Los dos agentes policiales cogidos en plena asamblea
estudiantil en San Marcos, uno de los cuales sacó su arma para amenazar a los
jóvenes que lo tenían rodeado e hizo varios disparos al aire, han dado lugar a
diversas reacciones:
(a) la
del rector que inmediatamente después de ocurridos los hechos se lavó las manos
sobre el asunto y dijo que jamás hubiera permitido esa invasión policial sin
razón alguna, pero al día siguiente cambió de versión y dirigió el reproche a
los estudiantes, porque según dijo la forma como trataron a los policías y los
mostraron a la prensa demostraría que hay grupos violentos en la Universidad,
como él lo había venido señalando para justificar sus medidas represivas.
(b) la
de inteligencia policial que reconoce que sus agentes estaban haciendo un
seguimiento sobre la asamblea para detectar estudiantes y profesores radicales
que podrían ser parte del MOVADEF y estar preparando atentados, lo que
significa admitir que esta vigilancia no se hace para proteger a la comunidad
universitaria sino sospechando de ella, al extremo de enviar hombres armados,
sin que ninguna cosa, ni siquiera las actividades del MOVADEF que son
propagandísticas justificaran este tratamiento.
(c) la
de Beto Ortiz, que califica de brutos a los policías que se dejan descubrir y
hacen fracasar sus objetivos y casi de terroristas a los estudiantes que
consideran una vulneración a la autonomía universitaria y al derecho de reunión
la infiltración policial en su asamblea y que reaccionaron exhibiendo a los
capturados ante la prensa. Nunca más Sendero en San Marcos, concluye el
conductor del programa “El Valor de la Verdad”, que entre muchas perlas ha
servido para demostrar que Rómulo León y Laura Bozzo dicen la verdad, cuando
uno se declara inocente y la otra asegura que no fue montesinista.
En conclusión, el rector Pedro Cotillo debe haber dicho lo
que dijo, por alguna de estas motivaciones: (a) autorizó la presencia policial
y es posible que existan muchos más agentes metidos por él en San Marcos, pero
no lo puede reconocer en público; (b) no autorizó y la Policía ha pasado por
encima de su autoridad y tampoco puede admitirlo; (c) está aprovechando para
pedir más represión a sus opositores en la universidad, que cada vez son más.
El general Céspedes, ahora exjefe de inteligencia policial
(destituido por sembrar mal a sus espías), imagina, seguro porque ha escuchado
o leído a periodistas como Ortiz, que su misión es cuidar al Estado y a la
sociedad sobre lo que pueda hacer San Marcos y ha hecho una ecuación simplona
según la cual estudiante radical es futuro MOVADEF y estos últimos algún día
harán el atentado que tienen preparado debajo de sus consignas de amnistía,
para que finalmente todos terminen presos.
A su vez, el buen Beto, cree firmemente en el derecho a
infiltrar. Habría que enviar un agente a los directorios de Frecuencia Latina,
a ver qué opina.
01.09.13
www.rwiener.blogspot.com
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