Las encuestas dicen que la gente ya no cree
en los expresidentes. Pero cree menos en Toledo que en García. Parece
sorprendente porque el tema de la corrupción es casi nuevo en Toledo, al que se
le veía más bien como frívolo e irresponsable, hasta que llegó el enredado caso
Ecoteva, mientras que García arrastra investigaciones, denuncias y pruebas de
cargo sobre actos de corrupción y enriquecimiento ilícito, desde los 80 y sigue
surcando por el océano de la política hasta hoy, con pretensiones de volver al
poder por tercera vez.
Ayer, en el Congreso Toledo volvió a
mostrar ese estilo llorón y falsamente autocrítico que se le conoce y desde el
saque las reacciones de los que lo escuchaban volvieron a ser de desprecio
hacia la falta de inteligencia para mentir. No es que Toledo no tenga
habilidades suficientes para darse cuenta de la clase de aprieto en que está
metido, sino que no puede bajarse del pedestal desde el que mira el mundo y
todo en él, suena falso y rápidamente se percibe que va a perder. Diferente es
el caso de García al que también lo percibe un percepción de culpable, pero
muchos dudan que algún día vaya a caer.
La diferencia estadística entre Toledo y
García, es que al primero le faltan alrededor de diez puntos para la unanimidad
en considerarlo corrupto, y al otro le faltan más o menos veinte. Podría
decirse que ambos están hundidos en la desconfianza ciudadana. Pero al “cholo”
se le reputa ya como un cadáver político y hay muchos creyendo que terminará
preso, aun cuando la naturaleza de los delitos cometidos a través de los
traspasos de dinero y compra de inmuebles a, estén lejos de haber sido
precisados. Lo que se sabe, y nadie lo discute, es que la pareja Toledo-Karp ha
movido mucho dinero en años recientes y que el origen de esos fondos es
misterioso, lo que es inaceptable para alguien que ha ejercido el máximo cargo
del poder.
De García se sabe que sacó de la cárcel a
los peores delincuentes y que hubo dinero detrás de eso; que manipuló la
investigación de BTR para eliminar pruebas sobre el lobby en torno a las
licitaciones públicas, que hizo una ficción de urgencia de gasto para asignar
obras a sus amigos, que autorizó inversiones que no se hicieron, que hizo
desaparecer fondos de la reconstrucción del sur, etc., sin contar las tropelías
del primer gobierno. Pero los medios no lo tratan nunca como investigado y
presumible culpable como hacen con Toledo, sino como un candidato al que se
quiere inhabilitar.
Casi el 80% lo considera corrupto, como
antes más del 70% consideraba que su primer gobierno había sido el peor de la
historia. Pero el tipo está seguro que nos va a avolver a gobernar y borrar las
huellas de lo que hizo entre 2006 y 2011.
28.10.13
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