Los empresarios de la pesca industrial a gran escala,
representados por la exministra del gobierno aprista, Elena Conterno,
presidenta de la Sociedad Nacional de Pesquería SNP (que como se ve, no es de
la pesquería sino del sector anchovetero-harinero), han dejado indicado que a
ellos no les llega el fallo de La Haya porque la zona marítima que será
entregada al Perú no involucra a las especies en las que se basa su negocio.
Un acto de sinceridad que curiosamente coincide con el
malestar de los pescadores artesanales de Tacna y Moquegua, que pescan para la
alimentación y que tampoco consideran que hayan ganado algo con el nuevo
estatus jurídico marítimo en el sur del país, aunque en su caso la situación
siempre fue difícil y ahora se ha consolidado. Pero si los artesanales se
quejan y los industriales aseguran que nada que ver: ¿quiénes son entonces los
que van a beneficiarse del mapa reconfigurado por la Corte Internacional de
Justicia? La SNP responde indicando la supuesta existencia de una “pesca
artesanal de altura” que sería una capaz de internarse muchos días hacia la
altamar, para buscar especies como pez espada, perico, atún y otros.
Por lo que sabemos lo usual es que en estas distancias de la
costa operen grandes embarcaciones con instrumentos para la extracción de peces
de gran tamaño. Por eso es que entre los pescadores del sur muchos han sonreído
con las palabras de Conterno. Pero tal vez lo más curioso de ellas, sea que los
grandes poderes de la pesca salgan diciendo que el gran espacio de mar abierto
más allá de las cien millas donde circulan las flotas de otros países (Rusia, Japón, China, etc.), no
les interesa porque a lo que ellos se dedican es a pelearle la anchoveta a las
bolicheras y barcos pequeños lo más cerca de la costa que sea posible. No
tenemos en realidad inversionistas pesqueros como los de otros países, incluso
de Ecuador o Chile, que tienden a la diversificación y a la prioridad de la
pesca para la alimentación directa poniendo dinero en barcos con tecnologías y
refrigeración para recoger especies de gran valor económico y nutritivo.
Pero si se mira desde otro ángulo es también extraño que a
pesar de que los asociados de la SNP podrían haber sido grandes beneficiarios
si se aplicaba la bisectriz en la nueva frontera entre los dos países, estuvieran
ausentes de los debates y básicamente desinteresados por lo que pudiese pasar
en La Haya. Esto tal vez no sea sino el reflejo del entrelazamiento de
intereses con los de los chilenos con los que comparten inversiones y
directorios, y a los que ayudaron a posicionarse en la industria harinera como
bien ha explicado Juan Rebasa en diversos artículos. Para ellos el estatus quo
era la mejor noticia.
30.01.14
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