El
martes al mediodía, RPP logró un contacto con el presidente Humala en Puno
adonde había llegado para dirigir la entrega de ayuda a los damnificados de la
nevada. Desde Lima, el periodista Armando Canchaya, empezó su entrevista
preguntando sobre la situación en la zona y las acciones del gobierno, a lo que
el presidente contestó ofreciendo un gran número de detalles sobre cantidades
de pacas de avena para forraje, vacunas, medicamentos, frazadas, que estaban
esperando en el aeropuerto a que mejore el tiempo y pudiesen llegar a los
lugares más afectados y sin comunicación terrestre.
Fueron
como quince minutos de explicación, luego de los cuales el periodista quiso
hacer su contribución indicando que su radio tenía llegada a los puntos más
lejanos y menos accesibles, a los que el presidente podía hacerles llegar un
mensaje de aliento. Pero Humala contestó de inmediato que ellos ya estaban
comunicados por teléfono con toda la población azotada por la nevada y que ya
les habían comunicado las medidas adoptadas por su gobierno. Resignado,
Canchaya, anotó entonces: “valoramos lo que se está haciendo, pero no podemos
perder la ocasión de preguntarle sobre el diálogo con los partidos que viene
impulsando el Ejecutivo, ¿qué le parece?”. De inmediato se hizo un silencio
largo hasta que el hombre de la radio dijo que se había perdido la comunicación
y que tratarían de restablecerla.
Un
rato más tarde se informó que nuevamente estaban en contacto con el jefe de
Estado y el mismo Canchaya repitió la pregunta fallida sobre el diálogo. Pero
Humala volvió a hablar de forrajes, vacunas, medicinas y frazadas, y agregó que
un día antes había llegado el ministro Von Hesse y que ahora estaba allí con la
primera dama y cinco ministros. Pero, ¿y sobre el diálogo? Y otra vez sobrevino
el silencio, a lo que el periodista de RPP anotó que debía ser por el mal clima
(Humala estaba en Puno) que se cortaban las comunicaciones. Hacia la tarde
escuché un resumen de noticias que señalaba que el presidente había por fin
respondido a la pregunta y asegurado que no intervenía en el diálogo por una
cuestión de estilos y porque también era jefe de un partido y no quería dar pie
a malas interpretaciones. Además había criticado por soberbia al APRA y al fujimorismo
que no deciden si ir al diálogo.
Evidentemente
Humala hubiera preferido que lo vean como un jefe de defensa civil y un
presidente sensibilizado ante la tragedia de sus compatriotas más pobres, que
como alguien con expectativas en una reunión de líderes políticos, lo que hace
pensar que Jiménez y Cateriano lo metieron en el diálogo a pesar de sus
resistencias y que los está dejando solos buscando resultados en otros campos.
Lo que confirma una hipótesis con la que hemos trabajado desde el primer día:
nadie cree en el diálogo, sólo que Humala lo hace más evidente.
30.08.13
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