martes, agosto 22, 2006

Una respuesta general a las observaciones a mi artículo "El Juicio a Ollanta"

Sabía cuando escribí mi artículo “El Juicio a Ollanta”, que me traería polémica. Pero, dadas las circunstancias, consideré que no podía eludir una posición sobre el tema. Es público que llamé a votar por el nacionalismo desde la primera vuelta, convencido que traducía, sobre el terreno electoral, el giro a la izquierda que se estaba produciendo en el pueblo peruano. En el artículo explico, sin embargo, abiertamente las dudas que tuve cuando aparecieron las denuncias sobre “Madre Mía”, que fueron las de mis compañeros del Comité Malpica, el esfuerzo que hicimos para tener una opinión con base, y los motivos que nos llevaron a reafirmar nuestra opción, asumiendo las consecuencias.

Comprendo que aquellos que, entre otras razones, arguyeron que no podían votar por alguien sobre el que hubieran sospechas de violaciones de derechos humanos, y que incluso en segunda vuelta se mantuvieron fuera de la contradicción evidente que había entre la propuesta nacionalista y popular y la gran coalición del establishment y el continuismo político-económico, que encabezaba Alan García, se sientan ahora obligados a responderme para decir que la decisión del fiscal de procesar a Ollanta, prueba que tenían razón y que nadie, por más candidato o votos que haya recibido tiene corona para eludir la responsabilidad por sus actos.

Un amigo asociado a las organizaciones de derechos humanos me advierte que el fiscal ha acumulado tal cantidad de pruebas que no pudo evitar denunciar ante el juez. Pero, mi amigo, a quién aprecio profundamente, que me entregó información valiosa sobre el caso, fue también el que me dijo que la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos tenía muchos más datos que lo que había aparecido en la televisión y los diarios, que hacían muy fuerte la acusación. Luego revisé el informe que emitieron al respecto y, como lo señalo en el artículo, no encontré nada nuevo. Anoto, no es que le crea a la Coordinadora cuando acusa al grupo Colina y no le crea sobre “Madre Mía”. Yo no hago actos de fe. Lo del Colina tiene decenas de testigos, confesiones y hechos probados. Y sus autores son sicópatas a la vista. No ha sido lo mismo con el llamado “capitán Carlos”. Tengo muchas discrepancias con la Comisión de la Verdad no sólo en el tema de las cifras sino en el tratamiento de algunos casos emblemáticos. Pero eso no me hace dudar de la honestidad de sus miembros, ni acompañar las brutales campañas de demolición contra ellos. Por tanto admito que puede haber verdad o error detrás de cualquier informe, pero lo que si es un monumento a la inequidad política es no haber sacado un informe de derechos humanos paralelo sobre García y Giampietri, durante las elecciones.

El punto es que lo que se conoce de las investigaciones sobre “Madre Mía” es que el fiscal encontró una zona que los denunciantes sostenían que era de ejecuciones y entierros clandestinos, sin que hubiera indicios de que eso hubiera ocurrido. Nadie –salvo quizás los más enterados-, sabe de testigos diferentes a los que hacen la denuncia directa. No han aparecido otros casos en el Huallaga y otras regiones donde sirvió Humala que den cuenta de conductas reprobables que la gente esté dispuesta a denunciar. ¿O es que le salió el violador sólo dos meses? El pueblo que sufrió la supuesta tiranía de “Carlos”, vota masivamente por su opresor. Los testigos dicen estar amenazados o que quieren sobornarlos. ¿Pero se puede hacer algo así con todo un pueblo? Yo sólo digo, que no veo un caso judicial claro, que avanza y se convierte en proceso porque los elementos que se acumulan son abrumadores. Hasta donde entiendo estamos en la misma situación de las elecciones. Un grupo de familiares dice que Humala es el “Carlos”, que desapareció a sus familiares. Y Humala lo niega.

¿Porque lo niega, hay que creerle?, ¿no hacen eso los mayores criminales? Por ejemplo, Alan García. Obviamente no hay que creerle. Pero es su derecho. Nadie discute que los señores que denuncian sus pérdidas cuenten la verdad de lo que han sufrido. Lo que no se puede hacer es asumir que es cierta su otra acusación: de que tal persona es el culpable, por el sólo hecho de que son víctimas, con todo respeto para las víctimas. Toda investigación seria no sólo requiere algo más que la versión de acusador y acusado, sino que exige distinguir móviles, contexto, antecedentes y conducta posterior de los acusados. La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos por su función, o lo que sea, se ha dado el papel de representar las denuncias de parte. Por tanto no se puede esperar de ella una investigación que integre todos los factores y las perspectivas.

Es evidente que en estos procesos están contenidas una elevada dosis de subjetividad. Se ve cuando la Coordinadora afirma que confía en sus testigos y que sabe reconocer cuando dicen la verdad. También cuando hay personas que me escriben y dicen que Ollanta es un mentiroso sin remedio, que se inventó un discurso antiimperialista para tapar sus verdaderos propósitos, entre los que podría estar ganarse una absolución política por culpas militares. Por supuesto no voy a discutir estas declaraciones que cada quién sabe porque las hace. Pero con el mismo principio es que llego a decir en mi artículo que tengo la experiencia suficiente como para distinguir a una persona que abraza sinceramente las causas populares de un farsante; a un tipo que desprecia la vida ajena de otro que la ama. Y se puede ir más lejos. Si Humala tuviera realmente unas deudas de sangre de las que avergonzarse y por la cuales eludir la ley, habría estado loco en asumir el protagonismo de Locumba, de los hechos posteriores hasta las elecciones del 2006 y de la actual etapa en que se forja una oposición política. Como ex militar hubiera estado cubierto sin riesgos para el y sus familiares. Sólo un tonto puede no ver que el hombre se ha enfrentado a un enorme poder, dando la cara y manteniendo sus posiciones más allá de la etapa electoral. ¿Cómo abstraer estos asuntos de la voluntad de someterlo a un juicio que melle su figura política?

Hay otra cosa más. Jamás diría, como alguien me ha interpretado forzadamente por ahí, que por levantar las banderas nacionalistas, o las que fuera, se puede conciliar y pasar por alto las violaciones de derechos humanos. Así dicho estaríamos hablando más bien de las coartadas a las que alude otro de mis críticos. Pero para los que no me entendieron, o no me quieren entender, lo que he escrito es totalmente otra cosa. Planteo en un principio el dilema moral: “¿Y si después de todo yo también estaba dispuesto a conciliar en mis más caros principios por una consideración política?”, que me llevó –junto con el Comité Malpica-, a iniciar una investigación, que no sé si otros que hablan sobre el asunto, habrán intentado hacerla. Pero establecidos los límites de la acusación, sobre los cuales he vuelto en esta respuesta, y sabiendo que había que optar, nos preguntamos si el compromiso político de Ollanta, los riesgos que suponía, no tenía también un significado moral a tomar en cuenta. Si cuando uno ve a un militar contra-subversivo pasar al campo popular y distinguirse frente a una institución que la mayor parte de su historia ha estado sosteniendo los poderes dominantes, está solamente contemplando su presente o apreciando la coherencia de una vida. Mucho más si he conocido de cerca de su hermano Antauro y conversado en extenso con Isaac Humala y Elena Tasso, que son muchísimo más que la caricatura que se quiere hacer de ellos.

