lunes, mayo 05, 2014

El Comercio quiere poner su Fiscal

No veo nada que escoger entre fiscales que archivan todo lo que debería denunciarse y denuncian lo que debería ignorarse, pero no por eso vamos a dejar de soprendernos por el inusitado interés del grupo El Comercio por decidir quién será el próximo Fiscal de la Nación, aun cuando este ya esté elegido.

Un día, Perú 21 le preguntó al fiscal Carlos Ramos Heredia, si era pariente de Nadine y el aludido dijo que no. Poco después el diario menor de los Miró Quesada confirmó que sí había algún parentesco, aunque lejano, y en base a esa información proclamó en primera página: ¿por qué Ramos quiso ocultar esta información?, ¿qué escondía?

Desde entonces, la pregunta que recibía el fiscal Ramos en cada encuentro con la prensa, era para que dijera si renunciaba a sus aspiraciones de ser Fiscal de la Nación, por ser pariente de la primera dama. Claro que el tipo decía que una cosa no tenía que ver con la otra, que era parte de la institución desde hacía mucho tiempo y fiscal supremo antes del inicio del actual gobierno y no tenía ningún recorte en sus derechos.

Pero eso solo sirvió para que aparecieran otros asuntos que antes no habían aparecido. En medio de la batahola sobre el caso Álvarez, el fiscal Ramos fue acusado de no haber investigado a los fiscales del Santa que le servían de comparsa, punto que se removió porque de pronto todos descubrieron el problema de Ancash, al mismo tiempo que se acercaba la elección del nuevo Fiscal de la Nación. Igual fue la asociación con Peláez en la historia de los documentos sobre los Sánchez Paredes que no fueron entregados a la Justicia estadounidense, que apareció con posterioridad a las primeras denuncias. Finalmente se dijo que había estado más allá del plazo en el cargo de la oficina de control, por acuerdo de la Junta. 

En resumen que estaba descalificado por un lado o por el otro. Y por si los que iban a votar no entraban en vereda con la presión de los medios, la cosa se encaminó a sacar una ley para que el fiscal más antiguo fuera directamente el Fiscal de la Nación. Un cambio de reglas con doble nombre propio, tanto para el que se quería atajar (Ramos), como al que se intentaba “elegir” (Sánchez). ¿Por qué tanto alboroto?, ¿qué tan peligroso era Ramos, en un país en el que se puede tener un Tribunal Constitucional que no renueva los cargos vencidos hace varios años, un Defensor del Pueblo interino por casi una década, y decenas de autoridades con cargos de corrupción y conflictos de interés de lo más variado?

Según Fritz Du Bois, director de El Comercio, los fiscales que iban a votar por el nuevo Fiscal de la Nación siguiendo las normas establecidas parecían una “pandilla de barrio” empujando fuera a los que no estaban de acuerdo con Ramos. Y de acuerdo con el editor central de política, del mismo diario, Juan Paredes Castro, la decisión final de resolver cuatro a uno entre los candidatos Ramos y Sánchez, configuraba una “toma por asalto de la fiscalía”. Nada menos. Todos además están convencidos, que si no impidieron la elección podrán de todos modos revertirla. Por eso Fritz escribe en su peculiar castellano que lo que tendremos por delante es un Fiscal de la Nación, “que si logra sobrevivir a un eventual fallo en contra de su elección quedará sin duda a la defensiva sin ninguna capacidad de acción”.

O sea que Ramos aún no está seguro de sobrevivir y si hay algunas instancias que podrían aún funcionar como el gran elector para resolver este caso esas serían el Consejo de la Magistratura o el Congreso. Por supuesto que ambas instituciones están actualmente en la picota. EL CNM porque fue el que nombró a Ramos en enero del 2011, y a las fiscales Ávalos y Mirabal en los primeros meses de este año que han sido votos claves para el cuestionado candidato. El Congreso porque no dio la ley pro-Sánchez y porque no descalificó a Ramos a su debido tiempo. De ahí la idea de última oportunidad de las actuales exigencias.

Una historia que se cuenta mal


En enero del 2011, el CNM nombró por unanimidad a los fiscales supremos Ramos y Chavarry. Nadie objetó la decisión hasta que tres meses después se presentaron las candidaturas de los fiscales Peláez Bardales y Sánchez, para reemplazar a Echaíz, y los dos nuevos votaron por el primero de ellos, lo que se interpretó como un compromiso establecido en el Consejo cuyo presidente era por entonces el hermano de Peláez.

Fuere como fuere, esa mayoría duró muy poco, y en el camino se formó otro bloque entre Echaíz, Sánchez y Chavarry, que pusieron en dificultades a Peláez una y otra vez, en aspectos administrativos y decisiones sobre funcionarios discutidos como el gerente del Ministerio Público. De esta relación tres a dos, data la adelantada candidatura de Chavarry, desde mediados del año pasado, que daba por segura su victoria, que fue celebrada durante su cumpleaños y recibió señales de aprobación de Alfonso Ugarte.

Por otra parte, el CNM estaba entrampado para cubrir la última vacante de fiscal supremo, por que los que tenían las mejores calificaciones eran a su vez dos personajes siniestros. El Consejo nunca logró acuerdo sobre Hinostroza y Castañeda, por la cantidad de cuestionamientos en su contra, y se enfrentó al TC, que quizo forzar el nombramiento pasando por encima de sus fueros.

Así llegamos a enero de 2014, cuando el CNM, ya sin el otro Peláez, toma una decisión sorpresiva y nombra a la doctora Ávalos nueva vocal suprema. Con este nuevo voto la Junta de Fiscales pasó a decidir el representante que le correspondía en el Jurado de Elecciones, que equivalía en esas condiciones a un destierro antes de la elección principal. El bloque de Echaíz votó por Ramos, y el de Peláez por Echaíz. Es decir cada grupo quería quitarle un voto al otro, mándandolo al exilio. Empatada la primera votación, Echaíz perdió los papeles y fue ella la que retiró su voto por Ramos, logrando su propia designación que la llevó finalmente a la renuncia.

En febrero, el CNM nombró a Mirabal para la nueva vacante, y Chavarry terminó a regañadientes en el JNE. Esto fue lo que pasó y si se puede decir algo es que el comportamiento pandillero estaba en los dos lados. Como que el Congreso practica la repartija, el TC amarra con grupos de interés, o en el CNM pelean distintas fracciones. Una crisis institucional terrible en la que el caso Ramos es apenas un botón.

Lo que está en juego


Dicen que en estos días el presidente, la junta de fiscales, los miembros del Consejo de la Magistratura y otros están pendientes de lo que dirá El Comercio. El caso Ramos tiene loco a  medio mundo. Y todos saben que la gran familia no va a parar hasta que consiga demostrar que la prensa concentrada puede imponer al Fiscal de la Nación y hacer retroceder a otras instituciones. La ganancia es alta: sacar al “primo de Nadine”, para que Humala vuelva a ser humillado; poner un Fiscal que les deba el cargo; iniciar la operación política para lograr el control del Estado, convencer a todos quién manda en el Perú. Y nada que pruebe que Sánchez puede ser mejor que Ramos.  

05.05.14
Publicado en Hildebrandt en sus Trece


1 comentario:

Anónimo dijo...

Nada de "anónimo", soy Ambrosio.

¿"El Comercio quiere poner su Fiscal"? Quizá. En todo caso El Comercio tiene derecho a su opinión.

¿La Primera quiso poner su presidente? Pues sí. Y lo logró con Humala.

La paja en el ojo ajeno. Siempre. No tienes remedio, Raúl.

Ambrosio