domingo, marzo 23, 2014

Censuras, las de antaño

La crisis de la confianza que sufrió durante dos días y medio, el gabinete Cornejo es ciertamente inédita en el marco de la Constitución de 1993, que fue armada precisamente para un régimen hiperpresidencialista. La fragmentación de la política peruana ha permitido este primer amago de crisis general del sistema. Pero si queremos encontrar antecedentes reveladores de lo que puede ser una mayoría congresal obstruccionista hay que voltear los ojos 50 años atrás, cuando gobernaba el arquitecto Belaúnde y se frustró una nueva oportunidad de reforma de la sociedad peruana. Aquí algunos trazos de lo que fue esa época.
  
El arquitecto retórico

En las paredes del Aeropuerto Jorge Chávez están inscritas hasta ahora las palabras que el presidente Fernando Belaúnde pronunció el día de su inauguración: Cuando los Alpes se empequeñecieron bajo las alas peruanas, primeras en vencer sus cumbres, los herederos de la gloria de Jorge Chávez aceptaron el reto amenazante y grandioso de su propia cordillera andina… Este aeropuerto es el nido de estos cóndores. Sus puertas se abren al visitante con amplitud de alas desplegadas…”

Recuerdo que mi padre me hizo ver la inscripción en el antiguo aeropuerto,  grabada sobre el mármol que desapareció en el proceso de la remodelación a cargo de inversionistas privados, y me expresó su emoción:

-       Este hombre es un poeta

Y tenía algo de verdad. La retórica era el arma política más poderosa del arquitecto. Una vez en un mitin alguien le lanzó un chupón que le cayó en la cara, pero sin inmutarse el entonces joven candidato le respondió al agresor:

-       Aquí me envían el chupón, pero se quedan con la mamadera.

La política de los 60, había traído un aire fresco al Perú oligárquico. El triunfo de Acción Popular que había necesitado el fórceps de un golpe militar en el año 1962, para evitar que con los votos del APRA el odriísmo volviera al poder, era el de la juventud, la profesionalidad y las nuevas ideas que ofrecían un camino de cambios para construir un Perú distinto.

Pero fue una gran frustración. Al arquitecto lo detuvieron el poder económico, la gran prensa y la coalición de sus enemigos en el Congreso. Sus propuestas más audaces como la reforma agraria y la recuperación de los yacimientos de Talara, fueron neutralizadas. Y el propio presidente fue girando a la derecha y eliminando los elementos de izquierda de su partido y ajustándose cada vez más al sistema que había ofrecido transformar.

El gobierno del arquitecto Belaúnde duró cinco años y dos meses (le correspondían seis años de acuerdo con la Constitución de 1933), y concluyó cuando el general Velasco encabezó un golpe de Estado que lo sacó del poder y lo envío bruscamente al extranjero.

Las cinco veces en que tuvo que asistir al Congreso para presentar el discurso presidencial de medio año, hizo gala de su retórica invencible, hablando sin papeles de apoyo por espacio de varias horas, recordando cifras y nombres al detalle, y buscando la ocasión para homenajear a los ministros que la coalición del Congreso había tumbado en los meses anteriores.

A mi padre le entusiasmaban estos usos de un político fino que no se empataba con el estilo de la política peruana que precisamente en esos años daba muestras de la ferocidad con que podía desenvolverse para alcanzar sus objetivos. Según Cynthia Mcclintock, durante el primer gobierno de Belaúnde se censuraron siete ministros (más de uno por año), otros tres renunciaron antes de ser censurados, y hubo algunos que Belaúnde removió para sacarlos de la línea de fuego del Congreso.

Estos datos dan una buena idea de cuán movida fue la cosa en esos años. Pero si es cierto que el Congreso apro-odriísta desnaturalizó la reforma agraria y desató una ola de movilizaciones campesinas y justificó un brote guerrillero en departamentos de la sierra y selva, la verdad es que el propio arquitecto fue perdiendo su capacidad de encandilar a la gente con palabras. El método se agotó y fue finalmente reemplazado por la dura palabra del militar nacionalista que se apropió del Estado.

La censura de Cueto Fernandini

De los episodios que se recuerda de los enfrentamientos entre parlamento y Ejecutivo en la década de los 60, uno de los más representativos fue el que se produjo durante una interpelación al ministro de Educación, Carlos Cueto Fernandini, que al recibir una pregunta de un diputado odriísta contestó que los desacuerdos que estaban apareciendo podrían tener una razón “semántica”, es decir que le estaban entendiendo una cosa por otra.

Una banda de ignorantes se puso de pie entonces gritando que retire esa palabra, que evidentemente no conocían, y que se le censure por haber insultado al parlamento. Y lo censuraron.  

Otro caso fue el de Valentín Paniagua, que fue vapuleado por la mayoría, pero que no perdió los papeles y evitó exigir que se retiren las expresiones ofensivas. Pero uno de los diputados de su partido no entendió la intención y reclamó que hubiese un desagravio. Censuraron al ministro.

En medio del carnaval de censuras cayó el gabinete Trelles y se hizo renunciar al llamado “gabinete conversado” de Oswaldo Hercelles, que estuvo en funciones hasta el día anterior al golpe de Estado.

Otras censuras emblemáticas

En 1945, el APRA que dominaba el Congreso, echó abajo al ministro de Agricultura, Enrique Basombrío por no saber el precio de los pallares en Ica.

En el año 1991, una mayoría difusa se formó en el Congreso para responder al atrevimiento de Fujimori de utilizar las facultades extraordinarias que le habían sido conferidas para extenderse sobre temas para los que no estaba facultado como los de la creación de un superpoder a través del SIN o la modificación de tributos. Esta mayoría derecha-izquierda, derogó varios decretos e interpeló al ministro de Agricultura, Enrique Ross Link.

Fue un castigo al gobierno que lo devolvió con el cierre del Congreso el 5 de abril de 1992.

En el período democrático posfujimorista, se ha producido hasta ahora una sola censura que ocurrió en mayo de 2004, cuando el Congreso mandó a su casa al ministro del Interior de Toledo, el periodista Fernando Rospigliosi. El Apra nuevamente lideró el procedimiento.   

23.03.14

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