Estamos hablando de una guerra irregular que desangró al Perú, en la que hubieron horrores de todos los tamaños. Algunos de los responsables de los más grandes de todos esos, están actualmente gobernando el país, sin un gramo de arrepentimiento, y como dijo García en su discurso inaugural, aquí los únicos que se sacrificaron fueron las instituciones armadas, la policía y los militares. Ese es su balance. Y es evidente que se proponen echar a un lado las conclusiones de la Comisión de la Verdad, aunque algunos de sus miembros votaron abiertamente para que el gran violador sea presidente. De hecho, el Perú que se perfila es el de una impunidad consolidada, en la que los vencedores se perdonan a ellos mismos y subrayan que aquí no ha pasado nada, y los vencidos van varias veces a la cadena perpetua, y empezamos a pensar que si mueren en la cárcel no habremos librado de la violencia. En ese escenario el militar enjuiciado por crímenes de guerra, mientras gobiernan García y Giampietri, será Ollanta Humala. Y para algunos progresistas esto será solamente un detalle de la norma según la cual “cualquier persona” debe responder ante la justicia por sus responsabilidades.

Hay otras objeciones a mi artículo. Por ejemplo aquellas del tipo de que Humala tiene la culpa de que hoy existan en política los Torres Caro, Aldo Estrada, Meckler y Álvaro Gutiérrez, que es como decir que no merece que lo defiendan. Varias veces he señalado el carácter anárquico, tumultuoso y podría agregar impuro, de la corriente nacionalista nacida entre el 2005 y el 2006. Pienso que es difícil de imaginarla con mejor organización y cuadros más seguros de los que finalmente tuvo. Esta a la vista que hubieron mucho que agarraron viaje por pura conveniencia. Pero lo que soslayan los que opinan desde el lado de la pureza es que este movimiento desordenado despertó a la política a millones de personas, logrando lo que parecía un imposible: que voten directamente contra el modelo neoliberal y por una Asamblea Constituyente que redistribuya el poder político en el Perú. Esa conquista gigantesca que cambia el escenario nacional, no hubiera llegado a ninguna parte sin el liderazgo de Humala y su capacidad para enfrentar a la derecha de su propio partido.

Hay otra tesis que sostiene algo así como que Humala y su movimiento ha sido una ilusión más, entre tantas, que ya pasó, que hace agua por todos lados y que terminará despanzurrado en las elecciones municipales y regionales, donde empezaremos nuevamente a sentirnos en la normalidad, con las caras más o menos conocidas de la política criolla. Por supuesto que esta es la fórmula que puede traer la mayor tranquilidad al abstencionismo que quiso representar algo en segunda vuelta y que fue reducido prácticamente a la nada, porque aún los partidos que llamaron a votar viciado no pudieron controlar a sus propios militantes. ¡Qué fácil sería, de veras, la política, si lo que no encaja y rompe nuestros esquemas, se auto-elimina por su cuenta! Pero mientras más tardemos en comprender la profundidad del cambio que se está produciendo, más lenta, enredada, contradictoria, va a ser la relación izquierda-nacionalismo. Como está ocurriendo para las elecciones de noviembre, donde no somos capaces de entender que se requiere candidaturas únicas en cada región, provincia y distrito, de nacionalistas, izquierdistas y regionalistas, contra el APRA y la derecha. Que unos y otros se ahoguen en el intento es una prueba de incomprensión total de la situación política. Pero que en la izquierda hayamos retrocedido hasta el año 93, cuando había que ir a las municipales como fuera, sin proyecto de poder, en multiplicidad de fórmulas de alianzas y membretes, es más que penoso, porque ya se sabe adonde eso lleva.

Respecto al juicio a Ollanta quizás lo mínimo que podría reclamarse es que haya un trato equiparado con otros casos de violaciones de derechos humanos que están pendientes en el país. Que no ocurra que García vuelve a la presidencia; Giampietri se convierte en vicepresidente y congresista; Noel muere en su casa; Camión, Lince, nunca son habidos, los del Grupo Colina van a irse a sus casas, por demora en la sentencia; Pérez Documet sigue tan campante, etc., pero Ollanta Humala va a ser enjuiciado para que nunca más a otro focial se le ocurra hacer lo que ha hecho. Otras condiciones elementales son las de un tribunal con garantías para tratar estos casos; que la jueza de instrucción de Ollanta no sea la misma que exculpó a García en el caso Cayara; que las pruebas que dice tener el fiscal se conozcan, para que no haya suspicacia de intención política; que en los medios se abra un debate sobre la estrategia anti-subversiva de los -80 y 90, y el balance que el Estado debe hacer de sus responsabilidades frente al sufrimiento al que fueron condenadas muchas familias sin ser parte del conflicto en desarrollo. ¿Ha sugerido la izquierda algo como esto? ¿Tenemos claro para qué quieren judicializar y encarcelar a Ollanta Humala?

Me temo que todavía hay mucha confusión entre nosotros y que hablar como lo estoy haciendo no políticamente correcto para mucha gente. ¡Qué le voy a hacer! Estoy diciendo lo que creo y pienso. Y eso, por ahora, me es suficiente.

Barcelona

22.08.06

(1) El artículo “El Juicio a Ollanta” ha suscitado una serie de reacciones que han llegado a mí en la forma de cartas y críticas directas. Un porcentaje de estos escritos tienen carácter privado y provienen de personas muy amigas. Tomando en cuenta esto último es que en esta respuesta general no menciono nombres y me limito a revisar los argumentos.

lunes, agosto 21, 2006

TLC de los pobres

Según ha reiterado varias veces el ex presidente Toledo, la pelota del TLC está puesta frente al arco y al gobierno de Alan García sólo le resta patearla para ganar el partido. Está tan a la mano esta posibilidad que él mismo se ofrece a ayudar para que no falle el tiro.

El nuevo presidente, sin embargo, no parece confiar mucho en las cualidades de pelotero callejero del de Cabana, que según cuentan le valieron para ser embarcado por el Cuerpo de Paz hacia los College de los Estados Unidos.

García ha escogido para el remate del TLC a su candidato favorito a Primer Ministro y miembro de su plancha presidencial, el economista De Soto, al que le ha encargado una operación propia de alquimista: traerle de Norteamérica un TLC de los pobres.

Althaus, al que le aterran estas cosas de pobres y de pueblo en boca de García, no tardó en llamar a Hernando De Soto a su programa para preguntarle si se trataba de un nuevo tratado que sería renegociado por él. Y el gordito de la barba, muy atento como siempre, le aclaró que no iba a cambiar un pelo del que ya existía.

Y que lo que el presidente había querido decir es que los pobres también se harán exportadores, a través de la Sierra Exportadora y de las PYMES exportadoras y todo el mundo contento.

O sea que de los pobres quiere decir igual que el de los ricos, que se supone es el que engendró Toledo, con la ayuda, entre otros, de la actual ministra aprista de Comercio Exterior, Mercedes Áraoz, integrante del grupo negociador de Pablo de la Flor.

No hay duda que el TLC es la materia en la que García ha logrado batir todos sus récordes de contradicciones. No sólo por lo que dijo en campaña: “de ninguna manera se aprobará el TLC bajo el actual Congreso (el Congreso de Toledo) y si el presidente saliente lo firma, yo mismo retiraré su firma”; “aprobaremos el TLC por un período de prueba”, “no permitiremos un TLC que afecte a los pequeños agricultores y campesinos”, “revisaremos el TLC, línea por línea, palabra por palabra”, etc.

Y por los eternos silencios que guardó cuando fue emplazado sobre el tema durante el debate de candidatos presidenciales. Va más allá de eso.

Por una parte da la idea que García no quiere meter un gol que parezca de Toledo y por eso hay momentos en que definitivamente arrastra los pies. Por otra parte es evidente que tiene presiones dentro del partido sobre esta decisión. Finalmente, y lo más importante, porque se da cuenta que se está metiendo en una camisa de fuerza, que es lo que más eluden tipos inestables como él.

