A toda prisa va Toledo donde Uribe a ponerse de acuerdo como rematan el estancado proceso de negociación del TLC.
Hace tiempo que no hay avances. Y la delegación de Estados Unidos presidida por la señora Vargo, dice no a todas las propuestas.
Y si alguna vez hubo algún tipo de acuerdo fue por los márgenes y por las declaraciones.
Porque las delegaciones andinas no han conseguido siquiera el objetivo de sostener los beneficios de APTDEA que eran todo el motivo del tratado, porque si se perdían venía la catástrofe.
Pero los gringos no han cedido ni en el arancel cero para el espárrago y los otros productos de agroexportación que según Alfredo Ferrero eran la línea roja que no pasarían nuestros negociadores. Y ya están hablando se compensar a los que les van a quitar la franja de precios y a los otros sectores agrarios que va a sentir la pegada de la baja de aranceles.
Al principio los niveles APTDEA eran el piso mínimo de negociación (de ahí partiríamos), luego la señora Vargo se encargó de desencantarlos y de convencerlos que a lo sumo sería un techo máximo. Ahora ni eso. Pero igual van a sacrificar al resto de la agricultura orientada principalmente al mercado interno.
Tampoco hay nada en medicinas y derechos de patentes. Igual se nos viene el cambio de sistema y los productos de mayor costo y tecnología nos van a costar casi el doble, y los baratos van a bajar aún más y ven a cerrar los laboratorios nacionales.
Nada en protección de mercados para la micro y pequeña empresa, y entrega fácil de las compras gubernamentales a las transnacionales yanquis. Con lo que van a tirar al tacho cientos de miles de puestos de trabajo.
Nada en excepción cultural.
Nada en derechos nacionales frente a la inversión trasnacional.
Nada de nada.
Toledo y Uribe van a conversar de cómo capitular y absorber el “costo político” de un tratado altamente perjudicial, pero del que no pueden desdecirse porque se han comprometido hasta el cuello con la idea de que todos modos se firmaría, y porque no quieren pagar el otro costo que es decir no al amo de Washington.
¿De dónde viene el pánico de los dos presidentes?, ¿por qué el apuro de tirar la toalla?, ¿por qué no suspender la negociación hasta después de las elecciones en el Perú y Colombia, y las legislativas de Estados Unidos, cuando las correlaciones están más claras?
Las dificultades sufridas por el CAFTA (Centroamérica y República Dominicana), que pasó con las justas el examen congresal, la caída de la popularidad de Bush, el debilitamiento de la economía norteamericana, el Katrina, parecen estar jugando decisivamente para apurar a los presidentes. Si no es ahora, se nos pasa el carro.
Y nadie sabe para donde irán los cambios políticos del siguiente año.
La oportunidad de Toledo y Uribe, de consagrarse como los “mejores aliados” del imperio en esta parte del mundo, está en juego en estos momentos.
Eso quería decir PPK ya hace algunas semanas cuando premonitoriamente sugirió firmar el TLC como fuese, con el contenido que fuese, pero asegurando la sociedad con los Estados Unidos; lo que repitió en su discurso ante el Congreso, con la fórmula habrá TLC antes de fin de año, es decir que éste es uno de los motivos de su premierato.
El 18 de mayo de 2004, Toledo lanzó su inmortal “firmaremos, sí o sí”, que quiere decir firmar si es bueno o si es malo.
El viaje a Colombia debe entenderse como una corrección: se firma recontrasí. Tomando en manos de nuestros países la responsabilidad de bajar todas las líneas de resistencia para sacar cualquier TLC, pero no quedarse vestidos de novia, en la puerta de la iglesia.
05.09.05
No hay comentarios.:
Publicar un comentario