La salida de Valdés es una derrota temporal (subrayo
esto) del ala dura del régimen que aprecia que detrás de los conflictos están
los enemigos que quieren tumbar a Humala. También es una pérdida para el
fujimorismo que tenía un referente en la cabeza del gabinete que literalmente
estaba vendiendo las recetas represivas de los 90 como las maravillas para los
males del gobierno de Ollanta. Así que aunque los amigos cajamarquinos no sean
muy dados a reconocer los logros parciales
de las luchas: suspensión de Conga, concesiones del gobierno y otras, nadie
podrá negar que fue la lucha lo que acabó con el premier de los estados de
emergencia.
Ahora tenemos
el “gabinete del diálogo”, que no es mucho, pero revela una intención de
hacer el movimiento inverso que se
propuso en diciembre. Además desde la entrada de los facilitadores
eclesiásticos, los tiempos de Conga han empezado a cambiar y Jiménez Mayor no
parece muiy preocupado de si el “diálogo” se prolonga más de un año. La entrada
de Pedraza al Interior es además una señal de otro trato en el caso de
conflictos y el cambio del adaptativo Caballero y la desaparición de la Oficina
de Gestión de Conflictos (que era una mata de intereses empresariales), van el
mismo sentido. Entonces algo de cambio se va a a percibir, siempre y cuando el
gobierno se ponga en la camisa de los que protestan, como lo que pasa en la
huelga de los maestros antes de verlos por el lado de la filiación ideológica
de sus dirigentes.
El segundo cambio que se viene parece estar
relacionado con el tema de Chile y el fallo de La Haya. El ministro Cateriano
es un hombre que funciona muy ligado a Vargas Llosa y si Humala ha optado por
seguir los consejos del escritor en este delicado punto, es porque mañana
podría optar por otro. Una voluptibilidad esencial parece estar dominando las
decisiones Ollanta, lo que hace pensar que apuesta cada vez a lo que cree que
va a funcionar, para luego retroceder después de un tiempo ante la evidencia de
lo que no funciona.
En economía nadie esperará alguna variación de
orientación aunque llama la atención que el tema de las regalías por la
exportación del gas de Camisea se haya hecho por fin público (nosotros lo
denunciamos hace un mes) y el jefe de Perupetro haya sacado la cara para decir
que lo que está en juego es la cancelación del contrato del lote 56. Me
pregunto si es un amague o se trata de que el gobierno está decidiéndose a
hacerse respetar.
27.07.12
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