La carta De Soto es uno de esos recursos típicos que aparentan ser grandes decisiones, cuando lo que buscan es sobrevivir en la confusión. El hombre que le dijo “hijo de puta” a Vargas Llosa puede ser muy persuasivo en inglés. Pero la pregunta que los parlamentarios gringos sin duda le van a hacer es ¿cuán persuadido está su propio presidente de este negocio?

Toledo, entretanto, sigue esperando que le llamen. No importa si el APRA se la ha agarrado con la Karp y con algunos de sus ex ministros. El está dispuesto a terminar el partido. Y tanto es su empeño que no se puede evitar la tentación de preguntar si lo del Toledo, Ferrero o De la Flor es realmente convicción pro-imperialista, o si hay algo más que se hará efectivo cuando se convierta el gol con el que nos ganarán otra vez el partido a la mayoría de los peruanos.

21.08.06

El juicio a Ollanta

Cuando en el mes de enero, Panamericana Televisión y luego Frecuencia Latina, seguidas por los demás medios de prensa: televisión, radio y diarios, presentaron testigos que denunciaban que el candidato Ollanta Humala había sido un jefe antisubversivo del Huallaga, que bajo el seudónimo de “Carlos” habría cometido abusos contra los derechos humanos, sentí un estremecimiento. Durante 25 años estuve en el campo de los que denunciamos la estrategia de represión que impulsó el Estado, a través de varios gobiernos, por medio de las fuerzas armadas y la policía, con el apoyo de los partidos del sistema y de los grandes medios de comunicación.

No podía haber nada más incómodo que ver a todos esos apañadores de abusos y crímenes imperdonables, señalando con el dedo a un ex oficial que había levantado banderas nacionalistas y progresistas, convirtiéndose en esperanza para muchos sectores populares, muchos de los cuales antes habían creído en una izquierda que se descartó a sí misma como opción de poder. ¿Y si después de todo yo también estaba dispuesto a conciliar en mis más caros principios por una consideración política?

En el Comité Malpica me encargaron realizar una investigación y producir un informe sobre el caso del “Capitán Carlos” y la denuncia sobre violaciones de derechos humanos en la localidad de “Madre Mía”. Mis conclusiones están en un documento que entregué a mi organización. La conclusión básica era que estábamos ante un número delimitado de casos (dos o tres), en los que los familiares señalan a Humala como si se tratara de “Carlos”. Son las personas que fueron a la televisión y parte de ellas son las mismas que declararon ante los organismos de Derechos Humanos.

Ollanta Humala ha negado las acusaciones, pero la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y algunas personas (entre ellas candidatos rivales), dijeron que por experiencia sabían cuando los denunciantes dicen la verdad. En los registros de víctimas de los años 90, figura solo uno de los casos señalados, que sin embargo es extrañamente el que no se encuentra en proceso de judicialización. El padre del joven desaparecido no pasó de la televisión a la formalización del caso, por alguna razón que esta fuera de mi alcance.

El informe que finalmente emitió la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, no aporta nada nuevo a los datos periodísticos iniciales. No hay nuevos testigos, pruebas adicionales, entrevistas a los involucrados, recojo de información en la zona. Pero el texto ha sido aludido varias veces en el marco de la campaña electoral, como si realmente se tratara de un documento categórico por el sólo hecho de la institución que lo suscribe.

Sin duda, y más allá de ser consciente que las denuncias estaban encajadas en el propósito político de liquidar la candidatura, lo que se buscaba además por muchas otras vías, no importa si contradictorias (por ejemplo, acusándolo de subversivo en Andahuaylas, borrachín en Locumba, aliado de los radicales, chavista, fascista, etc.), lo que pude concluir es que estábamos ante dos versiones ante las que había que optar. Obviamente era imposible para mí reunir la información completa para definir lo que era verdad. Y era evidente que Humala no podía dedicarse a defenderse, que era lo querían sus enemigos, que incluso le reclamaron retirar la candidatura para hacerlo.

Entonces me pregunté cosas como ¿qué hubiera hecho si el brigadier Pumacahua me pedía sumarme a su levantamiento contra España? ¿Lo hubiera puesto ante al pregunta de cuántos patriotas fusiló cuando era realista? ¿Ese habría sido el parámetro para decidir abrazarme a su causa? Podría poner muchos otros ejemplos de militares que estuvieron en la represión y pasaron al campo del pueblo. ¿Los recibimos con un abrazo?, ¿o nos proponemos enjuiciarlos con el beneplácito de la derecha cavernaria que protege a sus cachorros, pero mata a aquellos que se le descarrían?

Cuando Humala toma las banderas de la nacionalización de los recursos naturales y de la participación del país en la explotación de su propias riquezas; de la defensa del patrimonio público contra las privatizaciones; de la auditoría y revisión de la deuda externa; del fin de los privilegios trasnacionales; de la Asamblea Constituyente; del poder para los pobres y postergados; de las protección a los agricultores, campesinos y microempresarios; de los derechos laborales; etc.; está rompiendo con una tradición militar de usar la fuerza para sostener a los gobiernos y las políticas de turno, por más antipopulares que sean. Parafraseando a la Coordinadora podría decir que por experiencia sé cuando el que dice estas cosas está sosteniendo una verdad. Por eso, dicho sea de paso, me parecieron tan vacías las paltas de algunos que se preguntaban si no será en verdad otro Fujimori, o un Toledo camuflado, con los que la izquierda nos equivocamos sucesivamente buscando el mal menor.

Visto desde su actual opción Humala no es, ni puede ser, un criminal de guerra tratando de blanquearse, como si lo son García, Fujimori, Giampietri, Mantilla, Montesinos, Martin Rivas, etc., que pretenden darse el lujo de castigar al oficial nacionalista como si se tratara del “violador” emblemático de los últimos 25 años, donde nadie con uniforme ha respondido por sus actos. Permítanme evitar aquí la referencia a aquello de que en toda guerra hay excesos, y de que el conflicto interno peruano fue especialmente excedido. Lo que es un elemento esperanzador es que militares que estuvieron metidos en esa ciénaga hayan reaccionado para asumir banderas de cambio y compromiso con el pueblo. Esto significa que la corriente nacionalista de Velasco no ha muerto.

Ahora quieren enjuiciarla.

20.08.06

miércoles, agosto 16, 2006

Viva todo lo arbitrario

Según Vega Monteferri de ADEX, la propuesta aprista de eliminar el despido arbitrario, que también era una promesa electoral de la candidatura aprista, amenaza con afectar el crecimiento de las exportaciones.

Tenemos que tener derecho de botar a los trabajadores porque nos da la gana y sin dar cuenta a nadie de los motivos (eso es despido arbitrario), para que pueda haber buena exportación.

¿Y no era que las exportaciones eran buenas porque creaban empleo de calidad, como no lo harían otras actividades?

¿Y cómo puede ser de calidad un empleo en el que me pueden botar en cualquier momento y sin expresión de causa?

En otras palabras todo para la exportación: TLC, exoneraciones tributarias, apoyo del Estado, aunque eso signifique daños y postergaciones para otros sectores. Pero los exportadores no pueden ni siquiera ofrecer un empleo seguro, con mínimas garantías contra la arbitrariedad.

La ley del embudo.

Pero no es sólo ADEX. Según el genio de Aldo M., “mientras más limitas el despido, menos empleo”.

Y este decía que los electores de Humala eran electarados. ¿Y qué diremos de él? ¿Que es un directonto a cargo de un medio de comunicación y que funge de una sabiduría que no tiene?

Claro si se admite que se pueda despedir por cualquier cosa o porque me da la gana, los empresarios van a contratar millones de personas. Exactamente como ha ocurrido desde que Fujimori se tiró abajo todas las formas de protección de derecho a un empleo con garantías.

