La CONFIEP emitió el domingo un comunicado en el que en
nombre del Perú (“El Perú está primero”) exigen al presidente rectificarse en
su opinión sobre la concentración de medios, se quejan duramente de que los
empresarios no son escuchados en materia del actual negocio universitario,
reclaman que la política pesquera vuelva a ser dictada de acuerdo a los
intereses de la Sociedad Nacional de
Pesquería como ha sido durante muchos años, y levantan unos ministerios contra
otros en relación a las facilidades para las iniciativas de inversión.
Aunque digan que no, era una clara intervención en las
decisiones políticas, identificando los intereses de la nación con los de un
sector de sus afiliados. Y era además la segunda vez, en menos de un año, en
que salen ordenando al presidente no pensar ni opinar sobre asuntos nacionales,
advirtiéndole sobre la fragilidad de su confianza. Estas posiciones se han
expresado en todos los diarios, como pocas organizaciones podrían hacerlo, y
han tenido además el soporte de la prensa concentrada, como en el titular de
Perú 21 que resume su contenido en la frase conminatoria: “rectifíquese”, con
tono de orden al presidente.
Existimos por supuesto los que no nos impresionamos por este
despliegue de soberbia, ni vamos a callar nuestra opinión porque venga del
señor García Miró o de quién sea. Felizmente en el Perú, aunque
desproporcionado, todavía hay espacio para discrepar. Y es de eso precisamente
que trata lo de la concentración de medios. Porque si quieren una muestra de
cómo son las cosas lean editoriales y columnas de “los comercios”, y entérense
que según ellos, las críticas al comunicado CONFIEP, conllevan una intención de
la izquierda de acallar a los empresarios y dejarles dicho que no deben hablar.
Gracioso, ¿no?
Porque la verdad esta no es una discusión que corte
derecha/izquierda como se pretende con ánimo de maniqueísmo, ni es nada que
tenga que ver con silenciar la opinión de nadie. La CONFIEP puede decir lo que le da la gana, y cualquiera puede decir lo que considere sobre la posición de la
CONFIEP. Aquí al único que se quiere silenciar es al presidente. Eso está a la
vista. Claro que es más que ridículo que podamos hablar de dejar sin voz a
quienes tienen el soporte de uno de los conglomerados de prensa en manos
privadas, más grandes del mundo. Pero, en fin, parece que cuando se trata de
dramatizar, todo vale.
Como por ejemplo ese señor que ayer señala en el Correo, en
abierta defensa de la CONFIEP, que “la verdad aunque empiece en un susurro,
siempre acaba por vencer”. Imagínense, si lo que se publico este domingo y lo
que se ha venido diciendo en los días siguientes sobre el comunicado
empresarial, es un “susurro”, cómo será cuando se pongan a hablar fuerte. Pero
esa es la regla actual. Y a nosotros tampoco nos van a callar.
17.01.14
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