En agosto, el Congreso aprobó leyes que aumentaban las penas
por diversos delitos y recortaban beneficios carcelarios, por los cuales los
presos tratan de reducir sus condenas con trabajo, estudio y buena conducta.
Por cierto se trataba de la demagogia de siempre: como las encuestas reclaman
mano dura, los congresistas suben las penas como si fueran a intimidar a los
futuros perpetradores.
Pero cuál no sería el intento de impresionar a la platea que
el Congreso se llevó de encuentro el principio constitucional de que las leyes
no pueden ser retroactivas, que además lleva la precisión de salvo en los casos
en que “favorece al reo”; lo que quiere decir que no pueden aumentarse las
penas, ni quitarse derechos para los que ya fueron juzgados bajo normas
establecidas, con la sola excepción de que vayan a favor del condenado.
Pues bien, llevamos dos meses tratando de corregir ese
entuerto bajo el fuego cruzado de la prensa de derecha, que ha descubierto en
el tema otra ocasión para humillar al presidente Humala. A Fritz y compañía les importa un bledo, que hayan
alrededor de 60 mil personas en peligro de perder beneficios para los que han
debido hacer méritos durante años. Pero sí el subrayar que dentro de ese enorme
universo está el hermano del presidente.
Pero a Antauro, ni a ningún otro preso le han rebajado la
pena o le han ampliado beneficios, sólo los han devuelto a la situación de
comienzos de agosto, antes de las leyes para delitos nuevos. Eso lo saben muy
bien los directores de los medios que mandan periodistas a preguntar por la
“ley Antauro”, que es la de la corrección del entuerto, promulgada hace unos
días, y que promueven la sensación de que el gobierno que mandó a Antauro a la
base naval, en el fondo quiere sacar al hermano como antes quería elegir a la
esposa.
Esto, por supuesto, es terreno abonado para Alan García, que
tardó pero ya se metió a campeón de la lucha contra la “ley Antauro” y con todo
cuajo a discursear sobre los casi dos mil asesinos y violadores que irán a la
calle. De veras no va a salir nadie fuera del tiempo que estaba previsto, pero
quién lo dice tiene el récord mundial de liberaciones de presos comunes, más de
cinco mil, mil por año, con justificaciones de “despoblar la cárceles”, “favorecer
a cobrizos y pobres” (como los narcos internacionales), etc., varios de los
cuales han vuelto a actuar delictivamente.
García no tiene remedio en verdad. Así como anda condenando
a los populistas de los 80 (o sea, él mismo), igual hace twitter pidiendo que
aumenten todas las penas hasta los niveles máximos y que los que están presos
no salgan nunca (¿quién habrá sido el bárbaro que reducía penas a sola firma y
con pago al contado?).
06.11.13
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