El que puede despedir es el que más va a emplear. A ver Aldo, da una sola cifra que demuestre lo que dices. No la vas a encontrar en ninguna parte.

En toda América Latina donde pudo aplicarse el sistema de despidos arbitrarios lo que hubo fue abusos, reducción de personal, eliminación de dirigentes sindicales, expulsión de mujeres, quiebra de las organizaciones, caída de salarios, empleos temporales, y casi ningún empleo nuevo que valga la pena.

¿A quién vas a engañar?

¿O prefieres engañarte a ti mismo?

Aquí lo que falta saber es cuál es el verdadero juego del APRA. Porque no se crea que va a ser fácil que se pelee con ADEX, la CONFIEP, las Cámaras de Comercio, etc., cuando la fuerza del actual gobierno es no sólo haberse prestado los votos de la derecha para hacerse elegir, sino que después de ello se está prestando sus medios de comunicación, sus tecnócratas y sus gremios de empresa.

16.08.06

http://rwiener.blogspot.com/

martes, agosto 15, 2006

Del fraude LAP a la privatización de los aeropuertos regionales

Para convencernos de lo bueno que era no tocar concesión del aeropuerto Jorge Chávez, que el fujimorismo llevó adelante durante sus últimas horas en el poder, con su jefe ya en plena fuga, Javier Silva Ruete, especialista en activos y pasivos ajenos, decía que una operación de este tipo procuraría grandes ingresos al Estado a la vez que le ahorraría inversiones importantes como por ejemplo las referidas a la compra de los terrenos adyacentes para construir la pista alternativa, que al inicio era el leiv motiv de la intervención del sector privado en la administración de una actividad que antes siempre fue del Estado.

Exagerado como de costumbre, llegó a declarar que esos ingresos excederían los mil millones de dólares, con lo que se podría hacer tres pistas de aterrizaje para Airbus de última generación. Claro que no dijo que esta contribución, aparentemente desmedida, salía de un canon de 47% que sobre todas las utilidades que generase el terminal aéreo pagaría la empresa concesionaria como todo impuesto. Como base de concurso se pedía 13%, pero LAP decidió ser supergenerosa con el Estado y le ofreció 47%, ganando de lejos un concurso en el que terminó como única competidora. Lo que hizo entonces fue aplicar el porcentaje a todos su precios, encareciendo brutalmente todos sus servicios, sin ninguna relación entre utilidad y eficiencia. Los viajeros, la enorme mayoría de ellos sin saberlo, pagaron en sus boletos, en sus derechos de salida, en sus compras, en el servicio de taxis, etc., el gran aporte de LAP al Estado, lo que se reflejó en tarifas leoninas que desafiaban toda lógica.

Por cierto la administración se quedó con todas las utilidades previas del Jorge Chávez que antes se destinaban a inversiones en todos los aeropuertos del país y al pago de impuestos al Estado. Pero en el 2002, empezaron a aparecer denuncias sobre el incumplimiento del programa de inversiones de LAP, la postergación sin fecha clara de las obras de la nueva pista y la inexistencia de los mil millones del hablador Silva Ruete. En el Congreso se armo una comisión especial para ver el caso, presidida por el congresista aprista Luis Heysen, fallecido en el 2005, y un representante de Unidad nacional y otro de Perú Posible. Este grupo de trabajo entrevistó ministros, entre ellos al ex gordito simpaticón, a funcionarios y a los ejecutivos y gerentes de LAP. Viajó a Europa con gastos pagados por la concesionaria y se convencieron que todo iba muy bien. Si en dos años no se había gastado más del 20% de los comprometido en menos de un año se gastaría el 80% restante. Sin duda LAP infló sus gastos con complicidad de la supervisora, y asunto concluido. Las obras menores que se han ejecutado valen según se dice más de 200 millones de dólares.

Respecto a la pista, que no había apuro y que una cláusula que nadie había visto del contrato de licitación indicaba que quién estaba faltando a las fechas era el Estado que debía comprar el terreno con su dinero y entregárselo a LAP, en un plazo que ya se vencía y sobre el que había penalidad, por lo que no había que hacer muchas olas para evitarse un mayor costo, habiendo disposición de los concesionarios de esperar el tiempo necesario y no penalizar este incumplimiento. Recomendación final: que los ingresos del canon se reserven en un fondo especial para la compra de los terrenos que habían subido fuertemente su cotización ante la expectativa de venta.

Así, una vez más, la investigación de irregularidades de empresas transnacionales, terminaba en un informe que parecía escrito por relaciones públicas de la misma empresa. Y lo que estaba mal, seguía igual o peor.

Aeropuertos regionales

Alguna vez pensé que los graves hechos que se señalaron respecto a la concesión del aeropuerto Jorge Chávez (1), darían lugar a una corriente de resistencia a la privatización de los terminales de provincias, que estaban dentro del Plan de Proinversión. Pero fui ingenuo. En el Perú nos suicidamos con reincidencia. Mientras el enredo original ha sido manejado para evitar que se descubra que aquí nunca hubo Aeropuerto de Frankfurt en la administración, ni nunca se invirtió lo que se dijo que se estaba invirtiendo, y mucho menos existe un soporte técnico sobre el tiempo de vida útil y resistencia que le queda a la pista en funciones, los expertos de Proinversión preparaban los paquetes de concesión de aeropuertos regionales.

Este 18 de agosto debe vencerse el nuevo plazo para la entrega del primer paquete. Y hay varias empresas precalificadas, algunas de ellas con notorias conexiones con LAP, mostrando credenciales internacionales tan discutibles como las que se usaron el año 2000. Pero lo más increíble de todo esto es que una de las cláusulas de la concesión indica que el Estado co-financiará las obras de reconstrucción, remodelación y equipamiento de los aeropuertos y lo hará ni más ni menos que aplicando los fondos del canon del Jorge Chávez. Lo que en buena cuenta significa que la gran plata que Silva Ruete dijo que ganábamos por la concesión de nuestro mayor aeropuerto se irá por la otra mano a colaborar con armar otros negocios privados similares en las provincias, en donde probablemente se meterá la mano de LAP. Unas manos que son como las de pulpo, que están en todas partes para alcanzar el mayor número de bolsillos.

14.08.06

(1) “Un fraude en tres letras: LAP”. Raúl Wiener. Año 2005.

Giro autoritario en marcha

Toledo era el continuismo de Fujimori, negando a su inspirador, al que decía perseguir por corrupto y violador de los derechos humanos, mientras no permitía avanzar las investigaciones sobre la corrupción y consolidaba el estatus quo de fin de conflicto de los 90, con toda su carga de impunidad y desproporción en las sanciones por los crímenes de guerra producidos durante quince años de desangramiento interno.

Alan García Pérez es el continuismo del Toledo económico (TLC, privatizaciones, contratos intocables, etc.), y por esa vía de todo lo que el “cholo de Harvard” conservó de Fujimori. Pero niega a su antecesor por frivolón, que creía que el poder y sus gollerías se las había “ganado” en la lucha democrática del año 2000. Entonces García, que también ama la buena vida, y también cree que alguna virgen lo tocó para que fuera presidente del Perú, se enviste de austeridad y solemnidad para instaurar el gobierno barato que todos estábamos esperando. Así encuentra otro punto de encuentro con el hombre que viaja en avión privado de Japón a Chile y reside ahora en el barrio más exclusivo de Santiago (como AGP lo hacía en París), pero que cuando era gobernante recibía un cheque por 2 mil soles mensuales (700 dólares). O sea son tipos que no se aprovechan del poder, pero que salen de allí forrados en dinero y con muchos amigos poderosos dispuestos a seguir financiándolos.

