En agosto, nuestro nunca bien valorado Congreso Nacional (7%
de aprobación) votó la Ley 30076, que entre otras cosas aumenta penas y reduce
beneficios carcelarios para una serie de delitos, dentro de los que se
encuentra el llamado “secuestro agravado”, se supone que en un nuevo e iluso
intento por reforzar la seguridad ciudadana, recibiendo por supuesto las
consabidas críticas a que este tipo de criterios no reducen la criminalidad
pero sí aumentan el hacinamiento en las cárceles y el reforzamiento de estos
locales como escuelas del delito.
Pero, para hacer aún más enredado el problema, la novísima
ley, extiende sus efectos a los que ya están presos, procesados y sentenciados
(alrededor de 50 mil personas), a pesar que para ellos no vale el supuesto
carácter disuasivo de la norma. Por tanto parece bastante lógico que el
congresista Virgilio Acuña pretenda hacer una ley rectificatoria para
establecer que la 30076 sólo puede aplicarse a los delitos que se cometan a
partir del 19 de agosto, cuando fue publicada en El Peruano.
Sin embargo por genialidad de Du Bois y con el coro de
Correo, Expreso y otros, se ha empezado a calificar el proyecto de Acuña como
la “ley Antauro”, que se supone habría sido urdida en Palacio para “favorecer”
al hermano del presidente ya que lo dejaría fuera de los alcances del
endurecimiento decidido por el Congreso. La estupidez es máxima, porque se
trata de un tratamiento general a un problema y abarca a muchas personas,
porque restituye un derecho y no lo crea, y porque en todo el proceso a Antauro
se ha actuado con claro dolo para forzar figuras delictivas que aumenten su
tiempo de carcelería y le recorten los beneficios.
En cualquier caso, podría más bien plantearse la
interrogante de si la ley que modifica el Código Penal fue hecha con nombre
propio, que sería lo que explicaría por qué hay tanto salto y tanta política
por una corrección que evita el efecto retroactivo y que personas que han
acumulado tiempo y esfuerzo para los beneficios con trabajo y estudios, sean bruscamente
perjudicados. ¿Fue la Ley 30076 hecha contra Antauro Humala? Presumirlo nomás
es una temeridad escandalosa, porque no se puede legislar sobre miles para
beneficiar o perjudicar a uno solo.
El cuento de la “ley Antauro”, como antes el “decreto
Alexis” (DS 005-Produce) que supone que el régimen de pesca entre las 5 y 10
millas marítimas, se hizo para favorecer un solo barco del hermano menor del
presidente, advierten de la amoralidad con la que actúan ciertos medios creando
fantasmas y haciendo descarada presión política. Al presidente Humala lo
sacuden cada tanto imputándole favoritismos para que jure y rejure que no sólo
no ayudará sino que hundirá a sus hermanos. Y están seguros de que conseguirán intimidar
al gobierno y al Congreso, así violen los derechos de decenas de miles de
personas.
20.09.13
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