¿Por qué la derecha no le cree a Ollanta
Humala que ha hecho nada en su contra, y si le creyó a Alan García que anunció
la estatizac ión la banca y la reducción de los pagos de la deuda externa?
La pregunta es inquietante si se recuerda
que la actual DBA peruana se engendró en la pelea contra García a partir de
1987, y si bien no consiguió llegar directamente al gobierno, por la aparición
de Fujimori, si logró instalar un sentido común para la economía y la política
que estaba hecho de la idea de que cualquier desvío nos regresaría a los años
del primer gobierno de García.
En la segunda vuelta el 2006 muchos de los
que votaron por García el 2006, decían que lo habían hecho tapándose la nariz. Y
Aldo M corregía a los muy equivocados que decían que ese año la disyuntiva era
entre el cáncer y el sida, anotando que Alan sólo era una diabetes con la que
se podía vivir (grave insulto a los diabéticos).
En fin, el caso era de un candidato, con un
pasado gubernamental desastroso; que por supuesto no había sido la propuesta
original de la derecha, que era Lourdes Flores; y que había hecho promesas de
controles (precios de las medicinas, renta telefónica y otros) y de revisión
del tratado de libre comercio, que paraban los pelos de algunos sectores; que
finalmente pudo ganar con el apoyo de una derecha asustada con el discurso y
las relaciones de Humala.
Pero, como se sabe, AGP no sólo fue
perdonado por sus pecados de juventud, sino que a nadie extrañó que echara al
tacho sus promesas. Las narices se destaparon y muchos periodistas de la derecha más dura y achorada de la
época, como el de la diabetes, se convirtieron en asiduos de Palacio y en
defensores de García como si fuese la encarnación de lo que siempre habían
pensado. Nunca hubo un enojo por el millón de pachotadas que lanzó desde su
posición presidencial, ni a nadie se le pasó por la cabeza de que podía estar
retrtrocediendo a su versión original.
Tampoco se armó la batahola que sí hubo con
Toledo y se repite con Humala, por actos de corrupción que en el caso de García
tuvieron la gravedad de los petroaudios, el caso BTR, la no reconstrucción de
la zona del terremoto a pesar de los recursos asignados, y muchos otros que han
seguido saliendo después que acabó el gobierno.
Hoy mismo se puede ver que el hombre del
ego colosal sigue siendo el mayor engreído de los empresarios, incluidos por
supuesto los banqueros que lo quieren mucho, los medios de comunicación y editorialistas
capaces de escribir que las acusaciones que hoy se le hacen sobrela corrupción
de 2006-2011, son las normales que caen sobre los que han ejercido la
presidencia, aunque al lado del personaje estén Fujimori preso y Toledo bajo
investigación penal.
¿Por qué a Humala, que nunca siquiera intentó
levantarle la voz, ni hacerle alguna escena de coraje frente a los grupos de
poder, fue zarandeado tan feamente por su inocente pensamiento de que podía
comprar los activos de Repsol, o pateado en el piso por viajar a Venezuela si
en ese país ni abrió la boca, o criticado hasta la exasperación por reconocer
que la crisis inyernacional nos está tocando?
¿Por qué sólo en la izquierda existen los
que están seguros que Humala se pasó definitivamente a la derecha, mientras que
los derechistas de cuño viejo aseguran que el problema del presidente es de
“confianza”?
En otras palabras: ¿por qué no confían en
él, como si confiaron en García?
Creo que hay tres motivos claves: (a)
porque piensan que el tercio de la protesta que encabezó para ganar la primera
vuelta todavía existe, y que no se trata sólo de arrebatarle a su líder sino de
liquidar la posibidad de que haya otro que intente lo de Ollanta, para eso hay
que escarmentar el pecado original de desafiar al sistema; (b) porque Ollanta
vaciló en su viraje hacia la represión (gabinete Valdés) y terminó haciendo
concesiones a la presión social, lo que significa que no va hasta el final como
si lo hizo AGP varias veces en su vida; (c) porque todavía no han terminado de
corromperlo, cuando lo hagan ya será de los suyos.
04.09.13
Columna de Wiener
Miércoles de Política Nº 10
1 comentario:
falta una razon mas, porque Ollanta es cobarde y teme morir de pie luchando y prefiere bajar la cabeza. Como lo ven debil, peor lo atacan y humillan. Es como el bullying, una vez que lo cogen no lo sueltan, asi de energumenos son la DBA
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