Otra ruptura de García con Toledo es el tema de la esposa. Muchos creían que la diferencia entre Pilar y Eliane, iba a ser la del recato de la argentina versus el protagonismo agresivo de la belga-israelí. Pero no. La señora García ahora también gusta de primeras planas, y desde allí está alimentando la investigación que promete ser larga sobre los excesos en gastos, viajes, nombramientos, decisiones arbitrarias, de la ex primera dama. Pareciera realmente que Karp va a ser un émulo de lo que era el “chino” prófugo en el quinquenio anterior. E igualmente la doña se va a mantener entre Europa y Tel Aviv, declarando que no confía en la justicia peruana dominada por los apristas. De paso, ciertamente, los pecados de la pelirroja sirven para diluir otras cuentas pendientes del propio García y del régimen que le sucedió, en materia de uso de recursos públicos. La estrategia es clara: lograr que todos se sientan culpables, señalados por la opinión pública y susceptibles de algún titular de la prensa unánime.

En materia de derechos humanos daría la impresión que García nada tiene por decir. En su discurso de julio equiparó el sacrificio de militares y policías caídos en la guerra interna y el de los apristas, como si nadie más hubiera sufrido la tragedia. Olvidó las causas de violaciones por las que está siendo procesado Fujimori y, por supuesto, las suyas propias y las de su vicepresidente. Nada, como si no necesitara siquiera disculparse, explicarse o finalmente justificarse. Se olvidó de la CVR, cuyas cuentas revisan sus fisgones para darle gusto al almirante Giampietri. Y de justicia, reparaciones, ni una palabra.

Todo queda claro. Toledo quiso armar un equilibrio imposible entre los casos específicos que permitían juzgar a Fujimori y su entorno militar y de inteligencia, mientras dejaba en pie la validez de la estrategia antisubversiva de los 80 y 90. El caso más emblemático en este sentido era Chavín de Huántar, donde por un lado había héroes que tomaban la residencia a sangre y fuego, y por otro villanos vladimiristas que se llevaban a los rendidos a un costado y los fusilaban sin que nadie viera y nadie se acordara de ellos. Esta esquizofrenia ya no existe con García para el cual así es la guerra y todo depende del bando en que te encuentras. Por eso todos esperamos ahora que al coronel Huamán le devuelvan sus galones. Después de todo el puente de inteligencia desde la casa del embajador hacia el equipo exterior de Vladimiro, era el almirante Giampietri, el mismo del bombardeo del Frontón hasta que las paredes se derrumben sobre los presos.

¿Cómo puede representar algo nuevo Alan García con tantos lazos con la corrupción y la guerra sucia? De allí su necesidad de conducirnos a pelear contra los molinos de viento. Los violadores, ése es el problema. La pena de muerte, ése es el debate. Ahí está el cambio responsable. ¿Derechos?. Las comunidades frente a las trasnacionales, los agricultores ante el TLC, los trabajadores dentro de las empresas, las víctimas de la violencia frente al Estado, las mujeres de los programas sociales, los estudiantes, el magisterio, etc.; todo puede esperar ante la amenaza a nuestros niños. Y no importa que esta sea una falsa receta, probada tantas veces. Lo que cuenta es que pone al gobierno en cruzada contra las demás demandas de la sociedad.

Todavía no es muy visible el giro autoritario que se está viniendo. Pero si el recurso va a ser promover sentimientos de inseguridad en la población, como ya se movieron en las elecciones, y ofrecer en respuesta medidas de excepción, duras, de gobierno que no le tiembla la mano, lo que va a ocurrir en un tiempo va a resultar irrespirable. Por cierto la mejor manera de darse cuenta que eso está pasando es ver como se perfila el frente de los duros, y cómo se encuentran allí personajes de la derecha dizque democrática (Alcorta), con las tías malas de la dictadura pasada (Cuculiza, Chávez) y la socialdemocracia de García, Nores y Del Castillo. Patria, tradición y familia, en nuevo empaque.

En resumen, entre 2001 y 2006 hubo una falsa transición que quiso justificarse ante el pueblo con que estaba desarmando lentamente el andamiaje de la dictadura, cuando conservaba sus pilares básicos y hacía largas el proceso de sanciones para que la justicia quedase sin filo. Desde julio del 2006, tenemos la restauración plena, el nuevo abrazo García-Fujimori-derecha de Lourdes Flores, como si tuviéramos una síntesis de lo peor del Perú de los últimos 26 años.

15.08.06

lunes, agosto 14, 2006

Viceministro de Vivienda

En el segundo semestre del 2005, el director del diario "Correo", al que de cariño le llamo Aldo M., me invitó a una mesa redonda sobre la privatización del agua, que había ofrecido varios meses antes y que se demoraba en hacerse realidad. Acudí en condición de "experto" por el hecho de haber publicado una serie de artículos sobre el tema y por actuar como asesor ad honorem de la Federación de Trabajadores de Agua Potable FENTAP.

La mesa moderada por Aldo M., estaba integrada por Guillermo León, presidente de SEDAPAL, empresa del agua de Lima, y una asesora; Jesús Vidalón Orellana encargado del programa de Agua de Proinversión; José Manuel Saavedra de la Coordinadora por la inversión y el Trabajo (ONG promotora del libre mercado y la privatización); y mi persona.

Una curiosa simetría, que reunía dos funcionarios del Estado y dos miembros de los que suele llamar sociedad civil, y que cruzaba las opciones: (a) dos críticos de la opción de privatización de la empresa de Lima (que por entonces estaba fuera del plan de los ministros de vivienda de Toledo), que eran el propio presidente de SEDAPAL y el suscrito; (b) dos ardientes privatistas: Vidalón y Saavedra.

El Estado contra el Estado podría haberse dicho en resumen. Saavedra argumentaba que SEDAPAL era un pésimo gestor del recurso. Y Vidalón de las enormes ventajas de poner en manos de empresas internacionales este interesante negocio.

León sostenía que su empresa podía salir adelante si le dejaban aplicar sus planes de desarrollo y le desamarraban las manos de los grilletes de SUNASS (Superintendencia de Agua), FONAFE (Fondo Nacional de Financimiento de la Actividad del Estado, que controla las acciones y utilidades de las empresas públicas), SNIP (Sistema Nacional de Inversión Pública, que aprueba los proyectos de inversión) y la propia Proinversión (que anda por el mundo ofreciendo las empresas del Estado, mientras estas se esfuerzan por cumplir sus objetivos).

En mi intervención mencioné la lista de experiencias fallidas de privatización del agua en América Latina y el mundo, la que hubo en Pacasmayo, La Libertad hace algunos años y mis críticas al modelo aplicado en Tumbes, donde toda la plata la ponen el Estado y todos los beneficios para el concesionario.

Obviamente el debate de la mesa redonda nunca fue publicado por "Correo", simplemente porque así es la idea de democracia de su director, que sin embargo pontifica sobre democracia y libertad todos los días.

Pero el caso es que ya estamos en otro gobierno.

El APRA, que desde la dirección del sindicato de SEDAPAL ha dicho que se opone a la privatización y cuyo secretario general es ahora congresista, es el responsable de la conducción del Estado.

¿Y qué es lo que ha hecho respecto a la más grande empresa de agua del país y una de las más grandes en el mundo (más de un millón y medio de conexiones)?

Ha ratificado a León como presidente de la empresa, en medio de quejas de trabajadores sobre un aparente amarre entre la directiva sindical y el directorio de la empresa para encubrir irregularidaes, y para despedir a los activistas más críticos.

Y ha nombrado como viceministro de vivienda, en buena cuenta como jefe de León, a Jesús Vidalón, el ex martillero de Proinversión.

