Decíamos en esta misma columna hace algunas semanas que no
había base para un acuerdo entre los partidos del Congreso para elegir los 10
cargos que están pendientes desde el comienzo del gobierno de Ollanta Humala.
Pero me desmintieron. Cuando menos se esperaba no sorprendieron con lo que se
decía que era una buena nueva: se había logrado un consenso (¡) para proponer
al pleno un paquete que cubriría de una sola vez todos los cargos vacantes. Así
en bloque. Y la buena nueva venía acompañada de frases como que los partidos
renunciaron a sus “legítimas aspiraciones”, que Cateriano e Ibazeta depusieron
sus postulaciones en gesto democrático y otras palabras de circunstancia.
Sin embargo apenas se supo de qué se trataba recomenzaron
las discusiones. Primero por lo que más llamaba la atención que era que después
de tanto tiempo para pensar en los magistrados del Tribunal Constitucional, en
la nómina a votar estuviera Rolando Souza, que es poco menos que poner al
propio Fujimori en una institución que descabezó en 1992 y volvió a mochar en
el 97 cuando ordenó sancionar a los magistrados que votaron contra la
re-reelección, y que la candidata a Defensora del Pueblo, fuera la abogada
Pilar Freitas con un récord de permanencia en la administración pública (37
años) y otro de acumulación de denuncias ante la justicia y los órganos de
fiscalización por diversos actos de corrupción.
El fuego graneado que han recibido estos dos candidatos y en
menor grado el que ha caído sobre los otros,
indica que la selección fue mala. Pero eso no ocurrió porque sí sino que
derivó directamente del método de cupos que se fijaron los negociadores. Para
que en el TC le toquen tres al oficialismo y al margen de quién se trate, había
que conceder dos al fujimorismo y alguno al PPC; pero como el voto de Perú
Posible también era importante le dieron la Defensoría; mientras que nadie
parecía tener gente propia para el BCR.
A partir de este esquema, resultaba que si Gana Perú ponía a
los suyos, los demás harían lo propio, que es lo que con tanta propiedad se ha
llamado repartija. Pero ¿de dónde iba a sacar el fujimorismo alguien que
encarne la decencia intelectual que se supone se requiere para ser magistrado
constitucional? Además, si Souza es un extremo, eso no quiere decir que los
otros sean buenas propuestas. En el caso de Freitas la pregunta es parecida: ¿y
que esperaban del partido de Ecoteva y las firmas falsas?
Es el sistema el que ha fallado. Y ahora, o el Congreso se
suicida más votando el paquete al que le llueven críticas de todas partes, o se
deja de lado el precario acuerdo y se redefine la forma de selección. Tal vez
poniendo el encargo en manos de un organismo más neutral y competente, cuya
propuesta la vote el Congreso.
15.07.13
No hay comentarios.:
Publicar un comentario