La encuesta de GFK trae una novedad
inesperada. Veníamos diciendo hace tiempo que a pesar de la constante mención
de los entrevistados en todos los sondeos, de que el mayor defecto de Humala es
la falta de cumplimiento de sus promesas, nadie destacaba o desarrollaba este
punto, tal vez porque lo que más han aplaudido los medios que los contratan es
que el presidente se volteara a sus electores y a su programa.
Sin embargo es verdad que en la respuesta
este tipo de pregunta se tiende a resaltar los asuntos más coyunturales como son
los del alza de precios y la inseguridad ciudadana, seguidos por la corrupción,
la mejora de los salarios, el precio del gas, los programas rurales y la
defensa del pueblo frente a las industrias extractivas. Lo interesante está, en
cambio en las razones por las que los encuestados creen que hay tanto
incumplimiento.
Y es ahí donde se dice que “le falta mano
dura para dirigir el gobierno” (52% de los que creen que no cumple sus
promesas), “porque es un político igual a los anteriores (50%), “porque hay
demasiada corrupción” (34%), “porque no tiene equipo humano que responda:
técnicos, asesores y parlamentarios” (30%), “porque no tiene capacidad de
liderazgo” (27%), “porque su mujer tiene más presencia pública” (24%), “porque
no respetó la hoja de ruta” (24%), “porque se deja influenciar por grupos de
poder” (21%).
Sin tomar el literal de las afirmaciones, que
finalmente ha sido establecido como opciones por la empresa encuestadora, se
puede adelantar que la percepción más fuerte es la de un gobernante sin
firmeza, que no tiene liderazgo, que es rebasado por su mujer y que es
influenciado por grupos de poder. La otra mirada es la de que se ha vuelto un
político tradicional que miente igual que sus predecesores y que ha fallado no sólo a la gran
transformación sino a la hoja de ruta. En tercer lugar está la idea de que
administra un Estado corrupto, que no tiene equipo ni siquiera técnico, lo que
plantea la pregunta de cómo se ve a la pandilla del MEF: o como ineficientes o
como externos al gobierno.
Un poco más abajo la encuesta nos revela que entre julio del 2012 e igual
mes de 2013, la idea de que "se respeta al presidente" varió apenas de 52% a 51%, pero dos
meses después ha caído hasta 36%. Es decir tenemos un presidente que está siendo poco respetado, al margen de diferencias políticas, por fallas que la gente ve en su carácter (recuérdese el incidente en el
Estadio). La credibilidad de Humala ha bajado a su vez de 44% en julio 2012, a
24% en septiembre del 2013. Su capacidad de generar confianza en la población ha
caído de 44% a 24% en catorce meses. La autoridad reconocida ha mermado de 44%
a 31%. Y el afecto ha bajado de 47% a 34%. Tenemos pues un problema con la imagen presidencial que, sin duda, va a ser muy difícil de contrarrestar.
01.10.13
1 comentario:
Aún no lo leí pero... Es porque fueron absurdas? (algunas de ellas). En serio se puede creer lo del balón de gas???
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