¿Cuál es la lógica?

Yo todavía los recuerdo discrepando. Pero como diría Alan García, en el presupuesto público... hermanos.

Vidalón no puede estar en el puesto sino para poner sus "contactos" (que son los de PPK), para una rápida concesión de empresas de agua en provincias y para abrir el camino para descuartizar la de Lima. Y León, porque lo que más le interesa por sobre todo es no dejar la presidencia de una empresa que mueve miles de millones de soles.

Saavedra y Aldo M., deben estar contentos con estos cambios.

Los que deberían preocuparse son los usuarios por las consecuencias de este nuevo dispositivo privatista que esta armando Alan García.


14.08.06

Es un genio...

Parece que voy a tener que darle la razón a Valle Riestra, cuando dice que lo de García es pura estrategia.

Y yo imputándole una desubicación contumaz en el tiempo que lo hacía promover el Estado austero en épocas de economía en crecimiento y sobreganancias, después de haber impulsado el Estado expansivo cuando había recesión en el Perú y el mundo.

La misma contradicción que veía entre su discurso populista y nacionalista del 85 frente a una América Latina que se alineaba con el neoliberalismo y los Estados Unidos, y su actual postura conservadora y pro-imperialista en un escenario de cada vez mayor autonomía e izquierdización de los gobiernos del subcontinente.

Pero no.

Esa es la apariencia.

Para ir al fondo de las cosas hay que vislumbrar la intención que está detrás de los dos grandes actos de la nueva etapa de gobierno:

Primero. Cuando el nuevo presidente se rebajaba el sueldo, y al mejor estilo Fujimori lo mochaba a los demás, estaba en realidad esperando el momento en que el primer otorongo (otoronga), dijese que a ella nadie le toca la cartera y quién es García para meterse con el Congreso.

Con eso quedaban puestos los más altos reflectores sobre los peores enemigos de la patria: ¿para qué existe el parlamento? Para ganar más dinero, a costa de todas las obras sociales para pobres que Alan enumeró el 28 de julio que se pueden hacer con estos vitales ahorros.

El camino para la segunda disolución del Congreso está señalado. Y los apristas de Plaza Bolívar callan. Porque alguna vergüenza sentirán ellos que nunca hicieron ascos a sus sueldos y gollerías de los tiempos de Fujimori y Toledo; y porque no deben haber olvidado que si bien el Congreso del 92 se liquidó con el mismo pretexto, el que le siguió lo que hizo fue aumentar los sueldos y los beneficios, cuando ya la prensa no enfocaba en el problema.
Segundo. El debate sobre la pena de muerte. Que significa que después de los congresistas angurrientos, el mayor peligro social son los violadores. Tómese nota, no los asesinos de niños y niñas, y de cualquier otro ser humano indefenso (anciano, discapacitado, embarazadas, etc.), sino el que satisface su morbo enfermizo y degenerado en los más pequeños.

El alférez Telmo Hurtado aniquilaba en 1985 a niños de menos de un año, con el argumento que de mayores serían terroristas (no les ven la piel cobriza y los ojos duros), pero ese señor ha seguido ascendiendo en el activo militar gracias a García, Fujimori y Toledo, porque ni él, ni sus soldados, violaban a los más pequeños que iban a matar, aunque sí a sus madres y hermanas.

Las encuestas dicen que la mayoría de la población, principalmente en Lima y otras grandes ciudades, sienten amenazadas sus familias por esta clase de delitos atroces. Y que opinan que la solución es eliminar al agente maligno. Como dice Martha Chávez, mientras menos violadores, menos violaciones. Simple aritmética.

Pero ahora viene lo genial. Varios ministros han sentido que la propuesta afecta sus principios y han dicho que no creen o no están de acuerdo con la pena de muerte. Valle Riestra se ha opuesto abiertamente en medio de un millón de argumentos. Lo que da lugar a dos opciones estratégicas en la que AGP siempre gana:
(a) se abre la crisis y el presidente pasa por encima incluso de algunos de sus ministros y parlamentarios, para imponer lo que el pueblo quiere, con lo que termina con más poder que el que tenía en el 85 y no para hasta llevarse de encuentro de la Corte Internacional de Derechos Humanos y todo lo que encuentra a su paso, salvándonos de los violadores y transformándose en una dictadura;

(b) se declara un presidente con las mejores intenciones, pero bloqueado por las instituciones cobardes, lo que lleva a la conclusión que el presidente quiere pero no puede, hasta que nuevos violadores permitan demostrar que AGP tenía la razón y reabrir un debate que se puede llevar los cinco años. Esta variante además puede presentarse en cualquiera de las etapas: gabinete, Congreso, Poder Judicial, Tribunal Constitucional, CIDH, etc., enfrentando al presidente a la cabeza de su pueblo con cada una de estas instancias.

García, Chávez, Nores, Alcorta, Giampietri, son ahora los representantes del Perú unido para la pena de muerte a los violadores. Un frente que de veras es la muerte, porque reúne lo más autoritario de los partidos más autoritarios del Perú actual.

¿No les parece genial todo esto?

Y pensar que García todavía tiene para inventarse otros enemigos de ocasión para los siguientes días y meses: algún rebrote terrorista de esos que llegan oportunamente que le haga recordar la promesa electoral de restituir los jueces sin rostro; alguna provocación a Hugo Chávez, que éste siempre contesta, para terminar de romper las relaciones con Venezuela en defensa de nuestra soberanía, que no cuidamos cuando se trata del TLC y otros abusos de la dominación externa; alguna cuenta de la Karp, la CVR, de alguna ONG de las que trabajaban cerca del anterior gobierno, para que se sepa que en corrupción todos tienen su viga propia, etc.

Y éstos eran todos los problemas que el Perú debía absolver con el cambio de gobierno. Bastaba una buena dosis de enemigos a los cuales disolver, fusilar, eliminar, denunciar, y habrá tema de titulares para bastante rato. Los medios venderán, el Estado retribuirá con publicidad pagada, la gente aprobará a García en las encuestas que siempre preguntarán cosas como: ¿está de acuerdo en que los sueldos públicos sean rebajados para hacer obras sociales en Chumbivilcas o para ponerle agua al Lomo de Corvina?, o ¿está de acuerdo en aplicar la pena de muerte a los violadores que amenazan a sus hijos, como propone el presidente?

Y después de todo, el Perú quedará como siempre. Las trasnacionales exportando capitales y la pobreza ahogando a uno de cada dos peruanos. Pero el descontento se habrá postergado para más adelante.

¿Habrá descubierto Javier Valle Riestra la clave del nuevo quinquenio aprista que nadie estaba viendo?
14.08.06



La minería en el gobierno de Alan García

Entre la década de los 90 y los 2000, la actividad minera pasó de ocupar el 4% del territorio nacional al 13%, es decir triplicó el tamaño de su presencia .

Como, por definición, la minería ocupa las zonas rurales, esto ha venido a significar que en amplísimas extensiones del campo peruano haya ahora un habitante inesperado, con mucho poder económico y político, que se considera con derechos sobre las zonas asignadas debido a los contratos de concesión firmados por el Estado.

El número de comunidades cuyos territorios han sido involucrados total o parcialmente en actividades mineras es de 1,719, lo que equivale al 55% de estas organizaciones a nivel nacional. En número de familias debemos estar hablando encima del millón.

De 16 departamentos que se consideran mineros, por el peso de esta actividad en el PBI departamental y nacional, diez de ellos están en la lista de los más pobres del país. Igual ocurre con 45 de las provincias mineras más importantes y los 500 distritos señalados en esta condición.

