Cuando se habla del
caso de Ancash, pareciera que los medios la tuvieran totalmente clara: hay un
malvado en esta historia que de puro corrupto, pareciera que evolucionó a
asesino o jefe de sicarios, y que tiene a diversas personas que lo apoyan o
encubren en sus fechorías, y otras que antes estaban con él y ahora lo
denuncian. Pero el malo todavía sigue de presidente regional, mientras las
autoridades de control, Contralor, Fiscal de la Nación y Poder Judicial,
prometen fiscalizar y sancionar los hechos ilícitos que crecieron por años sin
que ninguno de estos hiciera nada.
Pero hay algunos
asuntos que parecen olvidarse cuando se discute las andanzas de César Álvarez y
sus dos períodos a la cabeza de Ancash. Lo primero, es que el asunto de la
relación entre autoridades municipales-regionales con la delincuencia
organizada, las bandas de construcción civil, tráfico de terrenos y sicariato,
empezó hace bastante tiempo en el Callao, en la era Kouri. En realidad fue una
norma del primer período de Alan García la que ordenó a las empresas
constructoras a asegurar cupos para expresidiarios en las obras, supuestamente
para crearles oportunidades de trabajo.
Ese fue el comienzo.
Las bandas se apropiaron de la norma y empezaron a presionar a los ingenieros
de obra y a las inmobiliarias para imponer sus cupos. No pasó mucho tiempo para
que las pandillas cambiaran de nombre y se convirtieran en sindicatos. Esto
ocurrió sobre todo después que Fujimori modificó a reglamentación para formar
sindicatos, que permitía que con un número de veinte personas se podía hacer
reconocer una organización donde ya existía otra, lo que ha traído
fraccionamiento de los sindicatos y federaciones existentes, en paralelo a la
des-sindicalización impuesta a través de despidos y políticas de terror en las
empresas.
El 1996, Kouri llega
al municipio provincial del Callao y comienza una era de hegemonía de Chim Pum
Callao. Bruscamente las autoridades, primero municipales y más tarde regionales
aparecieron rodeadas de los llamados “chalecos “, delincuentes que se
convertían en personal de seguridad, los mismos que coordinaban con las bandas
y los falsos sindicatos de construcción civil. Muchas historias se pueden
contar sobre los cambios de propiedad en los terrenos agrícolas del primer
puerto, en los que los matones han hecho de las suyas pagados por los
expropietarios anteriores a la reforma agraria, que recuperaban sus antiguas
tierras a palos o a tiros, para después reclasificarlas como áreas urbanas para
su venta.
En estos procesos se
fue armando una cadena de corrupción con participación de fiscales, jueces,
policías, alcaldes y funcionarios de distintos organismos. Y así se fue
consolidando una mafia muy difícil de erradicar. La misma que ahora puede mover
las masas que Alan García ya no consigue convocar, como se vio en el último
mitin del Campo de Marte en el que Kouri le puso la gente, los buses y las
banderas a la antigua fiesta aprista de la “fraternidad”.
El modelo Callao, está
casi íntegramente copiado en Ancash, principalmente en Chimbote, cuyas
semejanzas portuarias son indudables, y en las provincias costeras de Casma y
Huarmey. Y hay otras partes del país donde ya está puesto el germen de la
lumpenización de las instituciones públicas.
Un pasado oscuro
El segundo elemento a
tener en cuenta como generador de la crisis de violencia y corrupción en
Ancash-Chimbote, es el pasado de corrupción en la zona. La bonanza pesquera
hizo de la provincia del Santa un refugio de aventureros que llegaban para
hacer fortuna rápidamente y sin escrúpulos de ningún tipo. La forma como se depredaron varias veces las
más valiosas especies marinas, la contaminación brutal del mar y del aire que
respiran los pobladores, el poder económico y político de las pesqueras,
alimentaron una tendencia a la corrupción en todos los campos de la
administración del Estado.
Fiscales y jueces
coimeros son un mal que existe desde hace mucho tiempo, pero que en la
provincia se hizo patente en el proceso a tres fiscales y la destitución del
presidente de la Corte del Santa por recibir sobornos de varias decenas de
miles de dólares del Banco República en la disputa por una empresa pesquera.
Otras investigaciones periodísticas del autor de esta nota siguieron el paso de
falsificación de poderes en los Registros Públicos del Santa, policías
comprados avalando ocupaciones ilegales de empresas.
Y, como cereza de la
torta, el caso Hayduck, de un embarque de cocaína en uno de los barcos de esta
empresa, la tercera en tamaño entre las asociadas de la Sociedad Nacional de Pesquería,
cuyos propietarios fueron salvados con la intervención de Keiko Fujimori,
Rafael Rey y otros amigos, y el hijo gerente que llegó a juicio fue declarado
inocente después que la sentencia ya estaba lista y se produjo un oportuno
apagón en la sala que obligó a una nueva citación en la que los jueces
modificaron su fallo. Esta historia feliz de cualquier forma confirmaba la
versión chimbotana de que la harina de pescado era la mejor cobertura para la
salida de la droga.
