Siete niños quedaron huérfanos después que su padre, Paulino
Huamán, perdiera la vida en un bombardeo militar en el poblado de Nueva
Esperanza que arrasó además con casi la
mitad de las viviendas, afectando a numerosas familias de agricultores que no
habían hecho nada que justificara el ataque. Dicen ahora que es un error,
pero ya están saliendo versiones de que
esta sería una zona de paso de droga en la que los senderistas realizarían
constantes incursiones contra la base de Mazángaro que domina el valle.
El argumento principal que pretende justificar el “error” se
resume en dos ideas: que se trata de una zona de guerra donde ocurren
enfrentamientos y que ha habido una variación en la estrategia que ya no emplea
patrullas terrestres que pueden ser emboscadas sino medios aéreos que reciben
información de inteligencia para definir sus acciones. La apelación al supuesto
estado de guerra, por cierto que debilita la tesis de que el problema del VRAEM
es sólo de narcotráfico y de senderistas protegiendo los pases de la droga.
El gobierno además parece haber dado órdenes de buscar
victorias militares rápidas sobre las huestes de los Quipe Palomino, lo que se
habría hecho más insistente tras la caída de Alipio y Gabriel, en el mes de
agosto. Pero, ni el gobierno ni los militares pueden permitirse bajas como las de
la famosa “operación libertad” en el verano del 2012, cuando la cuenta de
muertos y heridos entre militares y policías iba cayendo como una lluvia ácida
sobre el gobierno y los jefes militares.
Así que como resultas de eso tenemos una nueva estrategia de
bombardear en vez de patrullar y el resultado es la destrucción de Nueva
Esperanza, cuyo nombre es casi un testimonio de lo que está pasando en esa zona
donde la gente tenía grandes esperanzas de progresar. Ya habíamos anotado que
en la operación que liquidó a Alipio y Gabriel se había usado el método
expeditivo de hacerlos volar con casa y todo y evitarse fugas o resistencias
armadas, y que el riesgo era que se
quisiese resolver estas situaciones de la misma forma, lanzando bombas para
luego preguntar si se acertó.
Después de todo este es el método que los norteamericanos
practican en países como Irak, Afganistán y Pakistán, de evitar contacto con
los adversarios, y que en su versión más sofisticada ha llegado al nivel de los
Drones o naves no tripuladas que bombardean a control remoto.
El “error” de Nueva Esperanza denota que no hay una línea
segura para poder distinguir a la población de los subversivos. Si nos atenemos
a lo que los jefes dicen, estamos ante un fallo de inteligencia. ¿Y cuál es el
riesgo que esto representa para poblaciones pacíficas que trabajan la tierra y
a las que el Estado debería tratar de ganar para una pacificación duradera?
25.10.12
1 comentario:
El sueño de Aldo M hecho realidad: bomba para los revoltosos.
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