En los discursos que los empresarios mineros lanzaron con motivo de la Convención Minera Nacional en octubre del 2005, se enfatizaba mucho la siguiente idea: todavía nos queda por explotar el 87% del territorio peruano, o sea que hay una formidable futuro minero por delante.

Algo parecido ha repetido el presidente García en su discurso inaugural: “toa esta inversión todavía es muy poca, necesitamos mucho más y tenemos decenas de proyectos mineros que con los precios actuales se vuelven atractivos para la inversión. Es ahora o nunca. Porque si en unos años el crecimiento mundial cae y caen los precios de los minerales, estos se quedarán en la cordillera y no tendremos los miles de millones necesarios para extraerlos y crear empleo”.

Es decir, la concepción dominante es que al Perú hay que sacarle los minerales que están guardados en las entrañas de la tierra, a la mayor velocidad posible, considerando solamente los factores de inversión, precios y expectativas de ganancia. No ven que somos un territorio básicamente vacío. Este criterio, por cierto, tiene mucho que ver con lo que ha pasado hace pocos días en la localidad de Combayo, en Cajamarca, donde los reclamos campesinos fueron repelidos por la policía particular de la empresa con el costo de un campesino muerto y varios heridos.

El gobierno, por supuesto, ha guardado ominoso silencio, mientras sigue haciendo girar las preocupaciones de la gente en asuntos tan importantes como los sueldos cada vez más bajos de los funcionarios públicos y las ganas que hay de instalar un paredón donde se fusilen a los peores criminales en medio del fervor popular. Pero un campesino muerto, una empresa particular con armas de guerra, varios dirigentes apristas de gerentes y asesores de la mina, ese sigue siendo un problema invisible en el Perú oficial.

Hace menos de diez años que Yanacocha está en Cajamarca, como Antamina y Barrick en Ancash, Las Bambas en Andahuaylas, Cerro Verde en Arequipa. ¿Pero quién podía negar la enorme gravitación de estas empresas en el manejos de los suelos, el agua, el aire, que tenían un orden para su utilización y protección, antes que llegara la mina.

Si por los empresarios mineros fuera invadirían todos los espacios posibles donde hay minerales para ser explotados. Uno hubiera esperado que el nuevo presidente hubiese puesto la mano firme para decir tanto en el punto de la distribución de las ganancias (García está pidiendo un óbolo voluntario), como en la regulación de las relaciones entre comunidades y empresas extractivas. Si el Estado se abstiene y cree que su misión es aumentar las concesiones “ahora o nunca”, no hará sino evocarnos a Toledo y su “sí o sí”. Presidentes de paja, que no entienden la sociedad peruana.

12.08.06

jueves, agosto 10, 2006

Pena de muerte, austeridad y Alan García


¿Puede haber alguien que crea que si las encuestas le dijeran a Alan García que la gente está cansada de ejecuciones, como llegó a estarlo en los 70, y que siente asco del espectáculo de los condenados camino a la ejecución y las nubes de periodistas peleando por la noticia, no encabezaría un referéndum para derogarla?

Pero estos son tiempos de Lay Fung y la población no está para sutilezas. Un modisco en la yugular de un bandido que invade una propiedad privada o un balazo por la espalda, en defensa propia, como hizo el señor Banchero, parecen las medidas atinadas para intimidar a la delincuencia, cuando los asustados somos nosotros mismos. Ahí están algunos que empiezan a teorizar que un hombre animalizado ya no es un hombre, por tanto que muera el animal que lleva adentro. Aldo M., cuando no, ya está agregando nuevas causales para el paredón: asesinato, terrorismo, narcotráfico, qué se yo.

Una buena matazón de violadores puede entregarle a García una parte de los aplausos que recayeron en el roittweiller de los dientes puntiagudos. Y qué mejor entrada puede haber para las municipales y regionales que un referéndum mortícola al que sea convocado todo el país. Vote usted por los que no tememos aplicar la pena de muerte a los que lo amenazan. Condene el pasado vergonzante de aquellos que por frivolidad dejaron que la ciudad fuera tomada por el crimen.

En realidad García está buscando temas de efecto que distraigan a la población de sus problemas. Y cuenta para ello con una prensa dispuesta a inflar sus iniciativas hasta convertirlas en trascendentales. Con el presidente que se rebaja el sueldo y viaja en clase económica a sus compromisos internacionales, las impresiones en blanco y negro, el papel reciclado para los informes, y con el gobierno que convoca a votar por la pena de muerte, tendremos prontamente menos pobres, hambrientos y analfabetos en el Perú. O sea un cambio responsable.

Tanta prensa tiene, que ya está considerando la posibilidad de cerrar el diario "El Peruano" y privarse de un órgano propio del poder. Es como bajarse el sueldo. Una señal al antiguo enemigo de cuánto deben confiar en él. Y los medios responden contentos, seguros que su monopolio de información y manipulación no será alterado los próximos cinco años, lo que les permitirá volver a influir decisivamente en la elección del siguiente presidente, y así sucesivamente. Al final la solución al miedo que se ofrece con la pena capital, es parecida a la que se blandió en las recientes elecciones: sembrar el temor màs profundo al cambio y a todo lo que venía tras suyo y, a partir de ello, aplicar como respuesta la receta que no nos gusta pero que parece inevitable.

La pauta de gobierno está marcada. Hace pocos días García viajó a Puno a entregar la ley de zona franca para esa región. Podría decirse que se trató de una audacia fuera del rollo neoliberal, por la oposición que recibió la medida cuando estaba en el Congreso. Pero la prensa más neoliberal estaba allí aplaudiéndolo, como si siempre hubiera creído en este tipo de excepciones. Y cerrando los ojos al nuevo detalle de la austeridad: el avión en que llegó y se fue el presidente, era el de uso particular de Dionisio Romero, con sus siglas del Banco de Crédito, para que todos sepan quién promueve ahora las zonas francas ... o la campaña de García por ganar el sur.

09.07.06

viernes, agosto 04, 2006

El presidente extemporáneo

Alan García tiene un problema para entender el espacio tiempo histórico de Haya de la Torre. Eso por lo menos es lo que se desprende del hecho que quisiera hacer un gobierno expansivo en gasto cuando el país no tenía dinero, los flujos internacionales de inversión y deuda estaban bloqueados, los precios de la materias primas estaban en el suelo, etc.; y que ahora pretenda encabezar el régimen de la austeridad extrema (cartuchos de tinta en blanco y negro), cuando sucede todo lo contrario, pero el Estado mantiene compromisos fujimoristas con las trasnacionales que no le permite participar de la bonanza de las exportaciones y las grandes utilidades.

Se trata, si se quiere, de dos errores simétricos, que conducen al mismo resultado: una percepción de corto plazo de que se está haciendo lo correcto, por estar haciendo lo contrario del anterior gobierno, lo que conduce a algunos aplausos de la tribuna y a un amplio sostén de la prensa de la derecha que sabe que las decisiones no la van a pagar ellos; pero que va a derivar a un cierto plazo en una decepción profunda, cuando la gente termine por entender que no se está haciendo nada para cambiar la realidad que les afecta.

También en su posicionamiento político García está caminando por segunda vez a contramarcha de la historia. Quiso ser anti-globalista, hasta cierto punto nacionalista e izquierdizante, cuando todo el escenario en América Latina y el mundo se abría a las presiones de las grandes potencias y sus empresas, nadie creía en intereses nacionales y todos los sentidos se volteaban hacia la derecha. Lo de la deuda externa, el petróleo, la banca, el agrarismo, los derechos laborales, la descentralización, así como el discurso integracionista, antiimperialista (contra la invasión a Panamá), hubieran sido netamente progresistas y un mérito del gobernante, si hubiera habido un mínimo de consecuencia con esas orientaciones.

