¿Y ahora que dirán después de comprobar que tienen dos departamentos levantados contra la angurria minera y sus defensores limeños?
¿Será que todos los campesinos producen amapola y marihuana y las mafias los manejan para que no dejen entrar la modernidad en forma de socavón minero?
¿O que decenas de miles de productores actúan como tontos y suficiente con un rezo ecológico para que se mantengan más de un mes peleando por una agricultura sin minería?
¿O todos serán de Patria Roja?
¿O de la Conacami?
¿O será más bien que los manipuladores no están al norte sino aquí cerca de nosotros, al frente de algunos diarios, programas de televisión o estaciones de radio, y los manipulados los limeños que nos creemos vivos pero no sabemos que es lo que pasa a mil kilómetros de nuestros hogares urbanos?
Sólo habrá paz, si no hay mina, es la voz de orden de miles y miles de hombres y mujeres del campo en Jaén, San Ignacio y la propia Cajamarca, así como en Huancabamba y Ayabaca en Piura. Es decir que van a ir al diálogo, si se produce, para pedir que la mina Majaz no inicie sus operaciones y se retire de la zona.
No quieren probar, a ver qué pasa. Como han probado tantos otros pueblos, siempre con resultados negativos para la agricultura y el medio ambiente, y las condiciones de vida de la población.
La alternativa es el café ecológico sin proximidad minera que de todas formas bajará la calidad de su producto; el arroz de primera; el agua limpia y el orden rondero.
En contraposición a ello la mina ofrece un hueco gigante, minerales que se van afuera, impuestos al gobierno y algún reparto a los pueblos aledaños, fuentes de agua contaminadas, fuerza de seguridad propia que amedrenta a la población y policía que viene a perseguir a los campesinos acusándolos de narcotraficantes y terroristas.
Inaugurando su premierato PPK ha estado recibiendo presiones crecientes para resolver lo de Majaz, que equivale a usar los medios estatales para abrirle el paso a los inversionistas norteamericanos para que se posesionen de un territorio que siempre fue habitado por campesinos olvidados condenados al olvido.
Majaz puede ser el rubicón tardío de Toledo que hace unas semanas nomás se jactaba de tener las manos sin sangre (con poca sangre todavía, debería haber dicho). Todavía no sabemos plenamente lo que oculta a sonrisa invencible del polaco. ¿Nos enteraremos en estos días?
19.08.05
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