domingo, enero 26, 2014

Yo daba cuenta diaria de lo que hacía a García

Conversando con Rómulo León

¿Para qué sirve un político que no es capaz de llegar al poder?

Con esa frase, Alan García, reclama infructuosamente desde hace tiempo un lugar superior al jefe histórico del APRA que como se sabe murió como presidente de la Asamblea Constituyente, el único cargo electivo que ocupó en la vida.

Rómulo León, el mismo personaje de los petroaudios, el amigo de la juventud de García, al que buscó el peor adjetivo para descalificarlo cuando estalló el escándalo en octubre de 2008, está frente a mí y ha decidido romper el hielo para iniciar una conversación informal, tanteando mi interés sobre detalles poco conocidos sobre la historia del único aprista que llegó dos veces a la presidencia.

Alan puede ser una maquinaria electoral de la que todo el partido se prende y por la que los dirigentes formales sacan la cara, pero hay muchos resentimientos acumulados por malos tratos y la forma cómo se resuelven las diferencias.

¿Tú crees que Jorge del Castillo le va a perdonar que lo dejaran con su gabinete en pleno ante un hemiciclo vacío cuando quería hacer sus descargos, y que Velásquez Quesquén que estaba siguiendo las indicaciones de Palacio, no reinstalara la sesión? Ahora tiene que defender a García porque es el secretario general y se espera que se tomen las acusaciones en su contra como si fueran contra toda el APRA.

Ya había oído que Rómulo es un excelente conversador y ahí lo tenía frente a mí. La cita se concertó porque quería decir a la prensa que los mismos fiscales que archivan las investigaciones sobre García, son lo que insisten en acusarlo en una interminable serie de casos judiciales, donde él piensa que hay una mano maestra.

Yo contesté que estaba dispuesto a darle la oportunidad de hablar. Después de todo soy autor de muchos artículos sobre el asunto de los petroaudios y me parecía periodísticamente muy inquietante tratar directamente con uno de sus protagonistas. Pero el intercambio fue, como no podía ser de otra manera, más allá de los avatares fiscales y judiciales del que fuera el hombre de Canaán y el interlocutor al otro lado de la línea en los sabrosos diálogos con Don Bieto.

El tema que atravesó toda la conversación, por interés mutuo, fue Alan García.

¿Sabes lo que le pasó a su hermano Carlos? Para él, las dos victorias electorales de Alan fueron un calvario. Nunca quiso recibirlo ni conversar con él. Más bien distribuyó una directiva para que no le dieran atención en ninguna oficina pública. La madre de ambos trató de interceder para lograr un encuentro, pero el presidente se negó a todo trato con el hermano.

Carlos García fue profesor universitario y funcionario de organismos internacionales. Murió en febrero de 2008 y fue velado en la Casa del Pueblo, en la avenida Alfonso Ugarte. Ahí el que recibía las condolencias era Alan García, su hermano, que no había querido hablar con él por más de veinte años. Para entonces Alan se había distanciado mucho con la militancia, pero no tuvo empacho en reaparecer como un sufrido deudo, que recibía el pésame del pueblo aprista.

Los petroaudios y  Garrido Lecca


A mí me llamaron al Hotel Country, después que la delegación dominicana política y empresarial  encabezada por Peggy Cabral, viuda del dirigente político Francisco Peña Gómez, muy cercano al APRA, se hubiese reunido con el presidente y las autoridades del gobierno, dice Rómulo León, porque García había recomendado su nombre a uno de los empresarios que tenía vivo interés de hacer inversiones en el Perú.

Efectivamente un día después, uno de los presentes, inconfundible por su extraño peinado y la manera como se hacía notorio en el grupo, lo llamó a su teléfono para proponerle un encuentro y decirle que volvería pronto a Lima y que quería ver la manera de que trabajara para él. Pocos días después estaba de regreso, lleno de entusiasmo por lo que habían sido sus primeros encuentros con los peruanos y seguro de haber conquistado el apoyo del presidente.

