Una controversia sobre la publicación de un aviso pagado por
una importante organización de empresarios, en el diario insignia de la gran
concentración, a cuyos dueños no les gustó la palabra oligopolio para referirse
al grupo que controla el 82% de la carga aérea y que con ese título obliga a
sus clientes a pagar por todos los movimientos de sus bultos desde sus aviones
hasta sus propios almacenes, ha servido para sacar a luz la sensibilidad de la
corporación periodística más grande del país a la que seguro no le gusta hablar
de concentración de la propiedad y dominio de mercados para no ponerse en
evidencia.
Pero si vamos a lo del aeropuerto, es decir a la política
aerocomercial del Perú, tendremos que convenir que la palabra oligopolio no se
queda ni de lejos, en el comportamiento abusivo de Talma, empresa del grupo
Sandoval, que como excusa para lo que hace dice casi lo mismo que los
defensores del cuasi monopolio de prensa de El Comercio: que hay un montón de
otras empresas dentro del 18% del mercado que no controlan, y que es por
envidia a su “éxito” que Adex y otros hacen críticas a su “crecimiento”. De
hecho, otro que debe pensar que es un oligopolio de puro empuje empresarial, es
la chilena LAN que tiene más del 70% del mercado doméstico de pasajeros, y más
del triple sobre su más cercana competidora en pasajes vendidos para vuelos al
exterior.
Podríamos hacer aquí la historia de las intervenciones
políticas para asegurar el dominio de TALMA y LAN sobre los movimientos aéreos
en el Perú, siendo la primera de las nombradas propiedad del grupo Sandoval
íntimamente ligado al fujimorismo y la segunda sostenida abiertamente por los
Miró Quesada que favorecieron el cierre de Aeroperú y Aerocontinente, para que
la chilena de la cual es representante uno de sus directivos tuviera la vía
libre para imponerse. Pero en aviación todo tiende a oligopolizarse. Un caso es el del Aeropuerto Jorge Chávez, en
cuyo contrato de concesión se prohíbe otra terminal aéreo a una distancia de
150 Km a la redonda, para que los señores de LAP manejen los movimientos de
aviones sin competencia (en otras metrópolis hay dos o tres aeropuertos)
Y si seguimos, veremos que oligopolio (monopolio, en
realidad) hay hasta en los servicios de taxi del aeropuerto que están a cargo
de una misma empresa, que además cuenta con el respaldo de la policía para
perseguir y sancionar a otros taxistas que pretendan recoger pasajeros. E igual
dominio se ha impuesto en los exhibidores para favorecer empresas extranjeras
(Café Britt de Costa Rica, aparentemente vinculado a accionistas de LAP;
Aldeasa y otros). Ni que se diga del hotel para pasajeros en tránsito, la playa
de estacionamiento, etc. Todo armado para esquilmar a los usuarios. Una imagen
redonda del modelo económico peruano que a algunos tanto excita.
23.11.14
4 comentarios:
Nada de “anónimo”, soy Ambrosio
¡Don Raúl Wiener, el liberal! Hoy le apestan, como a Milton Friedman, los monopolios (Situación de mercado en que la oferta de un producto se reduce a un solo vendedor) y los oligopolios (Concentración de la oferta de un sector industrial o comercial en un reducido número de empresas).
Por supuesto que a mayor cantidad de oferta los favorecidos son los consumidores. Y a una sola oferta, o pocas ofertas, el desfavorecido es el consumidor. Aquí todo está bien, de acuerdo (parcialmente) con don Raúl, el aeropuerto debería abrirse a la competencia con iguales reglas de juego. En una economía vibrante en la que impere la libertad, debemos defendernos de los monopolios y oligopolios.
Pero la verdad de la mermelada es que don Raúl, si por él fuera, “nacionalizaría” todo, desde las verduleras hasta el aeropuerto, pasando por las gasolineras y por supuesto Wong y todas las empresas que conforman la CONFIEP. Y se le daría a uno de sus amigos rimbombantes e inútiles como Capodónico a que las gestionen. Además, su picadera con El Comercio es pura rivalidad; se siente impotente, le pica el éxito de esos medios, odia que sean favorecidos por la gran mayoría.
Existe otros monopolios terribles y más dañinos: los políticos como en Cuba, donde solo el Partido Comunista de Cuba está permitido, por lo que la familia real cubana, los Castro, pueden robar lo que les da la gana, y el que los critica va preso o lo matan en un “accidente”. No olvidar que don Raúl es un gran fan y admirador incondicional de la dictadura cubana. Los oligopolios políticos como el de España son dañinos; en la Madre Patria los partidos socialdemócratas Popular y PSOE se reparten en poder, puntualmente uno llega al poder y el otro, dizque, pasa a la “oposición”, haciendo vista gorda a la corrupción, situación que está explotando por muchos frentes.
La herencia de las reformas neoliberales de los 90s es que ahora tenemos una serie de oligopolios que aprovechando el poder que han conseguido abusan de su posición dominante de mercado (desde cerveza, arroz, prensa escrita, energia eléctrica, telecomunicaciones, AFPs, etc.), porque de lo que se decia en los 90s los neoliberales, que "van a venir un montón de nuevos jugadores al mercado, van a generar competencia y los precios van a bajar" era solo un engañamuchachos para que los grandazos jueguen Monopolio.
Que ahora los oligopolios no quieren que se hable de esa palabra sólo muestra hasta que nivel de desinformación se puede llegar cuando los medios de comunicación estan en manos de pocos.
Que se siguen manteniendo con el silencio cómplice de los neoliberales criollos aupados con la DBA, su prensa pulposa y los sátrapas de la mafia conformada por el ALANFUJIMONTEMUDISMO. Para comprobar sólo den un vistazo a su prensa televisiva: canales 4, 8, 9 atv+, 10 y willax, con sus "formadores de opinión", todos cortados con la misma tijera.
El pobre ambrosio o falso ambrosoli, cada día esta más perdido, tan perdido está que su último cuarto de neurona hasta ahora no lo encuentra razón por la que en sus nuevos cuatro párrafos de medias verdades que suelta sólo se limita a contar cuentos chinos pretendiendo una vez más pasear a los incautos hasta españa, luego a cuba, pobre mermelero no se hasta cuando tendremos que soportar tanta majadería de su parte.
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