Hablando de líneas rojas que los países no pueden traspasar
sería bueno trasladar la pregunta a los propios Estados Unidos para que
respondan si existe algún límite a sus intervenciones militares que en los
últimos 12 años deben haber causado un número de víctimas que puede fácilmente
sobrepasar el cuarto de millón de personas, una gran parte de ellos civiles y
niños.
Para derrotar a Hussein, los barcos, aviones y el ejército
de Estados Unidos acompañado de Gran Bretaña sometió a Bagdad y otras
poblaciones iraquíes a un bombardeo sistemático y para eliminar a sus hijos
volaron un edificio con todos sus habitantes para estar seguro de los
resultados. En Afganistán equivocaron mil veces los objetivos en el desierto y
liquidaron familias enteras creyéndolas campamentos de Talibanes. En Libia
ayudaron a caotizar un país que hasta ahora sigue si paz ni orden.
¿No es capaz el señor Obama de percibir que no tienen
ninguna autoridad para hablar del salvajismo de los otros?, ¿qué clase de trampa
encierra el sistema estadounidense que hace que los críticos electorales de las
guerras concluyan de guerreros una vez en el poder, repitiendo los argumentos
mentirosos que justifican la intervención y que antes rechazaban? Tanto Obama,
como Kerry, su actual secretario de Estado, fueron pacifistas en sus
respectivas campañas para echar a Bush de la Casa Blanca, pero ahora están
yendo a la guerra en Siria, sin que nada parezca que pueda detenerlos.
El presidente reafirma que fijó una línea roja que fue sobrepasada
a sabiendas, desafiando al imperio y que ahora ya no puede dar marcha atrás
porque nadie les creería en sus futuras amenazas. Pero lo ocurrido se presta
muy fácilmente para la manipulación porque los opositores al gobierno de
Damasco también tienen agentes químicos y había muchas advertencias previas de
que podían usarlos para crear una provocación internacional. Assad por la más
despiadado que pudiera ser no parece idiota como para buscar su propia
destrucción disponiendo de suficientes armas para causar gran destrucción a su
enemigo. A su vez la oposición ha deplorado abiertamente la demora de los
Estados Unidos en empezar a bombardear, evidenciando que ellos están buscando a
cualquier costo la internacionalización del conflicto.
Que Obama duda es bastante obvio. Se ve en la forma como ha
ido bajando el tono de sus discursos e introduciendo precisiones sobre su
acción que según dice será limitada y no buscará la caída del gobierno y
favorecer el avance opositor, que dicho sea de paso se ha frenado y perdido
fuerza en una serie de partes del país. Igualmente al pedir autorización al
Congreso, el presidente retrocede sobre sus palabras iniciales. Pero estos
pasos sobre el mismo sitio no cambian la tendencia en que está metido el
presidente que fue esperanza de paz y de una mirada más gentil del imperio. Hay
cosas más fuertes que las buenas intenciones.
02.09.13
www.rwiener.blogspot.com
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