Tan mal debe estar la estructura de valores en el Perú, que
el magistrado que por mínima decencia no debía votar en el asunto de los bonos
agrarios por haber sido funcionario por muchos años de un banco tenedor de
estos documentos y litigante con el Estado por el mismo tema, lo hizo dos
veces, primero como parte de una opinión dividida tres a tres entre los
miembros del Tribunal Constitucional y luego como dirimente.
Con eso, Oscar Urviola, mostró que estaba decidido a sacar
un acuerdo que antes minimizaba como puramente “abstracto”, y que a la hora de
la verdad ha mostrado que lo que pretende es separar la llamada deuda agraria
(actualmente en manos mayoritarias de tenedores financieros que la adquirieron a
precio de remate), de la deuda social interna y de las programaciones
presupuestales donde existen muchas otras deudas del Estado con peruanos (jubilaciones, indemnizaciones, pagos
pendientes, etc.), y que no se cumplen, a pesar de tener sentencias nacionales
e internacionales a favor de los demandantes.
El TC, fuera completamente de sus atribuciones, que ya se
habían ejercido cuando se resolvió en el 2001 que los bonos debían honrarse, ha
dispuesto en segundo fallo que estos se revaloricen en dólares, que el
Ejecutivo firme una forma y plazos de pago en seis meses, y que se termine de
cancelar lo adeudado en ocho años. Ni los tribunales comerciales de comercio
resuelven con tanta falta de respeto a los otros poderes del Estado que tienen
sus funciones claramente especificadas.
Hay una enorme sombra sobre la resolución aprobada por el
TC. Aquí algunos puntos para dudar que se trata de una decisión honesta: (a) la
demanda hecha en nombre del Colegio de
Ingenieros que no era parte del proceso ni especialidad en el tema, y cuya
dirigencia durante el año pasado estaba cuestionada por haber sobrepasado los
plazos estatutarios; (b) el caso se ha llevado con una celeridad que no se da
en otros casos, por un Tribunal conformado por persona que desde hace tiempo estaban
a punto de irse y que sin embargo se empeñaron en resolver un asunto de miles
de millones de dólares, donde por lo menos se necesitaba mayor estudio y
debate; (c) la decisión se toma 24 horas antes de que se vote en el Congreso
una nueva composición del TC, lo que indica apuro para sacar el caso como si
estuvieran amarrados los votos necesarios; (d) la cara dura con la que Urviola
ha enfrentado las críticas por el conflicto de interés en el que estaba
incurriendo; (e) la memoria de otros fallos del TC que también han dejado
sospechas de corrupción, sólo que en este caso se trata de cifras mucho más
grandes.
A Alfonso Quiroz no le alcanzó la vida, lamentablemente para
incorporar este nuevo capítulo a su Historia de la Corrupción.
18.07.13
2 comentarios:
Al día siguiente del pronunciamiento del TGC hubo una señora que intervino en radio local (95.5, donde decía que cuando murió su padre dejó una maleta llena de esos bonos y que por estar tan devaluados los quemó y denunciaba que Jorge del Castillo había estado comprando esos bonos. El problema no es la corrupción sino la impunidad.
Sobre este FAENÓN CABALLAZO corporativo, LA MAYORÍA DE LOS ESCANDALOSOS MEDIOS DE INFORMACIÓN MASIVA YA NO SE PRONUNCIAN, todo ha quedado en silencio y peor con el actual problema de la REPARTIJA. Que la derecha después NO SE QUEJE cuando el pueblo se ponga BIEN ROJO,ellos son los culpables de la futura redicalización.
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