miércoles, agosto 28, 2013

El diálogo

La historia es más o menos así: un conocido periodista, que viene recomendando desde hace algunos meses que el gobierno tome medidas para recuperar la “confianza” de los empresarios y estimularlos a la inversión, se reunió con el presidente del Consejo de Ministros después de las fiestas patrias y le resumió su conclusión en el sentido de que Humala no estaba dotado para trasmitir energía a los inversionistas y sacar al gobierno del hoyo en que estaba metido.

La opción era que el premier pudiese conseguir algún aire que hiciese bajar la temperatura de julio en la que se juntaron todas las formas del malestar social: protestas salariales, oposición a las reformas gubernamentales, movilizaciones regionales, con el malestar político generado por la repartija en el Congreso; y eso tal vez podría conseguirse si desde el más alto nivel del poder se convocaba a un diálogo del gobierno con todos los partidos para hacer algo por el país.

¡Un diálogo! Pero, ¿sobre qué dialogar?, ¿con quién dialogar?, ¿y quién convoca a este diálogo?, ¿qué se conseguiría con este intento? El periodista que había sido de la idea explicó: no se puede poner una agenda, porque cada quién tiene la suya, mejor hablar cosas generales a las que nadie puede oponerse como necesidad de fortalecer la seguridad ciudadana, unidad contra el terrorismo en el VRAEM, lucha contra la corrupción, etc.

Sobre los participantes del diálogo, lo mejor es que no haya exclusiones, y que si alguien se autoexcluye sea su problema. El problema va a ser el del APRA y el fujimorismo que si aceptan asistir van a perder algo de su perfil de oposición dura y si se mantienen fuera se van a aislar. Es posible que hagan varios zigzags después de la invitación y eso ya les va a quitar un poco de beligerancia.

Sobre quién convoca y quién dirige el diálogo, estoy seguro que la oposición va a reclamar que sea el presidente, si no lo hicieran no serían oposición y no tendrían nada de que agarrarse. Pero no conviene meter a Humala en esto. Primero porque no se le ve cara de que crea en estas cosas y segundo porque van a haber, casi desde el comienzo, partidos que sí acepten reunirse con el premier. Esto va a crear una presión mediática en contra de los duros.

Además dice la regla del ajedrez que usar al rey en las primeras jugadas hace perder la partida. Finalmente sobre lo que se busca, lo principal es no ilusionarse con conseguir grandes cosas. Si se logra que la atención pública cambie de eje y la gente empiece a hablar del diálogo, ya se ha conseguido algo. Si el APRA y el fujimorismo dejan de perseguir ministros por algunas semanas, también hay una ganancia. Si sale alguna declaración general de todos los participantes sería excelente.

El diálogo tiene buena imagen y es bien difícil decir algo en su contra.

Además, si en septiembre se emite finalmente el fallo de La Haya, como ha sido anunciado, y nos favorece, entonces el gobierno habrá podido pasar al otro lado de la tormenta y podrá tener otro tiempo adicional que podrá empatarse con la etapa electoral que comienza el siguiente año.

El periodista se retiró después de haber dicho estas palabras seguro de que le había abierto una pista al ministro. Cuando estuvo frente a su computadora escribió: el diálogo es una buena idea, pero no hay que crear demasiadas expectativas en lo que puede conseguirse a través de él.

Y así es que comenzó el diálogo y por supuesto Lourdes Flores fue la primera en aceptar hacerse presente.

28.08.13
Columna de Wiener

Miércoles de Política Nº 9

No hay comentarios.: