Respecto a la Constitución de 1993, que cumple veinte años,
circulan varios equívocos, algunos de los cuales quisiera abordar en esta nota:
1.
La afirmación que equipara los orígenes de la
Constitución de 1979 con la de 1993, bajo el criterio de que ambas se redactaron
en períodos de dictaduras, lo que restaría autoridad legal y moral a la primera
sobre la segunda. La falacia en este caso, es obviar que la Asamblea Constituyente
del 79 correspondía al período de derrota del régimen militar y de una gran
presión social por una salida política a la crisis. En esta asamblea, el
gobierno saliente no intervino. La correlación política de la época generó tres
grandes bloques que se afirmarían a lo largo de la siguiente década. A pesar
del colaboracionismo de la mayoría APRA-PPC con la dictadura, ésta se negó a
promulgar el documento que había sido aprobado por la asamblea, lo que fue
respondido con un acto soberano de autoproclamación. El CCD del 93 era un
elemento de legalización y estabilización de un gobierno emergido de un golpe
de Estado, lo que se expresó en una mayoría fujimorista que fue la única que
votó por su aprobación. La Constituyente
del 79 buscaba curar la herida del militarismo, la del 93 consagraba el
principio del que tiene la fuerza decide la Constitución.
2.
La tesis, repetida muchas veces, de que la
Constitución del 79 nos trajo la crisis económica de los 80 y la del 90 nos
llevó al actual crecimiento. Argumento que es una de las principales coartadas
para aferrarse al llamado modelo económico de la Constitución. La falacia aquí
es pretender que las inversiones y la producción se mueven por las normas,
obviando que la crisis económica ya había empezado antes de la Constitución
(1974) y que sobre ellos llegó la crisis mundial de la deuda que no tuvo origen
constitucional. Eso para no hablar de las gestiones inflacionarias de Belaúnde
y García. La Constitución del 93 efectivamente facilitó un crecimiento basado
inicialmente en las privatizaciones y después en los precios mineros, pero eso
no lo creó el texto sino los bienes acumulados por el Estado y una coyuntura
excepcional del comercio mundial. Si el crecimiento se explicara por las
constituciones habría que adoptar la Constitución de China.
3.
El supuesto de que la del 93 se legitima por el
apoyo popular. Pero entre el golpe de Estado, la elección del CCD y el
plebiscito para votar la Constitución hubo un cambio de opinión de la gente,
que llevó a un resultado muy estrecho que casi lo pierde el gobierno.
Finalmente lo esencial es que la mayoría de hace veinte años ya no existe. Y el
temor a una Constituyente se basa precisamente en la posibilidad de que otro
país se manifieste.
04.08.13
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