueltas en este asunto desde que se empezaron a escuchar los primeros petroaudios.

Veamos. La primera gran cuestión es determinar para qué le habrían llevado en plena campaña electoral a un chuponeador experto, que además tenía abiertos todos los vínculos con la Inteligencia Naval y sus archivos, y con las empresas privadas de seguridad regentadas por otros marinos retirados. Un tipo de este vuelo, con imagen de superhombre en su institución, no llega como un pobrecito busca chamba, para que el candidato lo mande de regreso. Más bien parece al revés. Ponce Feijoó era un capital extraordinario para las necesidades de campaña y el nuevo gobierno, y es posible que Giampietri lo haya llevado como una de las piezas para lograr una colocación principal en la lista de García que insólitamente aparecía configurada como una alianza del APRA con el alto naval, lo que no acarreaba votos, pero sí poder real.

Si García no vio más que humo en Ponce, es decir más que un tipo sin contenidos, debe haber sido porque estaba ciego. Basta ver nomás los estragos que su actividad causó en la credibilidad del gobierno y los daños que produjo en personajes que parecían imbatibles. Entonces, o está reconociendo que no tiene la perspicacia que alardea, o está mintiendo cínicamente. Todos los que conocen de antes al “Chito Ponce”, saben de sus habilidades y del alto nivel de información con que se manejaba. ¿Sólo García no se dio cuenta?

Pero la coartada termina de desplomarse cuando se establece que el 18 de octubre del 2006, a los 40 días de jurado como presidente, García le devolvió el ascenso a Contralmirante a Ponce Feijoó, que le había quitado Paniagua en el 2000. Fue el primer ascenso militar del actual gobierno, acogiéndose a las atribuciones omnímodas que Fujimori consignó en la Constitución de 1993, que permiten que el presidente defina por cuenta propia y sin consultar con nadie los ascensos y pases a retiro de los oficiales generales de las Fuerzas Armadas y la Policía. García, además, sobrepasó todos los límites al ascender a un oficial en retiro. ¿Por qué esa deferencia hacia un sujeto que unos meses antes le había parecido un gran mecedor con informaciones de inteligencia?

La feria de los chuponeos

Pero ahí no acaban los desajustes entre los hechos y las palabras de García. Por ejemplo, en el estudio de las comunicaciones de Ponce Feijoó que obran en el archivo del Congreso, se encuentra que hubo 124 llamadas con el celular de Meche Cabanillas, 12 de ellas en el primer semestre del 2006, en plena campaña electoral (Informe de la Comisión sobre Interceptaciones Telefónicas). Habría que preguntar si el presidente no le advirtió a su compañera de partido sobre el “vendedor de humo”, y si a ésta también la buscó el mismo presentador que llevó al capitán de navío al presidente. No hay que olvidar que Cabanillas ordenó a BTR hacer un barrido electrónico en los teléfonos del Congreso, para lo cual los marinos trabajaron en horarios insólitos (después de la media noche) y que mientras hacían sus trabajos se conectaban con la entonces presidenta del Congreso para hacer coordinaciones. En la lista de las grabaciones realizadas que forman pate del expediente judicial del caso figura un gran número de llamadas desde teléfonos del Congreso.

Entre agosto del 2006 y noviembre del 2008, el almirante Giampietri intercambió, a su vez, 161 llamadas con Ponce Feijoó por vía de celular y teléfono fijo, demostrando que no se trataba de cualquier clase de amigos. De otra parte existe el registro de visitas del marino reascendido al vicepresidente, en su despacho. Entre las llamadas y visitas aparecen algunas que se producen después de reventado el escándalo de los petroaudios, cuando no se sabía que García había encargado al general Hidalgo y al coronel Morán de la DINANDRO (dirección contra las drogas) la investigación sobre la empresa chuponeadora.

Otras llamadas sospechosas conectan a Ponce Feijoó con la PCM, dirigida por Jorge del Castillo, la Contraloría de Genaro Matute, el gobierno regional del Callao, la Marina de Guerra y otros. ¿Cómo explicar todo este movimiento y la inmensa cantidad de contratos del Estado con la empresa del “Chito Ponce”, si el presidente tenía tan penosa opinión sobre él?

