Parece que el premier Valdés siempre podrá sorprendernos. Ayer dijo en clara alusión al presidente Humala que prometió cumplir sus promesas antes de partir a Europa, que espera, y cree además que todos los peruanos debemos esperar, es que “nuestro presidente ya elegido ya debe olvidarse de sus ofertas electorales, de cumplir sus promesas, pero debe gobernar para el 100% de los peruanos”.
La contradicción es transparente. Mientras Humala quiere convencernos que los caminos tortuosos y las alianzas increíbles que ha ido haciendo no lo van a apartar de lo que ofreció, lo que ha provocado una discusión específica sobre como va quedando la credibilidad presidencial; el ministro Valdés ha ido directamente al punto recomendándole a Ollanta “olvidarse de cumplir con las promesas”, para poder gobernar para el 100% de los peruanos.
La sutileza, ciertamente, no es el fuerte del tacneño. Pero la ventaja de la brutalidad es que acaba con los falsos debates sobre “Hoja de Ruta”, segunda vuelta y otros, que todavía se pueden leer en editoriales y rebuscados análisis políticos. La cosa es simple. Se hace campaña para convencer a fracciones de la sociedad que tienen determinadas demandas y se les promete resolverlas, pero “ya elegido”, ya no se gobierna para esos sectores sino para el 100% de los peruanos, que incluye a los fujimoristas, apristas y a la CONFIEP que hicieron la guerra contra la candidatura.
¿Y cómo vas a gobernar para las comunidades que tienen problemas con la minería en Cajamarca y Espinar, si tienes que considerar los intereses de los “peruanos” de Newmont dueño de Yanacocha o de la suiza Xstrata, propietaria de Tintaya? Clarísimo. El 100% de los peruanos es casi equivalente al 48% que votó contra Humala, que es donde están los grupos de poder del país, la reacción más concentrada y los enemigos de los electores de Humala, fuera de mucha gente despistada.
El 100% de Valdés significa olvídate de los que votaron por ti, desde los más duros de primera vuelta, hasta los antifujimoristas que acompañaron la segunda. Entonces se puede concluir que por un lado está Ollanta que insiste en que no ha olvidado sus promesas, aunque ya es difícil saber a que se refiere: si a los bonitos spots que le hizo Luis Favre sobre programas sociales, si a los compromisos que asumió ante los pueblos en sus mítines de campaña o a la idea más amplia de la Gran Transformación que significaba apuntar hacia un destino diferente para los peruanos y peruanas; y por el otro, Valdés que se reafirma en el pragmatismo que consiste en administrar el Estado que le dejaron sus predecesores, para que las obligaciones que prevalezcan sean las que fijaron Fujimori, Toledo y Alan García.
Fiel al pensamiento Keiko, este mal citador de lo que no ha leído, seguramente está pensando en la frase: “el candidato Ollanta es el principal enemigo del presidente Ollanta”, por eso quiere matar rápido al primero y ahorrarse explicaciones sobre las volteretas producidas. A mí me preguntaron precisamente sobre esta fórmula para una entrevista para televisión, que me parece que no se trasmitió (no es la primera vez que me pasa eso), y contesté que yo creía al revés: que el presidente Ollanta sería la decepción del candidato Ollanta… Es decir que Ollanta nunca hubiera sido presidente, si no existía un candidato del mismo nombre, del cual quieren ahora que se olvide.
12.06.12
www.rwiener.blogspot.com
1 comentario:
entiendo realmente lo que pasa con el tema electoral en Perú. acá en Argentina es un poco similar esa cuestión. solo espero que el Cyber Monday deals tenga realmente descuentos así puedo descansar un poco de todas estas cuestiones políticas que me angustian realmente por la situación que esta pasando mi país
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