Quería que Rómulo fuera su representante por un salario mensual de 5 mil dólares y lo ayudara a llegar a los ministros y funcionarios que verían los proyectos en lo que estaba embalado referidos a construcciones carcelarias y hospitales de la red del ministerio de Salud.

Yo acepté, pero cuando me hice cargo ya se había producido la primera entrevista con el Dr. Vallejos que era el ministro de Salud, apunta el padre de Lucianita. Pero estuve en las siguientes reuniones en el MINSA y acompañé a Canaán al ministerio de Justicia donde la ministra María Zavala con la que hubo dos entrevistas, añade.

Y, como no pierde oportunidad para agregar una anédota, me cuenta que en la segunda visita al MINJUS, estaba también presente el general Carrión, jefe del INPE, que luego que el dominicano del copete presentó sus diapositivas tridimensionales para mostrar los adelantos en arquitectura carcelaria, dijo en tono despectivo que esas eran construcciones para otros países, burlándose de los techos a dos aguas que según dijo eran para áreas lluviosas y no para el Perú.

A esto, según Rómulo, le sigue que Canaán se para y dice que da por terminada su gestión advirtiendo que no haría ningún trabajo con el ministerio mientras tenga jefes como el general que no sabía que los techos en punta eran para que los internos no ocupen las azoteas como suele pasar en los motines. Zavala, apenas si alcanzó a darle la mano. Pero no le fue mejor con Vallejos que tampoco pudo llegar a ningún acuerdo y poco después dejó el ministerio.

Esa fue mi perdición, me dice sorpresivamente. Y añade: no sé donde había leído que el mejor ministro de Salud no había sido un médico sino un ingeniero agrónomo, Eduardo Watson Cisneros, bajo el gobierno de Prado, en 1961, se lo dije a Alan para que ensayáramos alguien más ejecutivo y ahí surgió el nombre de Garrido Lecca, que se encontraba en el sector Vivienda, lidiando con el tema de la reconstrucción de Pisco e Ica.

¿Por qué tu perdición?, le pregunto.

Porque el que estaba siendo chuponeado era Hernán, que se había metido a liberalizar las importaciones de cemento, suscitando la irritación del grupo Cementos Lima, que encargó a sus abogados buscar informaciónsobre sus movimientos.

Ahí es donde entra BTR, que chuponea al ministro por el asunto del cemento, y termina captando las conversaciones de Rómulo León con Garrido Lecca sobre hospitales y de ahí las de Rómulo y Canaán, Rómulo y don Bieto, y así sucesivamente. El estudio que recibió la información fue el de García Sayán, y uno de sus abogados estrellas era Alberto Varillas, marido de Rosa María Palacios, y gerente legal de Petrotech. Tal vez por todo este enredo de relaciones es que García decide que los chuponeadores eran pagado por la empresa petrolera y se la agarra con ellos.

Petroaudios y García


Yo informaba a Alan García de mis gestiones y lo que hacía con Canaán, casi todos los días, asegura Rómulo. Le enviaba mails, que no contestaba, aunque de vez en cuando conversaba con Mirtha Kunza, su secretaria en Palacio, y con Luis Nava, secretario de la presidencia, que me preguntaban detalles sobre mis correos. Todo eso estaba registrado en el disco duro de la computadora que me incautaron cuando estaba escondido y que se mantuvo en poder de la Policía y del fiscal encargado hasta que pasé al juez, subraya León para que le crean su historia.

¿Sabes lo que pasó con esos correos?, me pregunta. Y sigue: cuando deslacraron mi computadora y la encendieron ya no estaban, los habían borrado, y habían también limpiado los mails con otros ministros, con los secretarios de Palacio, y me habían agregado unos supuestos correos con mi hija en la que ella se incriminaba como si hubiera estado al tanto de lo que hacía. Parecía una trampa para involucrarla. Felizmente se estableció que eran correos falsos que fueron colocados de mala fe, dice alegando con las manos.

