Este diario (Diario Uno) tiene obvias limitaciones para
entrar a aclarar las zonas oscuras del caso Belaúnde Lossio, y el resto de la
prensa se divide entre los que han creído encontrar una pista hacia la pareja
presidencial y los que simplemente se han plegado a los aspectos de escándalo
del asunto.
A mí, por supuesto, me han dicho que hablo por mi patrón a
pesar que Belaúnde dejó el diario hace cinco años, o por el gobierno por una
especie de nostalgia de los tiempos en que colaboraba con Humala. Pero lo que
es evidente es que nadie está analizando en profundidad lo ocurrido y
atreviéndose a decir algo más de la pauta que marca la gran prensa.
Por eso agrego algunos puntos de reflexión que me parecen
pertinentes y que no están siendo tomados en cuenta.
1.
El llamado caso “La Centralita”, es hasta ahora
el centro del prometido megaproceso para aclarar lo que pasó en Ancash. Se dice
que el local que estaba alquilado por una empresa de Belaúnde Lossio actuaba
como una fachada de un centro en el que se planeaban actos ilegales, se pagaban
coimas y presuntamente se hacían chuponeos (que nadie ha podido probar). El
caso tiene, además, una derivación que se refiere los fiscales que hicieron el allanamiento del
local y fueron suspendidos por sus superiores, generándose una controversia
legal por lo que sería una protección indebida al presidente regional. Martín
Belaúnde sería en este caso culpable de proporcionar el inmueble y de hacer uso
de medios de comunicación para promover a Álvarez y atacar a sus enemigos. Por
esto le han dictado 18 meses de prisión preventiva y permanece prófugo.
2.
En un segundo momento el nombre es mencionado
como parte de unos mails que indican que MBL hizo gestiones ante algunos
congresistas para que no se modificara el presupuesto del Instituto del Deporte
del año 2012, donde se incluían las obras de remodelación de un Estadio en
Lambayeque cuya licitación había sido ganada por una empresa española con la
que estaría relacionado. Esta es la acusación sobre lobby que luego ha llevado
a que aparezcan acusaciones del personaje haciendo gestiones en diversas
regiones a favor de la empresa española y de otras ante los presidentes
regionales, para que salgan las obras licitadas, se paguen los adeudos o
quejándose de las descalificaciones. Sobre esto es que se aprobado conformar
una comisión en el Congreso.
3.
Pero la pepa del asunto no es si MBL, se movía a
favor de empresas con contratos que nadie ha objetado en su legalidad o
pertinencia, sino si hacía todo eso en condición de “amigo de la pareja
presidencial” que querría decir que tal vez estaba cumpliendo encargos del más
alto nivel del gobierno. Si no fuera así sería un lobby cualquiera, muy por
debajo de los de Cecilia Blume y otros. ¿Y cómo se prueba que eran íntimos
amigos con Humala y Cía.? Ahí está el detalle profesor.
26.11.14
1 comentario:
Nada de “anónimo”, soy Ambrosio
En el numeral 3 don Raúl se las arregla para equiparar malsanamente y arbitrariamente a su exjefe, Martín Belaúnde Lossio, con Cecilia Blume, a la que odia con alma vida y corazón. También Raúl W. hace evidente su deseo terco y pertinaz de no querer entender que el lobby es una actividad democrática legítima. ¿Cuán valido y sano es el lobby como actividad democrática? Únicamente las democracias tienen lobby; las dictaduras –como la cubana, venezolana, norcoreana- no lo permiten porque el Estado es dueño de todo. Hacen lobby en las democracias liberales los sindicatos legítimamente por cierto, lo mismo las organizaciones deportivas, los clubes departamentales, los gay, las monjas, los boy scout, los abogados de la izquierda realizan lobby al pedir mejoras para sus patrocinados en las cárceles; los niños hacen lobby cuando le piden al papá que les aumenta la propina.
Es legítimo el lobby si es transparente.
Don Raúl es un lobbista de la izquierda radical para no ir muy lejos. Él es lobbista de sus amigos caviares a los que siempre les está buscando puestos. El que lo haga desde columnas de opinión, que no reciba honorarios no quiere decir que no haga lobby.
Regresando al caso Belaunde Lossio.
Tanto Martín Belaunde, como Omár Chehade y Alexis Humala, se organizaban para ser parte de la cleptocracia lobbista de la presidencia de Ollanta Humala. El que los agarrasen (a medias) no quiere decir que no se disponían a (1) ganar comisiones, (2) vender influencias, (3) hacer lobby, (4) sacar ventaja, (5) mover el aparato atrofiado del Estado en su conveniencia para hacerse ricos lo más rápido posible, no organizando una empresa industrial, sino lucrando como intermediarios. Quien sí logró con éxito organizar su cleptocracia fue Goyo Santos en Cajamarca, quien, encubriéndose en retórica tercermundista medioambientalista, instauró una mafia dedicada a la extorsión, chantaje para recibir cupos y comisiones.
Entiendo lo delicado de la posición de don Raúl respecto a Martín Belaunde, obviamente él no tiene nada que ver en las aventuras de don Martín. Sin embargo, someto a la consideración de este foro la siguiente reflexión: ¿Cuál hubiera sido la posición de Raúl W. si el dueño de El Comercio estuviese buscado por las mismas imputaciones de Martín Belaunde? Raúl W estaría rasgándose las vestiduras, clamando –con toda razón- que la policía no está trabajando bien en el caso, especulando, con la mente retorcida que tiene, mil menjunjes para implicar al (dueño de El Comercio) con corruptelas a diestra y siniestra, descubriendo (inventando) conexiones aprafujimontesinista....
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