En Palacio de Gobierno

Según la versión del procesado Manuel Elías Ponce Feijoó, en entrevista con IDL-Reporteros, hacia el final del año 2006 se produjo una reunión en Palacio con toda la gente de inteligencia, que estaban trabajando con las Fuerzas Armadas, a la que lo invitan. Lo recibe Luis Nava y lo hace sentar al lado de Giampietri y de Luis Gonzales Posada. En un momento se habría cruzado con García que le dijo: “Oiga, qué pasó, yo siempre esperándolo”. No olvidar que precisamente en ese fin de año, García y Giampietri organizaron una reunión de emergencia sobre un supuesto atentado que se preparaba contra el presidente, en el que participaría una nueva organización subversiva denomina “Todas las Voces” que se encontraba integrada a la llamada Coordinadora Bolivariana.

En la reunión estaban los directivos de la empresa Forza, con labores equivalentes a BTR, y la informante principal fue la analista Giselle Gianotti que explicó los nuevos vínculos de la subversión en el país. Todo esto resultó un bluffaso, pero el experto en detectar vendedores de humo, no se percató del gas venenoso que le estaban encajando. El hecho es que reventó un escándalo que terminó en pocos días cuando la policía dijo que no había la menor prueba sólida sobre el pretendido atentado y la participación de los jóvenes dirigentes del grupo acusado. Meses después volvieron a haber detenciones arbitrarias relacionadas con la misma información de inteligencia de entidades privadas, encarcelamientos de varios meses y denuncias periodísticas, que se disiparon luego como verdadero humo inventado para crear una sicosis de violencia.

En una entrevista publicada por LA PRIMERA en abril explica que en una conversación con Alan García tiempo después de las elecciones del 2006, el presidente le aseguró que tenía “jodido” a Ollanta Humala manteniendo abierto el caso Madre Mía y obligándolo a atender asuntos judiciales. Ponce señala que la actitud de García correspondía a un modus operandi en relación a sus enemigos. El presidente podrá decir que son afirmaciones de un “delincuente”, pero ocurre que son mucho más coherentes que sus coartadas, que más bien dejan la sensación de que él propio gobernante habría estado mucho más comprometido con los actos delictivos que condena, de lo que ha reconocido hasta hoy.

Año 2003

El 5 de junio del 2003, se crea la empresa Business Track SAC, inscrita ese mismo día en la SUNAT como especializada en “servicios de asesoramiento”, teniendo como gerente general y representante legal al capitán de navío en retiro, Manuel Elías Ponce Feijoó, y como domicilio fiscal Avenida Salaverry 2007, frente a la Universidad del Pacífico. "El objetivo de Business Track (según su página Web) era elevar el nivel de seguridad de (las) empresa(s) a través de la implementación de un efectivo sistema de gestión de seguridad de información". En el 2006, BTR ya existía y su conexión con los chuponeos era conocida en ambientes empresariales y políticos.

También el 2003, el día 3 de julio, en sesión reservada ante la “Comisión encargada de cumplir las conclusiones y recomendaciones de las cinco ex comisiones investigadoras respecto al período de gobierno del ex presidente Alberto Fujimori”, presidida por el señor Ernesto Herrera, se presenta el testimonio del señor Miguel Exebio Reyes, ex integrante del Servicio de Inteligencia Naval y del Comando Rodrigo Franco, colaborador eficaz de la Justicia cifrado con el código WPM 20028, que hace la siguiente declaración:

“Y lo que sí estoy enterado y puedo confirmarlo, que gente de Montesinos, como decir el contralmirante Arriarán que ha sido Director de Inteligencia, el capitán de navío Elías Ponce Feijóo, que había ascendido a contralmirante y cuando entra el gobierno de Valentín Paniagua anulan esos ascensos y lo pasan al retiro con el grado de capitán de navío están coordinando, trabajando actualmente con Alan García.

“Entonces yo he dicho, para mí es un riesgo potencial que esos señores estén trabajando con García, toda vez que es gente de Montesinos y que va a ser de mí después, porque más que seguro me desaparecen. Es un riesgo y es confirmado” (pag. 20 de la transcripción)

Preguntado Exebio Reyes para que explique está afirmación tan sorprendente, lo que nos dijo es que Giampietri hizo la conexión a comienzos de los 2000, entre el líder aprista y el hombre de inteligencia naval, para darle tranquilidad sobre la información que el marino junto con el almirante Arriarán, tenían acerca del caso Rodrigo Franco de la década de los 80, y que éste le aseguró que la tenía bien guardada y no iba a ser utilizada, lo que habría establecido una base de confianza para una mayor cooperación.

En todo caso quedaba otra vez claro que García mintió totalmente sobre su relación con los chuponeadores.

08.07.11
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