En la misma semana en la que Del Castillo y Pastor perdieron
en su intento de acusar ante la Fiscalía de la Nación al presidente de la
Megacomisión, Sergio Tejada; Agustín Mantilla fracasó ante el Tribunal
Constitucional para excluirse del proceso contra el Comando Rodrigo Franco; y
Facundo Chinguel se fue de bruces en otro recurso contra la Megacomisión; a
Alan García le regalaron un fallo Sala Constitucional que ratifica una
sentencia anterior en el sentido de que se invalida parte del trabajo
investigatorio por fallas en la citación al grandazo producida en el mes de
marzo.
Cualquiera podría sorprenderse que a conspicuos miembros del
APRA les vaya tan mal en las instancias jurisdiccionales y que en cambio García
siempre se salga con la suya (hace poco tiempo el Ministerio Público dispuso
archivar una investigación sobre enriquecimiento ilícito, y más atrás el TC lo
volvió a eximir del caso El Frontón ordenando no investigarlo). García debe ser
el tipo con más sospechas de corrupción y de violaciones contra los derechos
humanos, que circula libremente haciendo alardes de nuevo rico y de ningún
arrepentimiento sobre los peores hechos de sus dos gobiernos.
Al fin de cuentas Fujimori está preso, aunque maniobre
diariamente para que lo saquen del encierro; Toledo está acusado en la Comisión
de Fiscalización, a pesar de todas sus declaraciones muy parecidas a las de
García, asegurando que el caso Ecoteva es una persecución política; y a Ollanta
ya lo metieron en condición de presunto culpable en la investigación sobre el
caso López Meneses. AGP, por cierto, tiene informes calientes sobre temas muy
duros como los de narcoindultos (abuso de la atribución de gracia para liberar
sentenciados, y probable acto de corrupción al cobrar por estas beneficios
aplicados en forma masiva); BTR (manipulación de pruebas incriminatorias contra
miembros de su gobierno y él mismo, al momento de realizar la captura de los
chuponeadores); Agua para Todos (sobrevaloración e incumplimiento de obras);
colegios emblemáticos (favorecimiento a contratistas amigos del gobierno,
ejecución sin control, incumplimiento de compromisos); etc.
Los tiene. Pero fiscales y jueces lo están salvando con
argucias leguleyas, creando un enmarañado jurídico para compensar su más grave
desventaja: lo exiguo de su representación parlamentaria que lo obliga a
negociar con el fujimorismo y otras fuerzas. No importa cuántos muertos queden
el camino y cuán desigual pueda ser la suerte de los investigados, a Alan
García lo quieren de candidato, a pesar de que ello sea la consagración más
escandalosa de la impunidad política. Había que ver los titulares de la prensa
concentrada de los Miró Quesada y algunos satélites que daban por vencedor a
quién no ha hecho descargo de ninguna de las denuncias en su contra, para darse
cuenta del complot para hacernos partícipes de verdaderos actos de magia procedimental
para que el bandido de los bandidos siga riéndose en la cara de los demás.
10.01.14
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