De los viejos políticos de prosapia se solía decir que
amaban el poder por el poder, y por eso es que podían cobrar un sol por
presidir una constituyente, o salir de la presidencia con los mismos bienes con
que ingresaron, y a lo sumo ser culpados de andar distraídos cuando sus
allegados metían las uñas en las arcas públicas. Si era cierto o no, ya casi no
interesa, pero nadie imaginaba a un presidente escapando del país en pleno
ejercicio del cargo para trasladar bienes mal habidos, pidiendo protección en
el país de sus ancestros. U otro exgobernante abriendo subrepticiamente cuentas
millonarias en naciones donde hay bajo control financiero, con dinero que no se
sabe de donde salió. Y, otro más, el más desvergonzado de todos, recibiendo
plata directamente de las empresas que fueron favorecidas por su gobierno, bajo
la forma de conferencias hiperpagadas, directorios, acciones, etc., como
confirmación de su lema favorito “la plata llega sola”.
No hay duda que estamos en otro tiempo. Porque ahora los
distraídos y atontados son los del entorno que tienen que aceptar el papel de
justificar como puedan las nuevas fortunas de los expresidentes, los silencios
herméticos de Fujimori, las mentiras escabrosas de Toledo y el cinismo olímpico
de García, que resumen la personalidad de cada uno de estos personajes. La
maniobra infantil del “cholo” de Cabana, para burlarse del Congreso (que se
dejó mecer) y que conduce a cualquier persona medianamente inteligente a la
conclusión de su culpabilidad, tiene detrás una corte de ayayeros y una mediana
portátil de gente que cree que si su líder escabulle a la Justicia podrá volver
a ser presidente.
Pero ha querido el destino que el mismo día en que Toledo
hacía la finta de querer declarar cuando no tenía nada que agregar a sus
mentiras previas, la otra noticia fuera que a Alan García lo habían nombrado en
el Consejo Asesor Internacional de la empresa española de electricidad Abengoa.
Por supuesto que es una mera coincidencia que el Estado peruano, bajo gobierno
aprista, le diera una concesión por 106 millones de dólares a la misma empresa
y el usufructo de la obra Carhuamayo-Cajamarca-Carhuaquero por 30 años, como lo
han sido la mayor parte de conferencias internacionales a 50 mil dólares la
hora que el ego colosal, que es experto en cualquier cosa, dicta para empresas
amigas en diversas partes del mundo.
Toledo-García-Fujimori, son los nuevos ricos del poder cuyos
defensores nos encaran insistiendo en la supuesta legalidad de sus actos con
frases como: Maiman puede hacer con su dinero lo que quiera; García ha
documentado los fondos para sus propiedades; Keiko vive de prestado en la casa
de su tía buscada por corrupción; etc. Nos toman por idiotas, o creen que el
sistema nos obliga a hacer como si lo fuéramos, y esperar todavía que vuelvan
al poder.
19.09.13
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