La pasada semana fue de aniversarios.
A los 40 años del golpe en Chile y la muerte heroica de
Allende y a los 12 años de los brutales atentados contra las Torres Gemelas y
el Pentágono, los peruanos le agregamos los 21 años de la captura de del
presidente “Gonzalo”, que marcó el inicio del fin de la guerra interna.
Todo entre el 11 y el 12 de septiembre de diferentes años.
Pero todos ellos remezones en la vida de personas que como yo empiezan a sentir
que han vivido bastante.
Como conté en una columna reciente, el 11/09/73, me dejó una
cicatriz profunda que hasta hoy me conmueve y que tiene que ver con los sueños
de cambiar al mundo, con la juventud y con la poderosa fuerza que tiene el
ejemplo de los que saben morir cuando llega la hora.
En cambio el 11/09/01, me trae un sentimiento inverso
resumido en la pregunta de qué podía haber hecho el gobierno de los Estados
Unidos, para que existan personas dispuestas a guiar aviones suicidas sobre los
símbolos del poder imperial, causando el mayor daño humano y material que fuera
posible.
No era menos loco matar a miles de chilenos con las armas
que los militares recibieron de su pueblo, que un grupo de fanáticos fuese
capaz de producir una masiva muerte de inocentes estadounidenses para castigar
a su gobierno.
Pero como se sabe, Chile fue sometido por la fuerza, se
cerraron las grandes alamedas, se impuso el neoliberalismo y Washington logró
un aliado fundamental en Sudamérica; mientras que otros pueblos como
Afganistán, Irak, Libia, Egipto, Siria, vienen hasta hoy pagando las
consecuencias de la rabia imperial contra los árabes y musulmanes y de la
necesidad de demostrarle al mundo quién es el que sigue mandando en casa.
En el Perú de 1992, veníamos atravesando uno de los años más
complejos de nuestra historia. En abril, el gobierno de Alberto Fujimori aliado
con la cúpula de la Fuerza Armada, tomó el control absoluto del Estado,
suspendió la Constitución y dictó normas calificadas de excepción, por la
situación de guerra interna y de crisis económica, muchas de las cuales se
mantienen aún vigentes.
Cuentan que en los entretelones del llamado autogolpe,
estaban documentos de inteligencia que aseguraban que estaba cerca la captura
de la jefatura senderista, lo que daría justificación al acto inconstitucional.
Pero lo que ocurrió ese año también incluye los peores asesinatos del Grupo
Colina, despidos masivos de trabajadores, inicio de las privatizaciones
corruptas, destrucción del sistema de pensiones y los sindicatos, intervención
de las universidades, etc.
El 12/09/92, fue capturado Guzmán junto con otros jefes
senderistas. Había acabado la aventura guerrera que desangró al país. Pero el
país que seguía de allí estaría sometido
a un permanente chantaje: si no quieres que la guerra vuelva, acepta seguir
viviendo bajo las reglas autoritarias de 1992. Y ya van 21 años.
16.09.13
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