En el ambiente de
corrupción chimbotano, reinaba el APRA por mucho tiempo, dirigiendo los
municipios provinciales de El Santa, Huarmey y Casma, el distrito emergente de
Nuevo Chimbote y cuando el gobierno regional en la gestión 2003-2006, que
empezó ejerciendo el exparlamentario Freddy Ghilardi, que fue defenestrado por
malversación de fondos, peculado y tráfico de influencias, y reemplazado por su
vicepresidente. La victoria de Álvarez el 2006, se cocina en la articulación de
diversos sectores y personajes contra el APRA, bloque que después se
desgranaría en medio de intensas pugnas.
Casi nadie se salva
Ezequiel Nolasco era
el principal dirigente de construcción civil, cuando se asocia con Álvarez y le
proporciona el respaldo de su organización a cuenta del compromiso de que en
las obras del gobierno regional se contrataran a sus afiliados. Así llega a
convertirse en miembro consejero del gobierno regional y en cabeza de las
movilizaciones de este sector cada vez que el fabuloso canon ancashino aparecía
amenazado por diversos proyectos o reclamos. Por ejemplo cuando los trabajadores
mineros exigían que no hubiera un tope a su participación en el reparto de
utilidades de su empresa, cuyo plus era entregado para obras regionales.
Cómo serían las
relaciones entre los compadres Álvarez y Nolasco que después de algunos años de
amistad y mutua colaboración, se empiezan a distanciar y el presidente regional
traslada su preferencia a otros sindicatos que iban empezando a aparecer en
Chimbote disputando los cupos de las obras y realizando extorsiones a las
empresas constructoras. Nolasco se
volvió adversario del que entonces ya era llamado “la bestia”. Pero no era sólo
su caso, sino de varios otros que estuvieron muy cerca del poder y guardaron
mucho tiempo interesado silencio, para después reaparecer en la oposición.
Pero para entonces
Álvarez ya había dominado la región, y especialmente las provincias costeras. Y
era engreído por diversos políticos que lo veían como una fuente de votos y
dinero (García, Castañeda, Humala) y un protegido de los titulares de las
instituciones que debían fiscalizarlo. Y la “bestia” podía haber seguido así,
si la situación no degeneraba a pistoletazos. Entonces empezó la actual campaña
de gran malvado, que debería llevar a preguntarnos por qué tipos como éste pueden lograr tanto poder por
tanto tiempo.
19.05.14
Publicado por
Hildebrandt en sus Trece
4 comentarios:
Un argumento que siempre usó la izquierda peruana contra el resto era su supuesta honestidad: todos eran corruptos, menos los zurdos. Por eso le es nuclear esta tan bien sustentada denuncia contra el presidente regional cajamarquino Gregorio Santos de haber dispuesto que 125 millones de soles del programa PROREGIÓN lleguen a los bolsillos de su amigo y proveedor Wilson Vallejos. Ya hay cinco detenidos y no se sorprendan si Santos pronto acompaña a su homólogo ancashino Álvarez en prisión y al cusqueño Acurio en destitución por corrupción. Ya Patria Roja/MAS ha saltado hasta el techo y más bien trata de victimizar a Santos, a fin de que el elector cajamarquino vea esto como una treta política de la derecha y los mineros y así asegure su reelección (que no me sorprendería que lo logre. Allí, la mayor parte del votante es rural: manipulable, desinformado y al que la corrupción le importa un pito). Pero ese escándalo afecta mucho a la imagen de la izquierda: Susana les dejó como ineptos y Santos les dejaría como corruptos.
Odla
Tiene razón con la última interrogante Don Raúl: ¿Cómo es posible de que gente que llega a ser autoridad se quede décadas, se vuelva millonaria, y luego se vaya como si nada?
Aquí astutamente se quiere crear la imagen de que la izquierda es inepta y corrupta por los casos de Villarán y Santos. Pero esta misma gente después no se hace problemas cuando debe votar entre García (el mafioso más grande del país) o Castañeda. Ahí no hay dilemas, sólo cuando de izquierdistas se trata se les sale lo moralista. A ese país y esa mentalidad hay que destruir.
Si pues, Alvarez creció en Ancash al amparo de los gobiernos de turno, de las autoridades judiciales, de la vista gorda de la contraloria y de las mafias de construcción civil, pero la pregunta es si el nuevo Presidente Regional de Ancash va a combatir las mafias o va a ser otro Alvarez o Kouri.
Parte de estas oscuras maniobras están descritas en el libro "LAP una estafa de tres letras", del mismo autor de esta nota. La delincuencia con patente de corso para "eliminar" la delincuencia. ¿Cuándo se ha visto que un choro se plante?
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