Una caricatura de estos días representa un diálogo en el que
un personaje le dice al otro que no recuerda el nombre del asesor de seguridad
del gobierno: si Adrián Montesinos o Vladimiro Villafuerte. En otra se muestra
a Nadine y Ollanta, en el aeropuerto,
afirmando lo del gobierno en familia, pero las niñas son Vladimiro y
Villafuerte, y el más pequeño López Meneses.
Ambos dibujos reflejan la gravedad de lo que ha pasado en
estos días, es decir la forma como la sombra del exasesor en prisión se ha
proyectado sobre el gobierno y la aparente reedición del sistema de gobierno
paralelo de los 90 esta vez a cargo del llamado “Ácido”, que fuera íntimo
acompañante de Ollanta Humala por muchos años.
La crisis ha sido fulminante, porque no sólo se tumbó a un
paquete de generales, coroneles y un comandante de la Policía, y amenaza al
presidente del Comando Conjunto colocado en posición difícil de sostener de
acuerdo con las acusaciones de varios jefes policiales, sino que ha forzado la
renuncia del ministro del Interior y del propio asesor Villafuerte, que a todas
luces no se querían ir.
Puede entenderse de todo esto que el gobierno que hace muy
poco había nombrado nuevo premier y había cosechado a partir de ello una
variación todavía incipiente en la tendencia de las encuestas, ha reaccionado,
no se sabe si por presión del mismo premier Villanueva, para dejar sentado que
si no hubo cambios de personal al momento en que asumió el cargo, ahora la cosa
se ha hecho inevitable.
El gobierno se la está jugando para marcar una separación
con los remanentes de fujimontesinismo que circulan en el Estado y que tienen
sus concentraciones más nutridas en los institutos armados y la policía, pero
no sólo ahí. Villafuerte puede ser sincero cuando asegura que nunca trató con
Vladimiro, pero que tiene una idea montesinista de la inteligencia y de cómo
debe garantizarse la seguridad del gobierno, de eso, no cabe duda.
Pero tal vez pueda decirse lo mismo del presidente Ollanta,
que puede tachar de basura a López Meneses, y al mismo tiempo estar dispuesto a
pagar por el tipo de “ayuda” que tipos como este brindan a los gobiernos. Creo
además que ideas parecidas recorrieron los gobiernos de Toledo y García, lo que
implica que la herencia del “chino” no se resume en la continuidad económica y
la tecnocracia que viene con ello, sino en los métodos para obtener información
y adelantarse a los acontecimientos.
Es verdad que una cosa era el mundo con el Doc., que duró
diez años y otras las maneras como se han ido hundiendo sus asesores de mala
imitación en sucesivos gobiernos. Que Villafuerte haya tenido que renunciar
muestra otra vez que el actual gobierno si tiene una característica es su
debilidad. Fujimori, Chávez y otros ya
hubieran dicho: el asesor se queda.
17.11.13
www.rwiener.blogspot.com
1 comentario:
Raúl: La salida de Adrián Villafuerte Macha, puede expresar fuerza de parte de Ollanta, que no se expresa en los últimos años, ya que es desprenderse de su brazo derecho en temas militares, no olvides que el gobierno de Ollanta Humala también es un gobierno de un proyecto militar en principio no montesinista.
Oscar.
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