AGP se jactaba de tener a Humala ocupado con un juicio que
le obligaba a pedir permiso al juzgado cada vez que quería salir de Lima y a
regresar antes del anochecer.
Por supuesto, no se trataba de que quisiera bloquearlo como
candidato, ni que le dijera a Bayly que si el comandante ganaba las elecciones
le organizaría un golpe de Estado, así terminase preso.
No señor, García es un creyente firme en la legalidad y
sobre todo en el respeto a los expresidentes que consiste en que no se les
pueda investigar, como consta en su acción de amparo y en la posterior “medida
cautelar innovativa”, con la que insistió en la misma exigencia, ante el mismo
juez, y le fue nuevamente denegada.
Claro que García investigó respetuosamente a Toledo haciendo
público el inventario de bebidas alcohólicas que se consumían en Palacio de
Gobierno entre el 2001 y el 2006, y los perfumes y joyas que se compraban para
la primera dama.
Pero lo importante aquí es que el expresidente se fue
temporalmente del poder aplaudiendo el giro sensato de Humala (muy parecido al
que él mismo había realizado) y se embarcó en una serie de conferencias
internacionales muy bien pagadas para explicar las virtudes del crecimiento
peruano y apoyar la nueva orientación de su antiguo enemigo.
Pero a Ollanta se le metió eso de quedarse en el poder y
empezó a trabajar por la reelección conyugal, que quiere decir proyectar a su
esposa para el 2016 y regresar el 2021. ¿Y no se imaginan quién era el
obstáculo para ese nefasto propósito?
Este pechito pues, o esta panzota, da lo mismo. Y por eso
hay una megacomisión que investiga la refacción de los colegios emblemáticos,
porque ahí están y sacan pica, aunque claro que pueden haber habido algunos
desarreglos (por ejemplo que se concedieron a dedo a las mismas empresas y se
pagó mucho más de lo presupuestado, o que no se cumplieron obras previstas),
pero de qué se puede acusar a Alan García salvo de querer hacer obra.
Por eso también se rebusca en Agua para Todos, donde faltan
obras que nunca se ejecutaron, pero que se gastaron; o FORSUR que todavía no
acaba de reconstruir Pisco, pero donde se desapareció la plata de las
donaciones. Y lo peor, se acusa con toda falta de respeto al presidente que
firmó los narcoindultos y narcoconmutaciones, como si tuviera algo que ver con
el dinero que los beneficiados dicen que pagaron para obtenerlo.
Y, el colmo, se le persigue por haber capturado a los
chuponeadores, por un asunto nimio de haber desaparecido los USB
comprometedores, y haber metido a personas que no tenían que ver con la
investigación. Y todo por pura pica, porque AGP le salió al frente a la
reelección conyugal. Nada más.
08.10.13
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