Pero ya se sabe que el Llullapresidente y su partido las traicionaron aún antes de ejecutarlas y terminaron por pervertir los gestos de autonomía, nacionalización, promoción del desarrollo interno, y asociarlos al desastre fiscal y monetario, que no fue consecuencia de tal o cual medida económica, sino de la quiebra de la autoridad del Estado. Un gobierno en el que al que toda la población había dejado de creerle, que dictaba leyes que no se cumplían, firmaba actas para salvar conflictos y se olvidaba de ellas, abría enfrentamientos que luego abandonaba, se convirtió en una nave al garete en medio de una tormenta social en ascenso. Nada más fácil para las derechas del Perú y del mundo, que decir que la tragedia de los 80 se debía a que los raptos de soberanía y decisión nacional que discurseó García eran imposibles en estos tiempos y de aquí hasta el fin de los días.

Hoy, el causante del gran daño, el cuco populista, ha vuelto con los votos prestados de la derecha que lo había odiado tanto. Y el contexto que lo rodea, muestra un cambio radical. América Latina ya no es la tierra de la unanimidad neoliberal y pronorteamericana que se consolidó en los 90, tras el fin del primer alanismo. Hoy nacionalismo, soberanía sobre los recursos naturales, nuevo trato para la deuda, nuevo reparto del poder, ya no son malas palabras, salvo para Aldo M. y sus compadres. La posibilidad de contradecir a los poderosos en el marco de la globalización y no llevar al país a una hiperinflación de 25 mil por ciento al año, se está probando como cierta. La propia crítica que se hace a Chávez, de que cuando hay petróleo y los precios internacionales están en alza, se puede casi cualquier cosa, se vuelve contra los que la plantean. Porque también hay oro, cobre, plata, en plan de superalzas y aquí lo que se nos ha ocurrido es un gobierno austero. No sólo porque no se va de pachanga como hacía su antecesor, sino porque se niega a participar del negocio de los recursos naturales, a ordenarlo y a recaudar lo que es justo de la bonanza.

Hoy, cuando hay Chávez, Evo, Lula, Kichner, Vásquez, Bachelet, en América Latina, votaciones masivas hacia la izquierda en todos los países, fracaso del ALCA, proyectos de integración regional en crecimiento como el MERCOSUR y planes de conexión energética entre países al sur de América, García ha descubierto que el mundo ha cambiado y que ya no es el tiempo del antiimperialismo de Haya de la Torre y ni siquiera el tramposo del primer Alan García. Tal vez por eso su voto resignado por el TLC, con las mismas narices tapadas y sensación de vómito con que la derecha voto por él. Mirando el escenario y aunque no lo diga, el aliado principal que está en su cabeza, es el presidente de Colombia, que a su vez es el primer peón de Estados Unidos en el sur de América. Pero buscar esa compañía le va a costar ceder en la estrategia antisubversiva y antidroga, que propugna Washington y que incluye bases militares instaladas en nuestros países y fuerte presión sobre los campesinos pobres.

De igual modo, para acercarse a Chile no basta un modesto desfile en el que se muestre patéticamente que no podríamos enfrentarlos en ningún campo de batalla, sino garantías para sus inversiones (TLC) y ayudas concretas como la venta de gas natural, para que nuestro vecino pueda romper su dependencia de la Argentina. En resumen también la integración como principio está cediendo a las concesiones pragmáticas para armar bloques de supuesto interés común, que puedan jugar la partida de Estados Unidos sin declararlo. Cuando el indoamericanismo sin fronteras, o el antiimperialismo como primera fase de la superación del atraso de nuestros países, está mucho más cerca que en su primer gobierno, Alan García se va contra la tendencia que busca unirnos para cambiar la relación de fuerzas con el gigante del norte.

La decisión de no ir a Bolivia para la instalación de la Asamblea Constituyente que inicia el gran giro histórico en ese país, indica que García empieza corriéndosele a Evo y a Chávez. Así como las declaraciones de Del Castillo sobre que la OEA intervenga en Cuba para impulsar una “transición” parece un encargo de sus vecinos cubano-estadounidenses de Miami. En cada cosa, el APRA equivoca el momento de la historia.

Pero entretanto su líder mantiene un rostro adusto de extrema seriedad y casi extravío mesiánico, allí donde Toledo era una carcajada. Su señora trata de caer bien a la prensa. Su primer ministro hace otra vez de traductor de intenciones. Y sus ministros intentan entender para qué proyecto han sido llamados.

Van siete días del segundo gobierno de Alan García.

04.08.06

http://rwiener.blogspot.com/

Fidel Castro Ruz

De viaje en la ciudad de La Paz, Bolivia, me llegó la noticia del brusco empeoramiento de la situación de salud del comandante cubano Fidel Castro. Ayer en la noche abrí mi correo por Internet y conté más de 500 mensajes referidos al tema y encontré que los noticieros del cable estaban unánimemente concentrados en la enfermedad de un hombre de 80 años y el destino político de una isla de 12 millones de habitantes.

Obviamente no sorprendí por el interés en el revolucionario cubano. Es la manera como sus amigos y enemigos reconocen su significación en la historia de los últimos 50 años. Quizás el mejor homenaje es el que pueden hacerle aquellos que más lo odian, al creer que su desaparición física representará un cambio de época. Hacer depender todo el futuro de una sola persona, la capacidad de resistencia de los cubanos a la brutal presión de la superpotencia norteamericana, su sistema económico y sus logros sociales, es casi una manera de explicar los motivos que mantuvieron a Fidel tanto tiempo a la cabeza de su pueblo.

No me cabe duda que Cuba funciona sin su comandante, como decían los chilenos en 1972 cuando el barbudo verde oliva se quedó varias semanas fuera de programa en ese país y nadie sabía cuando iba a irse. También lo escuché del padre Leonardo Boff en 1985, durante el encuentro contra la deuda externa, cuando Fidel Castro estuvo una semana encerrado con los participantes sin salir ni una sola vez de la reunión, recibir llamadas o atender a los dirigentes. Pero no puedo negar, por supuesto, el poder del mito que rodea al personaje y que cohesiona a su pueblo, frente a las muchas pruebas por las que ha debido atravesar después de la revolución.

La enfermedad de Fidel Castroha subrayado su condición de líder mundial de primer orden. Difícil pensar qué otra situación similar pudiese desatar un interés equivalente al que se ve hoy en todas partes. Más aún que la atención no es sólo en América Latina o el llamado Tercer mundo, sino que alcanza a varias de las potencias mundiales, tan orgullosas con su democracia. Por de pronto los genio de Washington ya advirtieron que su preocupación son los cubanos que viven y votan en Miami, a los que ellos ven a la vez como soporte de las políticas neoconservadoras y del intervencionismo global de George W. Bush, y como los actores centrales de la "transición" que tienen imaginada para Cuba.

He estado cerca de Fidel Castro Ruz tres veces en mi vida. En la última (enero del 2004), observé que sus capacidades físicas estaban mermando. Pero no por eso abandonaba su puesto. Hace dos semanas lo vimos y escuchamos en la reunión de Mercosur en Argentina, y supimos luego que se reunió con decenas de miles de jóvenes. Indudablemente estaba consciente del secreto de Estado del que recién estamos empezando a enterarnos: una grave enfermedad lo estaba debilitando. Pero su manera de reaccionar ante lo inevitable era planteándose nuevas batallas, como dicen los cubanos. Es lo que está haciendo actualmente.

Así son los de la estirpe de hombre extraordinarios que la historia ofrece sólo cada cierto tiempo. Esos que como dijo una dirigente argentina son como el acero, no se doblegan ni se rompen, aún después de muertos.

02.08.06