Ahora sí. Las peores sombras se están cerniendo sobre Perupetro y la política sobre el gas natural. No estábamos despistados cuando ya hace más de un mes pusimos a la vista el juego de poder que se dibujaba entre el ente estatal encargado de supervisar los contratos de hidrocarburos y el Consorcio encabezado por Pluspetrol, que aparte de las discutidas ventajas del negocio exportador donde se forzaron las leyes y los principios para favorecerlo, ha estado estafando al país y a la región de Cusco al desviar sus barcos en alta mar y dirigirse a destinos distintos a los declarados dejando de pagar regalías por los mejores precios obtenidos, mientras el ministerio de Energía y Minas era afectado por una extraña neutralidad que le impedía a intervenir en el caso. Como todo eso estaba cruzado en el tiempo con la declaración que el presidente Humala hizo en marzo que “por fin” se había recuperado las reservas embargadas del Lote 88, que ahora se destinarían al mercado nacional, se hizo evidente que la carta de demorar cualquier avance en este punto, era el elemento más fuerte con que contaba el Consorcio para discutir sus diferencias con Perupetro.
Puntualmente exhibimos a todo el país una secuencia de comunicaciones que revelaba como había sido el pulseo entre el consorcio y la supervisora: el 4 de mayo, la gerente general de Perupetro, Isabel Tafur Marín, se dirige al Consorcio Camisea para señalar que una auditoria internacional ha detectado los cambios de destino no declarados que configura incumplimiento del contrato y concluye comunicando: : “su intención de dar por terminado el contrato al término del plazo de sesenta (60) días… salvo que dentro de este plazo el referido incumplimiento sea subsanado …”. Esta carta no es contestada, pero el día 8 de mayo, el Consorcio remite otra misiva a Tafur Marín sobre el tema del Lote 88, para decirle: “…los licenciatarios del lote 88, estarán en posibilidad de realizar la modificación del Contrato de Licencia Lote 88, sujeto a y después de que todos los actores involucrados negocien y celebren las necesarias modificaciones a los contratos de venta de gas que los vinculan con Perú LNG SRL... y los acuerdos que establezcan el compromiso de dedicación de reservas y provisión de gas natural del lote 57, con Repsol Exploración del Perú, …”.
Después de declarada la “recuperación”, Pluspetrol pasa a hablar de la “posibilidad de realizar modificaciones al contrato” y eso en el contexto de una exigencia a pagar lo evadido, a lo que se suma una larga ruta para que los consorciados se pongan de acuerdo entre sí. Ese mismo día (8 de mayo), el Consorcio se reúne con los directivos de Perupetro y deciden dejar sin efecto la primera comunicación (4 de mayo), y trasladar el caso a un Comité de Conciliación. Ahora, en medio del cambio de ministros que no abarca Energía y Minas, parece que el ministro Merino Tafur ha abandonado su falsa neutralidad y ha echado al presidente de Perupetro, Aurelio Ochoa, que en acto casi de despedida ha recordado su controversia con el Consorcio, y dos días después ha reemplazado a la gerente Isabel Tafur que había ocupado el lugar de Ochoa, por la directora de hidrocarburo del MEM, totalmente dependiente del ministro Tafur y de su viceministro de Energía, Luis Ortigas.
¿Y alguien creerá que estas cosas pasan, porque no va a pasar nada, y se va a cobrar al Conosrcio Camisea lo que debe?
31.07.12
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1 comentario:
Pucha, el comandante parece estar pintado. Es tan solo un figurón. Las transnacionales hacen y deshacen como quieren. Aunque no es extraño. Luego que Castilla del MEF y Velarde del BCR capturaran el Estado en nombre de nuestras clases dominantes, los despojos del poder quedaron para Humala. El comandante administra estos despojos con su esposa, y la prensa llama a esta tarea “cogobierno”. Patético.
Cuando la evasión tributaria es minúscula y no afecta al sistema, como en el caso del Come Pollo, la prensa se rasga las vestiduras y dedica innumerables primeras planas para condenar tal fechoría; pero cuando la evasión la hacen los dueños del país, el silencio es casi absoluto. Aplastar al pequeño es importante, pues así se logra crear la ilusión de una prensa “vigilante” y “fiscalizadora”.
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