Cuando el domingo por la noche, el superministro Castilla
llegó a América Televisión para lanzarse en público contra su superior, el
primer ministro César Villanueva, acababan de ocurrir dos hechos significativos:
(a) el presidente Humala había por fin regresado al país después de más de una
semana de permanencia lo más lejos posible del país donde se debatía de
aumentazo a ministros, remuneraciones de maestros y salario mínimo; (b) el
premier había alcanzado su carta de renuncia en respuesta a las declaraciones
de la primera dama tres días antes en las que lo corregía en el asunto del
salario mínimo.
O sea el ministro de Economía, sabía que la crisis estaba
llegando a un punto de desenlace y fue en esa coyuntura precisa que recurrió a
la hospitalidad del Sol Carreño para dar el puntillazo final. Evidentemente
había decidido ponerse en primera línea de la caída de Villanueva, haciendo
notar su capacidad de influencia sobre el presidente y de rebote lograr la voz
cantante en la recomposición del día siguiente. Por eso sus palabras de ese día
fueron contundentes al señalar que no era sólo a él que lo había “sorprendido”
las preocupaciones públicas del premier sino también al presidente y lo dijo
sabiendo que no sería desmentido. Castilla perdió la vergüenza y ganó el
premierato y por lo menos un ministerio más a los que ya tenía.
Había algo de venganza en esta actuación del hombre del
mechoncito. Desde su llegada al gobierno, Villanueva había querido reducir el
poder del MEF. Sin atreverse a pedir la cabeza del ministro, el premier
insistió en que algunos de sus alfiles ministeriales tenían que irse en la
siempre postergada recomposición ministerial. Versiones de la PCM, insistían en
que el expresidente regional estaba empeñado en que debían irse los ministros
de Vivienda y de Agricultura, ambos de las canteras de Proinversión, y parte
fundamental de la correlación castillista dentro del gabinete. El hecho es que
en cuatro meses de premierato fallido se habló muchas veces de cambios
ministeriales y nunca se llegó a ningún sitio. Al final los amigos de Castilla
siguieron inconmovibles y el que se terminó yendo fue Villanueva.
El papel de la
primera dama
Una manera de mirar la crisis está reflejada en la última carátula
de Caretas en la que todo el gabinete tiene el mismo rostro sonriente de Nadine
Heredia. Pero también podría hacerse el mismo ejercicio con la cara un tanto
más irónica de Miguel Castilla y tal vez se estaría más cerca de la verdad de
las cosas. Porque eso de que Nadine pone y quita ministros y hace amistades con
esposas y ministras que en pocos días parecen indisolubles, puede ser cierto,
pero tan importante como eso que se le suele llamar desinstitucionalización, es
el contenido de estas decisiones. La actual primera dama era hasta hace algunos
años como la inspiradora de la izquierdización del comandante Humala y el
contacto con los gobiernos y movimientos políticos del exterior que apoyaban su
candidatura. Hoy recibe el reconocimiento de Aldo Mariátegui como el que le
impuso la sensatez de derecha que hoy luce el nacionalista, el que le
selecciona ministros tecnócratas y el que tiende los puentes del gobierno hacia
la gran empresa.
¿Cómo se produjo este volteretazo tan profundo y que ha
quedado registrado en su entusiasta Yeah para saludar el ascenso de René
Cornejo al premierato y la ratificación de Castilla? Para entender esto digamos
que si en algo no cambió la señora Heredia con el pasar del tiempo es en el
sentido práctico de las ideas. Aprovechó la ola de izquierda de la primera
década de los 2000 en América Latina y el vacío de representación de esta
corriente que había en el Perú, para generar una candidatura contestataria
frente a los partidos tradicionales; y no tuvo ninguna duda de aliarse a la
tecnocracia de Estado, encabezada por su amigo Castilla (dicen que tiene a sus
hijos en el mismo colegio que las del ministro) para ofrecerle a la CONFIEP y
los organismos financieros internacionales un gobierno para las inversiones.
Puede que Humala haya tenido sus reparos a esta facilidad
para mudar principios, pero esta visto que jamás contradecirá a su esposa en
público. En realidad ha asociado su imagen a la de una mujer que no oculta que
es ella la que manda. En la reciente crisis, a Castilla le fue fácil armar el
brulote poniendo a Nadine a contradecir al primer ministro. Y ella creyó otra
vez que de esta forma estaba gobernando. Lo que era obvio es que constituida
otra vez la alianza Castilla-Heredia, a Humala no le quedaba más que someterse,
y al premier hacer sus maletas para irse. Al final, lo más irónico es que en la
resaca del reciente despelote del gobierno estamos viendo a Villanueva quejarse
de lo que ha pasado, y a Humala tratando de defender a su dama y hablando de
ingratitud del exprimer ministro. Mientras Heredia dice que no tiene más que
agregar y Castilla ha ocultado su extensa frente con su pequeño mechón que
estuvo tan presente en este febrero caliente en que el gobierno volvió a ser el
mismo.
02.02.14
2 comentarios:
Bella rememoranza Sr. Wiener!!... me hizo valorar la importancia de lo ilógico y lo mágico, saltando a tumbos en nuestra historia ante los ojos perplejos de unos casi adolescentes... en fantasía y en la realidad! Pocas literaturas en el mundo tendrían esa calidad reilona de nunca tomarse muy en serio... y al final dar los productos literarios mas imperecederos!!
La sra del Presidente es una ignorante y loca.
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