lunes, septiembre 09, 2013

Alan y sus matones

Ya hemos visto que Alan García tiene fiscales y jueces dispuestos a salvarlo, en las más difíciles circunstancias, así como medios para tapar sus escándalos y empresarios para aparecer a su lado en las fotos sobre la inversión. Pero además de ello tiene una guardia dorada para trompearse con los ciudadanos comunes y corrientes que expresan lo que sienten ante quién fuera dos veces presidente y en ambas salió investigado por grave corrupción.

El miércoles, día del diálogo con el gobierno para el que García había preparado una batería de fuegos artificiales que dieran a entender que estaba ocupado en “cosas más importantes”, que de los “insultos” (investigaciones), del Congreso y la Procuraduría Anticorrupción, un espontáneo   le preguntó en la calle a unos pasos de Palacio por qué había indultado a los narcos y lo acusó de corrupto.

Y, como ya se sabe, no fue la Policía la que puso el orden, sino los matones de García que masacraron al gritón hasta tumbarlo en el suelo. Entretanto el ego colosal hacía como que no estaba enterado, y hasta el día de hoy no ha vuelto a referirse al tema. Varias historias han vuelto a la memoria de mucha gente sobre esta asociación pertinaz que existe entre AGP y el uso directo de la fuerza. Así algunos se han acordado de la patadita del año 2004, al tipo que se puso en su delante durante una marcha sindical que el APRA adhirió oportunistamente.

O al empleado del Seguro Social que lo emplazó por el tema de los petroaudios en los interiores del Hospital Rebagliati que recibió un sopapo del propio presidente con el apoyo de su seguridad, imaginemos que el agredido hubiera respondido. Otra historia que no debe olvidarse ocurrió en la campaña del 2006, cuando el candidato de la estrella decidió disputarle el sur a Humala en la segunda vuelta y fue recibido con pifias por la gente que estaba en las veredas marcando el paso de la caravana. La guardia dorada no se limitó en este caso a las trompadas y los patadones, sino que disparó al bulto al lugar de donde venían los abucheos.

Total tres heridos de bala y varios contusos. Por supuesto García dejó de soñar en el sur y se regresó a Lima, que fue junto con el norte, las plazas que le dieron la victoria. En esa misma campaña a Ollanta Humala lo apedrearon en Trujillo cuando fue a dejar flores a la tumba de Haya de la Torre y en la Universidad Ricardo Palma cuando iba a votar. En la elección del 2011, no se vieron choques equivalentes, y la explicación es bien clara: el APRA no estaba entre las fuerzas en disputa. Estamos avisados, con AGP, el golpe avisa.   

07.09.13

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