¿Quién ordenó destruir unas pruebas y fabricar otras? Deja la respuesta en el aire, y apunta que el que tuvo a su cargo la computadora fue el equipo del general Hidalgo, el mismo que actuó en el caso BTR, y los fiscales designados por Echaiz.

Hace una digresión y apunta que los fiscales Echaíz y Peláez, responden al partido y a Alan García, aunque últimamente los hayan hecho pelear como si fueran de dos líneas opuestas. Pero tal vez se deba a que ante la Megacomisión, la doctora corrigió al expresidente y precisó que ella fue llamada a Palacio y que no fue su iniciativa participar del caso BTR, sino una invitación del presidente.

Parece que eso no le gustó a Alan y no se lo perdona, reflexiona Rómulo en voz alta.

Rómulo León y sus procesos


El caso petroaudios está entrampado en la justicia. De un lado porque no se ha terminado de definirse el asunto de la “prueba prohibida”, o sea saber si los audios captados ilegalmente pueden ser pruebas en un proceso. Y de otro porque no habiéndose realizado las licitaciones y la construcción de los hospitales, ni habiéndose entregado el lote del famoso “faenón” de Discovery Petroleum, no se ha logrado tipificar los delitos por los cuales se estaría acusando a los implicados.

Pero sí existen derivaciones del caso, que surgen de las investigaciones posteriores. Una de ellas es el denominado caso de los Hopitales e Inscripción de Fortluck (empresa de Canaán) en la que se acusa a León de haber hecho pagos a un funcionario del MINSA para obtener información privilegiada (cosa que niega, señalando que no hay elementos probatorios); de hacer tráfico de influencias para conseguir que se asignen las buena pro a favor de la empresa de Canaán (el punto fue desestimado en primera instancia y está en apelación); y de haberse concordado (cohecho) con funcionarios del Estado para la inscripción irregular de Fortluck y por un monto muy superior al que había originalmente solicitado.

Sobre este último asunto, Rómulo León asegura que concluyó su relación de trabajo con Canaán en marzo del 2008, en términos ásperos que están reflejado en los propios petroaudios y que la inscripción en CONSUCODE que es la materia de la acusación se hizo el 30 de junio del 2008, a cargo de su nuevo tramitador, Guillermo Gomero. El fiscal pide 12 años de prisión por este caso. Y Rómulo me emplaza otra vez: ¿quién crees que está detrás?

Una reflexión final


Después de conversar con Rómulo León no he cambiado mi idea sobre los métodos del gobierno aprista para captar inversionistas y manejar las obras del Estado. Mi propio interlocutor lo reconoce cuando indica que Canaán insistía en que el presidente ya le había asegurado que él haría los hospitales, a pesar de que en el camino había que pasar por licitaciones. Pero también soy consciente de que después del maxiescándalo de los petroaudios (especialmente por lo procaz de las conversaciones), el tema ha perdido peso por la aparición de otros casos de corrupción mucho más graves como Narcoindultos, Decretos de Urgencia y el propio caso BTR. 

Por otra parte me parece de legítimo interés periodístico saber la versión de uno de los protagonistas principales del último quinquenio aprista, cuya peculiaridad es que en ese lapso no ocupó ninguna función de gobierno, pero sí muchos titulares entre 2008 y 2011. Definitivamente se trata de alguien que conoce muy bien a Alan García lo que hace muy interesantes muchas de sus afirmaciones. 

26.01.14

1 comentario:

Anónimo dijo...

Don Rómulo de Santo no tiene un pelo y de demonio, si que es de muchísimo cuidado, quien habla era Gerente General de Pesca Perú, el gigante de la pesca de aquellos tiempos. Genaro Delgado Parker sabe porque don Rómulo se fue del Ministerio y yo también.