Hace unos días una niña en San Bartolo murió destrozada por
manipular en su inocencia una granada instalaza que estaba abandonada en la
zona de su vivienda. Una tragedia tan sin sentido como la del niño de tres años
alcanzado por una piedra mientras se desplazaba en un automóvil con sus
familiares sobre la vía de la Costa Verde y que ha quedado postrado y con
pronóstico reservado en una clínica limeña.
Ambos casos son terribles y merecieran una investigación
para saber si hay responsabilidades. Pero uno sigue a los medios y el
tratamiento de cada caso es totalmente distinto. A la niña parece que la cogió
el destino y su caso va para el olvido, como muchos otros, mientras que el del
niño está ocupando titulares de los diarios concentrados y los mayores espacios
de parte de la televisión y la radio que le son afines.
¿Importa un niño más que el otro? Lamentablemente sí, porque
el de la Costa Verde está llevando a una nueva polémica sobre la gestión
municipal de Susana Villarán, como si se quisiera decir que la alcaldesa
descuidó una zona donde ya todos sabían que se iba a caer una piedra y encima
no quiere reconocer que es culpable, y esto en el marco de la ejecución del
proyecto de remodelación de la vía y mejoramiento del acceso a las playas que
por ahora ha avanzado los tramos de Magdalena y San Miguel, y no el del
accidente.
Los grandes medios han instalado una guardia en la clínica
donde está el niño que reportan cada tanto sobre su estado de salud. Y aunque
suene muy fuerte decirlo la impresión que dan es la de estar pendientes de un
desenlace fatal que sería la noticia más demoledora contra la autoridad
municipal de Lima. Algo por el estilo se le hizo a Mocha García Naranjo con los
niños cajamarquinos que murieron intoxicados por una comida distribuida por el
PRONAA, y que pareció por algún momento que la prensa con consigna de odio la
acusaba de haberlos asesinado.
En todo el Perú pasan tragedias, como los buses que se caen,
pero los medios no piden la cabeza del ministro de Transportes o de la jefa de
la SUTRAM. Tampoco es verdad que esta sea la primera vez que hay una desgracia
por desprendimiento de rocas en la Costa Verde, pero nunca se vio una metralla
mediática como la de estos días. Y eso de que desde el primer momento las
municipalidades respondieron a su obligación de atención del herido y
aseguraron someterse a las investigaciones.
Pero el tema es, lamentablemente, político. Seguro que si
hubiera habido revocatoria las piedras no se caerían. Y más aún si no se
hubiera investigado el caso Comunicore. Pobre niño. Tan pequeño y frágil y ya
convertido en un arma de destrucción política. Hago votos porque se
restablezca.
24.01.14
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