lunes, julio 08, 2013

El nuevo candidato

La pregunta que muchos se hacen es si después de los procesos a Alan García y Alejandro Toledo que todavía tienen para largo, la dificultad del fujimorismo para sobrepasar las resistencias entre los electores peruanos y la declaración de Nadine Heredia de que no será candidata el 2016, queda alguien en condiciones de presentarse como una opción de fuerza para la presidencia. Ayer, el diario El Comercio, ensayó una respuesta, lanzando al nuevo candidato del crecimiento con inclusión, añadido a la “firmeza”, el exprimer ministro y exministro del Interior de este gobierno, el también militar en retiro y empresario minero, Oscar Valdés Dancuart.

Aunque usted no lo crea. Valdés asegura que había armado un partido para la región de Tacna, pero que de diversas partes del país le han llegado adhesiones para que se participe en la elección nacional y que ahora se encuentra recolectando las firmas para inscribir a su organización. No puede decir, por ahora, si el nacionalismo se asociará con el para esta aventura, pero lo que es evidente es que en la prensa de derecha está siendo bienvenido. En la entrevista de la que hacemos referencia, el diario de la gran familia se despacha con una afirmación que más parece una consigna cubriendo la nota principal de primera página: “En Conga debió haber mayor firmeza”. Y Valdés agrega, al entrar el gobierno de Humala había 56 mil millones de dólares de inversión en espera y han bajado a 22 mil millones. O sea que con “mayor firmeza” se hubiera salvado otros 34 mil millones para la minería.

Detengámonos un segundo en estos razonamientos: (a) hubo cinco muertos como consecuencia del conflicto de Conga entre la población civil, antes que Valdés dejara el gabinete, ¿cuántos más eran necesarios para que la firmeza fuera suficiente para salvar a las inversiones?; (b) es verdad que hubo reuniones de supuesto diálogo entre el primer ministro y las organizaciones en lucha, pero teniendo como marco declaratorias de emergencia y numerosos muertos por la represión. Además el razonamiento de base era que las críticas a los grandes proyectos mineros estaban equivocadas y manipuladas. Por tanto la negociación era para buscar la rendición de las protestas no para buscar soluciones; (c) los frenos a la inversión que ha habido responden a los cambios en la demanda internacional de minerales y no sólo a los conflictos sociales. Además el Estado renunció a su papel de regular las inversiones y tomar en cuenta la opinión de las comunidades, lo que significa que tiene responsabilidad en el agravamiento de los conflictos.

Valdés, por supuesto, está feliz en que se le descubra su vocación de mano dura para atraer inversiones. Una elementalidad casi fascista para entender los procesos políticos, económicos y sociales que la derecha periodística celebra. Habría que preguntarle a Humala, que inventó a Valdés, para que diga qué piensa de ello. 

08.07.13

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