La pregunta es si hay algo nuevo en el país después de la repartija. Y hay
respuestas para todos los gustos: (a) los que dicen que ya pasó, que fue un
error que se corrigió, que las manifestaciones fueron minoritarias y que sus
organizadores se quedaron sin banderas (es decir que tras una breve turbulencia
volvemos dónde estábamos);
(b) los que piensan que si esto sigue como
va, de tumbo en tumbo, y con presiones cada vez más fuerte de todos los lados,
y si se le agrega más adelante un mayor malestar económico que el actual, lo
que puede pasar es que se creen condiciones para un desvío autoritario (desde
el gobierno o contra el gobierno);
(c)
los que andan asustados con el desorden y ven reaparecer viejos fantasmas,
incluso alguien por ahí que dice que vuelve el terrorismo (lo que suena a
reclamo inconsciente de mano dura desde el Estado);
(d) los que ven un rebrote de los impulsos
democráticos que se manifestaron a finales de los 90 y que forzaron la
transición democrática del 2000-2001, que luego se asfixió en la rutina
continuista de los siguientes gobiernos, volvió a la carga para cerrarle el
paso a Keiko y se aturdió con la traición de Ollanta (la idea de que hemos
entrado a un ciclo de movilizaciones democráticas independientes, sin caudillos
y alternativas, pero con una gran potencia social).
¿Dónde está la razón? El tiempo va a despejar todas las
incertidumbres. Pero avancemos por ahora con algo. Aunque ahora el tema de los
medios sea el de las ministras mujeres y por ahí se deje anotado que las
resoluciones del 17 de julio sobre los cargos vacantes en el BCR, TC y
Defensoría quedaron sin efecto, la sensación que ha quedado en el aire es que
ya no hay base para la credibilidad hacia los líderes políticos.
La debacle de la bancada de Perú Posible no
puede juzgarse como una revolvedera más en el escenario parlamentario, porque
se trata de la cuasi desaparición del aliado clave del gobierno, que deja paso
a una situación mucho más inestable. Lo que no pudo hacer Ecoteva y las casas
de la suegra de Toledo, lo logró el capricho por elegir a Freitas. Y esto
significa que la crisis post repartija
recién está empezando.
Efectivamente, la perspectiva institucional
es bastante mala, pero de ahí a que alguien se anime a resolver esto a punta de
tanques como en el 92, hay mucha distancia. El ánimo mayoritario del país no es
autoritario, aunque haya los que mantienen reflejos anclados en el período de
la vio9lencia, y confundan las protestas juveniles y laborales, con los coches
bomba. En realidad la confusión existente sobre lo que sucede y puede suceder,
es normal y propia de los tiempos de cambio. Aquellos en que algunos piensan
que todo permanecerá igual, otros se asustan, y cada vez más se deciden a la
lucha.
26.07.13
1 comentario:
Sr.Wiener completamente de acuerdo con Ud. son miedos que a mi tambièn se me presentan, pero la democracia es lo que estamos viviendo, pero mi protesta es hacia la reforma de la constituciòn.
Nora Marìa Chávez
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