martes, febrero 11, 2014

El gobierno del molusco

Una de las mejores cosas del superaumento a los ministros y sus funcionarios más cercanos, nombrados por su poderoso dedo, es que quién ha dicho que si hay la plata para duplicar sus remuneraciones, es uno de sus beneficiados y el capitán de un pelotón de enfajinados que se fue formando poco a poco con la buena gente del MEF, en la medida que el del mechoncito se fue haciendo cada vez más irremplazable para un presidente convencido que lo último que podía ocurrirle a su gobierno después de muchos errores y frustraciones era que también se le cayera el crecimiento económico.

Así Castilla fue acumulando puestos para sus amigos, extrayéndolos de las filas del ministerio al que Humala como candidato acusaba de ajustarle el dinero a las regiones y a los programas sociales, a los maestros, a los médicos y demás trabajadores estatales; de organismos asociados como Proinversión donde se fraguaban las privatizaciones y concesiones, que el nacionalista decía que debían revisarse por ser mayoritariamente corruptas y antinacionales; y directamente de los organismos internacionales como el Banco Mundial, que son por dónde pasan los tecnócratas antes de entrar a los gobiernos. Pero no sólo puso ministros tan brillantes como el de Energía y Minas (que huevea con lo del gaseoducto, la refinería, los pozos, la recuperación del lote 88, etc., y no hace nada) y varios otros, sino que también intervino para colocar viceministros, secretarios generales y gerentes públicos. Es decir una red de relaciones como antes no ha existido, mientras los grandes medios decían que quién mandaba en el país era la primera dama.

Ahora, el aumentazo se puede tomar en gran medida como un premio a toda la mancha castillista que según su promotor y financiador se hace para no sufrir una eventual fuga de talentos, empezando por su propio talento y el de todos sus amigotes. Pero, si fuera así, ¿por qué no hubo uno que se fuera en los años anteriores? No me refiero sólo al tiempo de Humala, en el que el único de este grupo que perdió el cargo por pegalón de mujeres regresó al en el MEF seguro porque nadie quería su “talento” fuera del Estado. En realidad los Castilla, Merino, Cornejo Von Hesse, llevan mucho más de tres años en el Estado, algunos de ellos vienen desde Fujimori y nada indica que hubieran querido irse si no se les duplicaba el sueldo.

Mejor sería decir que querían ganar más y se agarraron del cuento de la meritocracia para inventarse méritos para sí mismos. Un ejercicio de desvergüenza pocas veces visto. El mismo ministro que habló de vacas flacas el año pasado para explicarle a su presidente que había que meterle hacha al presupuesto de las regiones y que planta presidentes regionales y alcaldes, cuando vienen a reclamarle a Lima, ha dado comienzo al gobierno de la concha. Así de simple.

11.02.14

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente análisis. Y creo que eso también tiene que ver con que los concursos de la alta tecnocracia estén amañados (amiguismos le dicen) tal como sucedió hace podo en PRODUCE. Se aumenta sueldos dizque para atraer a los mejores, lo que no nos dicen es que se mantiene a los mejores amigos y collera. Asumo que mantener el modelo en este periodo electoral implica tener doble trabajo, por eso se suben los sueldos.