La teatralización de Fujimori en una sala del poder
judicial, sorprendió hasta los medios más fujimoristas, los que se habían
prestado a las fotos en camilla y sala de las clínicas con las que el “chino” y
su pandilla generaban ambiente en los días en que se debía decidir sobre el
indulto y conseguían que las encuestas se inclinaran por la liberación de tan
enfermo personaje.
El último jueves se trataba de lo mismo. Pero con un poco
más de estilo chicha, para estar a tono con el proceso, ya que incluía no sólo
la parafernalia de la enfermedad, médicos, enfermeras y tensiómetro, sino una
vestimenta de ocasión para mostrar que al pobre preso lo sacaron casi a la
fuerza de su lecho de padecimientos. Era una farsa, como dice Hildebrandt, pero
no una inocentada.
Al día siguiente de la escena, ya RPP y los medios
televisivos, estaban tomando en serio las dolencias del exdictador y logrando
que aparezcan médicos y abogados dispuestos a explicar el delicado estado de
salud del tipo que siempre quiere fugar de sus responsabilidades, en vez de
encararlas con las razones que lo llevaron a usar el dinero del Estado para
operaciones encubiertas como la de los diarios chicha.
No hacían muchos días que vía Twitter, el mismo Alberto
Fujimori desafiaba a Ollanta y Nadine señalándoles que con el no indulto se
habían perdido su asesoría gratuita para acabar rápidamente con la
delincuencia. Además pedía contar con un programa de radio. Y el genio de su
hijo, apuntaba que era para no deprimirse. En otras palabras, cuando quería
venderse como proyecto político, estaba en todas sus capacidades, y cuando
debía responder por sus crímenes era un desvalido con presión alta, dispuesto a
llegar hasta los jueces para que todo el
país vea lo cruel que se puede ser con este señor.
Es obvio que Fujimori y su nuevo abogado, sabían que iban a
desatar una ola de críticas por su actuación ante la Justicia, pero su cálculo
era que en el país hay una fracción de la población dispuesta, no tanto a creerse
y sentir lástima por su penosa condición, sino más bien a justificar el uso de
este tipo de métodos que son la esencia de lo que representa el partido con el
que aspiran al poder. En las redes se puede leer una cantidad de opiniones que
vuelven con la cantaleta de que derrotó al terrorismo y puso la economía donde
actualmente está.
O sea, lo mismo de siempre, el grupo Colina, el robo del
dinero de las privatizaciones, la compra
de medios de comunicación, los diarios chicha, etc., son minucias para personas
que creen que la forma de gobierno del “chino”, con su corrupción y su mentira,
es la única que funciona en este país. Por eso les parece natural la
representación del jueves. Queremos ser tratados como tontos. Nada más.
20.10.13
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